Schwäbisch Hall es una ciudad poco conocida del sur de Alemania que prosperó en la Edad Media gracias a la sal, convirtiéndose en una joya arquitectónica. Hay numerosos lugares que ver en Schwäbisch Hall, edificios impresionantes, museos interesantes, torres de las antiguas murallas y puentes sobre el río Kocher. ¿Nos acompañas?
El casco histórico de Schwäbisch Hall es relativamente pequeño y puedes descubrirlo en medio día. En este tiempo podrás recorrer sus calles empedradas, maravillarte frente a sus bonitas fachadas y hacer una pequeña pausa junto al río.
Sin embargo, si quieres tomarte las cosas con calma, visitar sus museos y disfrutar en alguna de sus terrazas, le puedes dedicar algo más de tiempo.
Además, en este post en el que te contamos qué ver en Schwäbisch Hall, también vamos a recomendarte dos excursiones cercanas: el monasterio de Grosscomburg y la ciudad de Vellberg.
Por cierto, en nuestro blog encontrarás más información sobre esta área:
– Qué ver en Stuttgart: la ciudad del automóvil
– Las mejores excursiones desde Stuttgart, descubriendo el sur de Alemania
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– Los castillos más bonitos al sur de Alemania
– Qué ver en la Selva Negra, una guía para descubrir sus secretos
Índice
Dónde está Schwäbisch Hall
Schwäbisch Hall está en el sur de Alemania, en el estado federado de Baden-Württemberg. Las ciudades de mayor tamaño más cercanas son, Heilbronn, a unos 55 km, y Stuttgart, a unos 70 km.
Así, el aeropuerto más cercano es el de Stuttgart. Para encontrar los vuelos que mejor se adaptan a tus fechas y presupuesto te recomendamos entrar en Skyscanner.
En el aeropuerto puedes alquilar un coche para conocer la región o llegar a Schwäbisch Hall como una excursión desde Stuttgart. Y es que el viaje en tren dura 1h 30 min.
Para chequear rutas, horarios y precios entra en la página de Deutsche Bahn. Por ejemplo, una buena opción es adquirir el Baden-Württemberg-Ticket, un billete que te permite tomar a lo largo de un día todos los trenes que quieras dentro de este estado. Es válido para un máximo de 5 personas.
Si llegas a la ciudad en coche, hay varios aparcamientos donde puedes dejarlo. Nosotros solemos ir al parking cubierto de Am Schiedgraben, que está en el centro de la ciudad. La primera hora cuesta 1€, las siguientes 2€ y la cantidad máxima a pagar son 8€.
Eso sí, antes de viajar en coche por el país, te recomendamos leer estos consejos para conducir por las carreteras alemanas.
Qué comer en Schwäbisch Hall
En nuestra guía sobre la gastronomía alemana te contamos cuáles son sus platos tradicionales. Aparte, en esta ciudad hay un producto que es famoso por su calidad: la carne de cerdo o Schwäbisch-Hällisches Landschwein.
Además, no vas a tener problema para encontrar un lugar donde comer en Schwäbisch-Hall, pues hay mucho y de todo tipo.
Si sólo quieres hacer un alto en el camino, te recomendamos la cafetería Ableitner, que está perfectamente situada al lado del puente rojo y tiene un gran surtido de tartas.
Historia de la ciudad
Ya el nombre de la ciudad te indica el producto más importante para su desarrollo, la sal. Pues Hall designa lugares con importantes salinas. Así, el funcionamiento de una salina celta se remonta ya a los siglos III al I a. C. Más tarde, en la Edad Media, se desarrolló un asentamiento alrededor de un manantial de agua salada que sería el origen de Schwäbisch Hall.
El manantial estaba cerca del río, en lo que hoy es el aparcamiento de la Haalplatz, y donde el único recuerdo es una fuente de agua salada.
El asentamiento pertenecía a los condes de Comburg-Rothenburg, pero tras su extinción alrededor de 1116, pasó a ser gobernada por la poderosa familia Staufer, más conocidos como los Guibelinos. Y en 1280, se convirtió en ciudad imperial del Sacro Imperio Romano Germánico.
