Ruta por Irlanda: lo mejor del Valle del Boyne

En este día descubrimos los lugares que hay que ver en el valle del Boyne. Así, vimos impresionantes Cruces Altas, descubrimos la primera abadía cisterciense del país, exploramos tumbas más antiguas que las pirámides de Guiza, nos asombramos en la sede de los Altos Reyes irlandeses y acabamos el día en el castillo anglo-normando más grande del país. ¿Nos acompañas?

Collage de 8 fotos sobre que ver en el valle del Boyne

Martes, 12-Oct-2021

De camino al Valle del Boyne desde Belfast

Comenzábamos nuestro último día en carretera para alivio del conductor, que ya estaba un poco cansado de conducir por las carreteras irlandesas. Lo confieso, la que escribe no se atrevió a conducir por la izquierda ni una sola vez.

Tocaba explorar el Valle del Boyne, una zona llena de historia e importantes yacimientos arqueológicos: el lugar de nacimiento del ancestral este de Irlanda y su paisaje más sagrado. 

Nosotros le dedicamos un día, por lo que sólo pudimos visitar algunos de los muchos lugares que hay que ver en el valle del Boyne. Por eso, al final del post te dejamos más ideas para hacer en esta área.

Este valle se encuentra a unos 40 km de la ciudad de Dublín, por lo que es una buena excursión para hacer desde la capital de Irlanda.

Nosotros salimos de Belfast dirección Monasterboice. 

Por el camino vimos la señal hacia un mirador, el Bernish view point, y para evitar perdernos vistas bonitas, como ya nos había pasado unas cuantas veces durante el viaje, tomamos el desvío. 

Aunque no fue mucha pérdida de tiempo, algo así como unos 10 min de ida y vuelta, al llegar comprobamos que tomar el desvío, bajo nuestro punto de vista, no merecía mucho la pena. Te dejamos aquí las vistas hacia Newry, una ciudad de Irlanda del Norte, para que juzgues por ti mismo.

Esta zona se encuentra dentro del Anillo de Gullion, designada oficialmente como Área de Excepcional Belleza Natural y el mirador está cerca de Ballymacdermott Court Tomb, un lugar de enterramiento datado entre el 4000 y el 2500 a.C, pero sabiendo lo que nos esperaba en el día de hoy, decidimos no visitarla. 

Visita a Monasterboice

Desde aquí, en una media hora, llegamos a las ruinas del sitio monástico de Monasterboice, en el condado de Louth. Durante la visita estuvimos completamente solos y nos recordó mucho a Glendalough.

Este asentamiento monástico fue fundado a finales del siglo V por San Buithe, que murió alrededor del año 521, y fue un próspero centro religioso y de enseñanza. Sin embargo, la construcción de la cercana abadía cisterciense de Mellifont en 1142, hizo que perdiera importancia. 

Las ruinas que ves hoy día, una torre redonda del S. X, un reloj de piedra de unos 2 metros de altura, varias Cruces Altas de gran belleza y dos iglesias construidas a finales del S. XIV, demuestran la importancia que tuvo este monasterio.

La Torre Redonda, construida alrededor del 968, fue dañada en un incendio en 1097, en el que se destruyeron muchos manuscritos valiosos, así como los tesoros del monasterio. Mide unos 35 metros de altura y está muy bien conservada, aunque le falta el tejado cónico. 

Estas torres solían servir de campanarios, torres de observación y lugares de protección para los monjes y los objetos de valor. 

Las tres Cruces Altas datan del S. X. 

La Cruz alta de Muiredach, también conocida como Cruz del Sur, mide unos 5,5 metros y se considera una de las más bellas y mejor conservadas de toda Irlanda. Su nombre viene de la inscripción tallada en ella: una oración por Muiredach, para el cual se ha construido esta cruz. En la cara oeste presenta escenas de la vida de Cristo y en la este del antiguo testamento. 

Las Cruces Norte y Oeste están algo más deterioradas a causa de los efectos del clima. La Cruz Oeste mide 6,5 metros y es la más alta de Irlanda. En sus paneles se describen escenas de la muerte de Cristo. La Cruz Norte, más sencilla en su decoración, presenta una crucifixión. 

En Monasterboice se encontraron restos de otras dos cruces, que se encuentran en el museo nacional de Dublín.

Al llegar, aparcamos en el parking que está justo enfrente de las ruinas. Junto a la entrada, había bastante información sobre el monasterio. 

Además, volvimos a ver los paneles informativos que indican los puntos de interés próximos ordenados por distancia y tiempo. Nos parecieron muy útiles y a la vez un peligro para la gente como nosotros, que siempre quieren verlo todo.

Antes de entrar, nos alejamos un poco del sitio monástico para poder verlo un poco más en perspectiva. 

