En este post hablaremos de qué ver en Dublín, una ciudad fundada por los vikingos allá por el S. IX y cuya historia está marcada por la búsqueda de la Independencia. Un lugar lleno de música y ambiente ¿Nos acompañas?
En este post te vamos a contar qué ver en Dublín y te vamos a dar información importante para la organización del viaje.
También hablaremos de su historia, para que puedas entender mejor cómo ha llegado Dublín a ser la ciudad que es.
Si has llegado hasta aquí, será, seguramente, porque estás pensando en conocer esta ciudad. Por eso, igual te resulta interesante leer Dublín en tres días: nuestra ruta por la ciudad de las puertas de colores.
Índice
Cómo llegar a Dublín desde el aeropuerto
El aeropuerto de Dublín está a unos 10 km del centro de la ciudad y tiene dos terminales, que se encuentran muy cerca la una de la otra, a menos de 10 minutos caminando.
Para encontrar el vuelo a Dublín que mejor se adapte a tus fechas y presupuesto puedes entrar en Skyscanner.
Para llegar a Dublín desde el aeropuerto, siempre puedes coger un taxi. Un viaje desde el aeropuerto al centro puede salirte por unos 25-30€. Ten en cuenta que este precio puede variar según el tráfico, peticiones especiales o si estás en un periodo de tarifa especial. Esto es, domingos y festivos, y de 20:00 a 08:00 de lunes a sábado.
También puedes reservar un traslado privado. En este caso una persona te estará esperando en el aeropuerto y te llevará a donde necesites.
La opción más económica es el autobús y hay varias líneas que cubren la ruta aeropuerto-centro de la ciudad. Los precios que te damos puede que hayan incrementado. Por eso, chequea siempre la página web de las compañías.
Dublín Express: Ruta 782. Los autobuses salen, generalmente, cada 30 minutos, y el trayecto dura una media hora. El billete cuesta 8 € si compras ida y vuelta o 5 € un solo sentido. Tiene varias paradas en el centro de Dublín. Se puede reservar el billete con antelación.
Aircoach: Ruta 700. Salen cada 30 minutos. El trayecto dura una media hora. El billete cuesta 13 € si compras ida y vuelta o 9 € un solo sentido. Se puede reservar el billete con antelación.
Dublín bus: El billete se compra dentro del autobús y nosotros pagamos 3,30€ por persona. Hay que pagar el precio exacto en monedas, los conductores no aceptan billetes, ni dan cambio. Niños por debajo de 5 años viajan gratis.
Esta fue la opción que tomamos nosotros. Cogimos la línea 16 en Parnell Square y el viaje hasta el aeropuerto duró unos 45 min.
Para calcular rutas puedes usar esta página, donde introduces las paradas que te interesan, así como la hora de partida, y te salen las posibles opciones que tienes para ir al/del aeropuerto. Incluye las diferentes compañías y te da una aproximación de la duración del viaje.
Si lo que quieres es alquilar un coche en el aeropuerto de Dublín, lee entonces consejos para viajar por libre a Irlanda, donde te explicamos cómo lo hicimos nosotros a través de Rentalcars.
Tarjetas para ahorrar dinero en las visitas que ver en Dublín
Existen un par de tarjetas que pueden hacer que las visitas te salgan un poco más económicas.
OPW Heritage Card: incluye todas las atracciones que se encuentran bajo control del Office of Public Works, OPW. Cuesta 40€ por adulto, aunque hay ofertas para estudiantes, familias y personas mayores. Tiene un año de duración.
En esta se incluyen atracciones no sólo de Dublín, sino también del Ireland´s Ancient East, del Wild Atlantic Way y del Ireland´s Hidden Heartlands.
Creemos que merece la pena si vas a viajar a diferentes partes del país, pero si sólo vas a estar en Dublín, entonces es mejor que le eches un vistazo a la Go City: Dublin Pass, cuyo precio depende del número de días para los que la compres.
Nosotros no compramos ninguna, porque debido a la pandemia, las atracciones propiedad de la OPW eran gratis.
Sin embargo, alguno de los lugares que hay que ver en Dublín son caros y hay muchos muy interesantes. Por eso, en una época normal, si merece la pena comprar alguna de estas tarjetas.
Historia de Dublín
Los vikingos crearon un asentamiento donde ahora se encuentra la ciudad de Dublín en el año 841 y lo llamaron Dubhlinn, que significa piscina negra.
El nombre hacía referencia a un oscuro estanque donde el río Poddle entraba en el Liffey, el río que atraviesa la ciudad.
A día de hoy, ese lugar está ocupado por los jardines del castillo.
Los vikingos gobernaron Dublín durante casi tres siglos.
Como ya contamos cuando hablamos de la abadía de Mellifont, Dermot MacMurrough, rey de Leinster, fue obligado a abandonar su reino y huir al extranjero.
En 1169, con la ayuda del conde normando de Pembroke, conocido como Strongbow, invadió Irlanda y, en 1171, tomaron la ciudad de Dublín, acabando con los vikingos en el poder. Ese mismo año, Mac Murrough murió y Strongbow se declaró rey de Leinster.
Entonces, el rey inglés Enrique II viajó hasta Irlanda para evitar que Strongbow se volviera demasiado poderoso y se acabase proclamando rey de Irlanda. Este consiguió que la mayoría de los gobernantes irlandeses se sometieron a él y acabó convirtiéndose en Señor de Irlanda.
Dublín se convirtió en el centro del poder inglés en Irlanda, reemplazando a Tara, la sede de los Altos Reyes gaélicos, como el punto focal de la isla.
Sin embargo, con el tiempo, muchos de los líderes anglo-normandos adoptaron el idioma y las costumbres irlandesas, dejando solo una pequeña área alrededor de Dublín, conocida como la Empalizada, bajo control inglés. En el siglo XIV, esta área fue fortificada para protegerse contra los irlandeses nativos.
Durante la Reconquista Tudor, tuvo lugar la primera conquista inglesa completa de toda la isla. Y aunque la comunidad inglesa y la zona de la Empalizada lo vieron con buenos ojos, la reforma protestante en Inglaterra, siendo como era Irlanda un país mayoritariamente católico, además de otras cuestiones económicas, hizo que en Dublín apareciera un creciente descontento entre los habitantes, que fue en aumento durante la Guerra de los Nueve Años.
