Lo mejor de Dublín, Una guia para no perderse nada

En este post hablaremos de qué ver en la ciudad de Dublín, una ciudad fundada por los vikingos allá por el S. IX y cuya historia está marcada por la búsqueda de la Independencia. Una ciudad llena de música y ambiente ¿Nos acompañas?

En este post contaremos qué ver en la ciudad de Dublín, así como información importante para la organización del viaje. También hablaremos de la historia de la ciudad, para entender mejor cómo ha llegado Dublín a ser la ciudad que es.

Si has llegado hasta aquí, será, seguramente, porque estás pensando en conocer esta ciudad. Por eso, igual te resulta interesante nuestro post: Dublín en tres días: nuestra ruta por la ciudad de las puertas de colores.

Cómo llegar a Dublín desde el aeropuerto

El aeropuerto de Dublín se encuentra a unos 10 km del centro de la ciudad. Tiene dos terminales, que se encuentran muy cerca la una de la otra, a menos de 10 minutos caminando.

Para encontrar el vuelo a Dublín que mejor se adapte a tus fechas y presupuesto, puedes entrar en Skyscanner, desde donde también podrás reservar hoteles y coches de alquiler. Nosotros usamos siempre este buscador.

Para llegar a Dublín desde el aeropuerto, siempre se puede coger un taxi. Un viaje desde el aeropuerto al centro puede salir por unos 25-30€. Tener en cuenta que este precio puede variar según el tráfico, peticiones especiales o si se está en un periodo de tarifa especial. Esto es, domingos y festivos, y de 20:00 a 08:00 de lunes a sábado.

También se puede reservar un traslado privado, que te recogerá en el aeropuerto y te llevará a donde necesites.

La opción más económica es el autobús. Hay varias líneas que cubren la ruta aeropuerto- centro de la ciudad.

Dublín Express: Ruta 782. Los autobuses salen, generalmente, cada 30 minutos, y el trayecto dura una media hora. El billete cuesta 8 €  si se compra ida y vuelta o 6 € un solo sentido. Tiene varias paradas en el centro de Dublín. Se puede reservar el billete con antelación. Información aquí.

Aircoach: Ruta 700. Salen cada 30 minutos. El trayecto dura una media hora. El billete cuesta 13 € si se compra ida y vuelta o 9 € un solo sentido. Se puede reservar el billete con antelación. Información aquí.

Dublín bus: El billete se compra dentro del autobús y cuesta 3,30€ por persona. Hay que pagar el precio exacto en monedas, los conductores no aceptan billetes, ni dan cambio. Niños por debajo de 5 años viajan gratis.

Esta fue la opción que tomamos nosotros. Cogimos la línea 16 en Parnell Square y el viaje hasta el aeropuerto duró unos 45 min.

Aquí puedes introducir las paradas que te interesan, así como la hora de partida. Te saldrán las posibles opciones que tienes para ir al/del aeropuerto. Incluye las diferentes compañías y te da una aproximación de la duración del viaje. También calcula cuanto se tardaría en taxi e incluso andando.

Como alquilar un coche en el aeropuerto de Dublín lo explicamos en el post consejos para viajar por libre a Irlanda.

Dónde dormir

Al ir a buscar alojamiento siempre usamos Skyscanner, pues nos ayuda a encontrar el mejor precio. 

En Dublín escogimos el Jurys Inn parnell Street. El hotel estuvo muy bien, la habitación estaba limpia y era bastante amplia. La gente de recepción fue muy amable y no tuvimos ningún tipo de queja. Estaba situado al comienzo de la avenida O´Connell, en una zona llena de supermercados y restaurantes. Para nosotros la localización fue perfecta. Como curiosidad, debido a las medidas sanitarias aplicadas por la pandemia, no nos limpiaron habitación.

Tarjetas para ahorrar dinero en las visitas

Existen un par de tarjetas que pueden hacer que las visitas te salgan un poco más económicas.