Como ya sabes, la sal fue el motivo por el que la ciudad prosperó, ganando importancia en la política y en los negocios. Además, tenía mucho prestigio al ser la única salina de la zona y su oro blanco se vendía en los grandes mercados de Speyer, Frankfurt o Alsacia. En 1924, las salinas cerraron.
La acuñación de monedas fue también un negocio importante para la ciudad. Este comenzó en la Alta Edad Media y las monedas que aquí se producían eran peniques de plata llamados «Haller Pfennige» o «Heller«, en honor a su lugar de origen. De hecho, el escudo de la ciudad tiene representado las dos caras de esta famosa moneda, una mano y una cruz.
También el comercio fue muy importante para la economía de la ciudad, siendo su mercado principal la plaza frente a la iglesia de San Miguel. Uno de sus productos estrella era el vino.
Del S. XIV al XVI, la ciudad imperial expandió su territorio, llegando a alcanzar unos 21.000 habitantes. Sin embargo, no se libró de las desgracias y fue victima de devastadores incendios. En 1728, el fuego destrozó dos tercios del casco antiguo y un gran número de casas. La reconstrucción se llevó a cabo en estilo barroco.
En 1802, Schwäbisch Hall dejó de ser ciudad imperial y pasó a formar parte del reino de Württemberg. Fue entonces cuando su crecimiento se estancó, las guerras napoleónicas arruinaron la ciudad, los comerciantes quedaron aislados de sus antiguos mercados por las nuevas fronteras y la salina perdió importancia al encontrarse grandes depósitos de sal en el área de Heilbronn.
En 1936, se construyó en Schwäbisch Hall una base aérea y, durante la II Guerra Mundial, bombarderos y cazas nocturnos estuvieron estacionados aquí. Además, su casco antiguo se salvó en gran parte de los daños de la guerra, aunque el ayuntamiento fue alcanzado por las bombas.
Qué ver en Schwäbisch Hall
Schwalbennest
Un buen comienzo para comenzar a conocer los lugares que ver en Schwäbisch Hall es en el mirador Schwalbennest o nido de golondrinas, que se encuentra en el punto más alto del casco antiguo. Por eso, desde aquí tienes una perspectiva muy bonita de la ciudad y te puedes hacer una idea de su tamaño y de la zona a visitar.
Desde este balcón se ve muy bien la zanja, Schiedgraben, que antiguamente separaba la ciudad imperial libre de Hall de las tierras de la familia aristocrática Schenken von Limpurg.
Además, el mirador está junto a un gran edificio de piedra que domina el perfil de la ciudad, el Neubau, que es el más grande de la ciudad. Este se construyó en el S. XVI y fue utilizado como granero y armería. Hoy día alberga una sala de conciertos, una de exposiciones y un teatro.
Desde aquí puedes entrar a la ciudad por la puerta de Crailsheim, que se construyó en el S. XVI. Asimismo, en esta zona se conserva uno de los últimos tramos de la antigua muralla de la ciudad.
También puedes tomar la calle Pfarrgasse, donde llama la atención una gran casa de entramado de madera del S. XV, que era la antigua vivienda de archidiáconos y sacerdotes.
Además, aquí está la oficina del decano, donde vivió el reformador Johannes Brenz en el S. XVI, quien jugó un papel fundamental en la introducción de la Reforma Protestante en la ciudad. Gracias a él se han conservado las obras de arte en las iglesias de Schwäbisch Hall.
Plaza del Mercado
Ambos caminos te llevarán a la plaza del mercado, que es uno de los lugares que tienes que ver en Schwäbisch Hall.
La plaza está dominada por la iglesia de San Miguel y su imponente escalinata, que se construyó a comienzos del S. XVI para remplazar un muro alto. Desde 1925, esta escalera es el escenario del teatro al aire libre que se organiza durante el verano y atrae a numerosos espectadores.
Te recomendamos subir sus 54 escalones para entrar en la iglesia, en cuya fachada un reloj marca la hora con una única aguja. Eso sí, si no puedes subirla, puedes acceder a la iglesia por las calles laterales.
Iglesia de San Miguel
El templo principal de Schwäbisch Hall fue consagrado en el S. XII, pero sus elementos románicos fueron derruidos en el S. XV, durante la construcción del edificio gótico. Así, de esta época sólo se conserva la torre oeste, donde está la entrada principal, que está bellamente decorada con un pilar que representa la figura del Arcángel Miguel matando al dragón del S. XIII.
