Ruta por Rumanía de 12 días

En nuestra ruta por Rumanía conocimos el norte del país, con sus zonas tranquilas y rurales, su capital en el sur y, entre ellas, la región de Transilvania, su área más famosa, donde, en el S. XV, nació Vlad Tepes, que, debido a Bram Stoker, es más conocido como Drácula. ¿Nos acompañas?

Collage de 8 fotos sobre ruta por Rumanía

En mayo de 2024 hicimos una ruta por Rumanía de doce días en coche

Así, visitamos las iglesias de madera de Maramures y los monasterios pintados de Bucovina, conocimos alguno de los monasterios de Targu Neamt y recorrimos Transilvania parando en sus coloridas ciudades, sus majestuosos castillos y sus iglesias fortificadasAdemás, visitamos la ciudadela de Alba Iulia y Targoviste, y también pasamos un día en Bucarest.

Como ves, fuimos desde el norte del país, lleno de zonas rurales y tranquilas, al sur, viendo cómo el turismo iba en aumento y las ciudades ganando en encanto y en referencias a Drácula.

En este post vamos a contarte nuestra ruta por Rumania, así como los cambios que haríamos en ella, pero antes de comenzar…

En nuestro blog encontrarás más información sobre Rumanía, que, esperamos, te sea de ayuda

Consejos para organizar una ruta por Rumanía

Si vas pocos días, te recomendamos centrarte en Transilvania, la zona que guarda la mayoría de los lugares de interés del país. 

– La carretera Transfagarasan sólo puede recorrerse de manera completa de finales de junio a finales de octubre, aunque esto pueda verse modificado a causa de la climatología. Sin embargo, hay un teleférico, que, en caso de encontrártela cerrada, te permite llegar hasta el lago Balea.

Te recomendamos incluir en tu ruta por Rumanía Maramures y Bucovina, donde, además de visitar increíbles iglesias y monasterios, conocerás un país más tradicional.

– Si te somos sinceros, Bucarest no nos gustó demasiado. Por eso, aunque nos pareció interesante conocer la capital del país, si no tienes mucho tiempo, en nuestra opinión puedes prescindir de ella.

Nuestra ruta por Rumanía de doce días

Aunque hablamos de una ruta por Rumanía de 12 días, en realidad fueron 13. Sin embargo, el primero llegamos tan tarde que no nos dio tiempo a hacer nada.

Este es el resumen de nuestras visitas día a día:

a 1: Llegada a Cluj Napoca

Día 2: Viaje a Maramures: iglesias de madera

Día 3: Sapanta, iglesias de madera y viaje a Bucovina

Día 4: Bucovina: monasterios pintados y viaje a Targu Neamt

Día 5: Targu Neamt y monasterios. Viaje a Transilvania. Llegada a Sighisoara

Día 6: Medias, Sighisoara e iglesias fortificadas

Día 7: Iglesias fortificadas, Rupea, castillo de Bran y Brasov

Día 8: Iglesias fortificadas y Brasov

Día 9: Castillo Cantacuzino, Sinaia, monasterio de Snagov y llegada a Bucarest

Día 10: Bucarest

Día 11: Targoviste, Curtea de Argés, Castillo de Poenari, Llegada a Sibiu

Día 12: Sibiu, Sibiel, Hunedoara, Alba Iulia y llegada a Cluj Napoca

Día 13: Cluj Napoca y regreso a casa.

Ahora vamos a resumirte lo que hicimos cada día de nuestra ruta por Rumanía, para que te hagas una idea del tiempo que necesitas o de lo interesante que es cada visita. Sin embargo, en nuestro blog encontrarás más información de cada destino.

Día 1: Llegada a Cluj Napoca

Aterrizamos en el aeropuerto de Cluj Napoca sobre las 22:30. Al ser tan tarde, decidimos ir en taxi hasta el hotel, que estaba a unos 9 km del aeropuerto. Como no había casi tráfico, llegamos en unos 10 minutos y pagamos 60 RON.

El hotel fue el Pensiunea Junior, que tiene habitaciones muy amplias y es muy práctico gracias a su proximidad al aeropuerto y a la estación de tren, que está justo al lado.

Por cierto, en este viaje reservamos nuestros alojamientos a través de Booking.

Día 2 de nuestra ruta por Rumanía: Viaje a Maramures: iglesias de madera, monasterio de Barsana y Breb

Comenzamos nuestro primer día de ruta por Rumanía volviendo al aeropuerto, pues allí nos estaba esperando el coche de alquiler que habíamos reservado a través de Rentalcars.

Para ahorrar tiempo fuimos en taxi, que nos costó 42 RON. 

Llegamos antes de las 9:00 y la oficina de Álamo ya estaba abierta. Todo fue rapidísimo y, tras comprar dos cafés y algo de bollería por 44 RON, nos pusimos en marcha.

Nuestro destino era Maramures y sus iglesias de madera. Como la más cercana era la de Rogoz, allá que nos fuimos.

Iglesia de los Santos Arcángeles de Rogoz

Llegamos en unas 2 horas a Rogoz, que estaba a unos 100 km y, aunque no había aparcamiento propiamente dicho, dejamos el coche en la calle junto a la bonita puerta de entrada de la iglesia. 

En general, las iglesias de masera de Maramures suelen estar cerradas y en la puerta hay un cartel con un número de teléfono al que tienes que llamar para que te la abran. Por supuesto, siempre que lo hagas dentro del horario. Y no te preocupes, no necesitas saber rumano, ya que con decir biserica, church o visit, es suficiente para que alguien venga.

Nosotros, en el tiempo de espera, aprovechábamos para rodear las iglesias y pasear por sus cementerios, donde nos llamaban la atención sus cruces y el hecho de que en algunas lápidas ya estuviera puesto el nombre de la persona que iba a ser enterrada allí, aunque todavía no hubiese muerto.

En este caso, el encargado vino enseguida y fue muy amable. Así, nos dio un folleto informativo y nos dijo que la visita era gratuita, pero que podíamos dejar un donativo.

La iglesia de Rogoz nos encantó, ya que al ser más pequeña y oscura que las demás, tiene un ambiente diferente. Además, al ser la primera que vimos, nos impactó mucho ver todo su interior cubierto por pinturas.

Iglesia de los Santos Arcángeles en Plopis

La siguiente parada fue la iglesia de Plopis, que estaba a unos 40 km, aunque tardamos más en llegar de lo que decía Google, ya que, en general, acabábamos conduciendo por caminos que no estaban en tan buen estado.

Aquí, la encargada estaba en la oficina junto a la iglesia, por lo que no tuvimos que llamar para entrar. Además, la entrada era un donativo, pero ya nos especificó la señora que este tenía que ser de 5 RON por persona. También nos llevó a su oficina, donde nos enseñó sus pulseras hechas a mano, por si caía alguna venta.

Por su parte, la iglesia de Plopis era muy alta y su interior había sido restaurado recientemente, por lo que lucía como nuevo.

Iglesia de los Santos Apóstoles de Surdesti

Tras Plopis, nos dirigimos a la iglesia de Surdesti, que estaba a sólo 7 km y cuyo bonito interior estaba decorado con pañuelos de colores. Esta fue una de las iglesias que más nos gustaron.

En este caso, la mujer que nos abrió ya estaba en la oficina, por lo que todo fue muy rápido. Su precio fue de 7 RON.