La visita fue gratuita y, al entrar, pasas por el cementerio que sigue en uso. Al principio del viaje nos sorprendió que este tipo de cementerios se siguieran utilizando, pero a estas alturas ya nos habíamos acostumbrado.

La Torre Redonda domina las ruinas con su gran altura y las Cruces Altas son, simplemente, impresionantes. De hecho, fueron las más bonitas que vimos en todo el viaje. 

Nos pareció un lujo poder ver la Cruz de Muiredach, con sus paneles contando pasajes de la Biblia, en su sitio original, pero nos preguntamos si no sería mejor que estuviese en un lugar más protegido.

Visitar estos sitios monásticos nos gustó mucho y nos encantó poder descubrirlos en total libertad. Tras pasear un rato por las ruinas, decidimos irnos.

Puedes visitar Monasterboice uniéndote a esta excursión por el legado celta de Irlanda

Visita a la abadía de Mellifont

Como ya hemos contado, este monasterio perdió importancia tras la fundación de la abadía de Mellifont, que está en el condado de Meath y a unos 7 kilómetros de Monasterboice.

La abadía de Mellifont fue el primer monasterio de la orden cisterciense fundado en Irlanda y fue San Malaquías el que introdujo la orden del Cister en la isla. 

Este Santo, que lideró la reforma de la iglesia irlandesa a mediados del S. XII, visitó Clairvaux durante un viaje a Roma en 1140. Allí, quedó impresionado por su disciplina y dejó a cuatro de sus compañeros para que fueran instruidos por el abad del monasterio, San Bernardo.

San Malaquías eligió para el monasterio un sitio junto al río Mattock y, en 1142, empezó a construirse siguiendo el estilo arquitectónico de las abadías cistercienses en Europa. En 1157, tuvo lugar su consagración. 

Desde aquí, la Orden del cister se extendió por toda Irlanda, donde se fundaron más abadías, que tomaron a la de Mellifont como modelo. 

En 1152, tuvo lugar el importante sínodo de Mellifont-Kells y las sesiones se llevaron a cabo entre estas dos abadías. A este asistieron obispos, reyes y el legado papal y se trataron temas sobre la reforma de la Iglesia Irlandesa.

Tras la orden del rey Enrique de Inglaterra de disolver todos los monasterios, la abadía se convirtió en una casa fortificada y pasó a ser propiedad privada en 1539.

En 1603, se firmó el Tratado de Mellifont entre la Corona inglesa y Hugh O’Neill, líder de la resistencia irlandesa durante la Guerra de los Nueve años, en el que se ponía fin a la guerra que ganaron los ingleses y llevó a la Colonización del Ulster.

Además, en 1690, el edificio fue usado por Guillermo de Orange como su sede durante la trascendental Batalla del Boyne.

Un dato interesante es que, bajo el presbiterio de la abadía, está enterrada Devorgilla, hija del rey de Meath en el S. XII.

En tiempos donde las luchas por el poder eran el pan nuestro de cada día, Devorgilla, que era la esposa del rey de Breifne, fue secuestrada, o se fugó o fue un acuerdo, por Dermot Mac Murrough, rey de Leinster en 1152. Fue este último, quien, al ser desterrado de su reino en 1166, huyó a Bristol, desde donde regresó con los normandos para recuperar su reino. 

Así, muchos historiadores dicen que fue Devorgilla la culpable de la invasión normanda de Irlanda, aquella que terminó con siglos de dominación inglesa. Mientras que otros opinan que ha sido usada de excusa y que no fue ella la causante de esta invasión.

La abadía de Mellifont fue una de las más ricas de la Irlanda medieval, pero a día de hoy, poco se conserva del edificio original. Aun así, puedes ver los componentes esenciales de una abadía cisterciense, siendo sus restos más significativos la sala capitular, la puerta de entrada y un lavabo octogonal del S. XIII, donde los monjes se lavaban antes de las comidas.

Al llegar, aparcamos justo a la entrada de las ruinas de la antigua abadía de Mellifont. Por cierto, la nueva abadía de Mellifont está en Collon y fue establecida en el S. XX.

Lo primero que nos llamó la atención fue su puerta de entrada, una estructura defensiva que recuerda más a un castillo y que era necesaria al encontrarse en la frontera de la empalizada, la zona bajo dominio inglés. 

Seguramente, fue construida tras la disolución en 1539.

Un mapa frente a las ruinas te da una idea de las funciones originales de las distintas zonas y te muestra perfectamente la organización original de la abadía: una gran iglesia y las diferentes estancias dispuestas alrededor de un claustro que rodea un jardín. 

Desde este punto, puedes ver las zonas mejor conservadas: la sala capitular, donde se reunían diariamente los monjes a leer el capítulo y a discutir temas importantes de la Orden, y el lavabo, que estaba en el jardín frente a la entrada del refectorio.

En la sala Capitular, en la cual no puedes entrar, nos sorprendió ver que todavía se mantienen los azulejos del S. XIII cubriendo el suelo.

