Lübeck es una preciosa ciudad en el norte de Alemania, que llegó a ser líder de la Liga Hanseática. Perderse por sus calles es retroceder a la Edad Media, con encantadores patios y maravillosos edificios de ladrillo. No puedes irte de aquí sin probar su famoso mazapán. ¿Nos acompañas?
Lübeck es una de las ciudades más bonitas de Alemania y, desde 1987, su centro histórico forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco.
La ciudad es conocida como la Puerta del Norte o la ciudad de las Siete Torres, gracias a su perfil, donde sobresalen las dos torres de la Catedral, las dos de la iglesia de Santa María, la de San Pedro, la de San Egidio y la de Santiago.
Déjanos que te contemos todo lo que tienes que ver en Lübeck, una ciudad que nos tiene enamorados.
Índice
Cómo llegar a Lübeck
Lübeck está en el norte de Alemania, en el estado federado de Schleswig-Holstein, siendo su segunda ciudad más grande después de la capital, Kiel.
En avión
Lübeck tiene un pequeño aeropuerto a unos 8 km del centro. Además, está a sólo 1 hora en coche de Hamburgo, donde hay un aeropuerto internacional.
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En tren
Puedes llegar a Lübeck en menos de una hora en tren desde Hamburgo. Además, este es el mejor medio para visitar la Reina de la Hansa desde otra ciudad alemana.
Los billetes los puedes comprar en la compañía de trenes Deutsche Bahn.
En barco
Puedes conocer esta zona de Alemania en uno de los cruceros que llegan al puerto de Kiel, reservando esta excursión por Lübeck para cruceros.
En coche
Sin embargo, si tu intención es conocer varios puntos del norte de Alemania, entonces lo más cómodo es que alquiles un coche. Para ello, te recomendamos Rentalcars.
Para recorrer esta región, te va a venir muy bien leer 11+1 lugares que ver en Schleswig Holstein.
Como en la mayoría de las ciudades, aparcar en Lübeck no es lo más sencillo.
Así, puedes intentar buscar aparcamiento en alguna calle alejada del centro, evitando así las zonas de pago.
Nosotros, para evitar perder tiempo buscando una zona gratuita o sin límite de tiempo, aparcamos en el parking MUK, que está en Willy-Brandt-Allee 5, muy cerca de la puerta de Holsten, uno de los lugares que tienes que ver en Lübeck. Es de pago de lunes a sábado, de 10:00 a 18:00, y el día completo cuesta 6 €.
Antes de conducir por Alemania, te recomendamos leer 11 cosas que te sorprenderán al conducir por carreteras alemanas, donde te contamos todo lo que sabemos sobre la pegatina que necesitas para conducir por casi todas las ciudades del país.
El tiempo en Lübeck
El tiempo en Lübeck es más bien frio y lluvioso.
Nosotros hemos estado dos veces, una en la Semana Santa de 2015 y otra a finales de mayo de 2021, y en ambos casos el tiempo fue bastante fresco. La segunda vez nos llovió varios días.
En verano las temperaturas tampoco son muy elevadas.
Historia de Lübeck
Un asentamiento eslavo del S. IX llamado Liubice, situado en la confluencia de los ríos Schwartau y Trave, dio nombre a la ciudad. Este fue destruido y en 1143, el conde Adolf II de Schauenberg y Holstein, fundó, en la actual ubicación de Lübeck, la primera ciudad portuaria alemana del Mar Báltico. Su nombre era Lubeke.
En 1157, un incendio destruyó la ciudad, que volvió a ser fundada en 1159 por Enrique el León. Lübeck se convirtió en ciudad imperial libre en 1226, pasando a depender directamente del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Su perfecta localización, con acceso al Mar Báltico, hizo que prosperara en poco tiempo.
A mediados del S. XIV, se fundó la liga Hanseática, una asociación de ciudades con una política comercial común. Su objetivo era defenderse de la piratería y controlar el comercio en el mar Báltico. En su apogeo, llegó a tener hasta 200 ciudades miembro, siendo la fuerza dominante de los mares del Norte y Báltico. Lübeck se convirtió en la Reina de la Hansa, pues era su integrante más poderoso.
Y es que en el S. XIV, Lübeck era una de las ciudades más grandes del imperio, junto con Colonia y Magdeburgo. Y en 1375, el emperador Carlos IV la nombró una de las cinco Glorias del Imperio, junto a Venecia, Roma, Pisa y Florencia. Toda esta riqueza y poder hizo que se construyesen impresionantes edificios.
Sin embargo, a finales del S. XV, la influencia política y el poder comercial de Lübeck fueron disminuyendo, así como su papel como principal potencia del mar Báltico.
En 1806, la ciudad sufrió la ocupación francesa, que duró hasta 1813.
Dos años más tarde, Lübeck se convertiría en miembro soberano de la Confederación Alemana como la Ciudad Libre y Hanseática de Lübeck. A mediados del S. XIX, se unió a la Confederación Alemana del Norte y, en 1871, pasó a formar parte del Imperio Alemán.
En 1937, tras 711 años, Lübeck perdió su independencia territorial, pasando a formar parte de la provincia de Schleswig-Holstein, que por aquel entonces era Prusia.
Durante la II Guerra Mundial, Lübeck fue la primera ciudad alemana en ser atacada en gran número por la Royal Air Force. El ataque más importante ocurrió la noche del 28 de marzo de 1942.
Los bombardeos dejaron más de 300 muertes y provocaron graves daños en el casco histórico. Así, una quinta parte fue destruido y tres de las principales iglesias fueron gravemente dañadas. Hoy, puedes ver un recuerdo de esta destrucción en la iglesia de Santa María, donde, en una capilla lateral, reposan los restos de las campanas que cayeron de la torre en llamas.
Tras la Guerra, Lübeck era la única ciudad importante de Alemania Occidental que tenía frontera con la República Democrática Alemana y hasta el 3 de octubre de 1990, esta era la frontera este de la ciudad. Hoy es la frontera con el estado vecino de Mecklemburgo-Pomerania Occidental.