Como consecuencia, las autoridades inglesas empezaron a desconfiar de los dublineses y promovieron el asentamiento de protestantes desde Inglaterra.
En la década de 1640, los protestantes ya eran mayoría en Dublín. Y en la década de 1650, se prohibió a los católicos vivir dentro de los límites de la ciudad.
A finales del siglo XVII, Dublín era la capital del Reino de Irlanda y estaba gobernada por ingleses protestantes. La ciudad, además de algunas partes del Ulster, era la única zona del país donde estos eran mayoría.
Durante este tiempo, la ciudad experimentó un rápido crecimiento. A mediados del S. XVIII, era la segunda ciudad más grande del Imperio Británico después de Londres. De hecho, una gran parte de los edificios georgianos se construyeron durante este siglo y muchas de las estrechas calles medievales se reemplazaron por grandes calles georgianas.
A pesar de todo este desarrollo, debido a la creciente migración rural, la población de los barrios marginales aumentó rápidamente y, así, los católicos volvieron a ser mayoría en Dublín a finales del S. XVIII.
En Dublín, a diferencia de Belfast, la revolución industrial no conllevó un gran desarrollo, lo que hizo que la tasa de desempleo fuera siempre alta. Tanto es así, que en 1900, Belfast tenía una población más grande que Dublín, aunque hoy en día sea más pequeña. La fábrica de cerveza Guinness, la destilería Jameson y la fábrica de galletas Jacob, proporcionaban el empleo más estable en Dublín.
Cuando en 1914 parecía que la autonomía de Irlanda estaba cerca, la I Guerra mundial congeló la firma del proyecto de ley de autonomía.
Y así, en abril de 1916, un número de republicanos irlandeses armados lideraron el Alzamiento de Pascua. Establecieron su sede en el edificio de la Oficina General de Correos de Dublín y proclamaron la República Irlandesa. Tras una semana, la rebelión fue reprimida por el ejército británico. Esta causó una gran cantidad de muertes y una gran destrucción en la ciudad.
Si quieres saber más sobre este momento tan importante en la historia del país, puedes unirte a este Free tour de la independencia de Irlanda.
De 1919 a 1921, tuvo lugar la Guerra de Independencia de Irlanda, que tuvo como resultado la firma del Tratado angloirlandés, donde se creaba un estado irlandés autónomo, pero 6 estados del norte quedaban fuera y pasaban a constituir Irlanda del Norte.
Esto provocó el estallido de la Guerra Civil Irlandesa, que duró once meses. Finalmente, en 1923, Dublín se convertía en la capital del Estado Libre Irlandés, un estado casi independiente, que gobernaba 26 de los 32 condados de la isla.
Dublín sufrió mucho entre 1916 y 1922, y las bajas de este periodo revolucionario ascienden a unas 1.000 personas. Muchos de sus mejores edificios fueron destruidos y tuvieron que ser reconstruidos, como la Oficicina General de Correos, la oficina de Aduanas o el Four Courts.
Durante el conflicto Norirlandés, la ciudad no experimentó la violencia paramilitar directamente, a excepción de un período, entre principios y mediados de la década de 1970, cuando fue objetivo de varios bombardeos unionistas.
En 1973, la República de Irlanda entró en la Unión Europea y, durante la década de 1980, pasó de ser una de las naciones más pobres de Europa, a ser una de las más ricas. Este gran crecimiento económico le valió el sobrenombre del Tigre Celta.
Qué ver en Dublín
Aunque Dublín es una gran ciudad, la zona donde se encuentra el mayor número de puntos de interés tiene el tamaño perfecto para ser recorrida a pie.
Bajo nuestra opinión, más que una ciudad monumental, Dublín es una ciudad que te enamora por su ambiente, por sus calles llenas de casas elegantes con puertas de colores y por sus múltiples jardines. Y, por supuesto, por su música. Es por ello, que te recomendamos pasearla.
Aunque si lo tuyo no es caminar, puedes participar en este tour en bicicleta por Dublín o bien subirte al autobús turístico, que para en los lugares más importantes que ver en Dublín.
Sin embargo, si este autobús te parece demasiado aburrido, en Dublín te proponen conocer la ciudad de una manera diferente subiéndote al autobús del té de la tarde o bien al autobús de los fantasmas.
No obstante, una manera muy buena de empezar a conocer la capital de Irlanda es hacer un free tour por Dublín, con el que descubrirás alguno de sus lugares más emblemáticos. Además, los guías suelen ser super amables y siempre te dan consejos útiles.
Si sois un grupo, igual os interesa el tour privado por Dublín con guía en español.
Sin embargo, si no es tu primera vez en Dublín, igual te apetece más participar en este free tour de las leyendas y misterios de la ciudad, donde conocerás alguno de sus secretos.
Y sin más dilación, comencemos a hablar sobre aquellos lugares que hay que ver en Dublín, para lo que dividiremos la ciudad en tres áreas, Dublín sureste, Dublín suroeste y norte del Liffey.
Dublín sureste
Mapa con los lugares que ver en Dublín sureste
En esta zona verás los mejores ejemplos del Dublín georgiano, además de un gran número de museos
- 1. Trinity College
- 2. Parlamento
- 3. Calle Grafton
- 4. Estatua de Molly Malone
- 5. Iglesia de Santa Ana
- 6. Mansion House
- 7. Museo de arqueología
- 8. Casa Leinster
- 9. Biblioteca nacional de Irlanda
- 10. Galería nacional de Irlanda
- 11. Plaza Merrion
- 12. Plaza Fitzwilliam
- 13. St. Stephen´s Green
- 14. Jardines Iveagh
Comenzamos el recorrido en el Trinity college, la Universidad más prestigiosa de Irlanda que fue fundada en 1592 por la Reina de Inglaterra, Isabel I. Se encuentra en el lugar de un antiguo monasterio agustino.
En un principio, la universidad sólo era para protestantes y no fue hasta 1793, que los católicos empezaron a ser admitidos. Aunque no sin restricciones, pues no podían optar a las becas o ser profesores, las cuales también aplicaban para los no anglicanos.
Cuando en 1871 desaparecieron las restricciones, fue la Iglesia católica quien les prohibió atender al Trinity y esta prohibición no fue eliminada hasta 1970.
Por otro lado, en el año 1904, las mujeres fueron admitidas como miembros de pleno derecho.
En sus aulas han estudiado personajes tan célebres, como los escritores Bram Stoker, Oscar Wilde o Samuel Beckett.