OPW Heritage Card: se incluyen todas las atracciones que se encuentran bajo control del Office of Public Works (OPW). Cuesta 40€ por adulto. En esta se incluyen atracciones no sólo de Dublín, sino también del Ireland´s Ancient East, el ancestral Este de Irlanda, del Wild Atlantic Way, el camino salvaje de la costa, y del Ireland´s Hidden Heartlands, el corazón oculto de Irlanda. Tiene un año de duración. Aquí está la información de esta tarjeta.

Creemos que merece la pena si se va a viajar a diferentes partes del país, pero si sólo se va a visitar la ciudad de Dublín, entonces es mejor echar un vistazo a la Go City: Dublin Pass. El precio de esta tarjeta depende del número de días que se compre e incluye muchas atracciones de la ciudad de Dublín. 

Nosotros no compramos ninguna tarjeta, porque debido a la pandemia, las atracciones propiedad de la OPW eran gratis. Así compensaban que la mayoría de las visitas tenían algún tipo de restricción. Pero las visitas en Dublín son caras y hay muchas muy interesantes. Por lo que en una época normal, si que merece la pena comprar alguna de estas tarjetas.

Historia

Los vikingos crearon un asentamiento en el año 841, donde ahora se encuentra la ciudad de Dublín. Lo llamaron Dubhlinn, que significa piscina negra. El nombre hacía referencia a un oscuro estanque donde el río Poddle entraba en el Liffey, el río que atraviesa la ciudad. A día de hoy, ese lugar está ocupado por los jardines del castillo.

Los vikingos gobernaron Dublín durante casi tres siglos. Como ya contamos cuando hablamos de la Abadía de Mellifont, Dermot MacMurrough, rey de Leinster, fue obligado a abandonar su reino y huir al extranjero. En 1169, con la ayuda del conde normando de Pembroke, conocido como Strongbow, invadió Irlanda. En 1171 tomaron la ciudad de Dublín, acabando con los vikingos en el poder. Ese mismo año, Mac Murrough murió y Strongbow se declaró rey de Leinster.

El rey inglés, Enrique II, viajó hasta Irlanda para evitar que Strongbow se volviera demasiado poderoso y se acabase proclamando rey de Irlanda. La mayoría de los gobernantes irlandeses se sometieron al rey, que acabó convirtiéndose en Señor de Irlanda. Dublín se convirtió en el centro del poder inglés en Irlanda, reemplazando a Tara, la sede de los Altos Reyes gaélicos, como el punto focal de la isla.

Sin embargo, con el tiempo, muchos de los líderes anglo-normandos adoptaron el idioma y las costumbres irlandesas, dejando solo una pequeña área alrededor de Dublín, conocida como la Empalizada, bajo control inglés. En el siglo XIV, esta área fue fortificada para protegerse contra los irlandeses nativos.

Durante la Reconquista Tudor, tuvo lugar la primera conquista inglesa completa de toda la isla. Y aunque la comunidad inglesa y la zona de la Empalizada veían con buenos ojos esta conquista, la reforma protestante en Inglaterra (siendo como era Irlanda un país mayoritariamente católico) y otras cuestiones económicas, hizo que en Dublín apareciera un creciente descontento entre los habitantes, que fue en aumento durante la Guerra de los Nueve Años. Como consecuencia, las autoridades inglesas empezaron a desconfiar de los dublineses y promovieron el asentamiento de protestantes desde Inglaterra.

En la década de 1640, los protestantes eran mayoría en Dublín. Y en la década de 1650, se prohibió a los católicos vivir dentro de los límites de la ciudad. A finales del siglo XVII, Dublín era la capital del Reino de Irlanda y estaba gobernada por ingleses protestantes. La ciudad, además de algunas partes del Ulster, era la única zona del país donde estos eran mayoría. 

Durante este tiempo, la ciudad experimentó un rápido crecimiento. A mediados del S. XVIII, era la segunda ciudad más grande del Imperio Británico después de Londres. Una gran parte de los edificios georgianos se construyeron durante este siglo. Además, muchas de las estrechas calles medievales se reemplazaron por grandes calles georgianas.