A pesar de los daños sufridos, Lübeck ha logrado mantener la estructura básica de la ciudad antigua. En ella domina el ladrillo como material de construcción y, cuando la visites, podrás admirar el estilo conocido como gótico de ladrillo en todo su esplendor. De hecho, la iglesia de Santa María se considera su principal ejemplo.
Cuánto tiempo necesitas para visitar Lübeck
Puedes descubrir el casco histórico de Lübeck en una mañana, aunque te recomendamos dedicarle un día entero. Así tendrás tiempo para entrar en sus iglesias y visitar alguno de sus interesantes museos. Además, no puedes irte sin probar su dulce más conocido, el mazapán.
Y si todo esto te parece poco, desde Lübeck puedes hacer excursiones a varios sitios cercanos, por ejemplo, a Travemunde, un elegante lugar de veraneo.
Qué ver en Lübeck
Todos los lugares que tienes que ver en Lübeck están en la parte antigua, que es relativamente pequeña. Esta se encuentra en una isla rodeada por los ríos Trave y Wackenitz.
Si sois un grupo, igual os interesa reservar este tour privado por Lübeck con guía en español. Sin embargo, si te gusta descubrir las ciudades por libre, igual te apetece esta visita autoguiada con búsqueda del tesoro.
Aunque lo mejor es perderse por sus calles, en este post te hemos preparado una ruta para que no te pierdas nada de esta bella ciudad de ladrillos. Como probablemente llegarás a Lübeck en tren, el paseo lo comenzaremos en la estación.
Mapa con los lugares que ver en Lübeck
En este mapa están indicados todos los lugares que ver en Lübeck de los que te vamos a hablar. En negrita hemos marcado aquellos que no puedes perderte, por si tuvieses poco tiempo para visitar la ciudad.
- 1. Estación de tren
- 2-3. Puente de las muñecas y Holstentor
- 4. Almacén de sal
- 5. Mirador
- 6-7. Calles Hartengrube, Gross Petersgrube
- 8. Iglesia de San Pedro. Mirador
- 9-10. Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, Arsenal
- 11. Catedral
- 12. Mühlenteich, estanque del molino
- 13. Calle An der Mauer
- 14. Museo de Santa Ana
- 15. Sinagoga
- 16. Iglesia de San Egidio
- 17. Johanneum
- 18-23. Calles Wahm, Hüx, Fleschhauer, Hunde, Dr. Julius-Leber, Glockengiesser
- 24. Iglesia de Santa Catalina
- 25 Casa de Willy Brandt
- 26. Café Niederegger
- 27-28. Ayuntamiento, Plaza del Mercado
- 29-30. Iglesia de Santa María, Iglesia de Santiago
- 30. Hospital del Espíritu Santo
- 32-33. Puerta del Castillo, museo de la Hansa
- 34-37. Calles Engelswisch, Engelsgrube, Beckergrube, Meng
La estación central se encuentra muy cerca, a unos 10 minutos caminando, de uno de los monumentos más conocidos de la ciudad, la puerta de Holsten o Holstentor. Este es el símbolo de Lübeck, que está representado en algunas de las monedas de dos euros alemanas.
Para llegar, tendrás que cruzar el puente de las muñecas, que fue el primer puente de piedra de la ciudad. Su nombre oficial era puente exterior de Holsten, pero enseguida pasó a ser el de las muñecas por las esculturas que lo decoran, cuyas tallas originales se encuentran en el museo de Santa Ana.
Cruzando el puente, verás una estampa muy bonita de Lübeck: la impresionante puerta Holsten, uno de los antiguos accesos a la ciudad, junto a las casas que componen el antiguo almacén de sal y con las torres de varias iglesias de ladrillo al fondo.
Viendo las fotos, no te imaginas el caos que hay alrededor de esta puerta. Pero justo frente a ella hay una rotonda y, además, siempre hay muchísima gente.
Holstentor
La muralla de Lübeck empezó a construirse en el S. XIII. Esta tenía cuatro puertas: Holstentor, el acceso a la ciudad por la parte oeste; puerta del castillo o Burgtor, el acceso norte; puerta del molino o Mühlentor, el acceso sur y Hüxtertor, el acceso este. A día de hoy sólo se conservan la Holstentor y la Burgtor.
Con los años, la muralla fue mejorada y ampliada. Así, en la zona actual de la puerta Holsten, se construyeron varias líneas de defensa y se hizo un foso. Te puedes imaginar como era gracias a las maquetas que hay entre el puente de las muñecas y la puerta Holsten. Y te va a sorprender su tamaño, pues la puerta Holsten era sólo la segunda de un sistema que llegó a tener cuatro puertas.
La primera en ser construida fue la puerta más cercana a la ciudad. La segunda fue la de Holsten, en el S. XV, que, durante más de 300 años, se conoció como la puerta media de Holsten. La última se construyó a principios del S. XVII.
En el S. XIX, se fueron demoliendo las diferentes puertas del complejo, pues eran un obstáculo para el crecimiento de la ciudad. Y, aunque parezca difícil de creer, la puerta Holsten estuvo a punto de ser demolida. Al final, tras una votación, se decidió, por un solo voto de diferencia, conservarla y restaurarla.
Su nombre se debe a su localización, pues se encontraba en el camino que conducía a Holstein.
Merece la pena que cruces la carretera para pasear por la plaza Holsten y acercarte a la puerta desde los dos leones de hierro que te dan la bienvenida. Si quieres sacar fotos sin mucha gente, tendrás, seguramente, que esperar un rato.
Desde la plaza puedes leer la inscripción que dice: Concordia domi foris pax, esto es, unidad adentro, paz afuera. Una inscripción parecida se encontraba originalmente en la puerta externa y fue añadida a la Holstentor en 1871.
En el otro lado hay dos fechas, 1477 y 1871. La primera se refiere a la finalización de la puerta, que fue realmente en 1478, y la segunda, a su restauración y a la fundación del Imperio alemán.
Seguro que te fijas en que la puerta se encuentra algo inclinada. Esto se debe a que se construyó sobre terreno fangoso y en el S. XV no se cimentó correctamente.