Recorrimos las ruinas de la antigua abadía, que son bastante grandes, aunque durante la mayor parte del recorrido sólo veas los cimientos de las diferentes habitaciones. 

El lavabo fue la parte que más nos gustó y estuvimos un rato observando sus detalles. Nosotros ya habíamos visto esta estructura en otros monasterios del cister en Alemania, como los de Bebenhausen y Maulbronn. 

Cerca del lavabo, quedan todavía algunos arcos del antiguo claustro.

A lo largo de las ruinas hay bastantes carteles informativos, cosa que nos pareció muy acertado, pues a veces durante estas visitas no sabes muy bien lo que estás viendo.

Antes de irnos, subimos a la parte trasera del centro de visitantes, donde están las ruinas de una pequeña iglesia conocida como la capilla de San Bernardo, que se cree se construyó en el S. XIV, seguramente en honor a San Bernardo de Clairvaux.

Visita a Brú na Bóinne

Tras la abadía de Mellifont, nos dirigimos hacia uno de los lugares más importantes que ver en el Valle del Boyne, Brú na Bóinne. 

Este yacimiento, que se encontraba a unos 10 kilómetros, es uno de los monumentos prehistóricos más sorprendentes del mundo.

Cómo llegar a Brú na Bóinne

Brú na Bóinne está a unos 55 km de la ciudad de Dublín y, si no tienes coche, puedes visitarlo en una excursión desde Dublín al Valle del Boyne

Información práctica para tu visita a Brú na Bóinne

– En Brú na Bóinne existen 3 yacimientos, Newgrange, Knowth y DowthLos dos primeros sólo pueden visitarse con un tour organizado que parte del centro de visitantes. Es decir, que para entrar en ellos tienes que ir directamente al centro de visitantes y no a los yacimientos. 

El tercero, Dowth, solo está parcialmente excavado y la visita es por libre y gratuita.

Nosotros, tras visitar Newgrange y Knowth, no nos acercamos a Dowth, pero si no tienes mucho tiempo, puede ser una buena alternativa. 

– En la página web de Brú na Bóinne encontraras toda la información actualizada sobre horarios, precios y estado actual de la visita. 

– Hay varios tipos de tours, que incluyen uno o los dos yacimientos, y cuya duración varía entre 2 y 3 horas. En Newgrange puedes entrar en la cámara funeraria, pero en Knowth no.

– Es necesario reservar las entradas con antelación.

Nosotros hicimos el que incluía los dos yacimientos, pero, a causa de la pandemia, no pudimos entrar en la cámara de Newgrange. 

Una vez que se nos asignó un tour y nos dieron una pulsera identificativa, nos dirigimos a la parada donde nos recogió el autobús que nos llevaría a los distintos yacimientos. La parada está a unos 5 minutos del centro de visitantes, cruzando un puente sobre el rio Boyne.

Al primer yacimiento, que fue el de Knowth, llegamos en unos 10 minutos. Allí, tras una explicación sobre la historia del sitio, tuvimos tiempo suficiente para descubrirlo por nuestra cuenta. La parada duró 30 minutos. 

Tras ella, volvimos al autobús, que, en otros 5 minutos, nos dejó en Newgrange. De manera similar, tras 30 minutos, donde nos explicaron la historia y descubrimos el lugar, volvimos al autobús que nos llevó de nuevo al centro de visitantes. Las explicaciones fueron en inglés. 

Tras conocer Knowth y Newgrange, vimos la exhibición del centro de visitantes sobre los yacimientos, que es bastante interesante y está muy bien organizada, con videos que explican como era la vida en aquellos tiempos y donde explican la historia, la construcción y las excavaciones, habiendo, incluso, una pequeña réplica del pasaje de Newgrange.

Si sólo quieres visitar esta exposición, que es de pago, no es necesario que reserves entrada.

Historia del sitio

La tumba de Newgrange fue descubierta en el S. XVII por trabajadores que buscaban piedras para construir en la zona. Sin embargo, no fue hasta el S. XX cuando se llevó a cabo una extensa investigación arqueológica. 

Así, en la década de 1960, comenzaron las excavaciones en Newgrange y en Knowth bajo la dirección de M.J. O’Kelly y G. Eogan, respectivamente.

Newgrange, Knowth y Dowth son tumbas pasaje, cámaras funerarias a las que se accede por un pasillo estrecho de piedras, que fueron construidas durante el Neolítico y tienen unos 5000 años de antigüedad. 

Por lo tanto, estos enormes monumentos megalíticos son más antiguos que las pirámides de Giza en Egipto o que Stonehenge en Reino Unido. 

En 1993, fueron inscritos como patrimonio de la Humanidad por la Unesco, al ser el ejemplo más importante de conjunto prehistórico megalítico en Europa.