Te recomendamos entrar en ella, pues su interior presenta una bella bóveda de crucería y guarda importantes obras de arte. Entre ellas destaca el retablo del altar mayor del S. XV, que fue realizado en los Países Bajos y tiene casi 50 figuras representando la Pasión de Cristo, un Crucifijo y el Santo Entierro del S. XV y el coro. Además, en los pilares de la nave todavía se conservan algunos frescos y tiene vidrieras de los siglos XV y XVI.
Por cierto, detrás del altar hay un osario que se sabe que existe desde 1400, cuando se encontraba fuera de la iglesia románica. Fue descubierto en 1963.
Asimismo, haciendo un último esfuerzo, puedes subir a lo alto de la torre para tener una buena perspectiva de los alrededores. Aunque la vista sea a través de ventanas, merece mucho la pena.
Mientras subes, puedes visitar la capilla románica de la Madalena, que está decorada con frescos.
Tanto visitar la iglesia como subir a la torre es gratuito, aunque agradecen una donación.
Una vez visitada la iglesia, puedes admirar la plaza desde arriba y echar un vistazo a los edificios que la rodean. De diferentes estilos, son los más emblemáticos y de mayor interés histórico de la ciudad.
Ayuntamiento
Enfrente de la iglesia está el ayuntamiento barroco, que fue construido tras el incendio de 1728. Tras la II Guerra Mundial, tuvo que ser reconstruido.
A su izquierda hay un edificio amarillo que era la taberna de los ciudadanos, que fue reconstruida en estilo barroco tras el incendio, y junto a él se encuentra la Sibilla-Egen-Haus del S. XVIII y de color naranja, y una casa en estilo rococó construida tras el devastador incendio.
Frente a ellas está la fuente gótica de comienzos del S. XVI, conocida como la fuente del pescado o del mercado, pues aquí se mantenían los peces los días de mercado. Sus figuras representan a San Miguel luchando contra el dragón, a San Jorge luchando contra un lindwurm, una especie de dragón, y a Sansón luchando contra el león. Asimismo, aquí está también la picota.
En este lado de la plaza hay también un gran complejo de piedra que ahora es un hotel. En el S. XVI, este pertenecía a una rica familia y sirvió de alojamiento al emperador Carlos V en su visita a la ciudad imperial.
Al otro lado del ayuntamiento hay varios edificios de entramado de madera. Entre ellos destaca la Clausnizerhaus, del S. XVI y con una maravillosa fachada.
Además, la Bonhöferhaus del S. XV tiene un gran arco de entrada que dirige al nonnenhof o patio de las monjas, donde hay una bonita casa de entramado.
Asimismo, una de las esquinas con más encanto de la plaza es donde hay tres casas estrechas de llamativos colores. En este lugar hubo un monasterio franciscano desde 1236, pero, tras la Reforma, sus edificios se transformaron en edificios residenciales.
Por cierto, una piedra conmemorativa en este lado de la plaza recuerda la quema de objetos judíos en 1938.
Puedes salir de la plaza por esta bonita esquina, por la Haalstrasse, donde está la Löwen Apotheke, una farmacia que ya existía en el S. XVI y que todavía mantiene en su interior algunas partes antiguas.
De esta salen, además, dos calles estrechas, la Obere Herrngasse y la Untere Herrngasse, que tienen mucho encanto y están conectadas entre si por estrechos y empinados callejones. Asimismo, en la Untere Herrngase nº 2 se encuentra la casa de entramado más antigua que ver en Schwäbisch Hall, pues es de finales del S. XIII.
La Haalstrasse da a la Hafenmarkt, donde está la oficina de turismo y una caja de ahorros, en cuyo interior se descubrió una planta de extracción de sal de origen celta en 1939.
Por otro lado, la zona trasera de esta plaza tiene mucho comercio, cafeterías y restaurantes, así como varios edificios modernos, que te recordarán que algunas casas fueron dañadas durante la II Guerra Mundial.