San Nicolás de Budesti

La siguiente parada fue la de Budesti, que se encuentra en el centro de la localidad, por lo que vimos como los niños salían de la escuela que estaba frente a ella. 

Tras llamar por teléfono y esperar unos 5 minutos, vimos su interior y subimos al piso superior, que era el que ocupaban los jóvenes. Sin embargo, su techo no estaba pintado y, quizá por eso, no nos llamó tanto la atención como las anteriores. 

Iglesia de Santa Parascheva en Desesti

Antes de comer, visitamos la iglesia de Desesti, que encontramos abierta y sin nadie que cobrara. Su interior era precioso y sus pinturas tenían una gran calidad, por lo te recomendamos visitarla.

Y tras tantas iglesias de madera, nos fuimos al restaurante Pintea, que estaba muy cerca de la última visita y fue un gran acierto. Aquí, además de un comedor decorado con elementos tradicionales, había terraza con columpios y camas elásticas, vamos, que es perfecto si viajas con niños. 

Asimismo, la comida estuvo rica. Pedimos sopa de tripas, que sin estar mala no nos gustó demasiado, sopa de alubias y zacusca, una especie de pisto para untar en pan que nos encantó. Pagamos 75 RON.

Monasterio de Barsana

De aquí fuimos al monasterio de Barsana, que estaba a unos 30 km y donde vimos por primera vez la religiosidad de los rumanos, que son en su mayoría ortodoxos. De este modo, coincidimos con varias personas rezando y con un grupo de jóvenes cantando dentro de la iglesia. 

Además, visitamos su pequeño museo, que cuesta 5 RON y muestra iconos antiguos y objetos tradicionales de la región.

Nosotros estuvimos prácticamente solos, pero por el tamaño del aparcamiento, debe ser un sitio bastante venerado.

Al salir nos dirigimos a nuestro alojamiento en Ocna Sugatag, pensiunea Magnolia, que era una casa particular con habitaciones sencillas y derecho a cocina. Su dueño era muy simpático y, sin hablar muy bien inglés, logró invitarnos a palinka, un aguardiente típico. En este caso tuvimos que pagar en metálico.

Breb

Tras dejar las maletas fuimos a Breb, un pueblo rural típico de Maramures, con sus montañitas de paja, sus cruces, sus puertas de madera, sus casas típicas, gallinas libres por las calles y una iglesia de madera que nos abrieron al llegar, ya que el encargado estaba cortando la hierba.

De hecho, Breb es perfecto para quedarse a dormir en Maramures, ya que tiene numerosas pensiones y es un lugar donde puedes ver lo verde que es esta región y su modo de vida tradicional. 

Nosotros terminamos nuestro primer día de ruta por Rumanía cenando en Breb 148-Local Food & Garden, un local al aire libre decorado con luces y que utilizaba sólo productos locales. Comimos genial y pagamos 159 RON por tres platos, dos cervezas y un zumo de manzana que estaba riquísimo. 

Día 3: Sapanta e iglesias de madera. Viaje a Bucovina, Ciocanesti y monasterio de Moldovita

Tras un café en el alojamiento, pusimos rumbo a Sapanta, que estaba a unos 37 km y era nuestra primera parada en este nuevo día de ruta por Rumanía.

En el camino cruzamos Sighetu Marmatiei, una de las localidades más grandes de Maramures. Y digo cruzamos, porque la carretera pasaba por su centro, por lo que pudimos ver a la gente comprando en el mercado o sentada en alguna terraza. 

En esta ciudad hay un Memorial a las Víctimas del Comunismo y la Resistencia, pero nosotros decidimos no visitarlo. Aparte, las localidades de Maramures no tienen un gran encanto. A ver, sus alrededores son preciosos, pero el centro no tiene mucho interés.

Sapanta

Al llegar a Sapanta, dejamos el coche en un aparcamiento cerca del cementerio alegre que costaba 5 RON.

La localidad estaba muy animada, seguramente por ser el día de la Independencia Nacional, y vimos a bastante gente yendo a misa con trajes tradicionales. 

El cementerio alegre

Sapanta se ha hecho famosa por su cementerio, donde destacan las tumbas con cruces azules decoradas con pinturas sobre la vida del fallecido, sus aficiones o sobre la causa de su muerte. Para entrar en él, pagamos 10 RON y como había una celebración, hicimos la visita con el sonido de la misa de fondo y vimos el interior de la iglesia sólo desde fuera. 

Monasterio de Sapanta-Peri

De allí fuimos al monasterio de Sapanta-Peri, que está a unos 2 km del cementerio. 

Como había misa, las puertas de la iglesia estaban cerradas, pero no nos importó, pues su interior no es lo más destacado del lugar. Y es que el monasterio es muy bonito, con edificios de madera y una iglesia con una torre muy estilizada. Además, está rodeado de árboles, lo que ayuda a crear una bonita atmosfera.

Aparte la misa se oía por todas partes, gracias a varios altavoces, y había gente con ropas tradicionales participando desde fuera.

Iglesia de la Presentación de la Virgen en el Templo en Barsana

Y dejamos Sapanta para visitar esta iglesia de madera que está en una colinilla.

La encontramos abierta y la mujer que recogía el dinero nos contó su historia, explicándonos que la iglesia había sido movida pieza a pieza en dos ocasiones. 

En nuestro plan estaba pasar por la iglesia de Santa Parascheva en Poienile Izei y por la de la Natividad de la Virgen en Ieud. Sin embargo, ambas hacían pausa al mediodía y visitar las dos retrasaría mucho nuestra llegada a Bucovina, por lo que decidimos saltarnos la de Poienile Izei e ir directamente a Ieud.

Iglesia de la Natividad en Ieud

Al llegar a Ieud, la iglesia estaba cerrada y no nos respondieron al teléfono, por lo que supusimos que el Día de la Independencia Nacional se consideraba festivo religioso y la iglesia no abriría hasta las 14:00.

Puedes encontrar más información sobre estos templos en visita a las iglesias de madera de Maramures.

Así, decidimos comer y volver más tarde, pero el único sitio que nos indicaba Google maps como restaurante resultó ser un bar donde la gente pareció bastante sorprendida de ver turistas y donde nos dijeron que allí no había comida. Intentamos preguntar por otro lugar, pero no conseguimos entendernos, por lo que nos fuimos sin ver el interior de la iglesia, cuya entrada costaba 5 RON.

De este modo, iniciamos nuestro camino hacia Bucovina, pasando por numerosas iglesias de madera y monasterios, y coincidiendo con un funeral que nos dejó muy sorprendidos. Y es que el féretro iba en una furgoneta cubierto por numerosas coronas de flores y delante de él había una pequeña procesión de gente con estandartes.

Intentamos comer en Borsa, en Pupasul lu Voda, un lugar muy grande con jardines, columpios y buenas reseñas, pero no había sitio, por lo que acabamos en pizzeria 2 Pauni, que, no sólo tenía pizzas, sino también platos tradicionales y donde pagamos 73 RON por dos platos principales, cafés y bebidas.

Paso Prislop

Borsa está muy cerca del paso Prislop, que está rodeado por los Cárpatos, por lo que enseguida el paisaje se puso muy interesante y acabamos parando en un par de miradores junto a la carretera. 