A día de hoy, la puerta alberga el Museo de Historia de la Ciudad de Lübeck.
Ya es hora de que cruces el río Trave por el puente Holstentor. Girando a la derecha en la calle An der Obertrave tendrás las mejores vistas del almacén de sal, Speichersalz.
Almacén de sal, Speichersalz
El almacén lo componen seis edificios de ladrillo que fueron construidos entre los S. XVI y XVIII. Su función original era, tal y como su nombre indica, almacenar la sal proveniente de otra bella ciudad del norte de Alemania, Lüneburg, y de las salinas de Oldesloe. Esta era luego exportada desde Lübeck a los diferentes puertos del mar Báltico.
La sal era muy importante para la conservación de la carne y el pescado, especialmente arenque, y su comercio fue una de las principales razones del poder y la riqueza de Lübeck y de la Liga Hanseática.
El paseo continua por la calle an der Obertrave. Las vistas a ambos lados son muy bonitas, a la derecha, el almacén de sal y un parque, y a la izquierda, las bellas fachadas de las casas y las torres de ladrillo asomando tras ellas.
Desde el puente Dankwarts tienes una vista esplendida de la ciudad. Muy cerca hay un mirador, malerwinkel, desde donde obtienes una buena perspectiva del río, el puente y las torres de las iglesias de Santa María y San Pedro. Aunque, realmente, las vistas son muy bonitas desde toda esta zona.
A medida que recorres la calle y vas llegando al final, verás imágenes de la vida cotidiana de sus habitantes. Así, puedes ver ropa tendida a la orilla del río o bien gente sentada en grupos charlando animadamente.
Esta zona es muy tranquila y contrasta con lo animada que está siempre el área del almacén de sal y la puerta Holsten.
Al final de la calle, puedes tomar la kleiner Bauhof, que te llevará directamente a la catedral a través de un callejón con escaleras y desde donde tendrás una imagen muy bonita de esta.
Si viajas con niños, muy cerca de aquí, en el cruce con la calle Effengrube, una calle adoquinada con casas bonitas, hay un parque con columpios.
Una característica muy típica de Lübeck son sus patios y corredores, Hoffe und Gänge.
Y es que paseando por su casco histórico, vas a ver muchos corredores estrechos que acaban en patios traseros perfectamente cuidados por la gente que vive allí. En el pasado llegó a haber unos 180 y a día de hoy, habrá unos 90. Muchos de ellos son de acceso libre, otros tienen un horario y otros son privados.
Patios y corredores de Lübeck
Como suele pasar, lo que ahora es admirado por los visitantes porque le da a la ciudad un toque propio, en el pasado no era para nada encantador.
Este tipo de construcciones empezaron a aparecer en el S. XIV, debido a la falta de espacio causado por el gran desarrollo de la ciudad: Lübeck era la Reina de la Liga Hanseática.
El espacio dentro de las murallas se volvió insuficiente para toda la gente que quería vivir en ella y esto llevó a que se encontrase una solución ingeniosa. Se abrieron corredores en los frontales de los edificios y se construyeron pequeñas viviendas, llamadas Bude, en los patios traseros. Estas se construían juntas y eran de uno o dos pisos y, a menudo, de una sola habitación.
Estas nuevas áreas residenciales se alquilaban a sirvientes, jornaleros o a pequeños artesanos. La gente vivía hacinada y las condiciones no eran las mejores. Al principio eran de madera, pero en el S. XVI, se obligó a reemplazarlas por edificios de ladrillo como medida de seguridad frente a los incendios. Se debía abrir un corredor cada vez que se construía un patio y este debía de ser lo suficientemente ancho como para que cupiera un ataúd.
Con el tiempo, y para proteger a los más necesitados de los elevados alquileres de los corredores, ciudadanos adinerados construyeron los patios. Estos eran más amplios que los corredores y a cambio de vivir allí, los fundadores pedían que se les tuviese presente en las oraciones. Querían asegurarse así un buen sitio en el cielo.
Estos patios y corredores siguen estando habitados a día de hoy y algunos de ellos se siguen destinando a gente necesitada. Sin embargo, su aspecto es totalmente diferente al de la Edad Media. Están muy bien cuidados y al entrar en muchos de ellos sientes el contraste entre el ajetreo de la calle y la tranquilidad del patio.
Existen listas de cuáles son los mejores, pero nuestra recomendación es que entres en los que veas y te dejes sorprender por cada uno de ellos. Eso sí, hay que tener en cuenta que allí vive gente y respetar las normas de visita.
Aunque los más famosos se encuentran en una zona de la que ya hablaremos, por estas calles hay varios corredores interesantes y en Hartengrube 36 se mantiene una vivienda muy pequeña.
Tras callejear por la zona descubriendo sus hermosos rincones, te recomendamos que vuelvas para atrás y tomes la calle Grosse Peters Grube, donde verás casas de casi todos los estilos arquitectónicos: góticas, renacentistas, barrocas y clasicistas.
Iglesia de San Pedro: mirador
Al final de la calle, te encontrarás con la iglesia de San Pedro, cuyos orígenes se remontan al S. XII, aunque su apariencia actual data del S. XV. Con la Reforma del S. XVI, pasó a ser protestante.
Durante la II Guerra Mundial, la iglesia sufrió graves daños y no fue completamente restaurada hasta 1987. El interior no se reconstruyó, por lo que su apariencia a día de hoy es muy sencillo. En él se exponen obras de arte y también hay una cafetería.
Sin embargo, entrar en San Pedro merece mucho la pena, gracias al maravilloso mirador que hay en su torre a unos 50 metros de altura. No te preocupes, no vas a tener que subir muchos escalones, pues hay un ascensor. La vista es realmente hermosa.
Puedes encontrar toda la información sobre la visita en su página web.
Desde San Pedro, puedes dirigirte hacia la Catedral. Para ello, cruzarás una zona moderna, donde hay muchas tiendas y supermercados y, tomando las calles Pferdemarkt y Parade, llegarás hasta ella a través de casas elegantes y palacios.
