La Gliptoteca de Munich: un viaje a la isla griega de Egina

Gracias al afán coleccionista de Luis I de Baviera, la Gliptoteca de Múnich permite al visitante adentrarse en la antigua Grecia y Roma. En este post hablaremos de uno de sus tesoros: los frontones del templo de Afaya en la isla griega de Egina ¿Nos acompañas?

Collage de 8 fotos sobre visitar la Gliptoteca de Múnich

Hace ya varios años, mis padres me llevaron a visitar Grecia un mes de julio. Quedé impresionada por sus ruinas, su historia, su mitología, su gastronomía y su gente, y me dije que tenía que volver a ese país, donde casi en cada esquina, la imaginación retrocedía a tiempos pasados, donde dioses, héroes y filósofos gobernaban el mundo.

Durante el viaje disfrutamos de las maravillas de la caótica Atenas, nos acercamos al canal de Corinto y entramos a la legendaria ciudad de Micenas por la puerta de los Leones. 

Y sí, volví, y me acerqué a Delfos, a ver si el oráculo me ayudaba en mis decisiones futuras, llegué hasta Meteora para contemplar las famosas formaciones rocosas coronadas por bellos monasterios y visité la muy conocida isla de Santorini. Y, por supuesto, me volví a enamorar del caos de Atenas. 

Sin embargo, esta es otra historia que ya te contaré con más calma. Esta vez me centraré en la pequeña isla a la que me llevaron mis padres a pasar unos días más relajados.

De entre las algo más de 200 islas griegas que están habitadas, nosotros escogimos la isla de Egina, en el golfo Sarónico y muy próxima a Atenas, pues se encuentra a unos 20 km del Pireo. Desde este puerto hay varias posibilidades para llegar hasta ella en alrededor de una hora.

Su nombre nos traslada al mito de la ninfa Egina, que siendo hija del dios rio Asopo y de la ninfa Metope, fue raptada por Zeus y llevada a una isla, que pasó a llamarse como ella en su honor. Fruto de este rapto nació Eaco, que se convirtió en el rey de la isla.

Egina y la ciudad de Atenas fueron grandes rivales en la Antigüedad. La primera fue una importante potencia naval y una notable ciudad mercantil, gracias a su buena localización en las principales rutas comerciales. Por ello, disfrutó de un gran desarrollo durante los S. VII-VI a.C, teniendo la primera marina de Grecia y acuñando moneda en el S. VII a. C, de hecho las primeras monedas griegas fueron producidas aquí.

Y aunque esta pequeña isla no tenga tanto reclamo como otras, guarda un gran tesoro: las ruinas del templo de Afaya, que es uno de los mejor conservados del país y uno de los vértices del triángulo Sagrado de la Antigüedad, compuesto, además, por el Partenón y el templo de Poseidón en el cabo de Sunión.

El templo de Afaya, construido en estilo dórico, se encuentra en lo alto de una colina con unas preciosas vistas al mar. 

La diosa a la que está dedicado se relacionaba con la fertilidad y el ciclo agrícola y fue adorada casi exclusivamente en este templo. Esta era hija de Leto y poseía una gran belleza, lo que hizo que fuera perseguida por muchos hombres.

De hecho, intentando escapar del rey Minos, se arrojó al mar, siendo recogida por las redes de un pescador de la isla de Egina, que acabó enamorándose de ella. La ninfa Britomartis, su media hermana, la protegió y la hizo desaparecer. 

De ahí su nombre: Afaya, que significa la Invisible. Se dice que el templo se construyó en el lugar donde fue vista por última vez. En un principio, y dada la grandiosidad del templo, se pensó que estaba dedicado al poderoso Zeus.

Gracias a las excavaciones, se sabe que ya, desde el S. XIII a. C, se rendía culto en este lugar a la deidad femenina. Además, se han encontrado evidencias de varios templos. Las ruinas actuales se corresponden al que se construyó entre el 500 y el 450 a. C, tras la batalla de Salamina. Cuando los eginetas fueron expulsados por los atenienses en el 431 a. C, el templo fue abandonado.

A principios del S. XIX, el arquitecto inglés Charles Robert Cockerell estaba realizando su Grand Tour por Grecia, que era un viaje que realizaban los aristócratas como parte de su educación. 

Una de sus paradas fue Egina, donde llevó a cabo algunas excavaciones, en las que se descubrieron las esculturas, realizadas en mármol de Paros, que formaban parte de los frontones este y oeste del templo de Afaya.