Y al llegar a lo más alto del paso, apareció el monasterio Prislop, rodeado de montañas nevadas y con un aparcamiento justo al lado. Por supuesto, no dudamos en parar y entrar a verlo. Como en la mayoría de los monasterios, no estaba permitido sacar fotos en su interior.

Ciocanesti

Y tras esta visita llegamos a Ciocanesti, un pueblo que destaca por sus casas decoradas con cenefas y donde está el museo de los huevos, no los de comer, sino los típicos huevos pintados que vas a ver en todas las tiendas de recuerdos del país. 

Así, el pueblo es pequeño y está atravesado por la carretera, lo que le resta algo de encanto. Sin embargo, creemos que merece la pena parar y pasear un rato por él, pues el entorno es muy bonito y sus casas son muy curiosas. Eso sí, sobre el museo del huevo no podemos opinar, ya que nos lo encontramos cerrado.

Por cierto, Ciocanesti pertenece ya a la histórica región de Bucovina, donde están los famosos monasterios pintados.

Monasterio de Moldovita

De hecho, nuestra última parada del día fue el monasterio de Moldovita, que costaba 10 RON. Sin embargo, no había nadie y lo visitamos de manera gratuita. 

El monasterio está rodeado por una muralla, en cuyo centro está la iglesia y a su alrededor hay varios edificios. Además, hay un pozo de donde puedes sacar agua y bebértela, ya que hay un vaso disponible para ello.

Nosotros estuvimos un rato admirando las pinturas de sus paredes exteriores, que están bien conservadas, y, al entrar, ya no sabíamos ni dónde mirar, pues todo estaba cubierto por escenas religiosas.

De aquí nos dirigimos a Voronet, donde nos quedábamos esa noche en la Casa Verde, un hotel con bonitas habitaciones a dos pasos del monasterio.

Para acabar este día de nuestra ruta por Rumanía cenamos en Bukowien, un restaurante muy recomendable, donde pagamos 136 RON por dos platos principales, bebidas y un rico papanasi.

Día 4 de nuestra ruta por Rumanía: Monasterios de Bucovina y la ciudad de Suceava

Monasterio de Voronet

Nuestro tercer día de ruta por Rumanía comenzó visitando el monasterio de Voronet, que costaba 10 RON. 

Al dormir tan cerca, cuando llegamos todavía no había nadie, sólo tres monjas rezando. Así, aprovechamos para observar sus pinturas exteriores e interiores con tranquilidad.

Tras la visita, fuimos a desayunar al Bukowien y por 55 RON comimos un buen plato de huevos con panceta y un croissant relleno de chocolate que estaba buenísimo.

Como Voronet es un lugar muy turístico, ya que aquí está uno de los monasterios más conocidos de Bucovina, hay muchas tiendas de recuerdos y puestos de comida rápida. Además, hay numerosas tiendas para fotografiarte con ropas tradicionales rumanas. Así, no dudamos en hacerlo y, al llegar, nos sorprendió que ya había bastantes familias rumanas delante nuestro. Fue muy divertido, sobre todo para la pequeña.

Cuando nos fuimos de Voronet, a eso de las 10:00, ya había más gente por la calle y vimos como llegaba un autobús turístico.

Monasterio de Humor

Nuestra siguiente parada fue el monasterio de Humor, que también nos gustó mucho. 

Aquí pagamos 3 RON por aparcar y 10 por entrar y, como había columpios junto al parking, nuestra visita se alargó un poco más. Por otro lado, los precios de los puestecitos nos parecieron algo más baratos que los de Voronet.

De Humor intentamos ir a Sucevita siguiendo las indicaciones de Google, pero acabamos en un camino por el que preferimos no conducir y nos dimos la vuelta. Al menos, los paisajes fueron bonitos, ya que Bucovina es una región verde, con colinas y campos con numerosas cruces y, al pasar junto a las casas, puedes ver como se vive y se trabaja.

Monasterio de Arbore

Al final, llegamos a Sucevita pasando primero por el monasterio de Arbore, al cual no pudimos entrar porque estaba en proceso de restauración. Aun así, pudimos ver su exterior, que conserva bonitas pinturas en uno de sus lados.

En Arbore estuvimos completamente solos y no creemos que se acerque mucha gente hasta aquí, ya que no había aparcamiento, ni tiendecitas, ni había que comprar entrada, es decir, que es perfecto si en tu viaje te estás encontrando con muchos turistas.

Monasterio de Sucevita

Y llegamos al monasterio que más nos gustó de todos, el de Sucevita, cuya fortificación es la más impresionante.

Para más información sobre estas visitas, entra en monasterios pintados de Bucovina.

En este caso, pagamos 3 RON por aparcar y 10 por entrar al monasterio, donde hay un pequeño museo.

Además, comimos aquí, en un puesto de comida rápida que había junto al amplio aparcamiento. Así, pedimos dos placintas y de postre Kürtoskalac, pagamos 20 RON. Si no sabes de qué hablamos, lee qué comer en Rumanía.

También había un par de tiendas y, en una de ellas, aprovechamos para comprar dos cafés de maquina.

De Sucevita pusimos rumbo a Suceava, que es una ciudad de tamaño considerable. Sin embargo, antes hicimos dos paradas, una en la pequeña iglesia de Patrauti y otra en el monasterio de Dragomirna.

Iglesia de Patrauti y monasterio de Dragomirna

La pequeña iglesia de Patrauti tiene mucho encanto, a pesar de que casi no conserva frescos en su exterior. Aquí coincidimos con una monja que estaba cortando la hierba y la visita fue gratuita.

Por su parte, el monasterio de Dragomirna no está pintado en su exterior, pero destaca por su esbeltez y su bonita arquitectura. Aunque nos dijeron que podíamos entrar en la iglesia de manera gratuita, decidimos pagar 10 RON y visitar su pequeño museo, que no creemos que merezca la pena. 

Por cierto, si vas a Dragomirna desde la iglesia de Patrauti, no hagas caso a Google y no sigas el camino más corto, ya que no es el mejor para ir en coche. Así, lo que debes hacer es elegir el más largo en dirección a Suceava.

Suceava

Al llegar a Suceava, decidimos no visitar ninguna de sus iglesias, ya habíamos visto muchas durante el día. Además, el monasterio de San Juan el Nuevo estaba en restauración. Así, dejamos el coche en un aparcamiento en el centro, que no tuvimos que pagar, y salimos a dar una vuelta. 

Era sábado y había un festival, por lo que había mucho ambiente. Tras pasar un rato en unos columpios, subimos a la ciudadela. El camino era empinado, pero no muy largo. Al llegar, disfrutamos de unas bonitas vistas de la ciudad, pero decidimos no entrar en la fortaleza, ya que se estaba haciendo tarde y sus reseñas no nos convencieron.

Si no te apetece subir andando, que sepas que hay un aparcamiento junto a la ciudadela.

Y pusimos rumbo hacia Targu Neamt, que estaba a unos 60 km y donde dormimos esa noche en la pensiunea Belvedere, un pequeño hotel con pocas habitaciones que también tenía restaurante.

Cenando en el hotel, hablamos con una pareja de rumanos muy simpáticos, que acabaron invitándonos al famoso postre rumano papanasi.

