En este post te vamos a hablar de los lugares que ver en Schleswig-Holstein, entre los que hay extensas playas, bonitos lagos, ciudades muy interesantes, un importante asentamiento vikingo y donde podrás pasear por el fondo del mar ¿Nos acompañas?

Schleswig-Holstein está rodeado por dos mares, el del Norte y el Báltico, y es el segundo estado alemán más pequeño después de Saarland. Hoy en día su capital es Kiel.
En el pasado, este fragmento de tierra lo conformaban dos territorios: Schleswig, en el norte y habitado por tribus germánicas, daneses y vikingos, entre otros, y Holstein, que estaba en el sur y donde los eslavos eran mayoría.
Su historia está marcada por las luchas de poder entre Alemania y Dinamarca, país con el cual hace frontera y con el que se ha ido repartiendo este territorio a lo largo de los años. De hecho, al norte de Schleswig-Holstein reside una minoría danesa.
En este estado destacan sus playas, sus lagos, sus islas y la ciudad hanseática de Lübeck. Nosotros te proponemos 11 + 1 lugares que ver en Schleswig-Holstein, un bundesland no tan conocido, pero que merece la pena que visites.
Índice
Consejos para viajar a Schleswig-Holstein
Nosotros descubrimos Schleswig-Holstein en coche, pero también puedes moverte por la región con los trenes de la Deutsche Bahn. En su página puedes consultar todas las rutas, horarios y precios.
Por ejemplo, una buena opción para conocer la zona es adquirir el Schleswig-Holstein ticket, que te permite tomar a lo largo de un día todos los trenes que quieras dentro de Hamburgo, Schleswig-Holstein y Mecklemburgo Pomerania. Es válido para un máximo de 5 personas y puede incluir hasta tres niños entre 6 y 15 años de manera gratuita. Su precio variará según el número de viajeros.
Aparte, entra en Trainline, donde podrás ver fácilmente qué medio de transporte te conviene más tomar.
Sin embargo, si decides conocer esta región en coche, te recomendamos leer consejos para conducir por las carreteras alemanas. Y, si necesitas alquilar uno, lo mejor es que entres en Rentalcars o Discovercars
Por otro lado, si tienes pensado volar hasta aquí, que sepas que el aeropuerto de mayor tamaño de la zona es el de Hamburgo. Para encontrar el vuelo que mejor se adapta a tus fechas y presupuesto puedes entrar en Skyscanner.
Y ya que estamos, entra en nuestro post sobre gastronomía alemana, para saber que probar en tu viaje por Alemania.
11+1 lugares que ver en Schleswig-Holstein
Lübeck o Lubeca: la Reina de la Hansa
Visitar Lübeck es transportarse a la Edad Media, un tiempo en el que está ciudad era rica y poderosa y las ciudades del mar báltico se unieron para formar la Liga Hanseática, que luchaba por conseguir privilegios mercantiles y defenderse de sus enemigos. Por aquel entonces, Lübeck, que tenía acceso directo al mar báltico, se convirtió en la Reina de esta organización.
Paseando por su casco histórico, podrás admirar dos increíbles puertas de entrada, la de Holsten y la del castillo, de lo que en su día fue un potente sistema de defensa, pero que, en el transcurso del S. XIX, se convirtió en un estorbo para el crecimiento de la ciudad y fue demolido.
Además, frente al almacén de sal entenderás la importancia de este producto, que era un importantes conservante alimentario y fue una de las razones de la prosperidad de Lübeck y de la Liga Hanseática.
Asimismo, dentro de las murallas de Lübeck, que es conocida como la ciudad de las siete torres, podrás entrar en 5 iglesias maravillosas, entre las que destacan la Catedral, fundada por Enrique el León, y la de Santa María, orgullo de los comerciantes.
Por otro lado, una de las características de Lübeck es que gran parte de sus edificios están construidas en ladrillo. Por eso, aquí puedes admirar el estilo gótico de ladrillo en todo su esplendor. Y es que por esta zona había escasez de piedra de construcción y se optó por usar adobe.