Al final de la Haalstrasse se encuentra Im Haal, donde, escondida en un aparcamiento de coches, te espera la fuente que indica el lugar de la salina que fue el origen de la riqueza de la ciudad. Además, hay una explicación de cómo se extraía el llamado oro blanco durante la Edad Media. Así, la salmuera se extraía de la fuente y se dirigía a las casas de alrededor, donde se hervía hasta conseguir los cristales de sal.
Desde este aparcamiento tienes muy buenas vistas del otro lado del río, con bellas casas de entramado, la iglesia de Santa Catalina, la chimenea de la Sudhaus y la arquitectura moderna del Kunsthalle Würth.
Aquí está también la torre Sulfer, que fue construida en el S. XIII, pero que tuvo que ser renovada tras el incendio del S. XVIII, siendo su parte inferior original. Esta formaba parte de la antigua muralla y por aquí se entraba a la ciudad por un vado en el rio.
Junto a ella hay un edificio de entramado de color rojo que es la sede administrativa de los trabajadores de la sal, donde se administran las rentas de las salinas que el estado todavía paga a los herederos de los antiguos pobladores.
Islas de Schwäbisch Hall
Cruzando el puente de madera cubierto llegarás a la zona más fotografiada de la ciudad: las dos islas, Grasbödele y Unterwöhrd, que están conectadas por puentes.
Este es uno de los lugares que tienes que ver en Schwäbisch Hall y es que la vista del conjunto de casas de entramado que dan al rio Kocher es, simplemente, perfecta.
Tras atravesar el puente estarás en Grasbödele, donde te apetecerá tumbarte en la hierba para quedarte un rato admirando el lugar.
El otro puente que une esta isla a la ciudad es el Steinerne Steg, que está construido en piedra y dirige al Keckenhof, donde está el Keckenburg, una torre de defensa de ocho pisos y de unos 18 m de altura que fue construida en el S. XIII.
Aquí está el museo Hällisch-Fränkisches, que se extiende sobre siete edificios históricos y que es uno de los lugares que ver en Schwäbisch Hall. Su entrada es gratuita y aquí aprenderás sobre la historia, el arte y la cultura de la ciudad.
Además, verás el artesonado de la sinagoga de una antigua casa que fue pintado alrededor de 1738. Y es que, tras la Reforma, los judíos tenían prohibido vivir dentro de la ciudad amurallada. A cambio del pago de unas tasas, a algunos se les permitió vivir en la zona no amurallada de Unterlimpurg. Uno de ellos fue Mosé Mayer Seeligman, que preparó una sal de oración en la buhardilla de su casa.
En el museo también destacan las figuras de marfil de Leonhard Kern, un distinguido escultor barroco del S. XVII, y la gran colección de dianas de tiro decoradas, que incluye más de 200 ejemplares de los siglos XVIII y XIX.
El puente de piedra Steinerne Steg dirige también a Unterwöhrd, que es la isla de mayor tamaño. Aquí hay columpios para niños y un teatro redondo, el Globe-Theater.
De esta isla puedes salir cruzando el puente Rojo, un puente cubierto de madera que lleva al barrio de Santa Catalina, que era el hogar de pequeños artesanos.
Justo a la salida del puente, junto a la antigua casa de los curtidores, que es un edificio de entramado de color rojo, se encuentra la cafetería Ableitner.
La Mauerstrasse o calle del muro, llamada así porque por aquí corría la antigua muralla de la ciudad, va paralela al río y llega hasta el Henkersbrücke o puente del verdugo.
Merece la pena que camines por esta calle para que disfrutes de las bonitas vistas del otro lado de la ciudad reflejada en el agua.
Al final, además de un bonito conjunto de casas de entramado, verás la Johanniterkirche o iglesia de San Juan y, cerca de ella, hay otra puerta de la antigua fortificación, la Weilertor, construida en el S. XIV y reforzada en el S. XVI.
Museos Würth
Tenemos que hablar ahora del Grupo Würth, una famosa empresa de herramientas y productos químicos que fue fundada por Adolf Würth en Künzelsau, Baden Württemberg.
Esta empresa, además, está muy interesada en el arte y la cultura. Así, el hijo del fundador, el mecenas Reinhold Würth, comenzó una colección de arte de más de 18.000 obras que van desde finales de la Edad Media hasta la época actual. Esta se exhibe en museos por toda Europa, habiendo dos en Schwäbisch Hall. Ambos son de entrada gratuita y muy recomendables.