Día 5: Targu Neamt, monasterio de Agapia, garganta de Bicaz, Lago Rojo, Darjiu y Sighisoara

Este día de nuestra ruta por Rumanía comenzó subiendo una cuesta muy empinada, pero corta, que llevaba a la ciudadela de Targu Neamt, cuya entrada costaba 24 RON.

Sin embargo, a no ser que quieras entrar en ella, no creemos que merezca la pena el esfuerzo, pues no hay vistas de los alrededores, ni tampoco una visión general de la ciudadela. 

En la cuesta, en una de las curvas, había varios puestecitos y, al bajar, vimos ya gente subiendo y más puestos, algunos de comida rápida, por lo que debe ser una visita popular para el turismo nacional.

Monasterios alrededor de Targu Neamt

Esa mañana queríamos conocer alguno de los monasterios de los alrededores, que no están pintados por fuera, pero que son bonitos y poco visitados. Además, son gratuitos.

Poco antes de llegar al monasterio de Neamt, vimos una iglesia que estaba totalmente pintada en su parte exterior. Estaba claro que era moderna, pero llamaba mucho la atención. Y es que conduciendo vas a ver numerosos monasterios e iglesias que van a hacer que hagas alguna parada intermedia.

Monasterio de Neamt

Este monasterio nos gustó mucho. Por supuesto, no era tan llamativo como los de Bucovina, pero tenía un aire mucho más familiar. Además, su interior estaba cubierto de pinturas, aunque parecía que hacía mucho que no lo limpiaban, ya que estaban bastante oscuras, al contrario que los que habíamos visto el día anterior de nuestra ruta por Rumanía.

Asimismo, había misa y la gente no sólo estaba dentro de la iglesia, sino también fuera.

Monasterio de Agapia

Después visitamos el de Agapia, que estaba encalado y, por lo tanto, dominaba el color blanco, haciendo que las flores que decoraban los balcones resaltasen mucho más. 

El lugar era muy tranquilo y su interior nos recordó a las iglesias católicas a las que estamos acostumbrados, con grandes columnas y unas pinturas en un estilo más moderno.

Y aunque teníamos apuntados un par de monasterios más, como el de Varatec, decidimos poner rumbo ya hacia Transilvania para llegar antes a Sighisoara.

Garganta de Bicaz y Lago Rojo 

De camino, pasamos por la garganta de Bicaz, que es impresionante. Además, nos llamó la atención la cantidad de puestos que había junto a la carretera y cómo la gente dejaba el coche y salía a pasear por los inexistentes arcenes mientras pasaban los coches.

Si pasas por aquí, vas a tener varias oportunidades para aparcar. Sin embargo, el lugar más bonito es donde hay puestos de recuerdos a ambos lados de la carretera. Eso sí, encontramos muchas de las plazas ocupadas, por lo que no sabemos cómo será en temporada alta.

Enseguida llegamos al Lago Rojo, que, como era domingo y hacía bueno, estaba lleno de rumanos disfrutando del fin de semana. Así, había gente remando en barcas de alquiler y paseando a la orilla del lago. También había puestos de comida rápida y un par de atracciones para los más pequeños.

Nosotros dejamos el coche por 15 RON en uno de los aparcamientos que había, que era bastante grande y estaba lleno, y nos fuimos a comer al restaurante Panorama, donde encontramos una mesa en su terraza con vistas al lago. El servicio fue rápido y la comida estaba buena, especialmente el muslo de pollo, pero la hamburguesa estaba un poco seca. Al final, por tres platos, más bebida y café, pagamos 164 RON.

Tras la comida, compramos unos gogosi y subimos al mirador que hay junto al lago. El camino era corto, pero estaba algo resbaladizo. 

Iglesia fortificada de Darjiu

Tras unos 100 km, en los que empezamos a ver pueblos distintos a los de Maramures y Bucovina, con casitas de colores y con más encanto, llegamos a la iglesia fortificada de Darjiu, que está en un pueblo sin mucho interés.

La iglesia estaba cerrada, por lo que llamamos al número de teléfono que había en la puerta, pero no nos contestaron. De este modo, rodeamos la iglesia y, cuando nos íbamos, llegó la mujer que tenía las llaves.

Por 10 RON por persona recorrimos todo el complejo. Así, entramos en la iglesia, que tenía frescos y era muy bonita, subimos a la torre y descubrimos las habitaciones que la rodeaban. El único problema que le vimos, es que el acceso a las salas y a la torre puede ser algo complicado, pues son escaleras estrechas de peldaños irregulares. De hecho, fue una de las iglesias fortificadas con peores accesos, lo que, por otro lado, le daba un toque interesante.

Por cierto, las visitas a las iglesias de madera y a los monasterios pintados son bastante rápidas, pero las iglesias fortificadas llevan algo más de tiempo, ya que hay muchos rincones por descubrir.

Sighisoara

En Sighisoara nos quedamos dos noches en Venesis House, una casa privada muy cerca del centro, con cocina y habitaciones sencillas. Tuvimos que pagar en metálico.

El coche lo aparcamos de manera gratuita en el porche de la casa y, al día siguiente, en los alrededores.

Tras esto, nos fuimos a dar una vuelta y cenar. Al final, acabamos viendo gran parte de la ciudadela, ya que es bastante pequeña. Así, recorrimos sus calles empedradas con bonitas casas de colores, vimos varias de las torres de su muralla, llegamos a su plaza principal, donde había terrazas para sentarse, y pasamos frente a la casa de Vlad Tepes, donde vimos numerosas referencias a Drácula.

Acabamos cenando en el Ferdinand, un italiano con una pequeña esquina para niños. Pagamos por una ensalada, una pizza, una cerveza, un vaso de vino y agua 115 RON.

Si quieres saber más sobre esta ciudad medieval, entra en qué ver en Sighisoara.

Día 6 de nuestra ruta por Rumanía: Medias, iglesias fortificadas y Sighisoara

Medias

Nuestro quinto día de ruta por Rumanía comenzó en Medias, una pequeña ciudad medieval que está entre Sighisoara y la iglesia fortificada de Valea Viilor. 

Antes de conocerla, nos tomamos un café en el bar Mediensis, que tiene una pequeña biblioteca junto a la muralla de la ciudad. Dos cafés y una botella de agua nos costaron 20,50 RON. Además, el coche lo dejamos muy cerca por 2,38 RON.

Caminando, llegamos a su iglesia fortificada, que, al ser lunes, estaba cerrada. Sin embargo, vimos a los niños de un colegio jugando durante el recreo junto a sus paredes.

Te contamos mucho más sobre esta ciudad en qué ver en Medias.

Iglesia fortificada de Valea Viilor

Tras Medias, visitamos la iglesia fortificada de Valea Viilor, en donde tuvimos que llamar para que nos abrieran. La entrada nos costó 10 RON y fue una de las que menos nos gustó, aunque las vistas desde su torre eran bonitas.

De camino a nuestra siguiente visita, vimos por primera vez un par de casas construidas por los romaníes, que parecían más pequeños palacios gracias a sus llamativos tejados. Unos días más tarde, en Hunedoara, veríamos una urbanización entera con este tipo de arquitectura.

Iglesia fortificada de Biertan

Y llegamos a Biertan, donde visitamos una de las iglesias fortificadas más conocidas. De hecho, coincidimos con algún que otro turista y no tuvimos que llamar, pues ya estaba abierta. Costaba 15 RON por persona.