En la calle Parade está la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, del S. XIX, que es la principal iglesia católica de Lübeck. Y es que las iglesias de la ciudad pasaron a ser protestantes tras la Reforma de 1531. Esta fue la primera iglesia parroquial católica tras la Reforma.
En su interior hay un memorial a los mártires de Lübeck, que son un pastor luterano y tres sacerdotes católicos, que pertenecían a esta iglesia, que fueron arrestados en 1942 por sus sermones en contra de la guerra. En el juicio fueron condenados a muerte por «traición, infiltración en el ejército, favoritismo hacia el enemigo y escucha de radios enemigas». En 1943, fueron decapitados en Hamburgo.
Muy cerca de la catedral verás el arsenal, Zeughaus, un edificio de ladrillo del S. XVI que sigue el estilo del Renacimiento holandés. Construido como granero, se utilizó como almacén de lana y, como su nombre indica, como lugar de almacenamiento de las armas de la ciudad. Durante la ocupación francesa se usó como cuartel y en el S. XX como oficinas de la policía. Durante la época nacionalsocialista, el cuartel general de la Gestapo se encontraba aquí y las celdas de interrogatorio estaban en el sótano. Es por esto que muy cerca se encuentra el memorial a las víctimas del Nacionalsocialismo.
Y por fin llegamos a la catedral.
Catedral de Lübeck
La catedral de Lübeck fue fundada en 1173 por Enrique el León, quien puso la primera piedra. La iglesia románica fue consagrada en 1247. A mediados del S. XIII se llevaron a cabo modificaciones que la convirtieron en una iglesia gótica. Alcanzó su aspecto actual en 1341. El gran edificio mide unos 132 metros de largo.
La catedral fue gravemente dañada durante los bombardeos de 1942. Por suerte, se salvaron varias zonas del interior. La reconstrucción de la catedral comenzó en 1947 y finalizó en 1982.
Cerca de la entrada de la Catedral puedes ver la estatua de un león sobre una columna, que indica que su fundador fue Enrique el León. Son tres más las catedrales alemanas que fundó y donde puedes ver también una escultura similar a esta: Ratzeburg en 1154, Schwerin en 1171 y Braunschweig en 1173.
Entrar en ella es gratis y merece la pena. Dentro destaca una gran cruz triunfal de unos 17 metros de alto de Bernt Notke y un reloj bellamente decorado, ambos del S. XV. El claustro medieval conecta con el museo de la Naturaleza y el Medio Ambiente y, desde la iglesia, puedes echar un vistazo y ver uno de los esqueletos del museo.
Información sobre los horarios de apertura de la catedral
Al salir, acércate a la otra puerta de la catedral, la del paraíso, para admirar su decoración. Esta fue añadida al cuerpo románico de la catedral en el S. XIII. Tras la guerra tuvo que ser reconstruida.
Tomando una de las calles que salen de la catedral, Musterbahn o Fegefeuer, llegarás a la calle Mühlenstrasse y a sus continuaciónes, Mühlenbücke y Wallstrasse. Esta recta te lleva, cruzando dos puentes, a donde se encontraba una de las cuatro puertas de entrada de la antigua muralla, la puerta sur llamada Mühlentor o puerta del molino.
Por el camino verás las maquetas de las antiguas defensas. Aquí se llegó a construir, al igual que en la puerta Holsten, hasta cuatro puertas de defensa, aunque en este caso nunca coexistieron las cuatro a la vez, sólo tres. Estas se demolieron entre finales del S. XVIII y mediados del S. XIX y actualmente no queda nada de este sistema de fortificación.
Al final de Wallstrasse puedes ver un búnker construido en 1936 usando como modelo una de las torres redondas de la puerta exterior. Si tienes poco tiempo, no te recomendamos llegar hasta aquí.
Sin embargo, sí te recomendamos llegar hasta el Mühlenteich o estanque del molino, que está antes de cruzar el puente Mühlentor. Y es que desde aquí tienes unas vistas increíbles de la catedral reflejada en el agua. Como una imagen vale más que mil palabras, esta es la foto que sacamos.
Si te interesa, desde el punto desde donde tienes estas vistas y siguiendo el camino que rodea el estanque, se encuentra la torre del Kaiser, que son restos de la antigua fortificación. En nuestra opinión, no tienen mucho interés, pero el paseo alrededor del estanque es agradable.
Tras disfrutar de las vistas y retrocediendo un poco, llegas a la calle an der Mauer, junto al muro. Y es que esta calle estaba situada junto a la antigua muralla de la ciudad. Debido a su localización en la periferia y junto a las fortificaciones, no era una zona muy deseada para vivir y las casas que se construyeron eran modestas.
La muralla medieval fue demolida, casi en su totalidad, a mediados del S. XIX, pero en esta calle aun puedes observar unos restos muy curiosos, pues se encuentran adyacentes a casas de entramado del S. XVII.
Justo al lado de estas casas hay unas piscinas naturales en el estanque Krähenteich. Si durante la visita hace mucho calor, puedes venir aquí a darte un baño. Muy cerca hay unos columpios.
Esta zona, y la que viene a continuación, es una de nuestra favoritas de la ciudad. Pasear por estas calles empedradas, con sus casas bajas de ladrillo, nos transportó de alguna manera al Lübeck medieval. Es cierto que lo pasamos un poco mal con la silla de bebé, pues las aceras son estrechas y el empedrado de la calle dificulta la conducción, pero lo disfrutamos mucho.
Ya hemos hablado de los corredores y patios de Lübeck, pues en esta zona, y en las calles siguientes, se encuentran muchos muy bien conservados.
Pasando por un arco de ladrillos, entras en la estrecha y adoquinada calle Duveken. Y girando a la derecha por la calle St Annen, llegas al museo de Santa Ana, que se encuentra en el convento del mismo nombre, fundado a principios del S. XVI para alojar a las hijas solteras de los comerciantes de Lübeck y que ha servido de asilo y penitenciaria.
Desde 1915, funciona como museo y en él puedes ver obras y tesoros provenientes de iglesias y casas de Lübeck, como el retablo de la catedral de Hans Memling. Puedes encontrar toda la información sobre la visita en su página web.