Un año después de ser descubiertas, los frontones fueron comprados en una subasta por el entonces príncipe heredero de Baviera, el futuro rey Luis I. Tras ser llevados a Roma para su restauración, las figuras se mostraron en la Gliptoteca de Múnich, en donde se encuentran desde 1827.

Estos elementos presentan una importante característica, pues muestran la transición del estilo arcaico al clásico en el arte griego, convirtiéndolas en únicas. Así, el frontón oeste se corresponde al estilo arcaico tardío, mientras que el este pertenece al estilo clásico temprano.

En ellos quisieron reflejar el poder de la isla de Egina. Por eso, muestran escenas de las dos guerras contra Troya, con Atenea como figura central, rodeada de diferentes combatientes, guerreros caídos y armas. Además, están representados importantes héroes de la isla: Ajax, Teucros y Aquiles en el lado oeste y Telamón en el frontón este.

La primera guerra contra los troyanos, la dirigida por Hércules contra el rey de Troya Laomedon, se muestra en el frontón este

En el lado oeste se representa el conflicto descrito en la Ilíada de Homero, la segunda guerra de Troya, dirigida por Agamenón contra Príamo, rey de Troya.

Cockerell y sus compañeros documentaron que las figuras encontradas presentaban policromía, demostrando que los templos no eran originalmente blancos, sino que estaban pintados. 

En la Gliptoteca puedes ver una reconstrucción experimental de cómo pudo haberse visto el frontón con policromía.

La Gliptoteca es uno de los museos de Múnich que, bajo nuestra opinión, se merece una visita. 

Y es que acoge una interesante colección de esculturas, que van de la época arcaica, ∼650 a.C, a la época romana, ∼550 d.C. Muchas de ellas provienen de la afición por coleccionar obras clásicas de Luis I. 

Entre las obras del museo destacan, además de los frontones del templo de Afalla, el fauno barberini, la conocida como anciana borracha, el niño con el ganso o la escultura del kouros de Múnich. 

Información sobre los horarios y precios de la Gliptoteca.

Un dato que puede serte útil, es que la Gliptoteca y otros muchos museos de Múnich, pueden visitarse por tan sólo 1€l los domingos

En esta oferta están incluidas también, las tres Pinacotecas (la antigua, la nueva y la moderna),  la galería Schack, el museo egipcio, la colección estatal de Antigüedades, el museo Nacional Bávaro, el museo del Hombre y la Naturaleza, el museo de los Cinco Continentes y la colección Nacional de monedas. 

Como ya hemos dicho, Luis I era un gran amante de la cultura clásica, que se refleja claramente en la Königsplatz o plaza del rey, que fue diseñada a principios del S. XIX y donde se encuentra la Gliptoteca. 

Es esta plaza un rincón de Múnich, donde puedes sentirte un poco como en Atenas, pues los edificios que la componen se construyeron en estilo clásico. Así, tras entrar en la plaza cruzando los Propileos, en estilo dórico, te encontrarás con la Gliptoteca, en estilo jónico, y el edificio que alberga la colección estatal de antigüedades, en estilo corintio

Todos estos edificios están rodeados por espacios verdes, por lo que es un buen sitio para sentarte y descansar en sus jardines o en las escaleras de ambos museos. 

En el periodo nacionalsocialista, la plaza se utilizó para desfiles y manifestaciones de este partido, pero eso ya es otra historia. Y durante la Segunda Guerra Mundial, los edificios de la plaza sufrieron grandes daños, teniendo que ser restaurados. Las figuras de los frontones del templo de Afaya habían sido almacenadas para evitar que fueran dañadas. 

Otro ejemplo del interés de Luis I por la cultura clásica es el Pompejanum, que está en la ciudad de Aschaffenburg, al noroeste de Baviera, y que es una representación de una villa romana de la ciudad de Pompeya. 

A nosotros nos gustaba mucho acercarnos a esta plaza, que a menudo albergaba diferentes conmemoraciones y exhibiciones.

Si has llegado hasta aquí, quizás es porque vas a pasar unos días en Múnich. De ser así, te recomendamos que le eches un ojo a la Múnich CityTourCard, una tarjeta que te permite usar el transporte de la ciudad de manera gratuita y que incluye descuentos en ciertas atracciones. Ten en cuenta que el transporte en Múnich no es lo que se dice barato.

 

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4 comentarios en “La Gliptoteca de Munich: un viaje a la isla griega de Egina”

  1. La verdad es que a veces encuentras muchas de las bellezas de Grecia en museos extranjeros que en su propio lugar de origen. Quizás sea la única manera de disfrutarlas, quizás no.
    Muchas gracias por compartir toda esta información.

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