Todo lo que necesitas saber sobre el desierto blanco en Egipto

Colinas negras, formaciones rocosas de color blanco y la inmensidad del desierto dándote las buenas noches y los buenos días. Todo esto te está esperando en otro lugar mágico del país de los faraones. ¿Nos acompañas a descubrir el desierto blanco en Egipto?

Collage de 8 fotos sobre el desierto blanco en Egipto.

Egipto tiene tanto que descubrir y hay tantos lugares impresionantes en el país, que a veces cuesta decidir a dónde ir y qué dejar fuera. 

Por ejemplo, el desierto blanco es uno de esos lugares que no se olvidan, pero para conocerlo necesitas mínimo dos días. Así, es normal que te preguntes ¿merece realmente la pena? Bueno, pues estás en el lugar adecuado, porque antes de ir, también nosotros dudamos sí incluirlo en nuestra ruta y sabemos qué es lo que necesitas saber para decidirte.

Así, nosotros renunciamos a Alejandría para venir aquí y estamos encantados de haberlo hecho. Es más, el amanecer en el desierto blanco fue uno de los momentos más especiales del viaje, y estamos hablando de Egipto. Creo que con eso, ya te lo decimos todo.

Por cierto, si buscas más información sobre el país, aquí te dejamos nuestros posts.

Dicho esto, es hora de contestar a las preguntas que seguro te estás haciendo sobre el desierto blanco en Egipto.

¿Vale la pena visitar el desierto blanco en Egipto?

Sí, definitivamente la excursión al desierto blanco vale la pena.

Además, aunque Egipto no sea el único país donde puedas descubrir el Sahara y tomar contacto con los beduinos, la lista tampoco es tan grande. Asimismo, supone un buen paréntesis entre tanto jeroglífico, faraón y caos.

Por otra parte, el paisaje del desierto blanco en Egipto es increíble y se te va a quedar grabado en la memoria. Además, se visitan otros lugares totalmente diferentes y se pasan ratos muy divertidos mientras lo recorres, haciendo de esta una excursión muy completa.

Y si te gusta la fotografía, te lo vas a pasar todavía mejor, pues vas a encontrar infinitos encuadres en cada parada, a cada cual mejor.

¿Dónde está y cómo ir al desierto blanco?

El parque nacional del desierto blanco en Egipto está a unos 400 km al sureste del Cairo, en la depresión de Farafra y pertenece al gran desierto occidental.

Para visitarlo, tienes que dirigirte al oasis de Bahariya, que está formado por varias poblaciones de pequeño tamaño, siendo la principal Bawiti. De hecho, este es el punto de salida de los tours del desierto blanco y negro.

De este modo, tienes dos opciones para llegar, en coche privado o en transporte público. Con la primera ahorras tiempo y es más cómoda, pero la segunda opción es más económica.

Si al llegar a Bahariya, no tienes todavía tu excursión reservada, puedes hacerlo, por ejemplo, con el hotel donde te quedes, porque, por supuesto, al desierto blanco tienes que ir con un guía que conozca los caminos y tenga los permisos para acceder y acampar.

Algunos alojamientos con buenas valoraciones en Bahariya son Oasis Panorama Hotel, Ahmed Safari Camp Safari Camp Bahariya Oasis

Llegar al desierto blanco en transporte público

Si quieres ir en transporte público, tendrás que ser en autobús, que salen muy temprano (sobre las 7:00-8:00 de la mañana) de la estación de Turgoman en el Cairo o a El Monieb en Giza. Además, hemos leído que también hay a la tarde, pero lo mejor es que preguntes en tu hotel o a quien te ayude a organizar el viaje. Por otra parte, el trayecto dura unas 5 horas.

Asimismo, parece que desde la estación de El Monieb salen microbuses que puedes coger de manera privada. De este modo, el viaje es algo más rápido, pero más caro.

Al llegar a Bawiti, como la policía está muy atenta a proteger la seguridad del turista, seguramente tendrás que ir a su oficina a enseñar los pasaportes.