Aparte, uno de sus atractivos son sus patios y corredores. Y es que, en el S. XIV, Lübeck prosperó mucho y muy rápidamente y el espacio dentro de las murallas acabó siendo insuficiente para toda la población. Por este motivo, se desarrolló una curiosa solución urbanística, abriéndose corredores en las fachadas de las casas y creándose pequeñas viviendas en los patios interiores.
Y no podemos dejar de hablar de su ayuntamiento, seguramente, la construcción más sobresaliente de la ciudad, donde se reunieron los miembros de la Hansa en los conocidos días de la Hansa.
Y como no todo en esta vida es pasear y sumergirse en la historia, Lübeck está llena de cafeterías donde puedes probar su producto más famoso, el mazapán.
¿Te han entrado ganas de saber más sobre esta maravillosa ciudad? Entonces entra en qué ver en Lübeck y en viajar a Lübeck, donde te contamos cómo llegar hasta ella y muchas cosas más. Por cierto, también el adviento es una muy buena época para descubrirla. Te contamos por qué en Lübeck en navidad.
Travemünde
Cerca de Lübeck, a unos 20 kilómetros, está Travemünde, un elegante lugar de veraneo en la desembocadura del río Trave en el mar báltico.
En ella destaca su paseo marítimo, donde verás las típicas Strandkörbe alemanas o cestas de playa. Y es que, debido a que el tiempo aquí no es el mejor para ir a la playa, el alemán Wilhelm Bartelmann inventó, en 1882, este asiento de mimbre que te permite disfrutar del mar protegiéndote del viento.
Así, Travemünde es una excursión perfecta para hacer desde Lübeck. Nosotros aprovechamos para comer en uno de los muchos restaurantes que hay en el paseo marítimo con vistas al mar y buenos platos de pescado.
Y aunque merece la pena acercarse al estado más nórdico alemán sólo por descubrir el ejemplo casi impecable de ciudad medieval que es Lübeck, hay muchos más lugares que ver en Schleswig-Holstein.
Para facilitarte la organización de una ruta, vamos a ordenarlos en función de si se encuentran en la costa oeste o este.
Lugares que ver en la costa este de Schleswig-Holstein
Esta costa está bañada por el mar báltico. Aquí, dos fiordos conducen a dos ciudades importantes, una es la actual capital, Kiel, y la otra es Schleswig, la antigua capital que fue residencia de obispos y duques y un importante centro comercial desde la época de los vikingos hasta finales de la Edad Media.
Además, en esta costa destacan los paisajes de colinas, bosques y lagos de la llamada Holstein Suiza.
Ratzeburg o Ratzeburgo: una pequeña isla con una catedral impresionante
Situada en una isla rodeada por cuatro lagos, el centro histórico de Ratzeburg se encuentra unido a tierra firme por tres puentes. En él destaca la bonita catedral románica de ladrillo mandada construir por Enrique el León en 1154. Así, esta es la más antigua de las cuatro catedrales fundadas por este noble en Alemania, que incluyen las de Schwerin, Lübeck y Braunschweig. En todas ellas, verás la estatua de un león en recuerdo a su fundador cerca de la entrada.
El complejo de la catedral de Ratzeburg está considerado como uno de los ejemplos del tardorrománico más completos de Europa y merece la pena que entres para ver su bonito interior y su claustro, que está bellamente decorado con frescos que datan de finales del S. XIV, comienzos del XV.
Tras visitar la catedral, un paseo por sus alrededores te permitirá descubrir un área tranquila con vistas al lago, zonas verdes con árboles impresionantes y bonitas casas de ladrillo.
Antes de irte de Ratzeburg, no te olvides de hacer una pequeña parada en las afueras y disfrutar de la bonita vista de la catedral sobre el lago, especialmente si no está en obras.
Eutin: la ciudad de las rosas
Esta localidad se encuentra en el área conocida como la Holstein Suiza, llamada así por sus colinas, de unos 150 metros de altura, y por sus muchísimos lagos. De hecho, es una de las regiones más populares de vacaciones del norte de Alemania y la mejor manera de descubrirla es en bicicleta.
Pues bien, Eutin es una pequeña ciudad rodeada de lagos, conocida como la Weimar del norte, por los artistas que vivieron en ella.