Como curiosidad, decir que en España hay uno en La Rioja.
Uno de los museos está en la iglesia de San Juan, un edificio románico del S. XII ampliado en estilo gótico a finales del S. XIV. Esta ha tenido diversos usos desde que se secularizó en el S. XIX. A día de hoy, alberga una exposición de obras de arte que van desde la Edad Media hasta principios de la Edad Moderna.
Si la visitas, descubrirás esculturas de Tilman Riemenschneider o pinturas de Lucas Cranach el Viejo, siendo su obra más valiosa el cuadro de la Virgen del burgomaestre Meyer del S. XVI de Hans Holbein el Joven. Además, el techo de madera del museo es el original de principios del S. XV.
Para visitar el segundo museo del grupo Würth, el Kunsthalle Würth, puedes recorrer la Lange strasse
Por cierto, en el número 49 de esta calle puedes visitar una pequeña casa que data del S. XV, donde se trata sobre su construcción y sobre cómo era la vida en estos edificios. Abre de abril a octubre.
Al llegar al Kunsthalle, lo primero que llamará tu atención son las vistas que tienes de la ciudad desde su entrada. Sin embargo, no te quedes ahí y entra, pues esta galería organiza exposiciones temporales muy interesantes de arte moderno y contemporáneo. Nosotros, por ejemplo, vimos obras de artistas tan famosos, como Picasso o Botero.
La galería de arte se encuentra en el lugar de una antigua cervecera, la Löwenbrauerei, y, justo enfrente, verás el edificio de ladrillo de la Sudhaus, que se encuentra en la antigua sala de cocción y es, para nosotros, uno de los lugares que ver en Schwäbisch Hall. Y es que alberga un restaurante en cuya terraza puedes comer, tomarte una copa o un café con tarta, con una de las mejores vistas de la ciudad.
Una vez allí, merece la pena que entres en la Iglesia de Santa Catalina, que es probablemente la más antigua de la ciudad, pues sus orígenes se remontan a antes del año 1000.
Al sufrir varias reconstrucciones a lo largo de su historia, puedes ver diferentes estilos en el edificio y en su interior todavía se conserva una pintura medieval, bonitas vidrieras, un altar holandés y una bella pila bautismal de trece lados, donde están representados Jesús y los doce apóstoles.
Toca cruzar el rio para volver al otro lado de la ciudad por el puente de piedra Henkersbrücke, que fue mencionado por primera vez en el S. XIII, se levantó en piedra en el S. XVI y fue reconstruido en el S. XIX, tras ser dinamitado durante la II Guerra Mundial.
Este tiene en su centro una pequeña caseta con marionetas, que se ponen en acción si echas una moneda. Sin embargo, que sepas que las historias que cuentan son en alemán.
Y ya, tomando la Neuerstrasse, llegas de nuevo a la plaza del mercado, donde puedes poner punto y final a tu visita a Schwäbisch Hall.
Sin embargo, merece la pena que te quedes un poco más para alargar el paseo por la ciudad.
Josenturm
Así, a lo largo del río Kocher y pasando por otra torre de las antiguas fortificaciones, la Diebsturm o torre de los ladrones, llegarás hasta Badtorweg, por donde puedes volver a la ciudad.
Aquí llegarás a otro de los lugares que ver en Schwäbisch Hall, la Josenturm o torre de José, que, gracias a la edificación de entramado de madera del sSXVII que la corona, es una de las más bellas de la ciudad.
Antiguamente, la torre formaba parte de la capilla de San José, que fue construida en el S. XIII, pero, tras la Reforma, fue ampliada y pasó a ser la Josenturm.
Cerca de la torre, en Gelbinger gasse, está una de las casas de entramado de madera más bonitas que ver en Schwäbisch Hall, la Gräterhaus, que se construyó en estilo renacentista en el S. XVII. Justo enfrente, hay una escalera que lleva al palacio de Justicia, cuya barandilla te va a llamar la atención.
Toca volver a la plaza del mercado pasando por Säumarkt, donde se celebraba el mercado de animales, de ahí su nombre.