El campus es de gran tamaño y dentro hay incluso una galería de arte contemporáneo, la Galería Douglas Hyde.
La parte más antigua está en la plaza de la Biblioteca, un edificio de ladrillo de color rojo conocido como el de las Rúbricas, que data de alrededor del 1700.
Justo enfrente, está el campanario, que es uno de los monumentos más característicos del Trinity College. Según la tradición, los estudiantes no deberían pasar por debajo de él, pues si lo hacen no aprobarán los exámenes.
Lo que más llama la atención durante la visita es su antigua biblioteca, the Long Room, que tiene casi 65 m de largo y donde se pueden admirar más de 200.000 libros antiguos.
Además de las paredes cubiertas de libros, en la biblioteca se exhibe un arpa, conocida como el arpa de Brian Boru, pues se creía que perteneció a este Alto Rey, aunque no es cierto. Es un instrumento medieval del S. XIV o XV y se utilizó como modelo para el escudo de armas de Irlanda y para la marca Guinness. Además, también está representada en la moneda de Euro irlandesa.
Por otro lado, se dice que la Antigua Biblioteca inspiró el diseño de la Biblioteca Jedi en Star Wars.
De todos sus manuscritos, el más famoso es el libro de Kells, que contiene los cuatro evangelios en latín y está ricamente decorado, superando a otros manuscritos de la época en complejidad y extravagancia.
Se piensa que fue escrito a finales del S. VIII o principios del IX y no se sabe exactamente donde se escribió, pero la abadía de Kells, en el valle del Boyne, fue su hogar durante siglos. Llegó al Trinity College en el S. XVII y, actualmente, sus 340 hojas están encuadernadas en cuatro volúmenes.
En el edificio de la antigua biblioteca puedes visitar una exhibición sobre este libro, que está muy bien organizada y es bastante interesante.
En esta se explica cómo se realizaban estos manuscritos durante la época medieval, los materiales que se usaban y cómo corregían los errores cuando no existía el tippex, además de poder ver uno de los volúmenes del libro de Kells abierto.
Nuestra visita al Trinity College se vio muy afectada por las restricciones debidas a la pandemia. Así, no podíamos pasear por el campus y sólo pudimos visitar la exposición del libro de Kells y la antigua biblioteca. Al salir, pasamos por la plaza del Parlamento, donde está el campanario, por la cual tampoco se podía caminar libremente. De hecho, había estudiantes que controlaban que la gente no se saliera de las zonas permitidas.
Aunque la biblioteca nos pareció una maravilla y la exposición nos pareció interesante, la entrada nos pareció excesivamente cara.
La entrada la compramos de manera online, justo antes de entrar, y nos costó 18€ por persona, con ella se incluía una audio guía que había que descargarse.
Esta es la página web, donde puedes encontrar toda la información actualizada referente a la visita al Trinity College. Recomiendan reservar las entradas con antelación.
Si sólo quieres entrar en la biblioteca, el ticket normal, a día de hoy, cuesta 25€ y hay descuentos para mayores, estudiantes y menores de edad. Los niños hasta los 5 años entran gratis.
Además, hay opciones que combinan entrar a la biblioteca con una visita guiada por el campus.
También puedes entrar en la exposición uniéndote a esta visita al libro de Kells y al castillo de Dublín
La entrada principal del Trinity College, en College Green, fue nuestra salida.
En aquel momento, sólo la gente que pertenencia a la Universidad podía entrar por ella. Aunque habíamos leído que se podía entrar en el Trinity College y pasear por el campus de manera gratuita, durante nuestra visita sólo podía visitarse previa compra de la entrada para la biblioteca.
Justo enfrente del Trinity College vimos el edificio del Parlamento, que es de estilo neoclásico y no pasa desapercibido, gracias a su gran tamaño y a su columnata. Se construyó en 1729 y aquí se encontraba el Parlamento del Reino de Irlanda durante la mayor parte del S. XVIII. Hoy en día pertenece al Banco de Irlanda.
Desde el Trinity College hasta los jardines de St. Stephen se extiende la famosa calle Grafton, una animada calle comercial, donde es fácil encontrarse con algún artista, cuyo talento hará que te quedes un rato escuchándole.
En esta calle nos llamó la atención la fachada del café Bewley oriental, donde nos quedamos con ganas de entrar. En el interior destacan sus vidrieras, que fueron creadas por Harry Clarke, un gran artista irlandés de quien ya hablamos en Dingle.
Muy cerca de Grafton, en la calle Sufflok y frente a la Iglesia de San Andrés, está la famosa estatua de Molly Malone de 1988.
Esta representa al personaje de la famosa canción del mismo nombre, que es conocido como el himno no oficial de Dublín. En ella se cuenta la historia de una joven y guapa pescadera, que vendía su producto por la calles de Dublín. La estatua lleva un vestido que deja poco a la imaginación y que insinúa su doble trabajo de vendedora por el día y prostituta por la noche. No se sabe si existió realmente o no.
En una de las calles laterales que salen de Grafton, puedes ver al fondo la iglesia de Santa Ana, que fue construida a comienzos del S. XVIII. Nosotros no conseguimos verla abierta, pero en el interior hay bonitas vidrieras. Normalmente está abierta de miércoles a viernes de 11:00 a 14:00.
Casi al lado de la iglesia, en la calle Dawson, verás la Mansion House, donde, el 21 de enero de 1919, se reunió el Dáil Éireann, el parlamento irlandés, que declaró la república independiente de Irlanda. Ahora es un lugar de eventos y conferencias y un restaurante.
Muy cerca, puedes visitar el museo nacional de Irlanda, sección arqueología, donde se exponen objetos prehistóricos encontrados en Irlanda, así como una colección de objetos vikingos y del Antiguo Egipto, entre otros.
La colección de objetos de oro es maravillosa, pero lo que más nos sorprendió fueron las momias de pantano, que son cadáveres humanos preservados naturalmente. El grado de detalle de estos cuerpos es increíble.
El museo nos gustó mucho, especialmente tras haber recorrido la isla en los últimos días y poder reconocer muchos de los lugares donde se habían encontrado los diferentes objetos expuestos.
La visita es gratuita y en su página web puedes ver la información sobre el horario.
El exterior y el interior del edificio, especialmente el suelo, son también destacables.
Justo al lado de este museo está la casa Leinster, un palacio georgiano construido a mediados del S. XVIII que sirvió como modelo para la construcción de la Casa Blanca.
