Callejón del Pollo Muerto, Berlín

Qué ver en el barrio judío de Berlín

En el barrio judío podrás recordar la historia de esta comunidad, además de descubrir los típicos patios de Berlín con sus diferentes ambientes. ¿Nos acompañas?

Collage 8 fotos Berlín

El barrio judío como tal nunca existió en Berlín, pues los judíos vivían por toda la ciudad. Sin embargo, en esta área se encontraban muchos de los miembros de la comunidad y alberga importantes lugares, como el antiguo cementerio y la nueva sinagoga. Esta zona se encuentra en Scheunenviertel, el barrio de los graneros, y en el barrio de Spandauer Vorstadt, el suburbio de Spandau. Y no sólo es conocido por su relación con la comunidad judía, sino también por ser una zona muy popular, con numerosas tiendas de moda, galerías de arte y donde podrás descubrir los típicos patios de Berlín.

En este post vamos a contarte qué ver en el barrio judío de Berlín, una zona donde puedes rastrear el pasado de esta comunidad. Al final, encontrarás un mapa para orientarte mejor. Además, en nuestro blog encontrarás mucha más información sobre la capital de Alemania:

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Una manera perfecta de empezar a conocer esta ciudad es unirte a este free tour por Berlín, que te lleva a conocer sus principales lugares. O bien, unirte a este tour de Berlín al completo. Si sois un grupo, igual os interesa reservar este tour privado por Berlín

Un consejo: si quieres visitar varias de las atracciones de Berlín, igual te interesa echar un ojo a los pases que ofrecen descuentos para muchas de las actividades, además de incluir el uso ilimitado del transporte público. Una de ellas es la Berlin Welcome Card. Otros pases son el EasycityPass Berlín o el Berlin CityTourCard. Además, puedes adquirir el Museum pass Berlín, que incluye la entrada a muchos museos de la ciudad, pero no el transporte.

El barrio judío

El llamado barrio judío se extiende entre las calles Oranienburger, Linien, Rosenthaler, Alte Schönhauser y el parque Monbijou. 

El barrio judío se corresponde con el Suburbio de Spandau, Spandauer Vorstadt, pero también con el Scheunenviertel, distrito de los graneros, que se corresponde con la zona al este de la calle Rosenthaler. La mayoría de lugares que vamos a mencionar relacionados con los judíos se encuentran en el suburbio de Spandau. 

Antiguamente, la zona se encontraba fuera de las murallas, frente a la puerta de Spandau. Era una zona agrícola que comenzó a desarrollarse a finales del s. XVII. El distrito de Scheunenviertel recibió su nombre en la segunda mitad del s. XVII, cuando se prohibieron los graneros dentro de la ciudad por razones de protección contra incendios. En ese momento, Alexanderplatz era un mercado de ganado que necesitaba grandes cantidades de heno y paja. Así que los graneros se construyeron en esta zona.

En la primera mitad del s. XVIII, se ordenó a los judíos de Berlín que no poseían una casa que se mudaran a Scheunenviertel. Además, sólo podían ingresar a la ciudad a través de las dos puertas del norte de la ciudad. Esto llevó a que se desarrollase un barrio con fuerte influencia judía. Asimismo, en las inmediaciones de este distrito se encontraba la sinagoga Heidereutergasse, que ya no existe, y el cementerio judío. Por eso, muchos inmigrantes judíos también se establecieron aquí cuando llegaron a Berlín desde mediados del siglo XIX, convirtiéndose en el centro de la emigración judía que huía de los pogromos de Europa del Este. Estos eran mayoritariamente judíos ortodoxos.

Scheunenviertel se vio influenciado por la industrialización de la ciudad, que hizo que la población aumentase mucho en pocos años y que provocó una gran demanda de vivienda. Muchos inmigrantes encontraban en este distrito su primera residencia y el espacio empezó a escasear. Vamos, que no era el barrio con mejor reputación de la ciudad, aquí había pobreza y prostitución. Durante la República, eran frecuentes las redadas policiales y los pogromos antisemitas.

Por el contrario, en la parte occidental del suburbio de Spandau, se habían establecido judíos de clase media. Para menospreciarles, los nacionalsocialistas extendieron el nombre Scheunenviertel a todo el suburbio de Spandau.