Justo al lado se encuentra la sinagoga Carlebach, la única conservada completamente en Schleswig-Holstein. Se construyó a finales del S. XIX y tras el pogromo de 1938 sirvió de gimnasio, guardería y vivienda. La sinagoga no fue incendiada esa noche gracias a su cercanía al museo de Santa Ana y al hecho de que iba a ser vendida a la ciudad de Lübeck, pero el interior sí fue destruido. Se reabrió oficialmente en 2021.
Las vistas de la catedral desde esta calle son muy bonitas.
Enseguida llegarás a la iglesia de San Egidio, que se encuentra en el centro del antiguo barrio de los artesanos. Esta es la más pequeña de las iglesias del centro y su torre mide unos 86 metros de altura. Fue mencionada por primera vez a comienzos del S. XIII, pero su estilo actual se debe al S. XIV. Ha sobrevivido a todas las batallas que han tenido lugar en la ciudad, incluidos los bombardeos de 1942. La iglesia abre de martes a sábados de 10:00 a 16:00.
Tras rodear la iglesia, fijándote en las casas bajas de alrededor y en algún que otro corredor y mural, puedes seguir por la calle Balauerfohr y sus continuaciones, donde hay varias cafeterías con estilo propio y edificios interesantes, cómo el Dornes Hof.
Enseguida llegarás a una zona con ambiente estudiantil y un bonito edificio cubierto por hojas, el Johanneum. Este instituto se encuentra en los edificios del monasterio de San Juan. Al verlo, nos preguntamos si estudiar en un edificio tan hermoso sería un aliciente para los alumnos.
Creemos que se puede entrar en el patio, pero cuando fuimos, debido a las restricciones sanitarias, sólo podían entrar trabajadores y alumnos.
Muy cerca entramos en un corredor muy conocido, el Rosen gang, corredor de las rosas.
Y de aquí puedes dirigirte a otra de las zonas más bellas y conocidas de Lübeck, la zona del ayuntamiento. Para llegar puedes tomar alguna de las calles que vamos a decirte. Por cual ir, es un problema, pues todas merecen ser descubiertas.
– Wahmstrasse: donde está el conocido corredor Höveln Gang.
– Hüxstrasse: una calle comercial con tiendas interesantes y muchos restaurantes. Termina frente al ayuntamiento, en la esquina donde se encuentra la famosa tienda de mazapán Niederegger.
– Fleischhauerstrasse: que termina también frente al ayuntamiento. Su nombre, fleisch-carne, viene del hecho de que aquí se encontraban los carniceros y oficios relativos a la carne. En ella hay también muchas tiendas y restaurantes.
– Dr Julius- Leber strasse: aquí está el patio Haasenhof, fundado en el S. XVIII por la viuda del comerciante de vinos Johann Haase, que hizo construir 13 apartamentos para viudas y solteras. Es el más joven de los patios de Lübeck. También se encuentra en esta calle la farmacia del León, uno de los edificios más antiguos de la ciudad. Durante la visita del emperador Carlos IV en 1375, se alojó aquí la emperatriz Isabel. Funciona como farmacia desde 1812. Desde esta calle tienes muy buenas vistas de la iglesia de Santa Maria.
– Hundestrasse: quizá la más bonita para nosotros. En esta zona vivía antiguamente gente con poco dinero. A día de hoy, hay principalmente viviendas, algunas de ellas con bonitas fachadas. En esta calle puedes ver varios corredores, como el Schornsteinfeger-Gang. Su nombre, Hunde-perro, puede venir de la cantidad de perros callejeros que había, debido a las empresas de alimentación cercanas.
– Glockengiesserstrasse: esta calle es de visita obligada, pues tiene alguno de los patios y corredores más conocidos, como el Glandorpshof o el Füchtingshof. El primero, de principios del S. XVII, es el más antiguo de todos. Fue donado por el comerciante Johann Glandorp para ayudar a 14 viudas. El segundo fue donado por el comerciante Johann Füchting para unas 20 viudas de banqueros y comerciantes y es uno de los más bonitos de la ciudad. Ambos son bastantes conocidos, por lo que, seguramente, coincidirás con bastante gente.
También se encuentra en esta calle la Casa de Günter Grass, famoso escritor, pintor y escultor alemán, ganador del premio Nobel de literatura, que vivió durante muchos años cerca de Lübeck. Su obra más conocida es El tambor de hojalata.
El nombre de la calle, Glocken- campana, viene del hecho de que, durante la Edad Media, los campaneros vivían aquí. Como curiosidad, encontramos una panadería que vendía sólo pan integral.
Esta calle acaba en la Iglesia de Santa Catalina, que perteneció al antiguo monasterio franciscano desde 1225 hasta la Reforma en 1531. La única iglesia monástica que se conserva en la ciudad es ahora una iglesia museo. Su obra de arte más importante es un cuadro de Tintoretto, la única obra de este pintor en el norte de Europa.
Muy cerca se encuentra la Casa de Willy Brandt, un museo gratuito que conmemora al político, canciller y ganador del Premio Nobel de la Paz nacido en Lübeck.
Todas estas calles llegan a la Königstrasse, una de las principales calles comerciales del centro de Lübeck. Y de allí continúan hasta la calle Breite, donde se encuentra el famoso ayuntamiento y una de las entradas a la plaza del Mercado.
Puedes obtener una vista curiosa de la Iglesia de Santa María desde la moderna calle Schrangen.
Café Niederegger: museo del mazapán
Este es un momento perfecto para que hagas una pausa en el café Niederegger y aprovechar para visitar su museo del mazapán. Y es que Lübeck es muy conocido por este dulce y, aunque existen varios fabricantes, este es el más conocido. A la entrada de la cafetería hay una tienda donde puedes comprar sus diferentes variedades de mazapán. Te avisamos que es muy difícil salir sin comprar nada.
También puedes sentarte a tomar un café con algún dulce hecho con este ingrediente. Y si no te gusta el mazapán, puedes ir directamente al museo, que se encuentra en el segundo piso y es gratuito. Las esculturas hechas con esta mezcla de almendra y azúcar os van a sorprender. Si no puedes entrar, en el escaparate suelen mostrar auténticas maravillas hechas con mazapán. La cafetería abre de lunes a sábado de 9:00 a 18:00 y los domingos de 10:00 a 18:00.