Las personas que construyeron estas tumbas pertenecían a comunidades prósperas de granjeros con grandes conocimientos de arquitectura, astronomía, geología e ingeniería y se desconoce para quienes fueron construidos. 

Este tipo de construcción se desarrolló también en el resto de Europa. 

Qué se ve en Knowth

Esta colina ya estaba habitada antes de que las tumbas fuesen construidas, pues se han encontrado evidencias de viviendas que datan del 4000 a.C. 

Las tumbas comenzaron a construirse allá por el 3300 a.C. y, aproximadamente, para el 2900 a.C la construcción habría terminado. 

Originalmente, en Knowth habría un gran túmulo, rodeado por más de 18 túmulos de menor tamaño, algunos de ellos conectados entre sí. Su uso tenía una función funeraria, pero el lugar pudo tener una mayor importancia como centro de la comunidad, como lugar para honrar a sus antepasados, como símbolo de estatus o como marcador territorial.

Al llegar a Knowth, que es la tumba más grande del complejo con unos 95 metros de diámetro, ves un gran túmulo rodeado por pequeños montículos, todos ellos de forma circular y recubiertos de hierba. Estos están protegiendo las tumbas pasaje. 

Como ya hemos dicho, en Knowth no puedes entrar en ninguno de ellas. 

Alrededor de la entrada al pasaje hay piedras de cuarzo y granito que no provienen de zonas cercanas a los yacimientos. De hecho, algunas piedras proceden de las montañas de Wiclow, que están a más de 100 km de distancia.

Estas pueden llegar a pesar hasta 3 toneladas y no se sabe con seguridad como fueron transportadas. En 2016, se encontró un bote que provenía de la época en que estas tumbas fueron construidas. Por eso, se piensa que las piedras pudieron ser transportadas por el agua.

Asimismo, los túmulos están rodeados por grandes piedras, algunas de las cuales se encuentran esculpidas con diferentes diseños. También en el interior hay piedras decoradas. Estos diseños se han encontrado también en partes de la roca no visibles y no se sabe con certeza el motivo. 

Alguno de los diseños consisten en combinaciones de espirales, rombos, triángulos y líneas o arcos paralelos. Además, estos motivos se han encontrado no solo en las rocas, sino también en otros objetos, como cerámica y colgantes. 

No obstante, no es un arte aislado, pues se han encontrado diseños similares en otros yacimientos neolíticos de Reino Unido y del noroeste europeo. 

Estas rocas esculpidas son una de las características más importantes de estos monumentos y Knowth tiene alrededor del 45% de todo el arte conocido de las tumbas irlandesas y casi el 30% de todo el arte megalítico en Europa.

Durante los enterramientos, el cuerpo era incinerado en el exterior y después los restos eran llevados por el pasaje hasta la cámara funeraria, donde se dejaban descansar en vasijas de piedra. Durante las excavaciones, han encontrado objetos bellamente esculpidos que debieron de usarse en esta ceremonia. 

Gracias a diferentes tipos de cerámica encontrada, saben que en estos yacimientos se han llevado a cabo diferentes fases de actividad ritual. 

Así, estos sitios continuaron siendo centros importantes de rituales y ceremonias a lo largo del tiempo, pues han encontrado cerámica del 2500 a.C. y del 2300 a.C. Y, aunque no han encontrado restos de ningún tipo de actividad ritual durante 2000 años, durante los primeros siglos de la nueva era, Knowth volvió a usarse como lugar de enterramiento. 

Además, dos o tres siglos más tarde, se convirtió en un centro defensivo y, entre los siglos VIII y XII, alrededor de Knowth se desarrolló una importante villa. En el periodo normando, estos terrenos pertenecieron a la abadía de Mellifont y, hasta que en la década de 1950 el gobierno irlandés compró estas tierras, siempre hubo pequeños asentamientos y granjas en la zona.

Antes de los trabajos de excavación, muchos de los pequeños túmulos no eran visibles y el gran montículo estaba cubierto de maleza y no llamaba la atención. 

Actualmente, muchas de estas tumbas han sido reconstruidas usando material del yacimiento, aunque alguno de los túmulos pequeños están sin cubrir y así puedes ver como son por dentro.

Durante nuestra visita a Knowth, no sólo paseamos entre los túmulos observando el increíble trabajo de los hombres del neolítico, sino que pudimos subir al túmulo central. 

Sí, en Knowth no puedes entrar en su cámara, pero puedes subir a su punto más alto para disfrutar de las vistas. Desde aquí, podrás ver, por ejemplo, Newgrange y la colina de Tara.

Qué se ve en Newgrange

Newgrange es la tumba pasaje más famosa de Irlanda y data del 3200 a.C. 

El túmulo tiene un diámetro de unos 80 metros y cubre una única tumba. El pasaje que lleva hasta ella señala al sureste y tiene unos 19 metros de longitud. 