Sin embargo, aunque su exterior es impresionante, con varios anillos de muralla y una gran iglesia, la visita se nos quedó un poco corta, ya que casi no se podía entrar en ninguna estancia, ni subir a ninguna de sus torres.

Como era hora de comer, fuimos al restaurante medieval Unglerus, que está a los pies de la iglesia. Estábamos solos y nos sirvieron enseguida. La comida estaba buena y pagamos 193 RON por tres platos, más vaso de vino, cerveza y agua.

Y tras rodear la iglesia fortificada, volvimos a Sighisoara.

Por cierto, en Transilvania hay mucha iglesias fortificadas y en la carretera verás numerosos carteles que te dirigen hacia ellas, como a la de Copsa Mare, que está a 4 km de Biertan. Cuántas incluir en tu ruta por Rumanía, dependerá de tu interés. Nosotros te hablamos de ellas en visitar las iglesias fortificadas.

Sighisoara

Tras un café en nuestro alojamiento, salimos a conocer lo que nos faltaba de la ciudad. Así, subimos las escaleras de los estudiantes para llegar a la iglesia de la colina, que estaba cerrada por ser lunes. 

También nos acercamos al mirador junto a la basílica del monasterio, que estaba cerrada, y, como la torre de los Herreros estaba abierta, pagamos los 15 RON por entrar. Sin embargo, nos pareció que no merecía la pena, ya que se trataba básicamente de un vídeo sobre Sighisoara y las buenas acciones de Vlad Tepes.

Después, bajamos hasta la basílica de la Santísima Trinidad, que estaba cerraday, tras un rato en unos columpios que había junto a ella, volvimos disfrutando de la bonita perspectiva de Sighisoara desde el puente de la calle Gheorghe Lazar.

Comenzamos a buscar una terraza para sentarnos y, aunque vimos un par muy chulas para tomarse un café, nos apetecía una cerveza, por lo que acabamos en el restaurante Vlad Dracul. Su decoración estaba bien, pero no subimos a las habitaciones superiores, pues habíamos leído que no merecía la pena y no nos apetecía entrar con la pequeña por si se asustaba. Al final, nos tomamos dos cervezas y una salata de vinete, que estaba muy rica, por 53,50 RON. 

De allí nos fuimos al restaurante medieval, donde cayeron las patatas Drácula, que llevaban una salsa roja picante. Pagamos 126 RON por un plato de carne, una sopa y unos creppes más bebida. 

Y paseando por las calles que más nos habían gustado, volvimos al hotel.

Día 7: Iglesias fortificadas, ciudadela de Rupea, castillo de Bran, Rasnov y Brasov

Tras desayunar en nuestro alojamiento, nos dirigimos a Viscri, la primera visita de nuestro sexto día de ruta por Rumanía. 

Sin embargo, al pasar por delante de la iglesia fortificada de Saschiz, hicimos una parada previa.

Entrar costaba 10 RON, pero estaba cerrada. Sin embargo, al no estar rodeada por una muralla, se puede ver desde el exterior. Además, el conjunto de esta con la ciudadela de Saschiz en lo alto formaban una imagen muy bonita. 

Viscri: iglesia fortificada y casa del príncipe de Gales

Y tras esta breve parada, llegamos a Viscri, un pueblo muy tradicional donde sólo vimos a un par de mujeres tejiendo en un banco. 

Viscri tiene dos sorpresas, la casa del príncipe de Gales, es decir, del actual rey Carlos III, que puede visitarse, y una bonita iglesia fortificada, que costaba 15 RON por persona.

La iglesia nos gustó mucho y la escalera que llevaba a la torre, sin ser una maravilla, estaba mejor que en otras que habíamos visitado en nuestra ruta por Rumanía.

Por otro lado, vimos bastantes pensiones, por lo que podría estar bien pasar una noche en Viscri.

Al irnos, llegaba un autobús turístico a la casa de color azul del príncipe de Gales.

Ciudadela de Rupea

Tras 15 km, llegamos a la ciudadela de Rupea, cuya visita nos costó 15 RON. Después de conocerla, te decimos que, si no tienes mucho tiempo, puedes conformarte con verla desde abajo, pues dentro todas sus salas están vacías.

Y no es que no sea interesante recorrer sus ruinas, pero en una ruta por Rumanía, donde el tiempo suele ser el factor limitante, consideramos que esta visita es prescindible.

Castillo de Bran

Después de recorrer unos 90 km y ver varias indicaciones para iglesias fortificadas, llegamos al castillo de Bran, donde, por primera vez durante nuestra ruta por Rumanía, coincidimos con bastantes turistas. Y es que este es conocido como el castillo de Drácula, aunque Vlad Tepes no vivió aquí y el lugar está más relacionada con la familia real rumana.

Al llegar, dejamos el coche en uno de los parkings cercanos al castillo, que costaba 10 RON por hora. Sin embargo, creemos que se puede aparcar de manera gratuita si te alejas un poco, por ejemplo, en el arcén de la carretera que está en la parte trasera del castillo.

Yendo hacia su entrada, vimos numerosas tiendas y restaurantes, así como puestos de comida rápida. En uno de ellos nos tomamos unas salchichas, una limonada y dos cafés por unos 55 RON.

Y llegó la hora de visitar el castillo de Bran, cuya entrada costaba 70 RON y se compraba en unas máquinas.

Tras conocer su interior, que nos gustó bastante, paseamos por sus jardines y rodeamos el castillo para ver sus distintas perspectivas. Te damos más información sobre esta visita en el castillo de Bran.

Ciudadela de Rasnov

La siguiente parada fue la ciudadela de Rasnov, que está a 10 km de Bran. Sin embargo, como se encontraba cerrada por restauración, decidimos no subir y conformarnos con verla desde abajo. Así, también vimos el nombre de la ciudad al más puro estilo de Hollywood. 

Brasov

Y llegamos a Brasov, donde pasamos dos noches en el Brasov Central Studio, una pequeña habitación con cocina y baño en pleno centro de la ciudad. Para nosotros fue perfecto.

Por otro lado, dejamos el coche en el parking de la calle Dupa Ziduri, que costaba 3 RON la hora y 24 RON el día.

Esa tarde visitamos la plaza Sfatului, que estaba llena de gente disfrutando del buen tiempo, la basílica Negra, que nos costó 20 RON por persona y donde había una mesa con pinturas para que se entretuviesen los niños, el callejón Sforii, la sinagoga, que estaba cerrada, las puerta Schei y Catalina y el bastión de los tejedores, que también estaba cerrado.

Tras una pausa en unos columpios junto al bastión, desde donde hay una bonita vista de Brasov, fuimos a la plaza Unirii, donde están la basílica de San Nicolás y la primera escuela rumana, ambas cerradas. 

Y por último, subimos a la torre Negra y a la Blanca para disfrutar de unas bonitas vistas de la ciudad en las horas cercanas al atardecer.

Para cenar, elegimos el restaurante moldavo Basarabia in Bucate, donde comimos de maravilla. Este se encuentra junto a la plaza Sfatului y pagamos 240 RON por tres platos principales, postre, una botella de vino y agua.

De vuelta al hotel, vimos las letras de Brasov iluminadas y nos sorprendimos al ver que muchas de las tiendas de la calle principal, la de la República, todavía seguían abiertas.