Enfrente de este hay otra cafetería Niederegger, que tiene terraza en la plaza del mercado, Niederegger Arkaden café.
La cafetería se encuentra frente a la escalera renacentista del increíble ayuntamiento, por lo que es el momento de visitar uno de los lugares que no puedes perderte de Lübeck. Esto es, el conjunto del ayuntamiento, la plaza del mercado y la Iglesia de Santa María.
Ayuntamiento de Lübeck
El ayuntamiento es, simplemente, impresionante. Estamos seguros de que te pasarás un buen rato admirándolo, tanto por el lado de la calle Breite como por el de la plaza del Mercado.
De hecho, es uno de los edificios más conocidos del estilo gótico de ladrillo y uno de los ayuntamientos medievales más grandes de Alemania. Su construcción comenzó en 1230, pero ha sufrido múltiples reformas y ampliaciones a lo largo de los años. Los diferentes estilos han ido dejando su impronta en las diferentes fachadas del edificio. Cuando observes el ayuntamiento desde la plaza del mercado, te llamarán la atención los agujeros redondos en las paredes de la fachada, cuya función es reducir la presión del viento.
El ayuntamiento fue también el centro de la Liga Hanseática. Los miembros se reunían regularmente en los días de la Hansa para discutir temas como contratos comerciales o admisión de miembros. Muchas de estas reuniones tuvieron lugar en Lübeck, en el Salón Hanseático del ayuntamiento, que desapareció a principios del S. XIX.
A día de hoy, el ayuntamiento sigue siendo la sede del alcalde y el lugar de reunión de los ciudadanos. En sus sótanos se encuentra el restaurante Ratskeller.
Puedes visitar su interior en una visita guiada. Según la información que hemos encontrado, estas tienen lugar a las 11:00, 12:00 y 15:00 entre semana y el fin de semana a las 12:00.
Para conocer más ayuntamientos increíbles del país, puedes leer los ayuntamientos más bonitos de Alemania.
Plaza del mercado
La parte más bonita de esta plaza es la que se encuentra enmarcada por el ayuntamiento, que tiene, justo detrás de él, la iglesia de Santa María, que corona la plaza con sus dos torres. Además, en su centro hay una reconstrucción del S. XX de un Kaak de estilo gótico, que es como se conocía a los edificios del mercado en Lübeck.
Sin embargo, en el resto de la plaza y sus calles aledañas se notan los estragos de la II Guerra Mundial. De hecho, durante la reconstrucción de la ciudad, se redujo su tamaño.
Se sabe que este lugar ha estado en continuo uso gracias a varias excavaciones arqueológicas, en las que se ha encontrado cerámica romana. Durante la Edad Media, esta plaza y sus alrededores eran los únicos lugares donde estaba permitido el comercio, llegando a haber unos 320 puestos en el S. XIII.
Aquí hay varias cafeterías, en una de ellas, Maret, probamos un dulce de mazapán que estaba buenísimo. Tenían, además, una gran selección de tartas. Como estábamos en Lübeck, pedimos el café con sabor a mazapán, que nos gustó bastante. Al estar lloviendo, nos sentamos en el interior, pero si hace buen tiempo, puedes disfrutar desde la terraza de la preciosa vista a la plaza. Merece la pena que eches un vistazo a su escaparate, nosotros vimos las representaciones en mazapán de las diferentes iglesias de Lübeck.
Iglesia de Santa María
La entrada a esta bonita iglesia se encuentra en el Marienkirchhof, donde verás la estatua de un pequeño diablo. Y es que, según cuenta una leyenda, este ayudó a construir la iglesia pensando que iba a ser una posada. Al enterarse del error, quiso destruirla con una gran piedra, pero los ciudadanos le disuadieron diciéndole que construirían una posada junto a la iglesia.
El Marienkirchhof es, además, un bonito rincón rodeado de bellos edificios, como el ayuntamiento, las arcadas de la calle Breite y la Marienwerkhaus, el salón parroquial de la iglesia, que, aunque tuvo que ser demolido en 1903, se volvió a construir inmediatamente y fue uno de los pocos edificios que no fueron destruidos durante los bombardeos.
La construcción de la iglesia comenzó a mediados del S. XIII, en el punto más alto del casco antiguo, en el distrito de los comerciantes. Durante la II Guerra Mundial, sufrió graves daños y su reconstrucción comenzó en 1947, durando doce años.
Este edificio muestra el poder de los comerciantes de Lübeck en la Edad Media, que construyeron una iglesia más alta que la propia catedral.
Y es que Santa María es una de las iglesias de ladrillo más grandes y está considerada la iglesia madre del gótico de ladrillo, sirviendo de modelo para muchas de las que se construyeron en la zona del mar Báltico. Además, alberga la bóveda de ladrillo más alta del mundo, con 38,5 metros de altura, y sus torres miden unos 125 metros.
Por otro lado, por Santa María han pasado grandes organistas y compositores, siendo los más conocidos, Buxtehude, Händel y Bach. Sin embargo, durante los bombardeos, se perdió el órgano de la iglesia.
Así, visitar la iglesia de Santa María merece mucho la pena.
Puedes recorrerla por libre o con un tour. El que más nos llamó la atención, pero que no pudimos hacer, fue el que te lleva por los techos de la catedral. En su página web encontrarás la información actualizada sobre horarios, precios y las diferentes visitas guiadas.
Lo más destacable de la visita es:
– Los restos de las campanas que cayeron al derrumbarse las torres durante la II Guerra Mundial. Se encuentran en una capilla lateral como memorial contra la guerra y, la verdad, es que nos hicieron reflexionar sobre la estupidez humana.
– Un reloj astronómico del S. XVI que, como consecuencia de los bombardeos, tuvo que volverse a construir de manera más sencilla. Si estás a las 12:00 del mediodía en la iglesia, lo verás en funcionamiento.
