Luxemburgo es un país caro, no nos vamos a engañar, pero también muy interesante. Por ejemplo, su capital guarda visitas muy interesantes y nosotros vamos a darte varios consejos para descubrirla. ¿Nos acompañas a descubrir cómo viajar a Luxemburgo?

Si tuviésemos que resumir en pocas palabras la visita a la capital de Luxemburgo, diríamos casamatas y vistas preciosas. Y es que la ciudad se encuentra entre valles y acantilados y en su día fue una de las fortalezas más poderosas de Europa.
Y como ya te hemos contado todo lo que sabemos sobre qué ver en Luxemburgo, así como en el Gran Ducado de Luxemburgo, ahora ha llegado la hora de hablar sobre esos detalles que tan importantes son a la hora de organizar un viaje.
Índice
Cómo llegar a Luxemburgo
La ciudad de Luxemburgo está cerca de otras capitales europeas, como Bruselas o París, y el país limita con Alemania, Bélgica y Francia, lo que la convierte en una escapada perfecta si estás visitando alguno de estos países.
De hecho, se ofrecen excursiones desde alguna de estas ciudades, como esta excursión a Luxemburgo desde Bruselas.
Viajar a Luxemburgo en avión
Dicho esto, a la capital del Gran Ducado puedes llegar en avión hasta el aeropuerto de Luxemburgo, que se encuentra a unos 9 km de la ciudad.
Para encontrar el vuelo que mejor se adapte a tus fechas y presupuesto, te recomendamos usar Skyscanner.
Cómo llegar del aeropuerto de Luxemburgo al centro
Para llegar a la ciudad desde el aeropuerto puedes coger los autobuses 6, 16 y 29, que funcionan desde las 5:00 de la mañana hasta las 12 de la noche y tienen una frecuencia que va de los 10 a los 30 min, dependiendo de la ruta y del día de la semana.
Información sobre horarios y rutas de los autobuses del aeropuerto
Además, tenemos una muy buena noticia: el transporte público en el país es gratuito.
Viajar a Luxemburgo en coche
También puedes llegar a Luxemburgo en coche. Además, para conducir por el país no necesitas comprar ninguna acreditación especial ni pagar peajes.
Dónde aparcar en Luxemburgo
Eso sí, aparcar en las zonas próximas a las áreas más visitadas es de pago. Por ejemplo, en la calle Jules Wilhelm, detrás del edificio del congreso, el aparcamiento estaba limitado a 3 horas y había que pagar 1€ por hora. Esto era válido los días laborables, de lunes a sábado de 8:00 a 18:00.
Otra opción es aparcar en las afueras, en los parkings P+R, que están conectados al transporte público. Y, como ya hemos dicho, en Luxemburgo es gratis. Un ejemplo es el de Bouillon, que es gratuito las primeras 24 horas.
Por otro lado, un parking privado como el de place de l´Europa, que está junto a la filarmónica, nos costó 16,30€ 12 horas.
Viajar a Luxemburgo en tren
Otra manera de llegar es en tren desde alguna ciudad de los países vecinos. Por cierto, la estación central está a 1 kilómetro del casco antiguo.
Si llegas desde Alemania, que no se te olvide mirar las ofertas de la compañía Deutsche Bahn para llegar hasta aquí.
Así, existen tickets especiales como el Luxemburg Spezial, que permite llegar de Trier a Luxemburgo por menos de 6€. O el Rheinland-Pfalz+Lux Ticket, que te permite tomar todos los trenes que quieras durante un día en los estados alemanes de Renania Palatinado, Sarre y Luxemburgo. Este es válido hasta para 5 personas. Su precio depende del número de viajeros y hasta 3 niños de entre 6 y 15 años pueden viajar de manera gratuita.
De todas formas, entra en la página de Trainline, donde te será muy fácil ver que medio de transporte es el que más te conviene para llegar a Luxemburgo.
Cómo moverse por Luxemburgo
La ciudad de Luxemburgo presenta una curiosa localización. Así, es el lugar de confluencia de dos ríos, el Alzette y el Pétrusse, y el casco antiguo se encuentra en lo alto de unos acantilados sobre los valles de ambos ríos. Esto hace que la ciudad se divida en ville Haute, ciudad alta, y ville Basse, ciudad baja.