A pesar de todo este desarrollo, la población de los barrios marginales aumentó rápidamente, debido a la creciente migración rural. Uno de los efectos de esta, fue que los católicos volvieron a ser mayoría en Dublín a finales del S. XVIII.

En Dublín, a diferencia de Belfast, la revolución industrial no conllevó un gran desarrollo, esto hizo que la tasa de desempleo fuera siempre alta. Tanto es así, que en 1900, Belfast tenía una población más grande que Dublín, aunque hoy en día sea más pequeña. La fábrica de cerveza Guinness, la destilería Jameson y la fábrica de galletas Jacob, proporcionaban el empleo más estable en Dublín.

En 1914, parecía que la autonomía de Irlanda estaba cerca. Pero la I Guerra mundial congeló la firma del proyecto de ley de autonomía, el Home Rule. En abril de 1916, un número de republicanos irlandeses armados, lideraron el Alzamiento de Pascua. Establecieron su sede en el edificio de la Oficina General de Correos de Dublín y proclamaron la República Irlandesa. Tras una semana, la rebelión fue reprimida por el ejército británico. Esta causó una gran cantidad de muertes y una gran destrucción en la ciudad.

De 1919 a 1921 tuvo lugar la Guerra de Independencia de Irlanda. Esta tuvo como resultado la firma del Tratado angloirlandés, donde se creaba un estado irlandés autónomo. Sin embargo, 6 estados  del norte quedaban fuera y pasaban a constituir Irlanda del Norte. Esto provocó el estallido de la Guerra Civil Irlandesa, que duró once meses. Finalmente, en 1923, Dublín era la capital del Estado Libre Irlandés, un estado casi independiente, que gobernaba 26 de los 32 condados de Irlanda.

Dublín sufrió mucho en el período de 1916 a 1922. Las bajas de este período revolucionario  ascienden a unas 1.000 personas. Muchos de los mejores edificios de Dublín fueron destruidos y tuvieron que ser reconstruidos,  como la Oficicina General de Correos, la oficina de Aduanas o el Four Courts.

Durante el conflicto Norirlandés, la ciudad no experimentó la violencia paramilitar directamente, a excepción de un período, entre principios y mediados de la década de 1970, cuando fue objetivo de varios bombardeos unionistas.

En 1973, la República de Irlanda entró en la Unión Europea y durante la década de 1980, pasó de ser una de las naciones más pobres de Europa, a ser una de las más ricas. Este gran crecimiento económico le valió el sobrenombre del Tigre Celta.

Qué ver en Dublín

Aunque Dublín es una gran ciudad, la zona donde se encuentra el mayor número de puntos de interés, tiene el tamaño perfecto para ser recorrida a pie. Bajo nuestra opinión, más que una ciudad monumental, Dublín es una ciudad que te enamora por su ambiente, por sus calles llenas de casas elegantes adornadas con puertas de colores, y por sus múltiples jardines. Y, por supuesto, por su música. Es por ello que recomendamos pasearla. 

Otra manera de conocerla, perfecta para entender mejor el significado de lo que se ve, es participar en algún tour guiado. Los guías suelen ser super amables y siempre tienen consejos útiles para conocer la ciudad.

Dublín es un destino muy popular, y esto se ve en el gran número de visitas que se ofertan. Las hay de todo tipo y para todos los gustos. Igual en este listado, encuentras alguna que te interese.

Free tour por Dublín, perfecto como toma de contacto con la ciudad.

Free tour de las leyendas y misterios de la ciudad.

Free tour de la independencia de Irlanda. Perfecto para entender mejor la importancia de este momento de la historia.

Tour por los puentes de Dublín.

Tour gastronómico, perfecto en cualquier ciudad.

Si buscas algo más animado, igual te interesa echar un ojo a estas dos rutas:

Tour de la música por Dublín.

Tour nocturno por Temple Bar y sus pubs.

Y si sois un grupo, igual os interesa el tour privado por Dublín con guía en español.