El techo está construido superponiendo capas de grandes rocas y está cerrado por una piedra angular a 6 metros del suelo. 

En la cámara se encuentran las vasijas de piedra donde reposaban los restos del fallecido. No se sabe cuántas personas están enterrados en Newgrange. Durante las excavaciones se han recuperado los restos de al menos 5 personas junto a sus ajuares funerarios. 

Para su construcción también se usaron piedras de cuarzo blanco proveniente de las montañas Wiclow y granito proveniente de Mourne y Carlingford.

Newgrange es muy famoso por su alienación con el solsticio de invierno el 21 de diciembre. 

Durante las excavaciones, descubrieron una pequeña abertura sobre la entrada del pasaje. A través de ella, un rayo de luz entra en la cámara al amanecer del 21 de diciembre, así como unos días antes y después. Los rayos inciden en la vasija de piedra y luego, a medida que el sol se eleva, el haz se ensancha y desciende por el pasillo. La alineación es tan precisa que no parece posible que sea accidental. 

La investigación moderna sugiere que Newgrange es la estructura alineada deliberadamente más antigua que se conoce en cualquier parte del mundo. 

La orientación de los pasajes de Knowth hace pensar que también presentara algún tipo de alineación con los equinoccios, pero esta ya no ocurre a día de hoy.

En Newgrange hay tres piedras bellamente esculpidas: una en la entrada, que presenta trisqueles, otra en la parte trasera y una en el norte. 

Tanto la de la entrada como la de la parte trasera presentan, además, hendiduras que se alinean en el solsticio de invierno. Estas conectan ambos lados de la tumba a través de la luz y a lo largo del pasaje. 

No se sabe muy bien porqué la del norte está decorada de una manera especial, pero esta es directamente iluminada durante el solsticio de verano. 

Estas piedras están consideradas como uno de los mejores ejemplos del arte neolítico europeo.

Alrededor del año 2000 a.C, nuevos habitantes llegaron a Irlanda, época que coincide con un incremento en el uso del metal. 

Fue entonces cuando Newgrange dejó de usarse y, seguramente, las piedras de la entrada colapsaron, bloqueando el monumento. 

Sin embargo, la zona se siguió usando como centro de rituales. Así, a unos 10 metros de la tumba, se encontró una zona que fue utilizada como un importante centro religioso. Este era un círculo de unos 100 m de diámetro, en cuyo interior se encontraron restos de animales.

Además, el túmulo de Newgrange está rodeado por un círculo de piedras cuya función no está clara, pero se cree que podría tener algún papel astronómico. Este fue levantado sobre el 2000 a.C. y se considera su última etapa de construcción.

Con la llegada de los celtas alrededor del 500 a.C., Newgrange siguió siendo muy importante simbólicamente, pues según la mitología celta este era el hogar del mayor de los dioses celtas, Dagda Mór y su hijo Oengus. 

Aunque Newgrange parecía un gran montículo cubierto de vegetación, se reconocía como una construcción en lugar de una característica natural, y permaneció intacto hasta bien entrada la era cristiana.

Tras los trabajos de conservación, la tumba presenta una fachada de cuarzo blanco y granito, reconstruida con piedra encontrada en el sitio, y su altura y forma han sido deducidas por cómo se derrumbó el muro original. La base de la tumba está rodeada por 97 grandes rocas, entre las que destacan las 3 piedras bellamente decoradas de las que ya hemos hablado.

Debido a las restricciones sanitarias, no pudimos entrar en la cámara, pero por otro lado, pudimos disfrutar prácticamente solos de este lugar. 

Además, siempre podemos probar suerte en la lotería que hacen para repartir plazas para el solsticio de invierno dentro de Newgrange.

Dowth 

Dowth sólo está parcialmente excavada, siendo la menos conocida de las tres grandes tumbas. 

Tiene también más de 5000 años de antigüedad y es de gran tamaño. El túmulo tiene unos 85 metros de diámetro y se estima que hay unas 115 rocas, de las cuales, muchas están decoradas.

Visita a la colina de Tara

De aquí nos dirigimos a la colina de Tara, un sitio muy ligado con los orígenes de Irlanda. 

Qué es la colina de Tara

La colina de Tara es un antiguo lugar de ceremonias y de enterramientos, lo que una vez fue el centro político y espiritual de la Irlanda Celta, el sitio de los Altos Reyes hasta el S. XI.

Te recomendamos leer sobre la historia de este lugar antes de visitarlo, para que puedas comprender así su gran significado. Si no, igual te decepciona. 

Y es que, a día de hoy, la colina no tiene grandes monumentos y sin saber su historia puedes pasar por Tara y no darte cuenta de la magia del lugar. 

Aparte de informarte sobre su historia, es bueno que leas con atención los paneles informativos de la entrada, donde muestran los hitos del lugar y su importancia. Además, hay fotos aéreas del lugar, una perspectiva que te permite entender mejor los monumentos de Tara.