Por cierto, para regresar al Cairo, pregunta a tu guía del desierto blanco, que seguro te ayuda con los horarios. Además, habrá mucha gente dispuesta a ayudarte a cambio de una propina.

Por otro lado, si llegas por tu cuenta a Bawiti, entonces dedícale unas horas a verla. Así, contrata un tour con alguien del pueblo para ver el Golden Mummies Hall, un pequeño museo que muestra una pequeña parte del descubrimiento del Valle de las Momias de Oro. De este modo, podrás ver alguna de las momias grecorromanas que descubrieron, alguna de las cuales tenían mascaras de oro y otras joyas. 

Asimismo, en Bawiti hay alguna tumba para visitar o el único templo de Egipto dedicado a Alejandro Magno.

Llegar con una excursión organizada al desierto blanco

Esta es la manera más cómoda y eficiente, pues un coche irá a buscarte a tu hotel y te llevará hasta el lugar donde comienza tu tour por el desierto blanco. 

Por supuesto, puedes reservar todo de manera independiente. Primero un taxi o un coche que te lleve a Bawiti y luego la excursión por el desierto.

Qué excursión reservar para ir al desierto blanco

Lo primero, casi todas las excursiones te ofrecen lo mismo y en lo que varían es en su longitud. Así, las hay de 1, 2 o 3 días. 

Para contratarla, puedes contactar con alguna agencia egipcia, nosotros reservamos ciertas actividades con Aswan individual, o bien reservarlas a través de plataformas de actividades, como Civitatis o Getyourguide.

A ver, te decimos estas dos, porque son las que nosotros usamos. De hecho, en Egipto contratamos actividades con ambas y reservamos la excursión al desierto blanco a través de GetYourGuide. Además, si reservas alguna actividad con ellas a través de nuestra página, cosa que te agradecemos, tú pagarás lo mismo, pero nosotros nos llevamos una pequeña comisión. 

Asimismo, puedes reservar las actividades una vez estés allí. De hecho, diríamos que todos los hoteles organizan excursiones y contratan taxis y guías. Si te gusta regatear, puede que consigas un precio más económico. Eso sí, ten en cuenta que la excursión al desierto blanco te incluya comida, agua, transporte, las tasas de entrada al parque nacional y también dormir en él. Vamos, que te aseguren que no hay más gastos extra.

Dicho esto, en general la excursión al desierto blanco es:

Excursión de un día al oasis de Bahariya: sólo si andas muy justo de tiempo, porque son muchas horas de viaje.

Tour de 2 días al oasis de Bahariya: este fue el que nosotros hicimos

Excursión de 3 días al oasis de Bahariya

Qué ver en el desierto blanco en Egipto o cómo es la excursión al desierto blanco

Como ya hemos dicho, nosotros hicimos la excursión de 2 días al oasis de Bahariya y fue tal y como vamos a contarte ahora. Sin embargo, puede ser que la tuya sea algo distinta, porque el orden de visita no es siempre el mismo. Eso sí, las paradas sí suelen ser las mismas.

Recogida en el Cairo

Nos vinieron a buscar a las 6:00 de la mañana a la puerta de nuestro hotel del Cairo. El viaje hasta Bahariya duró unas cuatro horas, pero a mitad de camino hicimos una parada en una gasolinera, donde también había una cafetería, una pequeña tienda y baños.

Aparentemente, debe ser la única que hay, porque ahí estábamos todos los que íbamos al desierto. 

Llegada a Bahariya

Una vez allí, fuimos a una especie de casa-granja a las afueras de Bahariya, donde nos dieron de comer alubias, cremas para untar, verduras y pan. El comedor fue una especie de edificio-salón con mesas bajas con el suelo cubierto de alfombras. 