Si visitas Dublín en navidad, igual te apetece participar en este free tour navideño

Además, si lo tuyo no es caminar, sino montar en bicicleta, puedes participar en este tour en bicicleta por Dublín

Y si tienes poco tiempo o, pocas ganas de caminar, también hay tours que te pueden interesar:

Autobús turístico de Dublín, que para en los puntos más importantes de la ciudad. 

Autobús del té de la tarde, para descubrir la ciudad mientras se practica una costumbre del país. 

Autobús de los fantasmas por Dublín.

Para hablar de lo que hay qué ver, dividiremos Dublín en tres áreas, Dublín sureste, Dublín suroeste y norte del Liffey.

Dublín sureste

En esta zona se encuentran los mejores ejemplos del Dublín georgiano, además de un gran número de museos.

Comenzamos el recorrido en el Trinity college, la Universidad más prestigiosa de Irlanda. Fue fundada en 1592 por la Reina de Inglaterra, Isabel I. Se encuentra en el lugar de un antiguo monasterio agustino. 

En un principio, sólo era para protestantes y no fue hasta 1793, que los católicos empezaron a ser admitidos. No sin restricciones, pues no podían optar a las becas o ser profesores (estas también aplicaban para los no anglicanos). Cuando en 1871 desaparecieron las restricciones, fue la Iglesia católica quien les prohibió atender al Trinity, y esta prohibición no fue eliminada hasta 1970. En el año 1904, las mujeres fueron admitidas como miembros de pleno derecho. En sus aulas han estudiado personajes célebres como los escritores Bram Stoker, Oscar Wilde o Samuel Beckett. 

El campus es de gran tamaño y dentro, hay incluso una galería de arte contemporáneo, la Galería Douglas Hyde. La parte más antigua se encuentra en la plaza de la Biblioteca, un edificio de ladrillo de color rojo, conocido como el de las Rúbricas, de alrededor del 1700. Este se encuentra justo enfrente del campanario, uno de los monumentos más característicos del Trinity College. Según la tradición, los estudiantes no deberían pasar por debajo de él, pues si lo hacen no aprobarán los exámenes.

Lo que más llama la atención durante la visita, es la antigua biblioteca, the Long Room. En este cuarto, de casi 65 m de largo, se pueden admirar más de 200.000 libros antiguos. Además de las paredes cubiertas de libros, en la biblioteca se exhibe un arpa, conocida como el arpa de Brian Boru, pues se creía que perteneció a este Alto Rey, aunque no es cierto y se desconoce su dueño. Es un instrumento musical medieval fechado en el siglo XIV o XV. Este arpa se utilizó como modelo para el escudo de armas de Irlanda y para la marca Guinness, y también se encuentra en las moneda de Euro irlandesas.

Se dice que la Antigua Biblioteca inspiró el diseño de la Biblioteca Jedi en Star Wars.

El manuscrito más famoso de la biblioteca, es el libro de Kells. Este contiene los cuatro evangelios en latín y está ricamente decorado, superando a otros manuscritos de la época en complejidad y extravagancia. Se piensa que fue escrito a finales del siglo VIII o principios del IX. No se sabe exactamente donde se escribió, pero la Abadía de Kells, en el Valle del Boyne, fue su hogar durante siglos. Llegó al Trinity College en el S. XVII. Actualmente sus 340 hojas están encuadernadas en cuatro volúmenes. 

En el edificio de la antigua biblioteca se puede visitar una exhibición sobre este libro, que está muy bien organizada y es bastante interesante. En esta se explica cómo se realizaban estos manuscritos durante la época medieval, los materiales que se usaban y cómo corregían los errores cuando no existía el tippex, además de poder ver uno de los volúmenes del libro de Kells abierto.

 

Nuestra visita al Trinity College se vio fuertemente afectada por las restricciones debidas a la pandemia. Así, no se permitía pasear por el campus libremente, sólo se podía visitar la exposición del libro de Kells y la antigua biblioteca. Al salir, se pasaba por la plaza del Parlamento, donde se encuentra el campanario, por la cual tampoco se podía pasear libremente. Había estudiantes que controlaban que la gente no se saliera de las zonas permitidas.