Día 8 de nuestra ruta por Rumanía: Brasov e iglesias fortificadas de Prejmer y Harman

Este día de nuestra ruta por Rumanía nos lo tomamos con calma. Así, desayunamos en uno de los varios 5 to go que hay por la ciudad, pagando 35 RON por tres bollos y dos cafés, y nos dirigimos al funicular del monte Tampa.

Por el camino, pasamos frente al bastión de los pañeros, que estaba en una zona con bastante gente haciendo deporte.

El funicular nos costó 35 RON por persona y en la sala de espera vimos la maqueta de la ciudadela que había antiguamente en el monte Tampa. Una vez arriba, donde vimos señales que indicaban que era una zona frecuentada por osos, nos dirigimos al mirador que está junto a las letras de BRASOV y que se encuentra a pocos minutos del funicular. Las vistas eran increíbles y hacen que valga la pena subir hasta allí.

Tras disfrutar de Brasov desde las alturas, volvimos a bajar y, tras estar un rato en unos columpios que hay cerca del funicular, fuimos a la sinagoga. Pagamos 20 RON por entrar y, la verdad, no creemos que merezca la pena.

Paseamos un poco por el centro y volvimos a desayunar en el bistro Weiss, donde nos tomamos dos cafés muy ricos, huevos benedictinos y el desayuno Weiss por 108 RON.

Si quieres saber más sobre esta bonita ciudad, puedes leer qué ver en Brasov.

Iglesia fortificada de Prejmer

Cogimos el coche para conocer dos iglesias fortificadas que están muy cerca de Brasov, Prejmer y Harman. De hecho, lo que más nos costó fue salir de la ciudad, pues, una vez lo logramos, enseguida llegamos a Prejmer, donde aparcamos de manera gratuita junto a la iglesia. 

La entrada costaba 30 RON y la compramos en una máquina que había junto a la entrada. Por otra parte, la visita es muy completa, ya que se puede entrar en la iglesia, visitar numerosas estancias decoradas con objetos antiguos de los sajones y caminar por su paseo de ronda. Además, a la salida había un pequeño museo con muebles antiguos.

Junto a la iglesia, había unos columpios, donde, por supuesto, pasamos un ratito. 

Iglesia fortificada de Harman

Harman está a unos 10 km de Prejmer y visitar su iglesia fortificada nos costó 15 RON por persona. La visita fue también muy completa, pues vimos la iglesia, subimos a la torre, donde tienes que andar atento para no coincidir con las campanadas, recorrimos muchas estancias, así como el paseo de ronda, y entramos en una capilla con frescos antiguos.

De relax en Brasov

Y de vuelta en Brasov, nos dedicamos a disfrutar del buen tiempo en dos locales que nos habían llamado la atención el día anterior y que son muy diferentes uno de otro.

Uno era el Musik Café, que tenía una decoración muy curiosa y una gran variedad de cervezas, y donde pagamos 40 RON por dos de ellas. El segundo fue el Juno Wine Garden, que está junto a las antiguas murallas en un lugar muy tranquilo y donde nos sentamos en una mesa con forma de barril de vino. Sin embargo, tenían pocas botellas de vino abiertas, por lo que, o elegías una de ellas, o tenías que pedir la botella entera. Al final, nos decidimos por dos cervezas que nos costaron 36 RON.

Para acabar el día, fuimos a La Ceaun, un restaurante que estaba junto a nuestro alojamiento y donde comimos realmente bien. Al final, pagamos 220 RON por tres platos principales, postre, dos limonadas y agua

Día 9: Palacio de Cantacuzino, Sinaia, monasterio de Snagov y Bucarest

Este día de nuestra ruta por Rumanía comenzó comprando dos cafés grandes para llevar en el Meron, que estaban muy buenos y que nos costaron 38 RON. Además, en Petru, una tienda donde tienen bollería salada y dulce, así como trozos de pizza, cogimos tres bollos por 14 RON.

Palacio de Cantacuzino

Y nos fuimos al palacio de Cantacuzino, que estaba a unos 40 km. Al llegar, pudimos dejar el coche en una de las pocas plazas gratuitas que hay frente a su entrada. De estar ocupadas, puedes aparcar dentro por 10 RON.

Este se ha hecho famoso por ser la academia Nevermore en la serie de Miércoles, aunque aquí luzca algo diferente.

Nosotros pagamos 20 RON por pasear por su zona exterior, donde recorrimos sus jardines, disfrutamos de sus bonitos alrededores y nos sacamos fotos con los numerosos carteles que había de la serie, además de pasar un buen rato en un par de columpios que colgaban de los árboles.

Para saber más sobre él, entra en visita al palacio Cantacuzino o castillo de Miércoles.

Sinaia

De Cantacucino nos fuimos a Sinaia, que estaba a unos 11 km y donde se encuentra el famoso palacio de Peles, una de las parada imprescindibles en una ruta por Rumanía.

Monasterio de Sinaia

Dejamos el coche en un aparcamiento que hay detrás del monasterio de Sinaia y que nos costó 30 RON por todo el día.

Así, aprovechamos para visitar el monasterio, que estaba vacío y nos gustó mucho. Dentro puedes entrar en la Gran Iglesia, con un bonito exterior, y en la iglesia Vieja, donde destaca su interior cubierto de pinturas. Además, también puedes pasear por su jadín.

Castillo Peles

Llegó el momento de conocer el castillo Peles, uno de los lugares más visitados del país. 

Para ello, subimos por un camino que comenzaba en el aparcamiento y que era algo empinado. Sin embargo, no era muy largo e íbamos escuchando el ruido del agua que bajaba de la montaña. Además, nos distrajimos con los puestos que vendían todo tipo de recuerdos y comida rápida. Asimismo, había mujeres mayores que vendían pequeñas cestas con frutos rojos.

Y enseguida apareció el castillo Peles, que tenía una de las torres tapada por andamios y que fue el lugar donde coincidimos con más gente en nuestra ruta por Rumanía. Aún así, no tuvimos que hacer cola para comprar las entradas. Nosotros elegimos el ticket completo, es decir, pagamos 150 RON por visitar la planta baja, el primer piso y el segundo. 

Una vez dentro, su patio interior nos recordó al palacio de Wernigerode, la planta baja nos dejó impresionados, el primer piso también nos gustó mucho y el segundo, siendo el más sobrio, tampoco estaba mal. Además, en estos dos últimos pisos, estuvimos prácticamente solos. 

Antes de irnos, vimos el exterior del castillo Pelisor, que está a pocos minutos del de Peles y donde sólo unas pocas personas entraban.

Si quieres saber más sobre Sinaia, échale un ojo a qué ver en Sinaia.

Monasterio de Snagov

Para comer, paramos en el Surmandul Grill, un restaurante de carretera cerca de Snagov que tenía menú del día con postre y café por 28 RON y estaba lleno de rumanos. Nosotros pedimos salata de icre, unos mititei, agua y café por 125 RON.

Enseguida llegamos a Snagov, que en verano estará lleno, ya que viene la gente de Bucarest a bañarse, pero que aquel día estaba vacío. Así, aparcamos en el arcén junto al puente que lleva a la isla del monasterio y, cuando llegamos, había tres perros ladrándonos, por lo que nos dimos la vuelta. Sin embargo, llegó el hombre que se ocupaba de la iglesia y nos dijo que podíamos pasar.