Sin una explicación previa, el sitio es difícil de entender, pues básicamente estás paseando por una extensión verde con unas vistas muy bonitas y en donde se ven pequeñas ondulaciones. 

La colina de Tara puede visitarse con este tour por el Valle del Boyne desde Dublín.

Historia de la colina de Tara

Tara ha sido lugar de entierro y reunión durante más de 5000 años. Así, a finales de la Edad de Piedra, se construyó aquí una tumba pasaje. 

Sin embargo, el sitio se volvió verdaderamente significativo en la Edad del Hierro (600 a. C. a 400 d. C.) y en el Período paleocristiano, pues era el lugar de coronación de los Altos Reyes Irlandeses. Tal era su importancia, que todas las viejas carreteras irlandesas conducían a este lugar. 

En las grandes fiestas de la Irlanda pagana, se encendía una gran hoguera en la colina de Tara. Según una leyenda, en el año 433, San Patricio encendió el fuego pascual en la cercana colina de Slane, en desafío al rey pagano, Laoghaire. Como te puedes imaginar, esto condujo a un enfrentamiento en Tara entre San Patricio y los druidas paganos, del cual el Santo salió victorioso. Desde entonces, se le permitió continuar con su misión de predicación. 

A medida que el cristianismo fue propagándose y ganando poder, la importancia de Tara como centro político y religioso fue decreciendo. Finalmente, el lugar fue abandonado por el entonces Gran Rey de Irlanda Mael Sechnaill en el año 1022.

No obstante, la colina siempre fue importante para la identidad irlandesa y fue escogida por su simbolismo para ciertos eventos históricos. 

Así, durante la Rebelión irlandesa de 1798, aquí tuvo lugar la batalla de Tara, en la que los rebeldes irlandeses sufrieron una contundente derrota frente a las fuerzas británicas. Unos 400 rebeldes murieron y fueron enterrados en una fosa común en esta colina. 

Y en 1843, aquí se reunieron alrededor de un millón de personas para escuchar a Daniel O’Connell, el Libertador, que habló a favor del autogobierno irlandés. 

Entre 1899 y 1902, un grupo de israelitas británicos llevaron a cabo una serie de excavaciones no profesionales en el Rath de los sínodos. Andaban Buscando el Arca de la Alianza. Tras varias protestas por parte de los nacionalistas irlandeses, finalmente las excavaciones se detuvieron.

Además, la colina fue el centro de una disputa, cuando se quería construir la autopista M3, que atravesaba el valle donde se encuentra. Y es que Tara forma parte de un paisaje antiguo más grande, donde la colina es sólo el complejo central. 

En 2008, la colina de Tara se incluyó en la Lista de vigilancia de los 100 sitios más amenazados del mundo del World Monuments Fund. Al año siguiente, el Instituto Smithsonian lo incluyó en una lista de los 15 tesoros culturales en peligro de visita obligada. Tal es la importancia de este lugar.

Qué ver en Tara

Los restos de unos 25 monumentos antiguos son visibles y se han descubierto más a través de estudios geofísicos y fotografías aéreas.

– El montículo de los Rehenes es el monumento visible más antiguo de Tara y data aproximadamente del 3000 a.C. En esta tumba se han realizado enterramientos durante el Neolítico y la Edad de Bronce y, durante esta última, sólo se enterraron aquí a personas de alto rango.

Este marca el comienzo de la colina como lugar de enterramiento prehistórico y en su interior puedes ver una piedra bellamente esculpida. 

El montículo parece estar alineado con la salida del sol en los tiempos de Samhain, la festividad de origen celta que marca el comienzo del invierno, e Imbolc, el festival que marca el comienzo de la primavera. Como ya dijimos en el post sobre Belfast, el Samhain es considerado el origen de Halloween.

– Hay varios recintos redondos grandes construidos en la Edad del Hierro. El más grande y central es el recinto de los Reyes, que data del S. I a.C y cuya circunferencia mide un kilómetro. 

Se cree que fue construido para marcar la cumbre de Tara y funcionar como un santuario. Aquí se han encontrado restos humanos y huesos de caballos y perros. Se desconoce su función, pero la presencia de estos restos hace pensar que fuera un lugar donde se llevaban a cabo rituales ceremoniales.

Dentro de este se encuentra el Montículo de los Rehenes y dos recintos redondos que juntos forman un ocho. 

– Uno es la casa de Cormac, un fuerte circular construido entre los siglos VIII y X d.C y que es de los pocos ejemplos de vivienda encontrados en Tara. 

– El otro es el Forradh o Asiento Real, que incorpora túmulos funerarios anteriores y que se cree jugaba un papel importante durante las coronaciones. Aquí está la fosa común de los rebeldes que murieron en 1798.