Para solventar estas alturas, en la ciudad se han construido numerosos puentes, ascensores y un funicular que te permiten llegar sin cansarte a los diferentes lugares que ver en Luxemburgo.
Por otro lado, los distritos más visitados de la ciudad son Kirchberg, el casco antiguo y el Grund.
Así, el casco antiguo y el Grund están conectados por un ascensor que está en la ciudad judicial, en la meseta del Espíritu Santo. Por su parte, Kirchberg se conecta al centro por el funicular de Pfaffenthal-Kirchberg y el ascensor panorámico del Pfaffenthal, que supera 71 m de desnivel en pocos segundos.
Y ahora llega otra buena noticia: tanto los ascensores como el funicular son gratuitos.
Cuánto tiempo se necesita para ver Luxemburgo
El tamaño de la ciudad no es muy grande, lo que hace posible conocer la mayoría de los lugares que ver en un sólo día.
Por supuesto, Luxemburgo tiene suficiente que ofrecer para pasar un par de días en ella, pero, debido al precio de sus restaurantes y de la vida en general, pensamos que un día está bien para conocerla.
Eso sí, si dispones de más tiempo, al final del post te recomendamos algunos lugares interesantes que ver en el Gran Ducado.
Merece la pena viajar a Luxemburgo
A ver, no es nuestra ciudad favorita de Europa, pero sí que disfrutamos mucho visitándola. Además, la zona del Bock y del Grund nos encantó y la visita a las casamatas nos pareció muy interesante.
De hecho, la que escribe ya había estado hace muchos años por temas de trabajo y en cuanto pude llevé a la otra parte del blog a conocerla.
Dicho esto, nos parece muy buena idea visitar Luxemburgo si se está visitando los países vecinos, por el tema del ahorro, o bien, dedicarle 2 o 3 días y aprovechar para conocer las zonas más interesantes de este pequeño país, como el Mullerthal o el castillo de Vianden.
Qué y dónde comer en Luxemburgo
La gastronomía del país está influenciada por los países que lo limitan, Alemania, Francia y Bélgica y, no te vamos a engañar, comer en Luxemburgo es caro. Así, los platos principales de los menús que vimos no bajaban de los 25 €.
Nosotros aprovechamos a comer en una feria que había organizada en la plaza de la Constitución, porque hacía buen tiempo y había atracciones para la pequeña.
Así, aquí probamos un plato típico de ferias y mercadillos, Gromperekichelcher, que, a pesar de lo complicado de su nombre, son tortitas de patata frita que están muy ricas.
Por la tarde, aprovechamos para tomar unas cervezas y algo para picar en las Rives de Clausen, un lugar muy recomendable para comer en Luxemburgo. Y es que era los antiguos terrenos de una fábrica de cerveza, que ahora se ha transformado en un lugar con muchos bares y restaurantes. Nosotros nos decidimos por el restaurante americano Maybe not Bob`s.
Si quieres conocer mejor su comida, puedes unirte a este tour gastronómico.
Cuál es la mejor época para viajar a Luxemburgo
Creemos que siempre es un buen momento para viajar a Luxemburgo, quitando los meses de enero y febrero, donde los días son cortos y las temperaturas bajas.
Dicho esto, la mejor época es de abril a octubre, siendo los los primeros meses del otoño una época muy bonita. Y es que la ciudad es muy verde y en esta época los colores cambiantes de las hojas le dan un encanto especial.
Por último, el adviento es también un buen momento para visitar Luxemburgo, porque se organizan mercados de navidad en las distintas plazas de su centro histórico.
Historia de Luxemburgo
Vamos a contarte brevemente la historia de la capital para que al viajar a Luxemburgo entiendas como llegó a ser una de las plazas fuertes más importantes de Europa y, por ende, la ciudad que es hoy día.
El origen de Luxemburgo se remonta al año 963, cuando Sigfrido, conde de las Ardenas, adquirió un fuerte romano estratégicamente ubicado junto al río Alzette. Su nombre era Lucilinburhuc, pequeña fortaleza, y es de este de donde deriva el nombre del país. Y fue aquí donde Sigfrido, fundador de la casa de Luxemburgo, construyó su pequeña fortaleza.