Aunque la biblioteca nos pareció una maravilla y la exposición nos pareció interesante, la entrada nos pareció excesivamente cara. La compramos de manera online, justo antes de entrar, y nos costó 18€ por persona (los menores de 12 años entraban gratis), con ella se incluía una audio guía que había que descargarse. Esta es la página web, donde puedes encontrar toda la información actualizada referente a la visita al Trinity College.

También puedes entrar en la exposición, con esta visita al libro de Kells y al castillo de Dublín.

La entrada principal del Trinity College, en College Green, fue nuestra salida. En aquel momento sólo la gente que pertenencia a la Universidad podía entrar por ella. Aunque habíamos leído que se podía entrar en el Trinity College y pasear por el campus de manera gratuita, durante nuestra visita sólo podía visitarse previa compra de la entrada para la biblioteca. No sabemos cuando cesarán las restricciones.

Justo enfrente del Trinity College se encuentra el edificio del Parlamento, de estilo neoclásico y que no pasa desapercibido, gracias a su gran tamaño y a su columnata. Hoy en día pertenece al Banco de Irlanda. Se construyó en 1729 y aquí se encontraba el Parlamento del Reino de Irlanda durante la mayor parte del siglo XVIII.

Desde el Trinity College hasta los jardines de St. Stephen, se extiende la famosa calle Grafton. En esta animada calle comercial es fácil encontrarse con algún artista, cuyo talento hará que te quedes un rato escuchándo.

En esta calle nos llamó la atención la fachada del café Bewley oriental, donde nos quedamos con ganas de entrar. En el interior destacan sus vidrieras, que fueron creadas por Harry Clarke, un gran artista irlandés de quien ya hablamos en Dingle

Muy cerca de Grafton, en la calle Sufflok, enfrente de la Iglesia de San Andrés, se encuentra la famosa estatua de Molly Malone (1988). Esta representa al personaje de la famosa canción del mismo nombre, que es conocido como el himno no oficial de Dublín. En ella se cuenta la historia de una joven y guapa pescadera, que vendía su producto por la calles de Dublín. La estatua lleva un vestido que deja poco a la imaginación y que insinúa su doble trabajo de vendedora por el día y prostituta por la noche. No se sabe si esta mujer existió realmente o no. Cuando se ve la estatua, no queda ninguna duda de donde toca mayoritariamente la gente. 

En una de las calles laterales que salen de Grafton, se puede ver al fondo la iglesia de Santa Ana, construida a comienzos del S. XVIII. Nosotros no conseguimos verla abierta, pero en el interior se pueden ver bonitas vidrieras. Normalmente está abierta de miércoles a viernes, de 11:00 a 14:00.

Casi al lado de esta iglesia, en la calle Dawson, se encuentra la Mansion House. Aquí, el 21 de enero de 1919, se reunió el Dáil Éireann, el parlamento irlandés, que declaró la república independiente de Irlanda. Ahora es un lugar de eventos y conferencias, y un restaurante.

Muy cerca se encuentra el museo nacional de Irlanda, sección arqueología. En este se exponen objetos prehistóricos encontrados en Irlanda, así como una colección de objetos vikingos y del Antiguo Egipto, entre otros. La colección de objetos de oro es maravillosa, pero lo que más nos sorprendió fueron las momias de pantano, que son cadáveres humanos preservados naturalmente. El grado de detalle de estos cuerpos es increíble. El museo nos gustó mucho, especialmente tras haber recorrido la isla en los últimos días y poder reconocer muchos de los lugares donde se habían encontrado los diferentes objetos expuestos. La visita es gratuita y aquí se puede ver la información sobre el horario. El exterior y el interior del edificio, especialmente el suelo, son también destacables.