Tras la II Guerra Mundial, la RDA no le dio mucha importancia a esta zona, en detrimento de la cercana Alexanderplatz, el centro de Berlín Oriental. Fue tras la Reunificación alemana, cuando el barrio fue descubierto y revivido por artistas que se instalaron en los patios y en las casas abandonadas. Luego vino también el comercio y la renovación de muchos edificios antiguos. El suburbio de Spandau se convirtió en un distrito residencial, comercial y de moda.

Hubo también ocupaciones de casas, así, las ruinas de unos edificios en la calle Oranienburger que iban a ser demolidos, fueron ocupados por artistas en 1992, naciendo el conocido Kunsthaus Tacheles, un lugar de arte y cultura alternativos. Sin embargo, en 2012 tuvieron que abandonar la casa, que ahora está en renovación, pero mantiene su antigua fachada.

Qué ver en el barrio judío

Un buen lugar para comenzar a conocer la zona es la plaza Hackesche Markt. En esta se encuentra una estación de tren con una bonita fachada de ladrillo, que fue inaugurada a finales del s. XIX. Hoy es una zona muy animada y popular, donde numerosos restaurantes se encuentran en los arcos de la estación. Además, todos los jueves y los sábados se organiza un mercado de 9:00 a 18:00.

En sus alrededores hay numerosos lugares de interés, restaurantes, cafeterías, tiendas y pubs. Aparte de los que vamos a comentar en este post, muy cerca se encuentra la Isla de los Museos, la Catedral de Berlín y la zona de Alexanderplatz. Vamos, un lugar perfecto para conocer algunos de los lugares imprescindibles de Berlín, descubrir el barrio judío, ir de compras o salir de fiesta.

Muy cerca de la plaza empezamos a encontrar los típicos patios del Berlín antiguo, con numerosos negocios y una atmósfera diferente. 

A comienzos del siglo XX, se construyeron en esta zona de Berlín muchos edificios con patios interiores. Estos albergaban empresas, viviendas y diferentes negocios, como tiendas, cafés o restaurantes. Con la II Guerra Mundial, muchos quedaron destruidos completa o parcialmente y no fue hasta la reunificación, que se empezaron a recuperar. Hoy es una atracción muy popular de Berlín.

Los más conocidos y grandes son los Hackesche Höfe, en la calle Rosenthaler. Estos se abrieron en 1906 frente a Hackesche Markt y eran el complejo residencial y comercial más grande de Alemania. Se componen de ocho patios, siendo el más espectacular el primero, que está decorado con fachadas Art Nouveau y fue diseñado por August Endell. Este alberga un cine y el teatro Chamäleon, que ofrece espectáculos del nuevo circo. Además, cada patio alberga diferentes tiendas y restaurantes, así como atmósferas distintas, por eso te recomendamos que pasees por todos ellos. En alguno encontrarás también información sobre la historia del barrio.

Hay mas patios además de estos. Nuestro consejo es que entres en los que veas, porque cada uno presenta una atmósfera diferente y cuenta una historia distinta de la ciudad. Asimismo, cada uno alberga pequeños negocios, variados restaurantes, salas de espectáculo y galerías.

Si visitas los Hackeshe Höfe, seguro que ves también los Rosenhöfe, y es que están contiguos a estos. Aquí te llamará la atención la escalera de caracol del edificio. 

Otros patios son los idílicos Heckmann Höfe, cuyo origen se remonta a finales del s. XVIII y han servido tanto para edificios residenciales como para establos. Fueron comprados por el magnate de la industria Heckmann en 1905. Se encuentran entre la calle Oranienburger y August, y es un buen lugar para descansar en alguna de sus terrazas. También en esta calle se encuentra el Kunsthof Berlín

De menor tamaño son los Sophienhöfe, que están  entre la calles Sophien y Gips.

Justo al lado de los Hackesche Höfe hay un lugar muy interesante, que es fácil que te pase desapercibido, el callejón de los pollos muertos o Casa Schwarzenberg, pues es la sede de un grupo de jóvenes llamados los pollos muertos. La calle donde se encuentra, Rosenthaler, es muy bulliciosa, con numerosas tiendas y restaurantes, y es fácil que la recorras sin fijarte en la estrecha entrada a este lugar, donde  hay un gran contraste entre su ambiente y el de la calle comercial.

Dentro hay un par de bares con terraza, un par de centros muy interesantes y el Gabinete de los monstruos, donde podrás ver extrañas criaturas. Por haber, hay hasta una máquina Art to go, para llevarte un recuerdo diferente a casa. Además, sus paredes están cubiertas de grafitis.  Vamos, que puedes pasarte horas descubriendo nuevos detalles. 