En la parte superior del Asiento Real verás uno de los monumentos más interesantes de Tara, una piedra erguida conocida como Lia Fáil o Piedra del Destino, donde fueron coronados los Altos Reyes. Según una leyenda, la piedra gritaba cuando el rey legítimo ponía su pie sobre ella. 

Se cree que la piedra se encontraba originalmente en el montículo de los Rehenes, pero fue trasladada aquí para marcar la fosa común.

– Al norte del recinto de los Reyes, está el Rath de los sínodos, un recinto redondo que incorpora túmulos funerarios anteriores y que fue remodelado varias veces. Una vez tuvo un gran edificio de madera en su interior. Fue ocupada entre los siglos I y IV d. C.

– Los otros recintos redondos son el Ráth Laoghaire, donde se dice que fue enterrado el rey del mismo nombre y que tiene un diámetro de 125 metros, y las Trincheras inclinadas, que son un grupo de túmulos funerarios que se creen pertenecen a enterramientos de gente importante.

– En el extremo norte verás el Salón de los banquetes, que fue probablemente una avenida ceremonial que conducía a la cima de la colina y se cree que podría jugar un papel en la ceremonia de coronación. 

– Otro gran recinto circular conocido como Rath Meave, que fue datado alrededor del 2500-2000 a.C y tiene un diámetro de unos 270 m, se encuentra 1 km al sur de la colina.

Nosotros dejamos el coche en el aparcamiento junto a la entrada, donde hay cafetería y baños. 

Lo primero que vimos fue la iglesia de San Patricio del S. XIX, que acoge el centro de visitantes, pero que encontramos cerrada. 

Por cierto, frente a la iglesia hay dos piedras y en la más alta hay una imagen desgastada que se cree que es un Sheela-na-gig, una mujer desnuda mostrando una gran vulva.

Enseguida llegamos a una estatua de San Patricio que está mirando en dirección a la colina de Slane, donde el Santo encendió el fuego pascual. 

Y muy cerca, están los paneles donde informan sobre qué ver en la colina, que es una gran extensión verde donde pastan las ovejas y sobrevuelan los cuervos. 

Vimos perfectamente que Tara no es plana, sino que está llena de ondulaciones, especialmente cuando comenzamos a andar por ella y no parábamos de subir y de bajar. 

Rodeamos el montículo de los Rehenes para ver la entrada a la tumba y nos acercamos a la piedra del destino para comprobar si éramos los reyes legítimos de Irlanda. Por si quedaba alguna duda, la piedra no lanzó ni un pequeño gemido. 

Era otoño y los colores de los alrededores estaban preciosos. Antes de partir a nuestra siguiente parada, disfrutamos un rato de las vistas panorámicas. La cima de la colina se encuentra a unos 155 metros sobre el nivel del mar. 

Y después de sentirnos verdaderos reyes en la cima de Tara, nos pusimos en camino a nuestro último destino, la ciudad de Trim, a unos 20 minutos de la colina y donde destaca su castillo anglo-normando.

Abadía de Bective

De camino, vimos las ruinas de la abadia de Bective, un monasterio cisterciense fundado en el S. XII, aunque sus ruinas datan principalmente del S. XV. 

Esta ha aparecido en varias películas, entre ellas Braveheart.

Por supuesto, aparcamos el coche en el parking cercano a la abadía y bajamos a verla. Como íbamos con un poco de prisa, pues no queríamos entregar muy tarde el coche, nos conformamos con ver su exterior. 

No obstante, la entrada es libre y el interior, por las fotos que hemos visto, es muy bonito, con un claustro donde puedes ver bonitos relieves.

Visita a Trim

Llegando a Trim nos llamaron la atención las ruinas de la abadía de Santa María, de la que sólo queda su campanario de 40 metros, pero que llegó a ser un importante lugar de peregrinaje gracias a los poderes curativos que se le otorgaban a su escultura de la Virgen María.

Pasadas las ruinas, llegamos a un pequeño puente de piedra decorado con flores y rodeado por casas de colores. Tras atravesarlo, enseguida vimos las ruinas del imponente castillo de Trim. 

Dejamos el coche en el aparcamiento que se encuentra junto a la entrada y, como quedaba poco tiempo para que el castillo cerrara, enseguida entramos a visitarlo. 

Aunque suele ser de pago, nosotros no tuvimos que comprar entrada debido a la pandemia. En esta página web encontrarás la información actualizada sobre la visita.

El interior del castillo nos gustó mucho, aunque, debido a las restricciones sanitarias, no pudimos entrar en las partes cerradas. 

Aún así, disfrutamos del paseo alrededor de la Torre del Homenaje y de las murallas que la protegían. La gran cantidad de pájaros durante la visita le añadió un toque especial.

Este castillo anglo-normando es el más grande de Irlanda y fue construido en 1172 por Hugh de Lacy. En 1995, formó parte del rodaje de Braveheart.