Y ahí estuvimos un rato esperando a los otros viajeros que iban a hacer la excursión con nosotros, un grupo de mujeres de Costa Rica y una pareja canadiense. Sin embargo, cada uno tenía su coche privado y su propio guía, que hablaba el idioma correspondiente. De hecho, sólo los vimos esporádicamente hasta que nos juntamos con ellos de nuevo en el campamento donde dormimos.

Y llegó la hora de salir, así que nos subimos cada uno a un 4×4 y pusimos rumbo a la primera parada del día.

El desierto Negro

De camino, íbamos viendo el paisaje, donde empezaron a aparecer colinas de rocas negras, que deben su color a la dolerita, también conocida como granito negro. Y es que esta roca ígnea proviene de la actividad volcánica de esta zona hace ya millones de años. 

Sea como fuere, el contraste del negro con el dorado de la arena, le daba al paisaje un aspecto de otro planeta.

La parada fue a los pies de una de las colinas, creemos que la Montaña Inglesa, donde nos dieron tiempo suficiente para subirla. Sin embargo, no es apta para todos, pues resbala que da gusto. De hecho, no nos atrevimos a subir hasta la cima con la pequeña, que se quedó a medio camino jugando con las rocas (por supuesto, uno de nosotros se quedó con ella).

Si consigues subir, tendrás una bonita vista de los alrededores, donde, aquí y allá, hay montañas negras esparcidas. 

Por otro lado, esta parte del viaje discurre por la carretera que une el oasis de Bahariya con el de Farafra, por lo que es más tranquilo que el que te espera después.

Por supuesto, durante el viaje vas a hablando con el guía y el conductor, que te van contando cosas del desierto, de ellos mismo, del país, o de lo que te apetezca hablar.

Baño en las aguas termales

La siguiente parada fue en El Heiz, donde las aguas termales brotan sin interrupción a través de una tubería que llena un especia de piscina. Y ahí nos metimos con más gente a darnos un baño. Además, nos ofrecieron té y dátiles.

Para cambiarte de ropa, hay una especie de granero, pero si no quieres bañarte, puedes sentarte y meter sólo los pies. Sin embargo, seguro que te apetece refrescarte, porque, en general, hace mucho calor. No obstante, para nosotros esta fue la parada que menos nos gustó.

Montaña de Cristal

Y nos fuimos a la montaña de Cristal, que está en el límite entre el desierto negro y el blanco, y que debe su nombre a la multitud de trozos de cuarzo que tiene repartidos por su superficie. Así, dependiendo de cómo le de la luz, tiene aspecto brillante muy característico.

Aquí nos dieron un rato para pasear y descubrir los alrededores.

Desierto Blanco: Valle de Aqabat

Comenzó entonces la mejor parte del viaje, aquella en la que no dejamos de mirar por la ventanilla del coche la multitud de rocas de caliza blanca que aparecían. Así, conduciendo ya entre dunas y con el conductor demostrando su pericia, llegamos al valle del Aqabat, donde vimos un paisaje que nos dejó un rato parados en el mismo sitio. 

Además, coincidimos con un grupo bastante gande de asiáticos que no volvimos a ver, por lo que no todos los grupos hacen el mismo recorrido. 

Sandsurfing en el desierto blanco o tirarse por una duna con una tabla

Y llegó la parte más divertida del viaje, tirarse de una duna sobre una tabla se snowboard las veces que quisiésemos. 

Podríamos poneros un video, pero digamos que nuestras llegadas no eran muy elegantes, ya que acabábamos rebozados en la arena cual croquetas. Eso sí, poco a poco fuimos mejorando el estilo.

Atardecer en el desierto blanco

Seguimos atravesando el desierto blanco, que estaba salpicado de formaciones rocosas con curiosas formas debido a la erosión del viento. Así, muchas parecían champiñones, pero otras eran más curiosas. Poco antes del atardecer, paramos en una zona con muchas de ellas, donde estuvimos un rato paseando.

De vuelta en el coche, el guía nos iba indicando las más originales, como el conejo o la gallina, algunas de las cuales estaban protegidas por cuerdas.

