Berlín ha sufrido numerosos cambios a lo largo de su historia, siendo la capital del reino de Prusia, del Imperio Alemán, de la República de Weimar, del Tercer Reich, de la RDA y, desde 1990, de Alemania. La ciudad vivió un periodo muy oscuro, que acabó con la construcción de un muro que separó a sus habitantes durante casi 30 años. Berlín es ahora una ciudad tolerante, alternativa y cosmopolita, donde la historia no se olvida y sigue muy latente en sus calles. ¿Nos acompañas?

Berlín tiene casi 800 años de historia, años que han estado llenos de altibajos, con momentos de intensa actividad cultural y progreso, y momentos muy oscuros y de terror, donde el régimen nazi dominaba todos los sectores de la sociedad. Arrasada tras la II Guerra Mundial, fue administrada conjuntamente por las cuatro potencias ganadoras. Sin embargo, no lograron ponerse de acuerdo y se acabó construyendo un muro, que dividió la ciudad en dos bloques y se convirtió en el símbolo más representativo de la Guerra Fría. Hoy es una ciudad diferente, donde todo el mundo es bienvenido.
Su agitado pasado ha marcado tanto a la ciudad, que, cuando la visitas, es la historia de sus edificios, calles y distritos la que te va guiando. Y es que Berlín no olvida, y está llena de museos y monumentos conmemorativos que te recuerdan los resultados desastrosos de las ansias de poder y las ideas de superioridad, dejando patente lo que no debería volver a suceder. Pero también es una ciudad tolerante, de gran diversidad cultural y muy buen ambiente, con numerosos lugares alternativos donde puedes ver la creatividad de sus habitantes.
Por todo esto, antes de contaros qué ver en Berlín y cómo sacarle el máximo provecho a tu visita, vamos a resumirte su historia. Así entenderás por qué la capital de Alemania no sobresale por sus edificios históricos, sino por su pasado y su ambiente abierto y diferente.
Para más información sobre esta ciudad puedes echarle un ojo a nuestros otros posts sobre ella:
– Berlín: todo lo que necesitas saber para visitarla. Cómo moverte por la capital de Alemania
– Qué ver en Berlín: un paseo por sus barrios
– Isla de los Museos y Kulturforum, un paraíso para los amantes del arte
– Imprescindibles de Berlín, qué ver si se tiene poco tiempo
– Qué ver en Mitte, el corazón de Berlín
– Qué ver en el barrio de San Nicolás, donde recordar el Berlín medieval
– Qué ver en el barrio judío de Berlín
– Qué ver en Kreuzberg-Friedrichshain, arte, historia y mucho ambiente
Historia de Berlín
Orígenes de la ciudad
A finales del s. XII, había dos asentamientos comerciales a ambos lados del río Spree, Berlín y Cölln, que dieron origen a la ciudad de Berlín. Se considera el año 1237 como la fecha oficial de su fundación.
Ya a comienzos del s. XIV, Berlín y Cölln se asociaron para formar una unidad más fuerte. A mediados del s. XIV, se convirtieron en miembros de la liga Hanseática, aunque nunca jugaron un papel importante.
Hohenzollern: margraves de Brandeburgo, reyes de Prusia y emperadores del Imperio Alemán (1415 – 1918)
En 1415, con el nombramiento de Federico I como elector de Brandeburgo, llegó al gobierno de Berlín la poderosa familia Hohenzollern. Y allí se quedaron 500 años, hasta el final de la I Guerra Mundial.
En 1417, Berlín pasó a ser la capital del Margraviato de Brandeburgo, uno de los principados del Sacro Imperio Romano Germánico.
Siendo margraves de Brandeburgo, los Hohenzollern aumentaron su poder durante el siglo XVII, heredando el Ducado de Prusia, unión que daría lugar al Reino de Prusia. Fueron ellos también los que fundaron el Imperio Alemán en el s. XIX.
En la primera mitad del siglo XVII, la Guerra de los Treinta Años, que se libró principalmente en el Sacro Imperio Romano Germánico y que comenzó como un conflicto político-religioso entre estados partidarios de la Reforma y la Contrarreforma, hizo que la población de Berlín se redujese a la mitad.