Puedes comenzar tu visita en la plaza del mercado, que está rodeada de bonitos edificios y es el centro del casco antiguo. Aunque tampoco es mala idea que la termines aquí, en la cervecera Brauhaus Eutin, probando alguna de sus cervezas y, si no sabes cual elegir, siempre puedes hacer una pequeña cata, tal y como hicimos nosotros. Para ayudarte, aquí te dejamos esta guía sobre las cervezas alemanas.
Sin embargo, antes debes visitar el palacio de Eutin y sus jardines. Construido en la Edad Media, llegó a ser la residencia de los Principes-Obispos de Lübeck y acabó siendo la residencia de verano de los Duques de Oldemburg. Tras un incendio a finales del S. XVII, fue renovado en estilo barroco. Hoy en día, puedes visitar parte del palacio o sentarte a comer en el restaurante que alberga.
Además, te recomendamos que reserves tiempo para perderte por sus jardines, donde descubrirás esculturas, cascadas o un huerto perfectamente cuidado. Estos pueden descubrirse libremente y de manera gratuita.
Paseando por ellos, puedes sentirte zar o zarina, pues, en la corte de Eutin en 1739, la princesa Sophie Auguste Friederike von Anhalt-Zerbst conoció al príncipe Carl Peter Ulrich von Schleswig-Holstein-Gottorf. Estos se casarían seis años después en Moscú y acabarían siendo los zares Pedro III y Catalina II la Grande, los cuales formaron la dinastía Romanow-Holstein-Gottorp.
Asimismo, dentro de los jardines se encuentra el escenario de uno de los acontecimientos más conocidos de Schleswig-Holstein, el Eutiner Festspiele, donde todos los meses de verano se representan óperas y musicales. Este se fundó en honor al compositor nacido en Eutin, Carl María von Weber.
Plön: una ciudad rodeada de agua
Dentro de la Holstein Suiza está Plön, que se encuentra a orillas del lago más grande de Schleswig-Holstein, el gran lago de Plön. Además, a esta localidad le pertenecen 11 lagos que dan forma a su casco urbano.
Aunque el centro de Plön tenga mucho encanto, lo que realmente la hace destacar es su palacio renacentista, construido en el S. XVII sobre una colina dominando la ciudad. Este ha servido de residencia ducal, de residencia de verano de los reyes daneses, de escuela de cadetes, de príncipes e internado. Actualmente, se aloja aquí la academia Fielmann, un centro de formación para trabajadores de la industria óptica.
Así, lo mejor que puedes hacer en Plön es pasear por los jardines del palacio y por los caminos que rodean el lago, disfrutando de la tranquilidad y del paraje natural en el que se encuentra. Nosotros, que fuimos en mitad de la pandemia y en un día medio lluvioso, no nos encontramos con prácticamente nadie, lo que le dio un toque misterioso a esta localidad rodeada de agua.
Por cierto, alrededor del lago hay un camino de los planetas, que es algo bastante típico en Alemania. Con estos, los más pequeños pueden aprender los nombres de los planetas y su distancia al sol de una manera práctica y divertida.
Eckernförde: playa y Sprouts
Otro de los lugares que ver en Schleswig Holstein es esta ciudad pesquera en la costa del mar Báltico que destaca por su playa de unos 4 kilómetros de longitud. La verdad es que fue un placer pasear por ella, disfrutando de las nubes reflejadas en la arena, con las gaviotas sobrevolándola y las típicas strandkörbe poniéndole color al paisaje.
Otra manera de disfrutar de ella es recorriendo el paseo de la playa, que tiene unos 2,5 kilómetros. Aquí no sólo el mar y las gaviotas llaman la atención, sino también una preciosa casa típica con su tejado de paja.
Sin embargo, Eckernförde no merece la pena sólo por su playa, sino también por sus calles, con bonitos edificios y la iglesia de San Nicolás, que fue construida en el S. XIII. Además, los alrededores de la iglesia tienen mucho encanto, con pequeñas tiendas que invitan a entrar a comprar en ellas.