Antiguamente era la casa de los duques de Leinster y, desde 1922, alberga el parlamento de Irlanda. Puedes visitarla dentro de un tour guiado.
Al lado verás la Biblioteca Nacional, que es de visita gratuita.
Así, puedes entrar en la sala de lectura, por donde muchos escritores irlandeses han pasado, descubrir sus colecciones o realizar un tour por ella.
Muy cerca está la Galería Nacional de Irlanda, donde, además de obras de artistas irlandeses, también verás importantes cuadros de artistas europeos, como Vermeer, Murillo, Velázquez, El Greco, Degas, Picasso o Caravaggio.
La parte que más nos gustó del museo fue la sala donde están expuestas varias vidrieras de artistas irlandeses.
En esta parte de Dublín se encuentran tres de sus cinco plazas georgianas: la plaza Merrion, la plaza Fitzwilliam y St. Stephen´s Green. Las otras dos son la plaza Mountjoy y la plaza Parnell y están en la zona norte de la ciudad.
Frente a la Galería Nacional está la plaza Merrion, que fue construida en 1762 y está considerada una de las zonas mejor conservadas del Dublín georgiano.
Esta plaza se encuentra rodeada de elegantes edificios, donde, a lo largo de los años, han vivido grandes personajes, como Oscar Wilde en el número 1, el también escritor W B Yeats en el número 82, o Daniel O´Connell en el 58. Su centro lo cubre un parque que fue abierto al público en la década de 1970.
Aquí verás una de las estatuas más conocidas de la ciudad, la de Oscar Wilde, que está justamente enfrente de su casa.
La estatua representa dos facetas opuestas del escritor, pues si la miras de un lado verás a un Oscar Wilde sonriente, pero si la miras por el lado contrario, el escritor muestra una expresión triste.
En esta plaza nació también el Duque de Wellington y, en el número 39, estaba la embajada británica, pero fue quemada tras el domingo sangriento de 1972.
Muy cerca está la plaza Fitzwilliam, que fue la ultima en ser construida en el año 1792 y es también la más pequeña de todas. Es, además, la única que sigue siendo sólo de uso privado.
Aquí vimos los primeros edificios cubiertos por hojas, que a esas alturas del otoño tenían un color rojo precioso.
En menos de 10 minutos andando, llegarás a St. Stephens Green, que es la más grande de las cinco plazas. Se construyó en 1664 y desde 1880 presenta su aspecto actual.
Este jardín es un sitio perfecto para sentarte y relajarte al lado de su estanque. Además, paseando por el parque, verás numerosos memoriales a irlandeses celebres y paneles informativos que explican su historia y su papel durante el Alzamiento de Pascua de 1916.
Alrededor de este, hay varios edificios interesantes, entre los que destacan el del Real colegio de cirujanos, donde en sus columnas puedes ver marcas de balas disparadas durante el Alzamiento, el del hotel Shelbourne y la casa Newman, hogar histórico de la Universidad Católica de Irlanda, que se encuentra en dos casas georgianas bellamente decoradas.
El salón de actos aloja a día de hoy el Museo de Literatura de Irlanda. Puedes comprar la entrada al museo de Literatura de Irlanda desde aquí.
Justo al lado, está la pequeña capilla de la Universidad, donde no pudimos entrar, pero nos hubiera gustado ver su colorido interior en estilo neobizantino.
Si vas en otoño, como nosotros, muchas de las fachadas estarán cubiertas literalmente por hojas de un color rojo intenso. Esta fue una de las imágenes de Dublín que más nos gustó.
La entrada del parque que da a la calle Grafton la reconocerás fácilmente gracias al Arco de los Fusileros
Muy cerca se encuentran el jardín Iveagh, conocido como el jardín secreto de Dublín.
Dublín Suroeste
Mapa con los lugares que ver en Dublín suroeste
En esta zona, centro histórico de la ciudad, está el lugar que da nombre a Dublín y donde se encontraba el asentamiento vikingo del S. IX.
- 1. Centro comercial Powerscourt Townhouse
- 3. Castillo de Dublín
- 4. Biblioteca Chester Beatty
- 5. Ayuntamiento
- 6. Temple Bar
- 7. Wood Quay
- 8. Iglesia de San Audeon
- 9. Catedral de la Santísima Trinidad
- 10. Catedral de San Patricio
- 11. Biblioteca Marsh
- 12. Iglesia Whitefriar Street Carmelite
Entre el castillo de Dublín y el Trinity College hay un área con mucho ambiente.
Aquí se encuentran dos centros comerciales a los que merece la pena que entres.
Uno es el Powerscourt Townhouse, que está en el interior de una antigua casa georgiana del S. XVIII.
Cuando fuimos, había mucha gente comiendo en sus restaurantes rodeados de flores y vimos sus tiendas y su interior elegantemente decorado.
Abre de lunes a sábado de 10:00 a 18:00 y los domingos de 12:00 a 18:30.
El segundo centro comercial está muy cerca y es el George Street Arcade, que es un mercado victoriano cubierto de finales del S. XIX.
Dentro del bello edificio de ladrillo rojo puedes encontrar tiendas alternativas y puedes sentarte en alguno de sus cafés y restaurantes.
Abre de lunes a miércoles de 9:00 a 18:00, hasta las 19:00 de jueves a sábado y los domingos de 11:00 a 18:00.
Desde aquí enseguida llegas al castillo de Dublín, que fue, hasta 1922, la sede de la administración del gobierno británico en Irlanda. En la actualidad, aquí tiene lugar la toma de posesión del presidente y recepciones estatales.
Aunque la mayor parte del edificio actual data del S. XVIII, sus orígenes se remontan al S. XIII, cuando se construyó como una fortificación defensiva para la ciudad normanda.
Se encontraba junto a la piscina oscura, Dubhlinn, el lugar de nacimiento de la ciudad, que estaba en el curso inferior del río Poddle antes de su confluencia con el río Liffey. El Poddle, que servía de defensa natural al castillo, pasa a día de hoy por debajo de él y en el lugar de la piscina oscura están los jardines del palacio.
En 1684, el castillo quedó muy dañado debido a un gran incendio y, tras la reconstrucción, pasó de ser una fortaleza medieval a un palacio georgiano. En la actualidad quedan pocas partes del edificio original, siendo una de ellas la Torre Record, única torre de la fortificación original.