Justo al lado de este museo se encuentra la casa Leinster. Este palacio georgiano, construido a mediados del S. XVIII, sirvió como modelo para la construcción de la Casa Blanca. Originalmente la casa de los duques de Leinster, el edificio alberga, desde 1922, el parlamento de Irlanda. Se puede visitar dentro de un tour guiado. Información aquí. Sin embargo, debido a las restricciones sanitarias, los tours estaban cancelados hasta nueva orden.

Al lado se encuentra la Biblioteca Nacional, de visita gratuita, información aquí. Se puede entrar en la sala de lectura, por donde muchos escritores irlandeses han pasado, descubrir sus colecciones o realizar un tour por ella. Debido a la pandemia, la visita a la Biblioteca estaba sujeta a restricciones. Es mejor mirar su página web antes de ir.

Muy cerca se encuentra la Galería Nacional de Irlanda, donde además de obras de artistas irlandeses, también pueden verse importantes cuadros de artistas europeos, tales como Vermeer, Murillo, Velázquez, El Greco, Degas, Turner, Picasso o Caravaggio, entre otros. La parte que más nos gustó del museo fue la sala donde están expuestas varias vidrieras de artistas irlandeses. Información sobre la visita, aquí

En esta parte de Dublín se encuentran tres de sus cinco plazas georgianas: Plaza Merrion, Plaza Fitzwilliam y St. Stephen´s Green. Las otras dos son, la plaza Mountjoy y la plaza Parnell, que se encuentran en la zona norte de la ciudad.

Frente a la Galería Nacional se encuentra la plaza Merrion. Construida en 1762, está considerada una de las zonas mejor conservadas del Dublín georgiano. Se encuentra rodeada de elegantes edificios, donde a lo largo de los años han vivido grandes personajes, como Oscar Wilde en el número 1, el también escritor W B Yeats en el número 82, o Daniel O´Connell en el 58. Su centro lo cubre un parque que fue abierto al público en la década de 1970. 

Aquí se encuentra una de las estatuas más conocidas de la ciudad, la de Oscar Wilde, que se encuentra justamente enfrente de su casa. Esta estatua representa dos facetas opuestas del escritor. Si se mira de un lado, se verá a un Oscar Wilde sonriente, pero si se mira por el lado contrario, el escritor muestra una expresión triste. 

En esta plaza nació también el Duque de Wellington. Como curiosidad, en el número 39 se encontraba la embajada británica, pero fue quemada tras el domingo sangriento de 1972.

Muy cerca se encuentra la Plaza Fitzwilliam. Esta fue la ultima de las plazas en ser construida, en el año 1792, y es también la más pequeña de todas. Es, además, la única que sigue siendo sólo de uso privado. Aquí vimos los primeros edificios cubiertos por hojas, que a esas alturas del otoño tenían un color rojo precioso.

A menos de 10 minutos andando, se encuentra St. Stephens Green. Esta es la más grande de las cinco plazas. Se construyó en 1664 y desde 1880 presenta su aspecto actual. Este jardín es un sitio perfecto para sentarse y relajarse al lado de su estanque. Además, paseando por el parque, se encuentran numerosos memoriales a irlandeses celebres y paneles informativos, donde se explica la historia del parque y su papel durante el Alzamiento de Pascua de 1916. 

Alrededor de este, se encuentran bellos edificios entre los que destacan: el del Real colegio de cirujanos, donde en sus columnas todavía pueden verse marcas de balas disparadas durante el Alzamiento; el del hotel Shelbourne y la casa Newman, hogar histórico de la Universidad Católica de Irlanda. Esta se encuentra en dos casas georgianas bellamente decoradas. El salón de actos aloja a día de hoy el Museo de Literatura de Irlanda (12€ por adulto, abre de martes a domingo de 10:30 a 18:00, más información aquí). Puedes comprar la entrada al museo de Literatura de Irlanda antes de tu visita.

Justo al lado se encuentra la pequeña capilla de la Universidad. Nosotros no pudimos entrar, pero nos hubiera gustado ver su colorido interior en estilo neobizantino. 