Sin embargo, la parte más bonita de la ciudad es el barrio de los pescadores, que se encuentra entre el puerto y la playa y está formado por calles estrechas y casas de pequeño tamaño, perfectamente decoradas y de bonitos colores.
Desde el puerto, corazón de esta ciudad pesquera, parte el paseo Borbyer, que te permite disfrutar de las vistas de Eckernförde a la vez que descubres originales esculturas de animales marinos.
Nosotros visitamos la ciudad un sábado soleado de mayo y el ambiente nos encantó. Además, coincidimos con el mercado, que se organiza los miércoles y sábados.
Por otro lado, en Eckernförde hay un pescado que es muy popular: el Sprout o espadín, un pez de pequeño tamaño. De hecho, son tan famosos y queridos que tienen su propia fiesta, los días del espadín o Sprottentage, que se celebra en Pentecostés, a finales de mayo-principios de junio, y atrae a mucha gente. Por cierto, aunque este producto se venda como Kieler Sprout o espadines de Kiel, estos se pescan generalmente aquí.
Además, la ciudad también tiene una gran tradición cervecera. Así, una cerveza que fue muy popular en el pasado fue la kakabelle, cuyo nombre se referiría a sus propiedades laxantes, pues se elaboraba con aguas sulfurosas. Esta ha vuelto a producirse en pequeñas cantidades, pero no te preocupes, porque desde la ley de la pureza de la cerveza alemana de 1516 sólo se pueden usar aguas limpias.
Schleswig: la antigua capital
Esta ciudad, situada en el fiordo Schlei, fue la capital de Schleswig-Holstein cuando esta formaba parte de Prusia.
En ella destaca la catedral de San Pedro, cuyos orígenes se remontan al S. XII y cuya torre domina toda la ciudad. Nosotros la encontramos en obras y, aunque dejaban entrar, su pieza más importante, el altar Bordesholmer, estaba cubierto. Una parte muy interesante de la catedral es su claustro, que está decorado con frescos medievales y es conocido como Schwahl.
Sobre estos frescos hay una historia muy curiosa. Así, durante una restauración del S. XIX, se añadieron a las pinturas medievales las figuras de unos pavos. Unos 40 años más tarde, el pintor y falsificador Lothar Malskat afirmó que estos habían sido dibujados alrededor del 1300, propagando la idea de que los vikingos, asentados en esta zona en el S. IX, debieron llegar a América antes que Cristóbal Colón, trayendo este animal a Europa. Al final, todo se aclaró y no hubo que reescribir la historia.
A propósito, si te gusta visitar mercados navideños, que sepas que en el claustro se organiza el Schwahlmarkt, que tiene bastante fama y el cual esperamos visitar algún año. De paso, te dejamos por aquí los mercados de navidad más bonitos de Alemania.
Asimismo, cuando visites Schleswig, merece la pena que te acerques al palacio renacentista Gottorf, que está algo alejado del centro y alberga el museo regional, donde destaca el barco Nydam, de alrededor del S. IV.
De todas formas, la zona con más encanto de la ciudad es el distrito de Holm, que significa pequeña isla en danés. Este barrio pesquero, que se encuentra organizado alrededor de una iglesia y su cementerio, se estableció alrededor del año 1000 en una pequeña isla, que, hasta el S. XX, solo estaba conectada a la ciudad por un puente. Así, lo que ahora es una zona más de Schleswig, en el pasado fue un asentamiento independiente con privilegios y derechos especiales relacionados principalmente con la pesca. Además, aquí está también el tranquilo convento de San Juan del S. XII.
Por último, merece la pena pasar un rato en el puerto, donde, si hace buen tiempo, puedes comer un rico fischbrot o bocadillo de pescado al aire libre. Nosotros tuvimos la suerte, además, de coincidir con un buen músico callejero.
Museo vikingo de Haithabu y Danaewerk
Como ya hemos dicho, en esta zona se asentaron los vikingos a principios del S. IX. De hecho, el legendario puerto vikingo de Haithabu, Hedeby en castellano, se encuentra a unos 6 km de Schleswig, en Haddebyer Noor.