En 1701, el elector Federico III es coronado como Federico I de Prusia y Berlín pasa a ser residencia real y capital del Reino. Es entonces cuando el rey decreta que Berlín y Cölln, junto a Friedrichswerder, Dorotheenstadt y Friedrichstadt, se junten para formar la ciudad única de Berlín, que pasó a tener 55.000 habitantes.
En 1740 llega al trono Federico II, gran ejemplo del Despotismo Ilustrado. Este rey pasó a la historia como Federico el Grande, gracias a sus hazañas militares que duplicaron el territorio de Prusia y la convirtieron en una gran potencia europea. Bajo su reinado, Berlín se convirtió en un centro de la ilustración europea y se convirtió en la ciudad más grande de lo que ahora es Alemania.
Durante las guerras napoleónicas, la reputación del ejercito prusiano cayó cuando, en 1806, Napoleón entró en Berlín por la puerta de Brandeburgo y las tropas francesas ocuparon la ciudad durante 2 años. A raíz de esto, se reformó el ejército, que jugaría un papel importante en la derrota de Napoleón en Waterloo en 1815.
A lo largo del s. XIX, Berlín experimentó una época de enorme auge, convirtiéndose en un centro industrial y científico. Además, era ya la cuarta ciudad más grande de Europa, tras Londres, París y Viena.
Durante la Revolución Industrial, surgieron aquí importantes empresas como Siemens, Schering, AEG o Schwartzkopff.
En 1871, tras la victoria de la guerra franco prusiana, se funda el Imperio Alemán, con Guillermo I como emperador y Otto von Bismarck como canciller. Berlín se convirtió en su capital. La ciudad contaba ya con casi 1 millón de habitantes.
República de Weimar (1918 – 1933)
Tras la I Guerra Mundial, donde Alemania cayó finalmente derrotada, el emperador Guillermo II abdicó. Tras ello, se proclamó en Berlín la república, el 9 de noviembre de 1918.
Los comienzos de la República no fueron fáciles, tuvo que hacer frente a numerosas tensiones internas y Berlín fue escenario de violentos conflictos políticos. Además, en junio de 1919, se firmó el Tratado de Versalles, en el que Alemania tuvo que aceptar la responsabilidad de la I Guerra Mundial, así como una gran multa económica que causó una gran inflación y la devaluación de la moneda. A todo ello se sumó la crisis económica causada por la devastación de la guerra y el descontento de la población tras la derrota.
Pero no todo iba a ser malo, y a pesar de esta inestabilidad económica, política y social, Berlín vivió una época de gran apogeo en los años 20, convirtiéndose en una metrópolis cultural. Aquí se reunieron grandes artistas y científicos como Otto Dix, Bertolt Brecht, Max Liebermann, Billy Wilder, Albert Einstein o Fritz Haber.
La Ley del Gran Berlín de 1920, por la que se incorporaron varias ciudades y distritos de los alrededores, la convirtió en la ciudad industrial más grande de Europa. La población pasó a 3,8 millones, haciendo de Berlín la tercera ciudad más poblada del mundo tras Londres y Nueva York.
Si quieres saber más sobre esta época, puedes unirte a esta visita guiada a la vida en el Berlín de los años 20.
Pero los dorados años 20 acabaron con la Gran Depresión de 1929, que llevó a la quiebra a muchas empresas y al desempleo a un alto porcentaje de la población. Se organizaron manifestaciones y hubo muchos disturbios violentos con heridos y muertos.
Con este panorama, en noviembre de 1929, el NSDAP, Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, entró por primera vez al parlamento de la ciudad. Desde entonces, empezaron a cosechar mayores éxitos electorales, hasta que Adolf Hitler fue nombrado canciller de Alemania el 30 de enero de 1933, lo que llevaría a la toma del poder por los nacionalsocialistas y al fin de la democracia en Alemania.
En 1934, muere el presidente de la República, Paul von Hindenburg, y Hitler se convierte en dictador al fusionar la presidencia y la cancillería, centralizando todo el poder en su figura.