En Trim nos hubiera gustado tener un poco más de tiempo para poder pasear tranquilamente, pues nos pareció una ciudad con mucho encanto. Pero se nos estaba haciendo tarde para entregar el coche de alquiler, por lo que tuvimos que acortar la visita. 

Pasando la entrada del castillo llegas a Castle street, una calle preciosa marcada por una hilera de casas con puertas y fachadas de colores diferentes. 

Siguiendo esta calle y rodeando el recinto amurallado del castillo, te encontrarás en una pradera desde donde las vistas al castillo son muy bonitas. 

Desde aquí y caminando a lo largo del rio Boyne, puedes llegar en unos 15 minutos a las ruinas de la abadía de Newtown, las cuales nosotros vimos desde la carretera.

De haber tenido más tiempo, nos hubiera gustado rodear el castillo para poder verlo según diferentes perspectivas, además de acercarnos a las ruinas de la impresionante pared de piedra de la antigua abadía de Santa María. Cerca de esta, se encuentra la puerta de las ovejas, the sheep´s gate, que es de lo poco que queda de las murallas de Trim.

Asimismo, otro sitio interesante de Trim es la catedral de San Patricio, una de las iglesias anglicanas más antiguas del país, que conserva partes de la iglesia original del S. XV.

Trim puede visitarse dentro de un tour organizado desde Dublín, que, además, incluye algunas de los lugares que ver en el valle del Boyne de los que hablamos en este post.

Salimos de Trim y en poco más de una hora entramos en el tráfico de Dublín. Menudo contraste con las carreteras solitarias de los últimos días. 

Aparcar en el centro para llegar a nuestro hotel, Leonardo Hotel Parnell street, fue una odisea e incluso acabamos conduciendo por una calle prohibida. 

Después de dejar las maletas, uno de nosotros dos fue al aeropuerto a entregar el coche. El tráfico para llegar fue muy denso, pues era la hora de la vuelta del trabajo. 

Te contamos cómo llegar del aeropuerto de Dublín al centro en lo mejor de Dublín, una guía para no perderse nada

Nuestro hotel estaba en una zona llena de restaurantes y supermercados. Así, mientras el conductor dejaba el coche de alquiler, la que escribe se fue con la pequeña a un supermercado TESCO que había frente al hotel a cotillear a ver que encontraba. El super estaba lleno de dulces para Halloween y ya empezaban a verse también dulces navideños.

Cuando volvimos a estar todos juntos, salimos a cenar. En esta zona, de la que ya hablaremos en el próximo post, hay muchísimos restaurantes asiáticos. 

Así, a 2 minutos del hotel, encontramos un japonés que tenía muy buena pinta, se llamaba Musashi sushi. Tomamos un ramen, gyozas y un plato que estaba buenísimo, de tallarines con huevo frito. Pedimos, además, 2 cervezas y pagamos 45,60 €. El restaurante nos encantó.

Y tras la cena nos fuimos a dormir, para poder explorar al día siguiente la capital de un país que nos había enamorado durante la última semana.

Otros lugares interesantes que ver en el Valle del Boyne

En un principio le íbamos a dedicar algo más de tiempo a la zona del valle del Boyne. Sin embargo, al final le dedicamos sólo un día. Otros puntos que teníamos apuntados eran:

– De camino a Monasterboice desde Belfast está el dolmen de Proleek, que data aproximadamente del 3000 a.C.

– Drogheda, además de visitar el centro histórico de esta ciudad, podría ser un buen sitio para hacer base para conocer el Valle del Boyne.

– El sitio de la batalla del BoyneSe puede visitar el campo de batalla donde se libró esta decisiva contienda durante la Guerra Guillermita en 1690, que acabó con la victoria de Guillermo III de Inglaterra.

– Kells, en este pueblo se encuentran las ruinas de la Abadía de Kells, donde, a día de hoy, puedes ver cuatro Cruces Altas bien conservadas. 

Además, el libro de Kells, que veríamos al día siguiente en el Trinity College de Dublín, fue completado aquí. En la abadía también se conserva una torre redonda.

– Loughcrew Cairns, un grupo de tumbas pasaje que datan del 3000 a.C.

– La colina de Ward, un sitio prehistórico donde dicen se originó Halloween.

Colina de Slane, que está a 16 km de la colina de Tara. Según la leyenda, San Patricio encendió aquí el fuego pascual en desafío al rey de Tara. Hoy puedes ver las ruinas de un monasterio franciscano.

– Destilería de whiskey de Slane, que está cerca del castillo de Slane y donde puedes hacer un tour.

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2 comentarios en “Ruta por Irlanda: lo mejor del Valle del Boyne”

  1. ¡Muy interesante todo lo relacionado con los yacimientos! Había oído el nombre de Tara, pero no sabía qué era exactamente. Ahora ya lo sé 😊.

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