Y llegó la última parada, en la que nos sentamos a disfrutar de un precioso atardecer que todavía recordamos. Y es que estábamos solos en el Sahara, rodeados de rocas que iba cambiando de tonalidad a medida que el sol las iba iluminando.

Campamento y cena

Tras esto, tocó acampar en medio del desierto blanco y, poco a poco, se nos fueron uniendo los otros dos grupos.

Mientras que la zona de la cocina ya estaba ahí cuando llegamos, las tiendas las montaron los guías al momento. La verdad es que no tardaron nada, es más, nos descuidamos un momento para disfrutar del desierto y para cuando nos dimos cuenta, ya estaba preparada nuestra «habitación». 

La cena consistió en sopa, pollo a la brasa, que estaba buenísimo, muchas verduras y pastas para untar. Vamos, que con hambre no nos quedamos, más bien, lo contrario. Para beber había agua y, si no recordamos mal, también algún refresco.

Y después de cenar, hubo té y los guías cantaron y tocaron instrumentos y la noche se alargó junto al fuego con el son de la música y la conversación de otros viajeros. Entonces, lo mejor era tumbarse y ver el cielo lleno de estrellas.

Eso sí, dormimos en la tienda con un saco de dormir y, por si te lo estás preguntando, el baño estaba también bajo las estrellas. 

Por cierto, por lo que hemos leído, parece que a veces no se acampa en el desierto blanco sino en el negro.

Amanecer en el Desierto Blanco

Te aconsejamos que madrugues para ver amanecer, porque se está fresquito y la tonalidad de las rocas blancas a esa hora es muy bonita. Además, no sabemos describir cómo es ver hacerse de día en el desierto desde tu tienda de campaña.

Como teníamos tiempo, aprovechamos a dar un pequeño paseo y hacer algunas fotos antes del desayuno grupal, que fue muy bueno, con zumo, café o té, huevo, fruta, pan mantequilla y mermelada. 

Por último, y despidiéndonos desde el coche de los bonitos paisajes del desierto blanco en Egipto, volvimos al lugar de origen en Bahariya. Pero antes, hicimos una pequeña parada para ver la vegetación del oasis, donde coincidimos con una vaca y un camello, así como otra fuente de agua termal.

Y con el mismo chófer que nos había traído del Cairo, volvimos a parar en la misma gasolinera, donde coincidimos casi con la misma gente y, al llegar, en vez de ir al hotel, le pedimos que nos dejara en la torre del Cairo.

Si quieres saber más sobre posibles visitas en la capital, entra en qué hacer en el Cairo.

Lo mejor de la excursión al desierto blanco en Egipto

Y ahora que ya sabes cómo es la excursión al desierto blanco en Egipto, te vamos a contar qué fue lo que más nos gustó.

– El paisaje del desierto, especialmente el del blanco.

– La actividad de sandsurfing, es decir, tirarnos por la arena sobre una tabla. La verdad es que nos gustó tanto porque nuestra hija se lo pasó genial y no quería irse.

– Conducir por el Sahara en todoterreno y pasar una noche en el desierto bajo las estrellas.

– Cenar en el campamento con los otros viajeros y los guías, que son también conductores, cocineros, camareros y compañeros de viaje. Además, a esa hora estaban más relajados y la conversación fue muy animada, contándonos cómo vivían y otras muchas cosas. Asimismo, llevaron instrumentos y cantaron y lo pasamos muy bien todos alrededor del fuego.

-La comida, que es sencilla pero está muy rica. De hecho, el pollo que cocinaron por la noche estaba realmente excepcional. 

– Olvidarte del móvil, porque, al no haber casi conexión, no lo usas más que para hacer fotos o como linterna por la noche.

Lo peor de la excursión al desierto blanco en Egipto

Y como todo en esta vida, la excursión también tiene sus puntos negativos, aunque son realmente pocos.