Periodo Nacionalsocialista, la Alemania Nazi o el Tercer Reich (1933 – 1945)
El partido nazi comenzó enseguida a perseguir a sus opositores políticos, para así consolidar su poder. También organizaron los primeros campos de concentración, a los cuales mandaron a muchos miembros de la oposición. Además, controlaban todos los aspectos de la sociedad y luchaban contra todo lo que ellos consideraban que iba contra el «espíritu alemán», como la quema de libros que tuvo lugar en la actual Bebelplatz en mayo de 1933.
La ideología del partido estaba muy definida por su racismo y su antisemitismo. Consideraban a la raza aria como una raza superior y, tras la toma de poder, comenzaron a perseguir a todos aquellos que consideraban inferiores o indeseables, como gitanos, homosexuales o discapacitados, y, especialmente, a los judíos. Enseguida comenzaron a organizar boicots contra sus comercios y contra los profesionales judíos, como médicos y abogados, y a promulgar leyes contra ellos.
En 1936, se celebraron en Berlín los Juegos Olímpicos de Verano. Pero antes de su celebración tuvieron cuidado de limpiar la ciudad de símbolos antisemitas y de lemas incendiarios.
En marzo de 1938, Alemania se anexionó Austria. Berlín se convirtió en la capital del Gran Reich Alemán.
El 9 de noviembre de 1938, tuvo lugar la noche de los Cristales Rotos, una revuelta contra los ciudadanos judíos, no sólo en Berlín sino en todo el territorio alemán. Durante esta, se incendiaron sinagogas, se saquearon tiendas judías y más de 30.000 judíos fueron arrestados y deportados a campos de concentración.
Y el 1 de septiembre de 1939 comenzó la II Guerra Mundial con la invasión alemana de Polonia.
En Berlín, en enero de 1942, tuvo lugar la Conferencia de Wannsee, donde los nacionalsocialistas de alto rango coordinaron las medidas para la “solución final a la cuestión judía”. Se estima que unos 6 millones de judíos murieron durante el Holocausto.
En abril de 1945, el Ejército Rojo entró en Berlín y dio comienzo la Batalla de Berlín. El 30 de abril, Hitler se suicidó en el búnker del Führer, junto a su pareja, Eva Braun, con la que se había casado unas 40 horas antes en el búnker. El 2 de mayo, los defensores de Berlín se rindieron. La rendición incondicional de Alemania ocurrió el 8 de mayo, en un cuartel del distrito berlinés de Karlshorst.
Berlín salió mal parada de la guerra. La ciudad comenzó a ser bombardeada en agosto de 1940, aunque los peores ataques se produjeron en los últimos meses de la guerra. La ciudad fue en parte arrasada, sobre todo en las zonas del centro, y hubo muchas pérdidas humanas.
Hay muchos lugares en Berlín que recuerdan esta parte de la historia. Si te interesa, puedes unirte a alguno de los tours que los recorren, como este paseo histórico por el Berlín del nazismo, este tour del Tercer Reich o este tour de la Batalla de Berlín y parque Treptower. También puedes aprender sobre este periodo tan duro para los judíos en esta visita guiada por el barrio judío y su museo o visitar el campo de concentración de Sachsenhausen.
Guerra Fría: el Muro de Berlín
Tras la guerra comenzó un nuevo periodo para la gran derrotada Alemania y, especialmente, para la ciudad de Berlín.
Los aliados dividieron Alemania en cuatro zonas de ocupación y, a su vez, Berlín en cuatro sectores: Francia controlaba el noroeste, Inglaterra el oeste, los Estados Unidos el suroeste y el este quedó bajo la supervisión de la Unión Soviética. La ciudad sería administrada conjuntamente por las potencias ocupantes, lo que resultó ser un fracaso. Los conflictos de intereses entre las potencias victoriosas condujeron a la Guerra Fría, que se vivió en Berlín de manera especial.
Pronto hubo una escalada de conflictos políticos entre los aliados occidentales y la Unión Soviética.