En el patio del castillo fíjate en la escultura de la justicia que corona la entrada desde Cork Hill. Esta no tiene los ojos vendados y mira en dirección opuesta a la ciudad de Dublín.
Para visitar su interior, entra en la página web del castillo, donde encontrarás la información actualizada sobre precios y horarios.
Debido a las restricciones por la pandemia, nosotros pudimos entrar sin pagar y hacer una visita parcial.
Así, sólo visitamos algunos de los cuartos estatales, entre ellos el del Trono y el Salón de San Patricio. Este último es una de las salas más antiguas y, en la actualidad, aquí se realiza la investidura del presidente de Irlanda.
La visita completa incluye la capilla real y las excavaciones que se han llevado a cabo bajo el castillo, donde se han descubierto restos del castillo medieval, así como de algunas de las defensas originales de la época vikinga.
El complejo del castillo también incluye la Biblioteca Chester Beatty, que está en los jardines del palacio y alberga la colección del magnate de la minería, Sir Alfred Chester Beatty.
La entrada es gratuita y en su página web puedes chequear el horario, que cambia según el día de la semana, así como las exhibiciones temporales.
Esta biblioteca tiene una gran colección de objetos occidentales, islámicos y del este y sudeste asiáticos. En el interior hay una cafetería. Nosotros la encontramos muy interesante.
Muy cerca del castillo está el ayuntamiento, donde llaman la atención sus columnas de estilo corintio.
Construido en el S. XVIII como la oficina de cambio, puedes visitarlo de manera gratuita. Abre de lunes a viernes.
Y enseguida llegarás a la parte más famosa de la ciudad, Temple Bar, la última parte de Dublín que mantiene el plano medieval. Esta zona, de calles estrechas y adoquinadas, va del Banco de Irlanda a la Catedral de la Santísima Trinidad.
Te recomendamos pasear por aquí y descubrir sus diferentes rincones. Además, pásate tanto de día como de noche, pues así podrás ver su diferente ambiente. Asimismo, es un buen lugar para escuchar música en directo.
Temple Bar ha pasado por muchos cambios hasta llegar a convertirse en lo que es a día de hoy, es decir, el barrio cultural de Dublín y centro de la vida nocturna.
Así, durante la época anglo-normanda, el nombre del barrio era la Parroquia de San Andrés y estaba fuera de las murallas.
A partir del S. XIV, debido a los ataques de los nativos irlandeses, fue abandonado y, en el S. XVII, el área se saneó y se crearon jardines para las casas de las familias inglesas adineradas. En 1673, ya se conocía como Temple Bar, creen que es debido a Sir William Temple, que construyó una casa en la zona a principios del S. XVII.
En el S. XVIII, era una zona de prostitución y, en el S. XX, la zona estaba parcialmente abandonada. Tanto es así, que en la década de 1970, había un plan para demoler sus edificios y construir una estación de autobuses.
Sin embargo, los edificios fueron ocupados por artistas y galerías, lo que acabó convirtiendo Temple Bar en un barrio cultural. Se pidió su conservación y, finalmente, se abandonaron los planes de construcción.
A día de hoy, en esta zona se mezcla el arte y el entretenimiento. Aquí hay galerías y muchos restaurantes y bares, entre ellos, el famoso Temple Bar, que atrae a muchos turistas.
Para conocer los pubs más emblemáticos de Dublín de una manera diferente, puedes hacer este juego para descubrir los pubs del casco antiguo.
Aunque, igual prefieres unirte a este tour de la música por Dublín o a este tour nocturno por Temple Bar y sus pubs.
Cerca de Temple Bar se encuentra Wood Quay, un área junto al río Liffey donde hubo un asentamiento vikingo.
Entre 1973 y 1981, se realizaron excavaciones arqueológicas en este lugar, descubriéndose viviendas y objetos que confirmaron que este área fue una de las primeras habitadas de la ciudad. Los descubrimientos están expuestos en el Museo Nacional de Irlanda. A día de hoy, la zona está ocupada por Oficinas del Ayuntamiento de Dublín.
En una excavación posterior, se descubrieron los restos de una torre S. XIII, que pueden verse en la calle Lower Exchange. Eso sí, al pasear por la zona no esperes ver muchos recuerdos de estas excavaciones.
Desde aquí puedes llegar a la Iglesia de San Audeon, que se encuentra en la antigua ciudad amurallada y es la única iglesia parroquial medieval que queda en Dublín. Fue muy importante en su tiempo.
En esta zona verás el arco de San Audeon, la única entrada que se mantiene de la ciudad antigua. Además, puedes ver fragmentos restaurados de las murallas del S. XIII en las proximidades.
Enseguida llegarás a la catedral de la Santísima Trinidad, el edificio más antiguo de Dublín. Y es que sus orígenes se remontan al año 1030, aunque ha sufrido varias reconstrucciones, la última en la década de 1870.
Para visitar su interior, puedes comprar las entradas a la catedral de la Santísima Trinidad desde esta página o desde su página web, donde también encontrarás la información actualizada sobre la visita.
Dentro, puedes ver la tumba de Strongbow, líder de la invasión anglo-normanda durante la cual se capturó Dublín en 1170. Esta no es la original, ya que en 1562 se derrumbó el techo y quedó destruida. Sin embargo, enseguida apareció una nueva tumba, pues este era un lugar importante donde se llevaban a cabo muchos negocios.
Lo que más nos gustó a nosotros fueron las baldosas del suelo, que son copias de las originales y fueron hechas en el S.XIX, pues las antiguas fueron destruidas durante el derrumbamiento del techo. Puedes entretenerte un rato buscando los diferentes diseños, pues hay 64. En la capilla de San Laudo puedes ver las pocas baldosas originales que quedan.
La cripta es la más grande de toda Irlanda y su estructura más antigua, pues data del S. XII. Aquí verás los restos momificados de un gato y una rata, que fueron encontrados en 1870 dentro de los tubos del órgano. En la cripta hay una tienda y baños.
En el exterior de la catedral puedes ver los restos de la antigua Sala Capitular.
La catedral se encuentra unida a la exhibición de Dublinia mediante un arco neogótico construido en el S. XIX.
Este museo interactivo trata sobre la época vikinga de Dublín y su época medieval. La entrada cuesta 14€ por adulto y abre todos los días de 10:00 a 18:00, siendo la última entrada a las 17:00.