– La capilla de la Danza de la Muerte. Antiguamente, en la iglesia había una pintura de la Danza de la Muerte de Bernt Notke del S. XV, pero fue destruida durante el incendio. Actualmente, en la capilla donde estaba, se han colocado vidrieras que muestran motivos y figuras de la antigua pintura.
– El precioso altar de Amberes de 1518.
– Los bellos frescos medievales que se encontraban bajo el yeso y, tras el incendio de 1942, salieron a la luz. Sobre estos hay una historia digna de una novela policiaca. Así, durante la restauración de las pinturas, el pintor Lothar Malskat creó sus propios frescos al estilo medieval en aquellas zonas en las que no había nada. La falsificación se descubrió en 1952 y las pinturas fueron borradas. Günter Grass habla sobre este hecho en uno de sus libros, die Rättin, La Ratesa.
Además, en la iglesia leerás sobre la leyenda que trata de un rosal y un ratón. Según esta, en 1200 había un rosal en las afueras de la iglesia, que, según se decía, mientras este floreciese la ciudad sería libre. Una mañana, apareció completamente marchito debido a un ratón. Al poco de este suceso, Lübeck se rindió a los daneses. Al recuperar la libertad, se representó detrás del coro al ratón y al rosal, como recuerdo de que una desgracia puede venir de repente a consecuencia de un pequeño error.
Puedes verlo en la esquina del relieve de la Última Cena que se ve en la segunda foto. Eso sí, el ratón está totalmente oscurecido, pues la gente lo acaricia.
Volviendo por la calle Breite, llegarás a la iglesia de Santiago. De camino, verás una escultura que recuerda el lugar donde pasó la infancia uno de los habitantes más celebres de Lübeck, el escritor y ganador del premio Nobel, Thomas Mann. Su casa fue destruida durante los bombardeos de 1942.
La iglesia de Santiago fue consagrada en el S. XIV como la iglesia de los marineros y pescadores. Durante el bombardeo de 1942, no sufrió daños. Es fácil distinguir su torre de las del resto de la ciudad, pues está decorada con cuatro bolas añadidas en el S. XVII.
Hospital del Espíritu Santo
Junto a esta, verás el Hospital del Espíritu Santo, un bello edificio del S. XIII que es una de las instituciones sociales existentes más antiguas del mundo. Y es que, ya desde la Edad Media, aquí se atendía a los más desfavorecidos de la ciudad. Fue fundado por los ricos comerciantes de Lübeck, que, además de ayudar, querían asegurarse su entrada al cielo. Estuvo en uso hasta 1970. A día de hoy, algunas partes funcionan como residencia de ancianos.
Si entras, podrás ver los frescos que lo decoran y los cubículos donde vivían sus residentes. Abre de martes a domingo, de 10:00 a 17:00, y hasta las 16:00 en invierno. La entrada es gratuita.
Tenemos pendiente visitar el Hospital durante el Adviento, cuando en su interior se celebra un mercado de navidad que dura unos 10 días y, que dicen, merece la pena visitar.
Si te gustan los mercados navideños, te recomendamos leer los mercados de navidad alemanes más bonitos.
Puerta del Castillo o Burgtor
La calle continúa hasta la puerta del castillo, que era la entrada norte de las antiguas murallas. Junto a la Holstentor, son las únicas puertas que se conservan, siendo esta la más antigua de las dos. Además, fue la única de las cuatro entradas que fue atacada y superada por los enemigos. Así, en 1806, los franceses entraron a Lübeck por aquí.
La puerta se construyó en 1444 y era la primera de un sistema de tres. Si sales por ella, podrás ver las maquetas de las antiguas puertas derruidas. Se llama así, porque aquí se encontraba el castillo de Lübeck, que pasó a ser el monasterio dominicano de María Magdalena a comienzos del S. XIII.
A sus lados se encuentran la antigua casa de aduanas y los establos, que formaban parte de las fortificaciones de Lübeck y que ahora funcionan como centro juvenil.
Entrando por la puerta de los establos, accederás a un patio donde hay un mirador con vistas al río Trave. Desde aquí, podrás observar el puerto y los barcos allí amarrados, muchos de ellos históricos.
Asimismo, aquí está también el monasterio del castillo, que se disolvió tras la Reforma de 1531 y se transformó en un asilo. Más tarde, en el S. XIX, funcionó como palacio de Justicia y en 2015, pasó a formar parte del Museo Hanseático Europeo.
Este museo trata sobre la Liga de la Hansa, que dominó el comercio en el mar Báltico desde el S. XIV. Sin embargo, el descubrimiento de América o el desarrollo de la fuerza marítima holandesa e inglesa acabaron debilitándola. Así, a mediados del S. XVII, sólo Bremen, Lübeck y Hamburgo formaban parte de esta organización comercial, que, en su apogeo, llegó a tener unos 200 miembros. Aún hoy, la aerolínea nacional alemana se llama Lufthansa, La Hansa del aire.
Nuestra ruta por Lübeck empieza a llegar a su fin, pero todavía te queda por descubrir una parte preciosa de la ciudad, donde verás elegantes edificios y casas patricias. Y es que aquí vivían los comerciantes y los ciudadanos ricos.
Estas calles conducen al rio Trave y al puerto, y en ellas descubrirás también corredores interesantes.
– Engelswisch: donde está la entrada a otro de los corredores más conocidos, el Hellgrüner Gang, que conecta con el Dunkelgrüner Gang (corredores verde claro y oscuro). Este sistema de corredores sale a la calle Untertrave, que corre paralela al río. También puedes entrar desde Alsheide.
– Engelsgrube: que fue la primera calle que recorrimos del casco antiguo, donde supimos que Lübeck nos iba a enamorar. Su nombre hace referencia al hecho de que los barcos ingleses atracaban en esta parte del puerto. En uno de sus extremos está la Iglesia de Santiago y en el otro la plaza Drehbrücken, donde puedes descasar en sus escaleras con vistas al río.
Esta calle no se vio afectada por los bombardeos, por lo que muchos de sus edificios son históricos. Además, tiene muchísimo encanto. En cambio, muchas de las calles de las que hablaremos a continuación sí sufrieron daños. Lo notarás, pues en la zona próxima al ayuntamiento y a Santa María verás edificios modernos y sólo la zona baja mantiene edificios históricos.