Centro Anna Frank, que abre de martes a domingo de 10:00 a 18:00. La entrada normal cuesta 8€.

Museo Otto Weidt, que abre de lunes a viernes de 9:00 a 18:00 y los fines de semana a partir de las 10:00. La entrada es gratuita. La visita trata sobre la fábrica de escobas y cepillos para ciegos de Otto Weidt y se encuentra en el taller de la empresa. Su dueño, Otto Weidt, contrataba principalmente a judíos ciegos y sordos, a los cuales trató también de proteger de la deportación. Uno de sus escondites se encontraba en el taller y se ve durante la exhibición, además, de contar las historias de los afectados. 

En el barrio judío verás varias placas conmemorativas que recuerdan la vida de la antigua comunidad judía, además de numerosas stolpersteine en el suelo. Estas llevan grabadas la información de los judíos que vivían antiguamente en los edificios frente a los que se encuentran. Las verás por todo Berlín y por toda Alemania.

Una calle con numerosos lugares de interés es Große Hamburger.

En uno de sus extremos se encuentra la plaza Koppen, donde hay un monumento que conmemora el Holocausto:  La habitación abandonada. Cerca está el Hospital Santa Eduviges, que fue fundado a mediados del s. XIX como hospital católico, puesto que tras la reforma no había ninguno. Durante la II Guerra Mundial, algunos de sus trabajadores ayudaron a los judíos contra la deportación. Tras la Guerra, este era el único gran hospital en funcionamiento de la ciudad. 

Enseguida llegarás a la Iglesia de Sofía, que fue construida a principios del s. XVIII gracias a la reina Sofía Luisa. Durante la Guerra no sufrió grandes daños y ha conservado la única torre de iglesia barroca que queda en Berlín. En 1964, Martin Luther King predicó aquí en su visita a Berlín Oriental. En su cementerio se encuentran las tumbas de la poeta Anna Louisa Karsch, nacida en 1722 y considerada la primera mujer del país que pudo ganarse la vida como escritora, y la del músico Carl Friedrich Zelter.

En esta zona verás los estragos de la guerra en alguna de las fachadas, donde todavía hoy puedes ver agujeros de balas que dan testimonio de las luchas que hubo por el centro de la ciudad durante la Batalla de Berlín.

Otro recordatorio de las destrucción de la Guerra lo puedes ver junto al número 15 de esta calle. Y no es otro que el hueco que dejó un edificio que desapareció a causa de los bombardeos. En las fachadas de ambos lados se pueden ver los nombres de sus antiguos residentes.

Frente a esta se encuentra el instituto judío Moses Mendelssohn. El conocido filósofo judío alemán Moses Mendelssohn, gran defensor de los derechos civiles de los judíos y de su integración en la sociedad, quería que los niños pobres pudiesen aprender otras materias, como alemán, matemáticas o biología, además de la Biblia y el Talmud. Así, en 1778, se fundó la escuela gratuita judía, que abrió en 1863 en la calle Große Hamburger. En 1942, la Oficina Principal de Seguridad del Reich obligó a desalojar el edificio, que se utilizó como campo de deportación para los judíos. En 1993, reabrió el instituto.

Junto a él se encuentra el antiguo cementerio judío. Aunque ya había judíos en Berlín a finales del s. XIII, estos fueron expulsados varias veces. Un asentamiento permanente de esta comunidad se remonta a 1671, tras la expulsión de judíos de Viena. Fue entonces cuando se les permitió, a varias familias expulsadas, asentarse en la ciudad. El cementerio data de esa época y su tumba más conocida es la de Moses Mendelssohn, uno de los mayores representantes de la Ilustración judía, que fue enterrado en 1786 y cuya lápida ha sido reconstruida varias veces. El cementerio dejó de usarse en la década de 1820. En 1943, el cementerio fue saqueado y en los últimos días de la guerra, más de 2000 víctimas de esta fueron enterrados en fosas comunes. Frente a él se encuentra la escultura víctimas judías del fascismo.

Si quieres visitar otro cementerio judío, puedes acercarte al de Weißensee, que es el cementerio judío conservado más grande de Europa. Se encuentra en el distrito de Pankow.