Tras pagar 20 RON por persona y 10 por sacar fotos, entramos dentro de la pequeña iglesia que está totalmente pintada. Además, en el suelo frente al iconostasio, está el elemento que más fama le da, la que se supone es la tumba de Vlad Tepes.

Bucarest

Tras la visita, pusimos rumbo a Bucarest, a donde llegamos enseguida. Sin embargo, nos costó más de una hora llegar al centro por todo el tráfico que había. Eso sí, el camino iba por la calle Victoria, por lo que, al menos, íbamos entretenidos viendo muchos lugares de interés.

En Bucarest pasamos dos noches en el Downtown Studio, un pequeño apartamento a unos cinco minutos del casco antiguo. 

Como ya era tarde, dimos una vuelta por el centro, entrando en sus distintos pasajes y haciéndonos una idea de su tamaño, y de vuelta a casa, pasamos junto al Caru cu Bere.

Este es uno de los restaurantes más populares de la ciudad y, al ver que no había cola para entrar, preguntamos si podíamos cenar. Nos dijeron que teníamos que esperar unos 30 minutos. Así que nos tomamos dos cervezas en la barra por 48 RON, mientras veíamos como bailaban 4 bailarines y esperábamos a que nos sentaran.

Al final, comimos en la planta baja, donde un grupo tocaba música tradicional. Y, aunque tuvimos que esperar bastante para comer, la comida estaba muy buena. Así, por tres platos, dos vasos de vino y agua pagamos 305 RON.

Día 10 de nuestra ruta por Rumanía: Bucarest

Este día de nuestra ruta por Rumanía lo dedicamos a conocer la capital del país. 

Mañana en Bucarest

Desayunamos en el Van Gogh, una cafetería que se ha hecho muy popular gracias a su decoración basada, como no, en cuadros de este gran pintor. Si vas, no dejes de subir por su escalera. Sin embargo, es algo más cara que otros lugares, ya que pagamos por una tostada francesa y dos cafés  112 RON. Eso sí, todo estaba muy bueno.

Con energía renovada, empezamos a conocer Bucarest. En su casco antiguo entramos en la iglesia de Stavropoleos, en la de San Antonio y en el nuevo monasterio de San Jorge, así como en la bonita librería Carturesti Carusel

También nos acercamos al Templo Coral, la sinagoga más grande de Rumanía, cuya entrada nos costó 20 RON.

De camino hacia el Ateneo Rumano, tomamos dos cafés riquísimos en Ivy, una pequeña cafetería que nos encantó y donde pagamos unos 30 RON.

Tras esta pausa, pasamos por las calles Arthur Verona Eremia Grigorescu, donde hay algunos ejemplos de arte urbano. En esta última calle comimos en el Pub Shift, que tenía una terraza muy chula y donde la comida estaba muy rica. Pagamos por dos platos y dos cervezas 113 RON

Tarde en Bucarest

Llegamos al Ateneo Romano, donde pagamos 10 RON por persona para ver su bonito interior. En sus jardines coincidimos con muchos estudiantes sacándose fotos de graduación.

Además, estuvimos un rato en la plaza de la Revolución, donde hay varios lugares interesantes. Y de allí fuimos al Parlamento cruzando el parque Cismigiu, un lugar muy recomendable para descansar y también si viajas con niños, pues hay una zona bastante grande con columpios. 

Asimismo, también había un parque infantil en uno de los laterales del Parlamento, en el parque Izvor, desde donde tuvimos buenas vistas de este enorme edificio y de la también grande catedral ortodoxa, que todavía estaba en construcción.

Y después de asombrarnos con el tamaño del Parlamento, fuimos a la catedral patriarcal de Bucarest y a las fuentes de la plaza Unirii, donde hay un espectáculo de luz y sonido a determinadas horas. 

En este punto decidimos que era un buen momento para tomar una cerveza, por lo que fuimos al bonito Hanu lui Manuc. Como la pequeña tenía hambre, pedimos algo para picar, pagando 151 RON.

Como al día siguiente queríamos salir pronto, aquí pusimos punto y final a nuestra visita a la capital del país. Sin embargo, para saber más sobre ella entra en qué ver en Bucarest.

Día 11: Targoviste, Curtea de Argés, castillo de Poenari y Sibiu

Este día de nuestra ruta por Rumanía comenzó saliendo de Bucarest sobre las 8:00 de la mañana. Como a esa hora de un sábado apenas había tráfico, la salida fue mucho más rápida que la entrada a la capital.

Targoviste

Targoviste está a unos 80 km de Bucarest y lo primero que visitamos fue su Corte Real, que fue la residencia de numerosos gobernantes rumanos, entre ellos, Vlad Tepes. La entrada costaba 20 RON por persona.

Durante la visita no coincidimos con turistas extranjeros, pero sí con cuatro autobuses escolares. 

La segunda visita fue el cuartel donde se ejecutó al matrimonio Ceaucescu en 1989, pero el edificio donde se encuentra estaba cerrado por obras de restauración, por lo que no pudimos entrar.

Curtea de Arges

Nuestra siguiente parada fue Curtea de Argés, donde aparcamos al lado de la entrada a la Corte Real. Aquí vimos unas pocas ruinas y la bonita basílica de San Nicolás, cuyo interior está cubierto de pinturas. Además, nos acercamos caminando a la pequeña, pero pintoresca, basílica Olari.

La siguiente parada fue la catedral de Curtea de Argés, que guarda importantes tumbas reales y que está rodeada de agradables jardines. 

Como la corte Real está a kilómetro y medio de la catedral, fuimos en coche y aunque los dos aparcamientos eran de pago, nosotros no pagamos ninguno, ya que en el primero la máquina estaba estropeada y en el segundo no aparecieron las personas que recogían el dinero.

Castillo de Poenari

De allí nos dirigimos al castillo de Poenari, más conocido como el verdadero castillo de Drácula. A este se accede a través de 1480 escalones y se encuentra en la carretera Transfagarasan.

Aunque sabíamos que estaba cerrado por obras, decidimos acercarnos para verlo desde abajo y aprovechamos a comer en el restaurante la Cetate, que está frente a sus ruinas. La comida estuvo muy rica y pagamos por una tabla de carne, bebidas y cafés 162 RON. 

Sin embargo, creemos que el desvío no merece la pena, a no ser que puedas subir arriba.

Ya de vuelta en el coche, pasamos por la pensión Drácula, cuyo aspecto exterior hace honor a su nombre, y nos paramos en un pequeño puesto de carretera a comprar un cozonac casero, un pan dulce muy jugoso.

Y pusimos rumbo a Sibiu, que estaba a unos 140 km. En un principio, habíamos incluido en nuestra ruta por Rumanía la visita a Castelul de Lut, un edificio que destaca por su curiosa arquitectura y que está muy cerca de Sibiu. Sin embargo, estaba cerrado por renovación.

Sibiu

En Sibiu nos quedamos una noche en Studio Sonia, que te recomendamos totalmente, pues la habitación estaba muy bien y era muy amplia y, además, estaba en el centro.

Tras dejar las maletas, nos fuimos a conocer su centro, que, al ser sábado, estaba muy animado. Además, era la noche de los museos, por lo que había varios eventos organizados.