Con el tiempo, alrededor del castillo, que se encontraba en el Bock, se desarrolló una ciudad. Los caballeros y soldados vivían en la parte alta, mientras que los artesanos y los comerciantes se asentaron en el área bajo del castillo.
La fortaleza se fue ampliando y, en 1083, uno de los descendientes de Sigfrido, Conrado, fue el primero en llevar el título de Conde de Luxemburgo. Se creaba así el condado independiente de Luxemburgo dentro del Sacro Imperio Romano Germánico.
A mediados del s. XIII, los condes de Luxemburgo habían aumentado su riqueza y poder y reinaban sobre un territorio considerable.
Sin embargo, la edad de oro de esta casa llegó a principios del s. XIV, cuando un miembro de esta familia, Enrique IV, se convirtió en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
En 1354, Carlos V elevó Luxemburgo a ducado y, hasta comienzos del s. XV, la casa de Luxemburgo tuvo una fuerte influencia en Europa Central, llegando tres de sus miembros a emperadores. Sin embargo, todo llega a su fin. Y una crisis de sucesión en 1443 hizo que el ducado pasara a manos del duque de Borgoña.
Con el fin de la casa de Luxemburgo, comenzaron los casi 400 años de dominio extranjero, un periodo muy turbulento en el que la ciudad, debido a su ubicación estratégica, se vio envuelta en los conflictos de las principales potencias por el poder de Europa. Así, estuvo bajo dominio austriaco, español y francés y vio como su territorio iba disminuyendo.
Durante estos años, las diferentes naciones dominantes ampliaron y modificaron la fortaleza de Luxemburgo, convirtiéndola en una las más reconocidas de toda Europa.
Fue en 1815, tras la caída de Napoleón, cuando se restauró el Ducado de Luxemburgo en el Congreso de Viena. Así, se decidió que la poderosa fortaleza se convirtiera en un estado independiente bajo posesión de Guillermo I, rey de los Países Bajos. Eso sí, con una guarnición prusiana que protegiera la ciudad contra otra invasión francesa. Y, para compensar al ducado por sus pérdidas territoriales, se le elevó a Gran Ducado.
Cuando se independizó Bélgica en la década de 1830, reclamó para sí el Gran Ducado y en el tratado de Londres de 1839, se volvió a reducir de nuevo su territorio.
Además, ni Prusia ni Francia estaban dispuestos a que el otro tomara influencia sobre Luxemburgo. Por eso, en el Segundo Tratado de Londres de 1867, se reafirmó la independencia de Luxemburgo y Prusia tuvo que retirar sus tropas, con la condición de que se desmantelaran las fortificaciones. Además, se garantizó la neutralidad del Gran Ducado, lo que llevó al fin del uso de la ciudad como sitio militar.
En 1890, el rey de los Países Bajos murió sin heredero varón y la monarquía holandesa dejó de ostentar el título de Gran Duque de Luxemburgo. Fue entonces, cuando Adolfo, duque de Nassau-Weilburg, comenzó la propia monarquía del Gran Ducado.
La neutralidad de Luxemburgo fue violada dos veces por Alemania. La primera fue en 1914, durante la I Guerra Mundial. En este caso, la duquesa María Adelaida toleró la ocupación ilegal, lo que le costó su abdicación en 1919 a favor de su hermana, la querida duquesa Carlota. Y la segunda fue en 1940, durante la II Guerra Mundial. En este caso, el país fue anexado a Alemania y Luxemburgo no se mantuvo neutral. La ciudad fue liberada el 10 de septiembre de 1944.
A principios del s. XX, fue la siderurgia la que impulsó la industrialización de Luxemburgo. Sin embargo, con el declive de la industria del acero en la década de 1970, el país se convirtió en un centro financiero mundial.
Luxemburgo fue uno de los miembros fundadores de la Unión Europea y es la sede de varias instituciones de la UE, como el Tribunal de Justicia. De hecho, Robert Schumann, considerado uno de sus padres fundadores, nació aquí.
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