Si vas a visitar ambos sitios, existe un ticket combinado que se compra en el museo de Dublinia. También puedes adquirir la Go City: Dublín Pass, que incluye ambos sitios, el castillo de Dublín y también el siguiente del que vamos a hablar, la catedral de San Patricio.
Catedral de San Patricio
Según la leyenda, alrededor del 450 d.C, San Patricio bautizaba a los conversos en un pozo. En ese lugar, se construyó una pequeña iglesia de madera, que, con el tiempo se convirtió en la actual catedral de San Patricio, cuyo edificio data del S. XIII y es la iglesia más grande de Irlanda.
Su interior se puede visitar de lunes a viernes de 9:30 a 17:00, los sábados a partir de las 9:00 y los domingos de 9:00 a 10:30 y de 13:00 a 14:30. Para saber el precio actual entra en la página web.
Por cierto, si compras la entrada a la catedral de San Patricio desde esta página, nos estarás ayudando a seguir creando contenido.
Durante la visita llama la atención el rincón dedicado a Jonatahn Swift, el escritor de los viajes de Gulliver y Dean de la catedral de 1713 a 1745. Así, puedes ver varios de sus objetos personales, entre los que destaca su máscara funeraria o su tumba, cuyo epitafio escribió él mismo.
Antes de llegar, puedes pasear por los jardines frente a la catedral.
Muy cerca de la catedral, está la Biblioteca Marsh, que fue fundada en 1701 y es la biblioteca pública más antigua de Irlanda.
Puedes visitarla de martes a viernes de 9:30 a 17:00 y los sábados a partir de las 10:00. La entrada cuesta 7€ por persona y los menores de 18 años entran gratis. Si eres estudiante o pensionista pagarás 4€. Hay tickets que combinan esta visita y la de la catedral de San Patricio.
Por cierto, otra manera de conoces estos dos lugares es unirte a este tour guiado por la catedral de San Patricio y la biblioteca Marsh.
Si estás buscando el amor, igual te interesa saber que los restos de San Valentín descansan en la ciudad de Dublín desde 1836, después de haber sido trasladados desde Roma. Estos se encuentran en la cercana iglesia Whitefriar Street Carmelite.
Norte del Liffey
Mapa con los puntos de interés al norte del Liffey
Vamos a visitar ahora la última zona de Dublín en ser desarrollada durante el S. XVIII.
- 1. Puente del medio penique
- 2. Four Courts
- 3. Oficina de Aduanas
- 4. Avenida O´Connell
- 5. Oficina General de Correos
- 6. Spire
- 7. Procatedral de Santa María
- 8. Plaza Parnell
- 9. Galería Hugh Lane
- 10. Jardín del Recuerdo
- 11. Abadía de Santa María
- 12. Iglesia de San Michan
- 13. Destilería Jameson
Comenzamos esta ruta en Temple Bar, cruzando el río Liffey por el puente más popular de Dublín, el puente del medio penique o Ha´penny bridge, construido en 1816. Su nombre original era puente Wellington, aunque ahora se llama oficialmente puente Liffey.
Sin embargo, se le conoce por su apodo, que viene de cuando había que pagar medio penique por cruzarlo. Este peaje se mantuvo hasta 1919 y el dinero recolectado era de William Walsh, que antes de la construcción del puente era el dueño de los transbordadores que cruzaban el río por esta zona.
Hay una serie de edificios a la orilla del río que destacan cuando observas la ciudad desde sus múltiples puentes. De hecho, hay un tour por los puentes de Dublín donde te cuentan numerosas historias sobre ellos.
Uno es el edificio Four Courts, que se terminó de construir en 1802 y se distingue por su cúpula rodeada de columnas. Durante la Guerra Civil, sufrió grandes daños y tuvo que ser reconstruido.
Es la sede principal de varios Tribunales y su nombre recuerda que originalmente albergaba cuatro tribunales superiores.
Otro es la oficina de aduanas, Custom House, que llama la atención por su gran tamaño y su cúpula de color verde.
Este edificio neoclásico fue completado en 1791 y se encuentra en los muelles, que antiguamente eran la principal ruta comercial de Irlanda. Cuando su uso original quedó obsoleto, pasó a albergar oficinas del Gobierno. Durante la Guerra de Independencia se incendió y, tras el Tratado Anglo-Irlandés, fue restaurado.
En la actualidad, hay un centro de visitantes donde, además de disfrutar del interior del edificio, aprendes sobre su historia. Entrar cuesta 6€ por persona sin guía u 8€ con guía.
Ya en la otra orilla puedes pasear por la avenida O´Connell, que sufrió mucho durante el Alzamiento de Pascua y la Guerra Civil y muchos de sus antiguos edificios fueron destruidos.
A día de hoy, es una avenida muy concurrida, llena de conocidas tiendas de ropa, cadenas de comida rápida y cafeterías.
Mientras la recorres, verás estatuas de irlandeses célebres, como la de Daniel O´Connell, que está en uno de sus extremos.
Sin embargo, la escultura que más destaca es el Spire, que fue completada en 2003 y es una gran aguja de acero inoxidable de 120 m de altura que se ilumina por la noche. Antiguamente, aquí estaba un gran pilar con la estatua del almirante británico Nelson, pero fue destruido por una bomba.
Justo enfrente del Spyre está la Oficina General de Correos, que llama la atención gracias a su fachada de estilo griego.
Construida a principios del S. XIX, es un símbolo del Alzamiento de Pascua, pues los rebeldes irlandeses hicieron de este su cuartel general. Debido a los daños sufridos durante la rebelión, tuvo que ser reconstruida y sólo la fachada se mantiene del edificio original.
En su interior hay una exhibición sobre la historia del Alzamiento, cuya entrada cuesta 17€. Abre de lunes a sábado de 10:00 a 17:00, última admisión a las 16:00. Hacen descuento a estudiantes y personas mayores.
En una calle paralela, Marlborough, verás la Procatedral católica de Santa María, cuya fachada es de estilo griego. Pero ¿Por qué procatedral?
Ya hemos hablado de las dos catedrales de Dublín, la de la Santísima Trinidad y la de San Patricio, que pertenecen a la iglesia de Irlanda.
La primera es considerada como la catedral diocesana de Dublín y la segunda como la catedral nacional de la iglesia de Irlanda. Sin embargo, la religión católica no tiene ninguna catedral en esta ciudad.