La torre Sfatului estaba cerrada por obras, así que nos acercamos a la catedral ortodoxa y al parque de la ciudadela, donde vimos los restos de las murallas. 

Y callejeando por sus bonitas calles empedradas, llegamos a la catedral evangélica, donde había conciertos y visitas guiadas gratuitas, por lo que estaba muy llena. Además, subir a su torre también era gratuito, pero la cola era muy larga y, aunque intentamos subir un par de veces, no lo conseguimos. 

Cenamos en la plaza Mica, frente al puente de las mentiras, en el restaurante Crama Sibiana, donde pedimos unas cremas para untar y unas cervezas por 94 RON. 

Tras cenar, aprovechamos la noche de los museos y visitamos de manera gratuita el museo de etnografía en la casa Artelor, que no tenía mucho interés, y el museo Bruckenthal, que nos encantó y te lo recomendamos. 

Además, había mucho ambiente y, al pasar por la catedral evangélica, disfrutamos un rato de un concierto en su interior, pues habían abierto las puertas y se oía desde la calle. 

Día 12 de nuestra ruta por Rumanía: Sibiu, Sibiel, Hunedoara, Alba Iulia y Cluj Napoca

Nuestro penúltimo día de ruta por Rumanía comenzó desayunando en el alojamiento un café con el cozonac que habíamos comprado el día anterior.

Antes de irnos de Sibiu, dimos una vuelta por su casco antiguo, ya que la ciudad nos había gustado mucho y queríamos verla de nuevo. 

Si quieres saber más sobre ella, entra en qué ver en Sibiu.

Sibiel

De Sibiu nos dirigimos a Sibiel, un pequeño pueblo rural a unos 20 km. Nosotros hicimos una parada rápida para pasear un poco, pero enseguida nos pusimos en camino para ir a Hunedoara.

En nuestra ruta por Rumanía teníamos apuntado parar en la iglesia fortificada de Calnic, pero decidimos no hacerlo para tener tiempo de visitar Alba Iulia.

Hunedoara

Llegamos a Hunedoara, donde destaca el castillo de Corvin, que es uno de los más bonitos de Rumanía. 

Dejamos el coche en un aparcamiento cerca del castillo por 15 RON y enseguida estábamos comprando las entradas, que costaban 45 RON por persona, más 10 por poder sacar fotografías en el interior.

La visita estuvo bien, aunque, al menos en nuestra opinión, el castillo no está muy bien señalizado y acabas un poco perdido entra tanta sala y escalera. Te contamos más sobre ella en visitar el castillo de Corvin.

Al salir, comimos en el restaurante Werk, que estaba muy cerca del castillo y tenía una terraza muy amplia. La comida y el servicio fueron muy buenos. Pedimos tres platos principales, más bebida y cafés y pagamos 155 RON.

Antes de irnos, nos acercamos en coche a la parte sur de la ciudad, donde los romaníes han construido sus casas, que más bien son llamativos palacios con numerosos tejados y una arquitectura muy peculiar.

Alba Iulia

Pusimos rumbo a una de las últimas paradas en nuestra ruta por Rumanía, Alba Iulia. Al llegar, dejamos el coche en un aparcamiento junto a una de las entradas de la ciudadela, que, por ser domingo, era gratuito, pero si no costaba 1 RON la hora.

Enseguida entramos en la ciudadela de Alba Carolinadonde visitamos sus dos iglesias. En la catedral católica pagamos 8 RON por subir a su torre, pero no creemos que merezca la pena. Además, entramos en el museo romano, que costaba 10 RON.

Por otro lado, había mucho ambiente, ya que estaban organizando un evento de deportes para niños y pasamos un buen rato participando en alguna de las actividades que había.

Te contamos mucho más sobre esta ciudad en qué ver en Alba Iulia.

Finalmente, tras comprar un enorme algodón de azúcar, nos fuimos hacia Cluj Napoca, la última parada de nuestra ruta por Rumanía.

Cluj Napoca

Llegamos un poco tarde a la segunda ciudad más grande de Rumanía, por lo que, tras lograr aparcar en una calle de pago, nos conformamos con ver la casa donde, según dicen, nació el rey Matías Corvino, y la plaza Unirii, donde sobresalen la iglesia de San Miguel y la estatua de Corvino. 

Por otro lado, Cluj Napoca destaca por su ambiente y su oferta cultural y esa noche, pudimos comprobar la primera, ya que todas las terrazas estaban llenas y había mucha gente por la calle.

Entre sus numerosos restaurantes, nosotros escogimos el Zama, que daba comida rumana con un toque moderno. Por tres platos principales, tres cervezas, agua y postre, pagamos 230 RON. Por cierto, la comida estaba muy rica.

La última noche la pasamos en la casa Aria, una pequeña habitación en pleno centro de Cluj Napoca.

Día 13: Cluj Napoca y vuelta a casa

Aprovechamos las horas que teníamos antes del vuelo para conocer un poco más el centro de la ciudad. 

Así, entramos en sus iglesias principales, vimos los pocos restos que quedan de su muralla y paseamos por sus bonitas plazas. Además, vimos una iglesia que estaba en proceso de construcción y esto es algo que nos llamó mucho la atención durante todo el viaje, la cantidad de iglesias que se construyen en Rumanía.

Al final, desayunamos en la plaza de los museos en la cafetería Olivo coffee culture, que es especialista en café y que nos encantó. Sabiendo que íbamos a llegar tarde a casa, aprovechamos para desayunar bien por 128 RON.

Y fuimos en busca del coche pasando por el parque Central, donde ya había gente haciendo deporte y recorriendo el estanque en pedalo.

Si quieres saber más sobre esta ciudad, puedes leer qué ver en Cluj Napoca.

Tras devolver el coche de alquiler y gastarnos los pocos RON que nos quedaban, pusimos fin a nuestra ruta por Rumanía.

Mapa de nuestra ruta por Rumanía

Aquí te dejamos todos los lugares que visitamos en nuestra ruta por Rumanía.

Mapa indicando nuestra ruta por Rumanía de doce días

Otros datos sobre nuestra ruta por Rumanía

– Si estás preparando un presupuesto, que sepas que para hacer nuestra ruta por Rumanía gastamos unos 240€ en gasolina y una media de 42€ por alojamiento.

– En cuanto a la ruta, esta podría acortarse visitando un numero menor de iglesias de madera en Maramures y de monasterios pintados en Bucovina, así como de iglesias fortificadas en Transilvania. Además, podrías saltarte Bucarest e incluir otros lugares como el Delta del Danubio.

– Si en Maramures quieres incluir alguna visita que no sean iglesias de madera, puedes subir al tren de vapor Mocanita, un viaje nostálgico que te transportará al pasado de esta región.

– En Transilvania hay alguna visita que nos quedamos con ganas de incluir en nuestra ruta por Rumanía. Por ejemplo, el Cañón de las siete escaleras, que tiene muy buena pinta, pero que nos pareció complicado de hacer con la niña, o el refugio de osos en Zarnesti.

– Por otro lado, cerca de Cluj Napoca está la Salina Turda, una visita muy popular que se suele incluir en las rutas por Rumanía. Sin embargo, a nosotros no nos parecía tan interesante. Eso sí, puede no ser mala idea si se viaja con niños.

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