Fischergrube: que se llama así por los pescadores que aquí vivían.
Beckergrube: en esta calle verás un bonito edificio que alberga la tienda de vinos H. F. von Melle, donde puedes comprar el vino Rotspon, del que te hablamos enseguida. La calle termina frente al palacio de música y congresos.
Mengstrasse: su zona cercana al río nos encantó y las casas patricias nos recordaron la riqueza de sus antiguos habitantes.
Además, pocas calles habrá en el mundo que puedan presumir de haber sido residencia de la familia de dos premios Nobel. Así, en Mengstrasse vivió la familia de Thomas Mann y el padre de Willy Brandt.
Asimismo, la calle se hizo famosa gracias a la obra de Thomas Mann, Los Buddenbrook, por la cual el escritor ganó el premio Nobel. En ella cuenta la vida de una prospera familia de comerciantes de Lübeck del S. XIX, que vivía en una casa situada en Mengstrasse 4, que realmente fue la casa de la familia Mann. Actualmente, solo se conserva la fachada y aloja el centro Heinrich-Thomas Mann, donde se trata el famoso libro y la vida de la familia.
En la parte de la calle donde está la Iglesia de Santa María puedes ver los restos de la antigua capilla María am Stegel, que no fue reconstruida tras los bombardeos.
Y ya puedes volver al inicio de la ruta, la puerta de Holsten. Hazlo por el otro lado del río, para disfrutar de las vistas de la ciudad.
Otras actividades para disfrutar de la ciudad de Lübeck
El río Trave, que rodea el casco antiguo, es navegable y desemboca en el mar Báltico, a unos 17 kilómetros de la ciudad, en el distrito de Travemünde.
Así, una buena idea es hacer un viaje en barco por el Trave. De esta manera disfrutarás de la ciudad desde una perspectiva diferente.
Productos típicos de Lübeck
Ya hemos hablado del mazapán, que no sólo puedes comprar en Niederegger, sino también en más tiendas, como Marzipan-Speicher o Erasmi and Carstens.
Sin embargo, hay otro producto típico: el Lübecker Rotspon, un vino tinto producido en Francia y mejorado en Alemania.
Y es que, ya desde el S. XIV, la sal se transportaba de Lübeck al golfo de Vizcaya como conservante alimentario. En el viaje, aprovechaban para traer de vuelta barriles de roble llenos con vino de Burdeos, con el fin de mejorarlo envejeciéndolo en el mar y dejándolo madurar más tarde en las bodegas de la ciudad.
Según se cuenta, cuando Lübeck sufrió la ocupación francesa a principios del S. XIX, las tropas de Napoleón se sorprendieron al probar el vino de Burdeos de esta ciudad, pues sabía mejor que el francés.
Dónde comer en Lübeck
En Lübeck hay muchos restaurantes interesantes. Aquí te mencionamos alguno de ellos:
– Schiffergesellschaft, un elegante restaurante con gran tradición en esta ciudad. Se encuentra en el edificio del gremio de los marineros en la calle Breite.
– Una comida típica del norte de Alemania es el Fischbrötchen o bocadillo de pescado, siendo el más común el de arenque. Pues bien, un lugar para comerlo es el Fangfrisch Lübeck (An der Untertrave 51), que tiene dos opciones, restaurante o puesto de comida rápida a orillas del río.
– Una cervecera alemana con buena pinta es la Brauberger zu Lübeck en Alfstrasse 36.
Y si quieres saber más sobre la comida de este país, no dejes de leer nuestro post sobre gastronomía alemana, que esperamos te sea de ayuda para no equivocarte al pedir.
Donde dormir en Lübeck
Si vas a dormir en Lübeck, te recomendamos hacerlo en el casco histórico. A nosotros nos gustó mucho el ambiente tranquilo de la zona sur de la ciudad. Pero cualquier zona del centro nos parece estupenda para alojarse.
Vimos alojamientos que se encontraban en los típicos patios y corredores de Lübeck. La verdad es que esto sería una manera ideal de disfrutar, todavía un poco más, del maravilloso ambiente de Lübeck.
Sea como fuere, entrando en Booking puedes encontrar el alojamiento que mejor se adapte a tus intereses. Además, puedes encontrar las mejores ofertas hoteleras usando quehoteles.
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¡Qué pasada de ciudad! No me extraña que os enamorara, por lo que cuentas y las fotos, debe de ser una maravilla. ¡Estaría genial organizar una visita juntos! 🙂
A Lübeck o a otra ciudad. Tengo muchas en la lista
También… Pero me han entrado muchas ganas de conocer esta. Más de las que ya tenía :).
Que chula la ciudad, no la conocíamos. Este verano vamos a estar unos días (4) por esa zona, en principio nos quedaríamos en Hamburgo y pensábamos visitar Bremen y después de leer el post, igual Lübeck 🙃 ¿Alguna otra recomendación?
Hola, ya nos alegramos que os haya gustado la ciudad. Lübeck es preciosa, pero Bremen también. Pero si nos tuviesemos que quedar con una, seguramente sería Lübeck. En unos días vamos a publicar un post sobre Schleswig Holstein, que igual os da más ideas, lo más interesante, bajo nuestro punto de vista es la costa oesta, con sus playas, sus islas y el Wattenmeer y uss mareas bajas (que llega hasta Bremen). Pero además, ciudades preciosas cerca de Hamburgo tenéis Lüneburg, que la visitamos este verano y nos encantó, y Wismar o Schwerin en las que todavía no hemos estado y os pillan un pelín más lejos. Y por supuesto Hamburgo, que también merece la pena, aunque es mucho más grande y la atmósfera es completamente diferente.
Gracias por la info!! Estaremos atentos a ese post. Aun nos queda tiempo para el viaje pero estamos intentando cerrar ya la ruta y estamos con las típicas dudas que surgen cuando quieres ver todo pero tienes que elegir 😅
Querer ver todo pero tener que elegir… Sí me suena familiar, jeje