Junto al cementerio se encontraba un asilo de ancianos de la comunidad judía de 1844. En 1942 fue ocupado por la Gestapo, que lo usó como campo de tránsito desde el cual se deportaron alrededor de 55.000 berlineses judíos a los campos de concentración. Una piedra conmemorativa recuerda hoy este edificio. 

Y llegamos a la calle Oranienburg, donde está la Nueva Sinagoga. A mediados del s. XIX, la comunidad judía ya tenía un tamaño considerable y la Antigua Sinagoga, que se encontraba en Heidereutergasse, se había quedado pequeña. Esta, la sinagoga más antigua de Berlín, era de principios del s. XVIII y ya no existe, pues fue destruida durante los bombardeos de la II Guerra Mundial. Hoy, en el parque donde estaba, verás información sobre ella y el memorial a las protestas de Rosenstraße, un exitoso levantamiento contra la persecución de judíos.

Como la mayoría de los judíos vivían en el centro de la ciudad, especialmente por esta zona, se eligió esta ubicación para la Nueva Sinagoga, que fue inaugurada en 1866. El diseño de este bello edificio en estilo morisco fue de Eduard Knoblauch, que se inspiró particularmente en la Alhambra de Granada. En ese momento la sinagoga era el lugar de culto judío más grande y magnífico del Imperio Alemán.

La sinagoga se salvó de ser incendiada en noviembre de 1938, durante la noche de los cristales rotos, gracias a la intervención de un policía, Wilhelm Krützfeld, que se opuso a que le prendieran fuego y avisó a los bomberos. Sin embargo, el edificio quedó casi destruido tras la II Guerra Mundial, y no fue hasta la década de 1990 cuando se reconstruyó. Pero sólo la fachada y la cúpula dorada se mantuvieron fieles al original, como un recuerdo de su antiguo esplendor. En su parte trasera está marcado en el suelo su antiguo contorno, que permite hacerte una idea de su tamaño original y no olvidar todo lo que pasó.

Actualmente alberga el Centro Judaico, donde hay una exposición sobre la vida judía en Berlín y una sala de oración. Ten en cuenta que el sábado está cerrado. Para más información sobre horarios, precios y exhibiciones, lo mejor es que mires en su página web.

Si quieres conocer más sobre la vida de los judíos en Berlín, puedes unirte a esta visita guiada por el Barrio judío y su museo.

Cerca de la sinagoga hay un magnífico edificio, la antigua oficina de correos, que fue construida a finales del s. XIX. Y la calle August es conocida por sus numerosas galerías. Además, aquí se encuentra un bar de toda la vida, el Clärchens Ballhaus, que abrió en 1913. En este acogedor salón de baile también puedes comer y tomarte una cerveza. Un buen lugar para hacer un descanso en el barrio judío.

Otro buen lugar para terminar este tour y descansar, es el actual parque de Monbijou, donde una vez estuvo el Palacio de Monbijou, la residencia tradicional de las reinas de Prusia. Este sufrió graves daños durante la Guerra y no fue restaurado, sino demolido en 1959. Ahora es un parque muy popular para descansar o pasar un buen rato. Hay columpios, un gimnasio al aire libre, bares y muchísimo ambiente, aquí se organizan hasta clases de baile. Además, se encuentra frente a la Isla de los Museos y tiene un paseo a lo largo del río con muy buenas vistas. El teatro Märchenhütte representa obras de teatro.

Casi como una extensión, se encuentra el parque James-Simon, también con vistas a los museos y mucha oferta gastronómica. 

Cerca de Berlín está el campo de concentración de Sachsenhausen, una visita imprescindible para conocer el destino de muchos judíos durante el periodo nacionalsocialista. A esta puedes llegar por libre o unirte a esta visita al campo de concentración.

Aquí te dejamos un mapa con todos los lugares de los que hemos escrito, ordenados según han ido apareciendo en el texto. Esperamos que te ayude a orientarte un poco mejor. 

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Nos gusta mucho sacar fotografías en nuestros viajes. Para ello llevamos la cámara Nikon D3400 con objetivo Tamron 18-200. En los viajes largos llevamos también nuestra antigua cámara, la Canon Powershot G5x, por si tenemos problemas con la primera. Además, esta sigue siendo nuestra primera opción si vamos a la montaña, pues es pequeña y ligera. Siempre llevamos varias tarjetas de memoria. La mochila que usamos para llevar las cámaras es esta.

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