Y en junio de 1948, la URSS bloqueó a Berlín occidental, cerrando todas sus fronteras terrestres. Esta fue su respuesta a la reforma monetaria impuesta por los otros países y a su deseo de ganar control económico sobre toda la ciudad. Sin embargo, los aliados lograron abastecer de alimentos, combustible y otros productos a la ciudad durante los 11 meses que duró el bloqueo. Lo hicieron desde el aire, gracias al puente aéreo. En este tiempo, en Berlín occidental aterrizaron cientos de aviones cada día. Dado que en ocasiones lanzaron dulces para los niños, los aviones fueron llamados cariñosamente Rosinenbombers, bombarderos de caramelos. La Unión Soviética levantó el bloqueo en mayo de 1949.
En mayo de 1949, se fundó la República Federal de Alemania, RFA, en las zonas occidentales de Alemania. Su capital era Bonn.
En octubre de 1949, se fundó la República Democrática Alemana, RDA, en la zona este del país. Su capital era Berlín Este.
Berlín Occidental estaba unido económicamente a la RFA, pero legalmente no formaba parte de ella, puesto que estaba ocupado por los tres aliados. Esta condición no cambió hasta la reunificación en 1990. Además, estaba totalmente rodeado por la RDA, sus fronteras eran Berlín este y Alemania Oriental.
Desde la fundación de la RDA, hubo un flujo continuo de sus ciudadanos hacia el Oeste a través de Berlín Occidental. Aunque había una frontera vigilada entre ambos países, la que cruzaba Berlín estaba abierta y era difícil de controlar. Así, entre 1949 y 1961, alrededor de 2,7 millones de personas abandonaron la RDA.
Y el estado necesitaba parar esta fuga a través de Berlín Occidental y para ello construyó el muro de Berlín, el símbolo más representativo de la Guerra Fría. En palabras del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy: «una solución poco elegante, aunque mil veces preferible a la guerra».
Así, el 13 de agosto de 1961, de la noche a la mañana, la RDA comenzó a construir un muro a lo largo de su frontera, cerrando así el paso a Berlín Occidental.
De este modo, Berlín quedó totalmente dividida en dos y sus habitantes se vieron separados de sus familiares y amigos y, en muchos casos, de su propio lugar de trabajo. El muro cruzaba por numerosas calles y plazas y también modificó las rutas del transporte público.
El muro tenía un perímetro de 155 kilómetros, de los cuales 43 cruzaban la ciudad. Berlín Oeste era una isla en el territorio de la RDA y el muro determinaba su frontera. Los distritos que le pertenecían eran los actuales, Tiergarten, Kreuzberg, Charlottenburg, Wilmersdorf, Reinickendorf, Spandau, Steglitz-Zehlendorf, Neukölln, Schöneberg, Tempelhof y Wedding.
El muro separó Berlín de 1961 a 1989. Su construcción fue un trabajo de muchos años, puesto que este se fue perfeccionando para mejorar el control en la frontera y evitar fugas.
Así, las barricadas de alambre que se erigieron la madrugada de ese mes de agosto de 1961 y que prohibían el tránsito en el área fronteriza, fueron reemplazándose por un muro de hormigón, que fue ampliándose hasta medir 3,6 m de altura y tener 302 torres de vigilancia. El muro, que verdaderamente eran dos con una franja en medio conocida como la zona de la muerte, estaba protegido por trincheras contra los vehículos, cerca de púas, cables de alarma, búnkers, perros y por muchísimos soldados. Había 8 pasos fronterizos entre el este y el oeste de Berlín. El más famoso de todos ellos es Checkpoint Charlie.
Sin embargo, el muro no detuvo el deseo de huida de los ciudadanos de la RDA y, durante los años entre 1961 y 1988, más de 100.000 personas intentaron escapar, aunque sólo lo lograron unas 5000. Miles de sus habitantes trataron de cruzar el muro de Berlín, por ejemplo a través de túneles, el río o utilizando creativos artilugios. Al menos 100 personas murieron intentando cruzarlo.
Gracias a los acuerdos de pases de 1963, 1964, 1965 y 1966, los berlineses occidentales pudieron visitar a sus familias en Berlín Oriental.
Al principio de la década de 1970, comenzó una política de aproximación entre la RFA y la RDA. Y a finales de los 80, empezó un creciente movimiento de los ciudadanos de la RDA pidiendo reformas. Además, Hungría y Checoslovaquia abrieron sus fronteras, lo que permitió que muchos habitantes de la RDA comenzaran a salir por estas vías.