Haithabu fue uno de los asentamientos y centros de actividad más importantes para los nórdicos y su centro comercial durante más de dos siglos y medio. Sin embargo, a finales del S. XI, Schleswig superó a Haithabu y este fue abandonado, pero nunca se construyó encima. Así, la mayoría del complejo se encuentra todavía protegido bajo tierra.
A día de hoy, aquí está el museo de Haithabu, un lugar que ver en Schleswig-Holstein perfecto para aprender sobre los vikingos, pues muestra hallazgos arqueológicos y trata la historia y el estilo de vida de este pueblo. Entre sus objetos más famosos destaca la reconstrucción de un barco vikingo.
Cerca del edificio del museo se encuentra el lugar donde antiguamente estaba Haithabu, uno de los centros comerciales más importantes del Norte de Europa. Aquí han reconstruido, basándose en los hallazgos encontrados, varias cabañas y un embarcadero, que te permiten hacerte una idea de cómo vivían hará unos 1000 años.
Por cierto, si quieres ver imágenes de este pueblo vikingo reconstruido, mira el video clip de la canción Die Mädchen von Haithabu, las chicas de Haithabu, del grupo de música Folk Santiano. Nosotros nos pasamos la visita tarareando esta canción.
Por otro lado, Haithabu fue declarado patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 2018 junto al sistema de fortificación danesa Danaewerk, pues ambos son ejemplos extraordinarios de la época vikinga.
Así, a unos 6 km de Haithabu, puedes visitar una parte de este sistema, el cual protegía la parte sur del reino danés y la ruta comercial entre el mar del Norte y el Báltico.
El Danaewerk está considerado el monumento arqueológico más grande del norte de Europa. La muralla, que originalmente medía 30 km de longitud y su altura variaba de los 3,6 a los 6 metros, constaba de muros de tierra con fosos defensivos, muros de ladrillos y una barrera marítima. Este empezó a construirse entre los S. VIII o IX, o incluso antes, y fue pasando por diferentes etapas de edificación. En los siglos XVII y XIX, volvió a utilizarse con fines militares. Sin embargo, sólo una pequeña parte de este sistema de defensa ha sido excavado.
Flensburg o Flensburgo: la ciudad más al norte del país
La ciudad más septentrional de Alemania tiene un peculiar aire danés. Y no es para menos, pues perteneció a este país hasta 1920, siendo durante mucho tiempo el segundo puerto más grande de Dinamarca tras Copenhagen.
Y es que Flensburg se encuentra al final del fiordo que lleva su nombre, a sólo unos 10 km de la frontera con Dinamarca. Además, es la tercera ciudad más grande de Schleswig-Holstein, después de Kiel y Lübeck.
Pasear por su casco antiguo es muy agradable y merece la pena que recorras su larga calle principal. En la zona que recibe el nombre de Grossen strasse verás varios patios de antiguos comerciantes, donde descubrirás rincones muy bonitos de la ciudad.
Asimismo, la parte cercana a la puerta del Norte, la Nordertor, es una de las zonas con más encanto de Flensburg. Por aquí está el callejón Oluf-Samson-Gang, con casas bajas de entramado de madera bellamente decoradas con flores. Antiguamente, este era el hogar de artesanos y marineros y el callejón llegó a ser también el distrito rojo de la ciudad.
En la Nordstrasse verás un edificio de ladrillo con banderas danesas, que, originalmente, fue un orfanato. A día de hoy, el Flensborghus es la sede de la minoría danesa de la ciudad.
Por otro lado, la iglesia más antigua es la de San Juan, del S. XII, siendo San Nicolás y Santa María los otros dos edificios religiosos principales de la ciudad.
Paseando por Flensburg, verás muchos edificios modernistas, estando la mayoría de ellos en las calles Am Burgfried y Toosbüystrasse, dos calles bastante empinadas que, si te gusta este estilo, no debes olvidar. Además, desde ellas tienes unas vistas muy bonitas al puerto.
Tras descubrir el interior de la ciudad, llega el momento de relajarse paseando por el puerto. Nosotros visitamos Flensburg un domingo con buen tiempo y el ambiente por esta área era inmejorable.