En esta plaza verás la Alte Wache o antigua comisaría, que hoy en día es un café. Detrás, está la torre Säumarkt, del S. XIII, con un añadido de entramado de madera del S. XVII, y al fondo, cubierta de hierba, la torre Malefiz del S. XII, que sirvió de prisión. También se conserva una de las partes más antiguas de la muralla.
A propósito, en Schwäbisch Hall se conservan varias torres de las 50 que conformaban la antigua fortificación. De muchas ya hemos hablado, pero si quieres conocer todas, aquí te dejamos el mapa con las localizaciones de las torres.
Y ya hemos terminado con los lugares que ver en Schwäbisch Hall. Esperamos que hayas disfrutado de la ruta.
Fiestas en Schwäbisch Hall
Si visitas la ciudad en Pentecostés, es decir, a finales de mayo o principios de junio, coincidirás con la Kuchen- brunnenfest o fiesta de la tarta y la fuente, que está relacionada con la sal. Así, la fiesta ya se organizaba en el S. XV y tenía como objetivo recompensar a los trabajadores de la sal, aunque su reglamento existe desde 1785 y fue modificado por última vez en 1950
Por otro lado, si vienes en adviento, encontrarás la plaza del mercado ocupada por un pequeño y bonito mercado de Navidad, donde te puedes tomar un rico Glühwein preparado con el vino de la zona y probar la carne de la región.
Si quieres conocer más mercados de navidad del país, entra en los mercados de navidad más bonitos de Alemania.
Mapa con los lugares que ver en Schwäbisch Hall
Aquí te dejamos un mapa en el que hemos incluido los lugares que hay que ver en Schwäbisch Hall.
- 1. Mirador Nido de golondrinas
- 2. Pfarrgasse
- 3. Puerta de Crailsheim
- 4. Plaza del mercado
- 5. Hafenmarkt
- 6. Im Haal
- 7. Grasbödele
- 8. Museo Hällisch-Fränkische
- 9. Unterwöhrd
- 10. Mauerstrasse
- 11. Puente del verdugo
- 12. Iglesia de San Juan. Museo Viejos Maestros
- 13. Puerta Weiler
- 14. Kunsthalle Würth
- 15. Torre de José
- 16. Säumarkt
Lugares interesantes próximos a Schwäbisch Hall
Para completar la visita a Schwäbisch Hall puedes descubrir algunos lugares cercanos a ella, como el museo al aire libre de Hohenlohe, Grosscomburg o Vellberg.
Museo al aire libre de Hohenlohe, Hohenloher Freilandmuseum
A 5 km de Schwäbisch Hall se encuentra este museo donde puedes aprender cómo era la vida antes de la electricidad.
Este es una amplia extensión de terreno con unos 70 edificios históricos provenientes de diferentes pueblos de la zona y amueblados según la época. Hay también lugares donde comer y suelen organizar eventos que atraen a un gran número de visitantes.
Es una gran idea si viajas con niños, pues pueden entrar en las casas, correr por la pradera y jugar en los columpios.
Página web del museo al aire libre de Hohenlohe
Monasterio de Grosscomburg
A 3 km de la ciudad se levanta el monasterio de Grosscomburg, cuyo imponente edificio puedes ver desde la terraza de la Sudhaus.
Grosscomburg fue fundado en el año 1078 por los condes de Comburg-Rothenburg como un monasterio benedictino en el lugar de su castillo. Este se encuentra rodeado por una muralla del siglo XVI y en el interior se conservan edificios de los siglos XI al XVIII.
Durante la visita destaca:
– La Colegiata de San Nicolás y Santa María, construida en el S. XI en estilo románico. Sin embargo, de este estilo sólo se conservan las torres, pues en el S. XVIII fue reconvertida al estilo barroco.
En su interior destaca un antependio, pared frontal de un altar, del S. XII y que da una idea de la riqueza del monasterio, así como una gran lámpara circular realizada en láminas de cobre dorada, también del S. XII. Esta tiene un diámetro de unos 5 m y representa la Jerusalén celestial. Del edificio anterior se conserva el sarcófago de donantes de alrededor de 1180.
– La capilla de Erhard, un edificio hexagonal del S. XIII, cuya función no se conoce con exactitud. Se piensa que pudo ser una capilla del Santo Sepulcro. En su interior hay frescos del románico y del renacimiento.