– El trayecto en coche desde el Cairo, que fue de unas 4 horas y se hizo un poco pesado, sobre todo para la pequeña. Además, el chofer no sabía inglés, por lo que no pudimos hablar con él.

– La parada en la fuente termal, que consiste en meterte en una fuente grande de agua templada que brota constantemente del suelo. A ver, es verdad que en el desierto puede ser algo tirando a excepcional, pero a nosotros fue lo que menos nos gustó. Por supuesto, si vas en época de calor, igual es lo mejor.

Cuál es la mejor época para visitar el desierto Blanco

Creemos que lo mejor es evitar los meses más calurosos. Por eso, la mejor época para viajar al desierto blanco en Egipto sería entre septiembre y abril. De todas formas, por poder, se puede ir todo el año.

Por otro lado, ten en cuenta que la temperatura a la noche puede caer mucho en el desierto. Por eso, si vas en invierno, lleva ropa de abrigo para no pasar frío al dormir. 

Para que te hagas una idea, nosotros no pasamos nada de calor, ni frío por la noche, y fuimos la primera semana de octubre.

Qué hay que preparar antes de ir al desierto Blanco en Egipto

Pues muy poca cosa, la verdad. Así, necesitarás una pequeña mochila con lo siguiente:

– Un bañador para meterte en la fuente de agua termal y una toalla para secarte.

– Algo de ropa para pasar la noche y cambiarte al día siguiente, así como un pequeño neceser con aquello que necesites.

– Si hace mucho calor, sombrero y crema de sol y si vas en invierno, ropa de abrigo para la noche.

– Tu pasaporte.

Como no llevamos las maletas, estas las dejamos en el hotel del Cairo donde estábamos, el Nada hostel. Igual podríamos haber hablado con ellos y ahorrarnos un día, pero lo que hicimos fue pagar también la noche que estuvimos en el desierto.

Sin embargo, creemos que puedes llevarte las maletas contigo, especialmente si no son muy grandes.

¿Cuántos días ir al desierto?

– La excursión más habitual es la de dos días, que es la que nosotros hicimos. Así, con ella puedes visitar los lugares más interesantes y pasar una noche en el desierto blanco en Egipto.

– Aparte, hay excursiones de un sólo día, pero como nos gustó tanto ver atardecer y amanecer en el desierto, no te la recomendamos. Además, lo vemos un poco paliza por las muchas horas de viaje. Ten en cuenta, que de Bawiti al desierto blanco hay como una hora más. Así, sólo nos lo plantearíamos si andas muy justo de tiempo.

– Por otro lado, hay una excursión de 3 días en la que no haces muchas más visitas, pero probablemente vas con más calma y pasas dos noches en el campamento del desierto.

Sin embargo, en nuestra opinión, con dos días es suficiente. Además, como todo el mundo sabe, el tiempo es oro y más en un país como Egipto con tantos lugares que descubrir.

¿Vas a viajar a Egipto?

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1 comentario en “Todo lo que necesitas saber sobre el desierto blanco en Egipto”

  1. Este artículo es, sin exagerar, uno de los relatos de viaje más completos y entusiastamente persuasivos que he leído sobre el desierto blanco en Egipto. Está lleno de detalles útiles, anécdotas entrañables y una honestidad refrescante que lo hace sentir como una conversación entre viajeros que se respetan. La forma en que se describe cada parada —desde el color de las rocas hasta el rebozado estilo croqueta en la duna— transmite tanto la belleza como el humor de la experiencia. No es simplemente una guía; es una invitación.

    Y lo más admirable es que, además de ser informativo hasta el último dato práctico, el texto logra emocionar. Hay un cariño evidente por el lugar, por la experiencia compartida y por los momentos que hacen que viajar valga la pena. El amanecer en el desierto blanco, contado con una mezcla de humildad y asombro, te deja con ganas de hacer la maleta inmediatamente. Una lectura que no solo ayuda a planificar, sino que recuerda por qué viajar sigue siendo uno de los grandes lujos de la vida.

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