Así, por la zona del museo del puerto verás barcos y otros elementos históricos. Este se encuentra frente al museo de los barcos, Schifffahrtsmuseum (no nos hemos equivocado, esta palabra lleva tres efes seguidas), donde puedes aprender sobre la historia de la ciudad, que está fuertemente ligada al mar y a la navegación.
Además, de aquí parten barcos que te llevan a disfrutar de un paseo por el fiordo y, si te entra el hambre, la caseta de vigilancia del puerto es también un puesto de bocadillos de pescado, Ben´s Fischhütte.
Asimismo, la zona del puerto que está frente al centro de la ciudad es perfecta para tomarse algo en uno de sus puestos disfrutando de la bonita vista. Si viajas con niños, que sepas que aquí hay unos columpios que están muy bien.
Por otro lado, si quieres conocer Flensburg de una manera diferente, puedes realizar una búsqueda del tesoro por el puerto de esta ciudad.
Al estar tan cerca de la frontera con Dinamarca, en la ciudad hay muchos restaurantes y panaderías danesas. Así, hicimos cola para entrar en la panadería Migge’s Danish Bakery, donde nos fue realmente difícil decidir qué comprar. Al final, lo que más nos gustó fue un bollo de canela que estaba buenísimo. Además, en la cena probamos algún plato danés en el Das kleine Restaurant.
Para acompañar la comida puedes probar la cerveza de Flensburg, la Flensburger beer, y para finalizarla su famoso Ron.
Y es que el comercio de este producto fue la causa del apogeo de la ciudad en el S. XVIII, pues el azúcar de caña era importado de las Indias Occidentales danesas y refinado en Flensburg. Todavía puede verse, de las muchas que había, la casa de ron A. H. Johannsen en Marienstrasse y, a finales de mayo, se celebra la regata del ron en el puerto.
Cerca de Flensburg, a unos 10 km, se encuentra el palacio renacentista de Glücksburg, que está en medio de un estanque artificial. Este llegó a ser residencia temporal de la familia real danesa.
Costa oeste de Schleswig-Holstein
Esta costa está bañada por el mar del Norte y aquí se encuentran las islas Frisias del Norte. Recorriéndola, no encontrarás grandes ciudades, pero si escenas muy pintorescas, con las típicas casas con tejado de paja y muchísimos molinos eólicos que aprovechan lo ventosa que es esta área.
Husum y su animado puerto
Descrita por el escritor de la ciudad Theodor Storm como la ciudad gris en el mar, tenemos que decir que a nosotros no nos lo pareció.
Su animado puerto es la parte más atractiva de la ciudad y merece la pena que te acerques también a su castillo de ladrillo cruzando el Schlossgang o callejón del castillo. Este se encuentra junto a la plaza del Mercado, que está rodeada por bonitos edificios y la iglesia de Santa María.
Junto al castillo hay un parque, que, si visitas Husum en primavera, lo encontrarás de un precioso color azul, gracias a la floración del Crocus.
Además, no te olvides de recorrer la calle Wasserreihe, una zona preciosa con pequeñas casas de pescadores, donde está la casa de Theodor Storm.
En el puerto, donde puedes tomar algo en uno de sus múltiples locales, se encuentra el museo sobre el Parque Nacional del Mar de Wadden, cuya visita es una buena idea antes de ir a conocerlo.
Muy cerca de Husum, a menos de 20 km, se encuentra la ciudad de Friedrichstadt, que fue fundada en 1621 por el duque Friedrich III de Gottorf. Este trajo ciudadanos holandeses para que la habitasen, pues eran los principales ingenieros hidráulicos y comerciantes de Europa en ese momento. Esto se nota en la estética de la ciudad, con canales y típicas casas abuhardilladas del país. Desgraciadamente, no nos dio tiempo a visitar este trozo de Holanda en Alemania.
Mar de Wadden o Mar de Frisia, donde puedes sentirte como pez en el agua
¿Te imaginas poder andar por el fondo del mar? pues en la costa oeste de Schleswig-Holstein es posible. Y es que aquí se encuentra el Mar de Wadden, que es parte del Mar del Norte.