Esto ha sido así desde la Reforma protestante, cuando la Iglesia de Irlanda tomó posesión de la mayoría de las propiedades de la iglesia católica, entre las que estaban las dos catedrales.
A día de hoy, la de la Santísima Trinidad sigue siendo considerada por la iglesia católica como la catedral oficial, ya que así fue designada por el Papa en el S. XII.
Y, a menos que el Papa revoque esta designación o conceda el estatus de catedral a otra iglesia, el principal templo católico de Dublín seguirá siendo designada como procatedral, esto es catedral en funciones.
Este título le pertenece a la Iglesia de Santa María desde que se construyó en el S. XIX, cuando las Leyes Penales contra el catolicismo y otras religiones que no fueran de la Iglesia de Irlanda cesaron.
Al norte de la avenida O´Connell está la plaza Parnell, otra de las cinco plazas georgianas de la ciudad, y, a su alrededor, hay varios puntos de interés. Además, muchos de los edificios de la zona tienen una importante conexión con la historia moderna de la ciudad.
Es también una buena zona para seguir viendo las bonitas puertas de colores que abundan en Dublín y en toda la isla.
En el centro de la plaza está el hospital Rotunda, que se fundó en 1745 y fue el primer hospital de maternidad de Europa.
Al norte está la Galería Hugh Lane, que se encuentra en la bonita casa Charlemont, del S. XVIII y cuya visita es gratuita.
Sir Hugh Lane tenía una magnífica colección de obras, especialmente impresionistas, que donó a la galería, pero, al final, prefirió donarlas a la Galería Nacional de Londres. Sin embargo, murió antes de ordenar el traslado y, tras algunas disputas, se acordó que la colección se iba a compartir entre ambos museos.
Así, las 8 pinturas, donde hay obras de Renoir, Manet y Degas, fueron divididas y su exhibición se alterna entre ambas galerías. Además, en la colección permanente se encuentra el estudio del pintor Francis Bacon y también puedes ver la sala de vidrieras, con importantes obras de Harry Clarke. Asimismo, suele albergar exposiciones de artistas irlandeses contemporáneos.
Enfrente se encuentra el Jardín del Recuerdo, que conmemora a todos aquellos que murieron para conseguir la libertad irlandesa.
El jardín se abrió en 1966, en el 50 aniversario del Alzamiento de Pascua. En este lugar, además, se fundó los Voluntarios Irlandeses en 1913 y varios líderes del Alzamiento de 1916 pasaron aquí la noche antes de ser llevados a la cárcel de Kilmainham.
Cerca de la plaza Parnell está la quinta plaza georgiana de Dublín, la plaza Mountjoy, que se construyó a finales del S. XVIII y donde vivió el escritor James Joyce.
Está considerada la única plaza verdaderamente georgiana de la ciudad, pues es la única que es un cuadrado totalmente simétrico. A su alrededor hay casas adosadas de ladrillo rojizo con sus típicas puertas de colores.
De camino a la destilería Jameson, puedes visitar de manera gratuita la abadía de Santa María, una antigua abadía cisterciense fundada en el S. XII, que fue una de las más grandes e importantes de la Irlanda medieval.
A día de hoy, queda muy poco de ella y sus ruinas están a 2 m bajo el suelo. Para verlas, tienes que reservar una plaza con antelación.
Cerca, hay una visita un poco macabra, la iglesia de San Michan, que data del S. XI, periodo vikingo de la ciudad, aunque sufrió grandes modificaciones en el S. XVII.
Este templo es conocido por sus criptas, donde puedes ver los cuerpos momificados de antiguos dublineses de los S. XVII-XIX. Se dice que esta cripta sirvió de inspiración a Bram Stoker para su famosa obra Dracula.
También dicen que en su órgano practicó el músico Händel su famoso Mesias antes de que se interpretara por primera vez en la ciudad de Dublín.
Según la información que hemos encontrado en internet, la visita a la cripta cuesta entre 3,5 a 7 € y su horario es de 10:00 a 12:45 y de 14:00 a 16:00. Los sábados sólo abre por la mañana.
Pronto llegas a la destilería Jameson en la plaza Smithfield, el sitio original donde se encontraba la fábrica que estuvo en funcionamiento de 1780 a 1971. El edificio tiene mucho encanto y nosotros aprovechamos para tomarnos un buen café irlandés en su cafetería.
La destilería está abierta los 7 días de la semana y hay tours cada 30 minutos.
Otra opción es reservar esta experiencia, que combina la visita a la destilería Jameson y a la Guinness Storehouse.
Y si eres un amante del whiskey y quieres profundizar en su historia, igual te interesa visitar el museo del Whiskey irlandés, que está junto al Trinity College.
Sin embargo, si prefieres visitar otra destilería, tienes la posibilidad de visitar la destilería Teeling Whiskey, donde podrás probar su producto.
Junto a la destilería Jameson está la torre mirador Smithfield, a la cual puedes subir. Queríamos haberlo hecho, pero creemos que estaba cerrada debido a la pandemia.
Por lo que hemos leído, hay que subir a pie las escaleras, pero las vistas desde arriba hacen que el esfuerzo merezca la pena. La entrada costaba 10€. Entra en su página web para ver la información actualizada sobre la visita.
Otros lugares interesantes que ver en Dublín fuera del centro
– Los muelles, The Docklands, es una de las zonas más modernas de Dublín, pues se regeneró en la década de los 90 y la década de los 2000. Puedes llegar andando desde el centro y por el camino ver el memorial a la Gran Hambruna, una escultura que no deja indiferente.
La Gran Hambruna es un capitulo muy triste de la historia de Irlanda. Duró de 1845 a 1852 y se calcula que alrededor de 1 millón de personas murieron y otro emigró del país en busca de nuevas oportunidades. Todo se desencadenó por una plaga de la patata proveniente de América, que destrozó los cultivos de toda Europa.
En esta zona verás edificios modernos y el puente de Samuel Beckett, que fue diseñado por Calatrava. Es un paseo muy agradable por la orilla del río Liffey.
Además, aquí está el museo EPIC, el museo de la emigración, con opiniones muy buenas. Parece que es un museo interactivo y bastante ameno, donde se trata la vida de los muchos irlandeses que tuvieron que emigrar. Puedes comprar las entradas al museo Epic con antelación.
También puedes visitar el barco Jeanie Johnston, que explica el viaje de las muchas personas que se fueron del país durante la Gran Hambruna. También es posible comprar las entradas al barco con antelación.