La presión para que se relajaran las condiciones de movimiento en la RDA se fue intensificando. Y llegó el 9 de noviembre de 1989. Fue ese día, en una conferencia de prensa internacional en directo, cuando un error del secretario general de Berlín Este, Günter Schabowski, precipitó la caída del muro de Berlín a esa misma noche.
A ver, las condiciones se iban a relajar gracias a la revolución pacífica en la RDA y a los cambios políticos en los países de Europa del Este. La dirección del SED, la principal formación política de la RDA, publicó el 6 de noviembre un borrador de una ley de viajes que permitía salir del país sin derecho a retorno. Sin embargo, bajo la presión de manifestaciones en varias ciudades alemanas, el reglamento fue revisado en la mañana del 9 de noviembre. Ahora también había un reglamento de visitas, que permitía los visados para viajes privados con derecho de retorno sin requisitos especiales ni períodos de espera.
Sin embargo, en la famosa conferencia de prensa, el señor Schabowski anunció que entrarían en vigor nuevas normas de viaje para los ciudadanos de la RDA. Y, erróneamente, tras la pregunta de un periodista, dijo que todas las leyes para viajar al extranjero habían sido eliminadas con efecto inmediato. Esto es, Schabowski se pronunció antes de tiempo sobre el nuevo reglamento.
Por supuesto, cuando la gente de Berlín del Este se enteró, corrió a los puntos fronterizos para poner en práctica la nueva ley, ante los sorprendidos guardias fronterizos que no habían recibido instrucciones. Pero al final, acabaron abriendo la frontera ante la avalancha de gente. El primer paso que se abrió fue el de la calle Bornholmer, permitiendo a los ciudadanos de la RDA ir a Berlín Occidental.
Fue una noche muy emotiva, donde Berlín dejó de estar separada. Los ciudadanos de ambas partes salieron a la calle, la gente se abrazaba y festejaba que, tras 28 años, Berlín volvía a estar unida.
Si te interesa esta parte de la historia, en tu visita a Berlín puedes unirte a este Free tour del Muro de Berlín y la Guerra Fría o visitar el museo de la RDA o el museo del muro del Checkpoint Charlie.
Berlín tras la caída del muro
El derribo del muro comenzó la misma noche del 9 de noviembre de 1989, cuando algunos berlineses empezaron a derribarlo con sus propias herramientas. La mayor parte se demolió entre junio y noviembre de 1990. Hoy, puedes seguir su curso por las calles del centro, pues está marcado en el suelo.
En septiembre de 1990, se firmó en Moscú el tratado 2+4 entre los aliados, la RFA y la RDA. Allí se confirmó la reunificación y la plena soberanía de Alemania, se acababa la responsabilidad de las cuatro potencias por Berlin.
Tras este, entró en vigor el Tratado de Unificación de ambos estados alemanes. El 3 de octubre de 1990 se considera el «Día de la Unidad Alemana». Berlín se convirtió en la capital de Alemania.
En verano de 1994, las tropas estadounidenses, británicas, francesas y rusas se despidieron de los berlineses con celebraciones y desfiles.
Puedes aprender más sobre la historia de esta ciudad en el museo de la historia de la ciudad, situado en un búnker de la II Guerra Mundial.
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Nos gusta mucho sacar fotografías en nuestros viajes. Para ello llevamos la cámara Nikon D3400 con objetivo Tamron 18-200. En los viajes largos llevamos también nuestra antigua cámara, la Canon Powershot G5x, por si tenemos problemas con la primera. Además, esta sigue siendo nuestra primera opción si vamos a la montaña, pues es pequeña y ligera. Siempre llevamos varias tarjetas de memoria. La mochila que usamos para llevar las cámaras es esta.
Nuestra guías favoritas para preparar nuestro viajes son la DK y la Lonely Planet. Además nos encantan los libros de Kunth, que siempre proponen muy buenas rutas y las fotos invitan a viajar. El problema es que son en alemán.
¡Muy interesante! No sabía que Berlín oeste no formó parte oficial o legal de la RFA hasta 1990. La historia del muro es de no creer…
Pues si. Y pasó no hace tanto tiempo