Y ¿Por qué? porque es una zona de grandes mareas, donde el paisaje cambia dos veces al día durante unas 6 horas. Así, durante la marea baja, grandes áreas del fondo del mar quedan a la vista. De hecho, el agua puede retirarse en una extensión de hasta unos 30 kilómetros de ancho.
Así, puedes pasear por las marismas, cosa que te recomendamos. Eso sí, siempre acompañado de un guía que conozca los peligros del Mar de Wadden, pues las mareas suben bastante rápido y van cortando algunas rutas de regreso. Además, la niebla puede dificultar la orientación. Por eso, si no conoces la zona, ir sólo puede ser muy peligroso.
Nosotros fuimos con un tour organizado, donde aprendimos sobre la fauna y flora del lugar. Durante el paseo, nos sentimos en otro mundo al ir entrando en ese terreno fangoso que compone el fondo del mar y que unas horas antes estaba cubierto de agua. Además, no ves ni escuchas nada a tu alrededor, y la tranquilidad se apodera de ti. Por si fuera poco, el día estaba bastante encapotado y medio lluvioso, y la luz grisácea le aportaba al paisaje un aire todavía más misterioso.
Por cierto, el mar de Wadden baña las costas del suroeste de Dinamarca, oeste de Alemania y norte de Países Bajos, y la parte alemana consta del Parque Nacional del Mar de Frisia de Schleswig-Holstein, el de Baja Sajonia, el de Hamburgo y la zona del Estado de Bremen.
Además, este área es también conocida por sus colonias de focas y fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 2009.
Datos prácticos para pasear por el Mar de Wadden
Los paseos se pueden comenzar desde diferentes localidades. Nosotros lo hicimos desde Simonsberg, contactando con la agencia que los organiza vía e-mail, [email protected], siendo esta su página web. En su momento, nos costó 7€ por persona.
Te aconsejamos ir abrigado, pues es una zona de mucho viento, y llevar botas de agua. Varias personas de nuestro grupo hicieron el paseo sin zapatos. Si vas a ir descalzo, lleva una toalla para poder secarte luego.
Un lugar donde comienzan estos paseos es Sankt Peter Ording, una ciudad balneario bastante famosa como lugar de vacaciones. En ella destacan sus largas playas y sus edificios palafito, esto es, casas construidas sobre estacas.
Faro de Westerheversand, una imagen idílica
Uno de los lugares que ver en Schleswig-Holstein es el faro de Westerheversand, uno de los más conocidos de Alemania, que se encuentra en la ciudad de Westerhever, en la península de Eiderstedt.
Su torre, de unos 40 metros de alto, se construyó en 1907 y a su lado se encuentran las casas del farero, que ya no se usan, pues ahora se controla automáticamente desde una localidad cercana. Así, estos edificios albergan ahora una exposición de la estación de protección del Mar de Wadden.
Para llegar hasta él, puedes dejar el coche en el parking que está a unos 3 km del faro. Después, sólo tendrás que recorrer un bonito camino que transcurre por una llanura y va paralelo al mar.
Eso sí, esta ruta es bastante popular, nosotros, por ejemplo, coincidimos con mucha gente que iba caminando o en bicicleta. Y es que el paseo es muy agradable, siempre con el faro al fondo y la brisa marina refrescándote la cara.
Y no sólo vas a ver gente, sino también muchas ovejas, pues forman parte del sistema de mantenimiento del dique que protege la tierra contra las inundaciones. Así, estos animales no sólo mantienen la hierba cortada, sino que también ayudan al terreno con su abono y con su peso perfecto para no dañarlo sino regenerarlo.
Una vez llegas al faro, puedes continuar caminando y acercarte a las marismas del Mar de Wadden.
Por cierto, el faro puede visitarse, pero sólo dentro de un tour organizado.
Islas Frisias Septentrionales, un tranquilo destino de vacaciones
Estas islas se encuentran frente a la costa oeste de Schleswig-Holstein, en el Mar de Wadden. Y, si buscas playas y tranquilidad, son tu destino perfecto.
Las islas más grandes son Sylt, Föhr, Amrum, Pellworm y Nordstrand y hay también un grupo de islas más pequeñas llamadas Halligen.