Para llegar a los siguientes puntos de interés puedes utilizar el servicio público. Aquí puedes saber cual es la mejor forma de llegar a cada uno de ellos.
– Parque Phoenix, uno de los parques urbanos más grandes de Europa. Mientras paseas por él descubrirás muchos puntos de interés, incluido una manada de gamos.
Entre los puntos a visitar está la residencia del presidente de Irlanda, la cruz papal de 27 metros erigida en 1979 cuando el Papa Juan Pablo II visitó Irlanda, el monumento a Wellington, un obelisco de 67 metros que lo hace el más alto de Europa, y el castillo de Ashtown, la construcción más antigua del parque, una torre que data del S. XVII y que se encuentra al lado del centro de visitantes.
– Guinnes Storehouse, que es una de las actividades más populares de Dublín. Nosotros, por falta de previsión, nos quedamos sin entradas para la fábrica de cerveza Guinness.
Abren de 10:00 a 18:00 o hasta las 17:00, dependiendo del día de la semana. Hay diferentes tours en los que puedes visitar la fábrica, aprender a servir una Guinness y, por supuesto, saborearla.
Es mejor comprar las entradas a la Storehouse con antelación.
– La prisión de Kilmainham, que fue abierta en 1796 y cerró en 1924. Aquí estuvieron presos muchas personas relacionadas con las diferentes luchas por la independencia del país y entre estas paredes fueron ejecutados los 14 líderes del Alzamiento de Pascua.
Puedes visitarla dentro de un tour guiado, en donde cuentan las tristes historias que aquí han ocurrido. Dura aproximadamente 1 hora y tienes que reservar con antelación.
Entre la prisión y la fábrica de cerveza está el museo irlandés de arte moderno, que ocupa el antiguo Hospital real Kilmainham. Cierra los lunes y la visita es gratuita. Las exposiciones especiales son de pago.
Una buena manera de continuar con la visita de la prisión es el cementerio de Glasnevin, aunque se encuentra bastante alejado de ella.
Este fue abierto en 1832 gracias a una campaña de Daniel O´Connell, quien pedía un cementerio donde enterrar dignamente tanto a católicos como a protestantes. Aquí están las tumbas de importantes nacionalistas irlandeses como Daniel O’Connell, Charles Stewart Parnell, Michael Collins o Éamon de Valera.
Además, puedes visitar la Torre O’Connell, que fue terminada en 1855, mide unos 55 metros y en su base se encuentra la tumba del Libertador.
El cementerio abre todos los días de 9:00 a 17:00 y el centro de visitantes desde las 10:00.
Otra opción para hacer en Dublín es un paseo en barco por el rio Liffey y ver la ciudad desde otra perspectiva.
– Malahide castle, que está a 14km del centro de Dublín. Sus orígenes se remontan al S.XII y se visita dentro de un tour guiado.
También puedes llegar hasta él con esta excursión a Howth y al castillo de Malahide.
Si vas a estar varios días en Dublín, puedes aprovechar para descubrir algunos sitios costeros cercanos, como Dun Laoghaire, a 14 km, Howth, a 18km, Dalkey, a 17 km o Killiney, a 18 km.
Además, hay muchas excursiones propuestas a estos lugares, que incluyen actividades como probar el marisco de la zona.
– Recorrido por la costa de Howth de medio día.
– Ruta por la costa con cerveza artesanal y marisco.
– Tour en bicicleta eléctrica por Howth.
– Senderismo por la península de Howth.
– Howth: senderismo por la costa y pintas de cerveza.
– Excursión por los alrededores de Dublín: colina de Killiney y castillo de Dalkey.
– Viaje en barco de Dun Laoghaire a Howth.
Y, por supuesto, desde Dublín salen excursiones a los sitios más populares de la isla, sobre los cuales hemos escrito ya en nuestro blog.
– Excursión a los acantilados de Moher y Galway.
– Excursión a Belfast y la Calzada del Gigante.
– Excursión a Wiclow y Glendalough.
– Excursión al Valle del Boyne.
– Excursión a los estudios de Juego de Tronos.
Dónde comer en Dublín
Estos son los sitios donde nosotros comimos durante nuestra visita a Dublín, aunque te hablamos más de ellos en qué ver en Dublín en 3 días: nuestra ruta.
Queen of tarts: si te gustan las tartas, debes ir a este lugar. Todo un acierto, la nata que nos pusieron estaba buenísima. Se encuentra en Cow´s Lane. Parece ser que la ha comprado otra compañía y ahora se llama il Valentino Café, no sabemos cómo será.
Pub O´Donoghue´s: aquí probamos el desayuno irlandés. Calle Suffolk, en uno de los extremos de la calle Grafton.
Eathos: un sitio perfecto cerca de la plaza Merrion para comer algo ligero, calle Lower Baggot.
The old Storehouse: pub irlandés donde cenamos con música en directo. En Temple Bar, Crown Alley 3.
Black sheep: un bar con mucho ambiente. Buen lugar para tomar una cerveza. Capel street 61
Además, siempre puedes unirte a este tour gastronómico, en el que te llevan a conocer los platos tradicionales de Dublín.
Por supuesto, visitamos algún pub, como the Church, que está dentro de una iglesia y es donde se casó Arthur Guinness hace unos 200 años.
En Dublín hay muchísimos pubs en los que querrás entrar y si quieres disfrutar de la noche dublinesa, igual te interesa este tour por los pubs de Dublín.
Dónde dormir en Dublín
Al buscar alojamiento, nosotros usamos Booking y, en Dublín, escogimos el Leonardo Hotel Parnell street, que estuvo muy bien, con habitaciones limpias y bastante amplias. La gente de recepción fue muy amable y no tuvimos ningún tipo de queja. Estaba situado al comienzo de la avenida O´Connell, en una zona llena de supermercados y restaurantes. Para nosotros la localización fue perfecta.
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Me ha traído muchos recuerdos esta entrada, ¡aunque estos se remontan al siglo pasado! 🙈 Aun así, recuerdo Dublín con mucho cariño, ¡me han entrado unas ganas enormes de volver!
Ya me alegro!! Pues ya sabes lo que toca: volver!!!
Que post más completo!!😉 nos hábeis trasladado a Dublín, nos lo guardamos. Saludos!!
Gracias!! Esperamos que os sirva de ayuda 🙂