Además, a menos de 1 km está Kleincomburg, un antiguo monasterio del que sólo se conserva la iglesia románica de San Ägidius del S. XII. Fue fundado en 1108 como un convento de mujeres.
Hasta Grosscomburg puedes llegar en coche, pero, si quieres, también puedes llegar andando desde Schwäbisch Hall. En el paseo puedes incluir la iglesia de San Urbano, un curioso edificio de entramado de madera construido alrededor del 1200.
Vellberg
A unos 11 km de Schwäbisch Hall está la bonita localidad de Vellberg, que se encuentra en un peñón sobre el rio Bühler.
Su casco histórico es muy pequeño, pero muy bonito, y sus alrededores también llaman la atención.
Así, al centro de Vellberg puedes entrar por la Torturm, el edificio más alto de la ciudad, que forma parte de la muralla construida en el S. XV.
Allí, puedes bajar al adarve o paseo de ronda, al cual también puedes acceder desde la torre Sixischer. Aunque, seguramente, la torre que más te llame la atención sea la Pulverturm, que está acabada en una estructura de entramado de madera de color amarillo.
Por otro lado, el edificio más bonito de Vellberg es el Palacio inferior, que fue reconstruido en el S. XVI y tiene unos característicos escalones renacentistas en su fachada. Su parte más antigua es la capilla, que data del S. XIV y está decorada con frescos del S. XVI.
Justo al lado del palacio está la Kanzleiturm o torre de la Cancillería, que fue construida en el S. XV.
Como puedes imaginar, si hay un palacio inferior tiene que haber uno superior. Este se encuentra en Im Städtle 28 y fue construido en el S. XVI. Usado como panadería y vivienda en los S. XIX y XX, hoy alberga oficinas municipales.
Asimismo, en el casco histórico hay varias casas de entramado de madera realmente bellas, como la casa Fiebich del S. XVII, la Ganerbenhaus de 1514, lo que la convierte en el edificio más antiguo, o el alte Amtshaus, donde está la sala de bodas.
Además, las mejores vistas desde esta parte de la ciudad se obtienen desde el bastión, que lo verás en la parte trasera del palacio Inferior. Aunque, para tener unas vistas preciosas de la ciudad, tienes que ir a Schönblickstrasse, a unos 2 km del centro.
Aquí hay un banco donde puedes pasarte un rato disfrutando de las vistas del valle del Bühler y de los dos peñones coronados por Vellberg y por la iglesia de San Martín.
La iglesia de San Martín se construyó en el S. XV, en el lugar de un antiguo edificio del S. VIII, y su interior es realmente bello, con frescos, un altar de la escuela de Riemennschneider y tumbas.
Esta se encuentra a unos 2 km del centro de Vellberg y puedes llegar andando o en coche. Si vas en coche, hay un aparcamiento junto a la iglesia.
La parroquia es una de las poblaciones documentadas más antiguas de la región, pues se remonta al año 741. En ese momento, aquí había un castillo llamado castrum stocheimarobuch, del que no queda nada.
Además, antes del 630, había un antiguo asentamiento celta y, en unas excavaciones de mediados del S. XX, se descubrió el contorno de las casas de este periodo.
Estos hallazgos se encuentran en el museo de la ciudad y la naturaleza en el centro de Vellberg.
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Realmente es un precioso pueblo. Con esa arquitectura centroeuropea tan llamativa.
Muchas gracias por compartir estos lugares.
Gracias! Por esta zona hay muchos pueblos y ciudades con este tipo de arquitectura. A nosotros nos encanta 🙂
Me ha encantado recorrer otra vez las calles de la ciudad. ¡Menuda visita completa de la ciudad! Me quedo con ganas de visitar la Kunsthalle Würth :). ¿Volvemos y nos tomamos otra tartita en Ableitner? 😋
Vente y nos vamos a la cafetería! No sabes lo agusto que estarías allí leyendo un libro
Agustísimo… pero las niñas con los papás 😆.
Es impresionante la ciudad y el trabajo que habeis hecho!!!
Conozco la ciudad pero ya tengo ganas de volver con esta guia para disfrutar mucho mas
Gracias!!!
Eso está hecho!