– Sylt es la mayor y la más conocida de este grupo de islas. Además, es la cuarta isla más grande de Alemania. Al estar unida a tierra por un dique, puedes llegar hasta ella en tren. Aunque también puedes llegar en transbordador desde el puerto danés de Havneby o desde Niebüll en un tren que permite transportar coches.
Otra manera de recorrer esta isla es uniéndote a este tour por Sylt en autobús.
– A Sylt le sigue en tamaño la isla de Föhr, que no tiene conexión terrestre, por lo que sólo puedes llegar en barco.
Como ya hemos dicho, cuando baja la marea las marismas quedan expuestas entre algunas islas y puedes llegar a ellas caminando, pero hay que ir siempre con alguien que conozca la zona.
– Otra isla interesante de Schleswig Holstein es Helgoland, cuya imagen más famosa es un peñasco de piedra roja conocido como Lange Anna.
Kiel: la capital de Schleswig-Holstein
¿Y por qué 11 + 1? pues porque no podíamos dejar de mencionar a su capital, Kiel, una de las principales bases navales de Alemania que cuenta con algunos de los astilleros más importantes del país.
Además, en 1895, se abrió el Canal de Kiel, de 99 km de largo, que permitía a los barcos cruzar del mar báltico al mar del Norte sin necesidad de rodear Dinamarca. A día de hoy, es la vía acuática artificial más transitada del mundo.
Sin embargo, la ciudad tiene poco encanto y no la recomendamos como parada en una ruta por Schleswig-Holstein, a no ser que tengas interés en la navegación y quieras recorrer el Fiordo de Kiel o participar en el evento anual de vela, la Semana de Kiel o Kieler Woche, uno de los eventos de navegación más importantes del mundo.
Y es que, durante la II Guerra Mundial, la ciudad fue fuertemente bombardeada, sufriendo unos 90 ataques aéreos. Esto provocó un gran número de muertos y muchísima destrucción. Como te puedes imaginar, el casco antiguo se vio muy afectado.
A día de hoy, quedan pocos edificios históricos. Entre ellos se encuentran:
– La antigua lonja de pescado, que aloja el Museo Marítimo y de la Ciudad. Es de entrada gratuita y puedes visitar varios barcos históricos allí amarrados.
– El ayuntamiento de principios del S. XX, cuya torre, de unos 100m de alto, recuerda al campanile veneciano. Esta tiene una plataforma para admirar la ciudad desde lo alto.
En la plaza del ayuntamiento se encuentra el Teatro, que está construido en ladrillo.
– La iglesia de San Nicolás, que es el edificio más antiguo de Kiel. Este empezó a construirse a mediados del S. XIII, pero durante la II Guerra Mundial fue gravemente dañado y tuvo que ser reconstruido. En su interior, donde se conserva una bella pila bautismal, una cruz triunfal y dos bonitos altares, puedes ver fotos antiguas del centro de Kiel antes de la guerra.
– El castillo de Kiel, que también fue destruido durante los bombardeos y se reconstruyó, pero de forma diferente. A día de hoy, queda muy poco de lo que antiguamente fue. Como curiosidad, el zar Pedro III, marido de Catalina la Grande, nació en este castillo.
Además, el paseo por el puerto es muy agradable, viendo los barcos y los edificios modernos que se han construido. Puedes conocer esta zona de la ciudad de una manera diferente, participando en una búsqueda del tesoro por el puerto de Kiel.
Otra manera de conocer la capital de Schleswig-Holstein es montándote en el autobús turístico de Kiel.
Y si usas esta ciudad como base para descubrir la zona, puedes visitar la cercana Hamburgo en una excursión en barco desde el puerto de Kiel hasta Hamburgo.
Mapa con los lugares más interesantes que ver en Schleswig-Holstein
Aquí te dejamos un mapa con los lugares más interesantes que ver en Schleswig-Holstein.
- 1. Lübeck
- 2. Ratzeburg
- 3. Eutin
- 4. Plön
- 5. Eckernförde
- 6. Schleswig
- 7. Flensburg
- 8. Husum
- 9. Mar de Wadden
- 10. Islas Frisias Septentrionales
- 11. Faro de westerheversand
- 12. Kiel
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