Si se va en otoño, como nosotros, muchas de las fachadas estarán cubiertas literalmente por hojas de un color rojo intenso. La entrada del parque que da a la calle Grafton se reconoce fácilmente gracias al Arco de los Fusileros

Muy cerca se encuentran el jardín Iveagh, conocido como el jardín secreto de Dublín.

Dublín Suroeste

En esta zona, centro histórico de la ciudad, se encuentra el lugar que da nombre a Dublín y donde se encontraba el asentamiento vikingo del S. IX. 

Entre el castillo de Dublín y el Trinity College, se encuentra un área con mucho ambiente. Aquí se encuentran dos centros comerciales que merecen ser visitados. Uno es el Powerscourt Townhouse, que se encuentra en el interior de una antigua casa georgiana del S. XVIII. Aquí vimos mucha gente comiendo en sus restaurantes rodeados de flores y dimos una vuelta para ver sus tiendas y su interior elegantemente decorado. Abre de lunes a sábado de 10:00 a 18:00 y los domingos de 12:00 a 18:00. 

El segundo centro comercial se encuentra muy cerca y se llama George Street Arcade. Este es un mercado victoriano cubierto de finales del S. XIX. Dentro de este bello edificio de ladrillo rojo se pueden encontrar tiendas alternativas y se puede uno sentar en alguno de sus cafés y restaurantes. Tiene el mismo horario que el anterior, pero de miércoles a sábado abre hasta las 19:00.

Desde aquí enseguida se llega al Castillo de Dublín. Este fue, hasta 1922, la sede de la administración del gobierno británico en Irlanda. En la actualidad, aquí tiene lugar la toma de posesión del presidente y recepciones estatales.

Aunque la mayor parte del edificio actual data del siglo XVIII, sus orígenes se remontan al S. XIII, cuando se construyó como una fortificación defensiva para la ciudad normanda. Se encontraba junto a la piscina oscura, Dubhlinn, lugar de nacimiento de la ciudad, y que se encontraba en el curso inferior del río Poddle antes de su confluencia con el río Liffey. El Poddle, que servía de defensa natural al castillo, pasa a día de hoy por debajo de él. Hoy día se encuentran aquí los jardines del palacio.

En 1684, el castillo quedó muy dañado debido a un gran incendio. Tras la reconstrucción, el castillo pasó de ser una fortaleza medieval a un palacio georgiano. En la actualidad quedan pocas partes del edificio original, siendo una de ellas la Torre Record, única torre de la fortificación original.

En el patio del castillo es curioso fijarse en la escultura de la justicia, que corona la entrada desde Cork Hill. Esta no tiene los ojos vendados y mira en dirección opuesta a la ciudad de Dublín.

El castillo puede visitarse, la entrada cuesta 8€ por adulto y aquí se encuentra la información actualizada sobre precios y horarios. Nosotros pudimos entrar sin pagar y hacer una visita parcial, debido a las restricciones por la pandemia. Sólo visitamos algunos de los cuartos estatales, entre ellos el del Trono y el Salón de San Patricio. Este último es una de las salas más antiguas y, en la actualidad, aquí se realiza la investidura del presidente de Irlanda. La visita completa incluye la capilla real y las excavaciones que se han llevado a cabo debajo del castillo, donde se han descubierto restos del castillo medieval así como de algunas de las defensas originales de la época vikinga. 

El complejo del castillo también incluye la Biblioteca Chester Beatty, esta se encuentra en los jardines del palacio y alberga la colección del magnate de la minería, Sir Alfred Chester Beatty. La entrada es gratuita y aquí se puede chequear el horario, que cambia según el día de la semana, así como las exhibiciones temporales. Esta biblioteca tiene una gran colección de objetos occidentales, islámicos y del este y sudeste asiáticos. En el interior hay una cafetería. Nosotros encontramos esta visita muy interesante.

Muy cerca del castillo se encuentra el ayuntamiento, donde llaman la atención sus columnas de estilo corintio. Construido en el S. XVIII como la oficina de cambio, se puede visitar de manera gratuita. Abre de lunes a sábado de 10:00 a 16:00. Cuando nosotros pasamos estaba cerrado.

Y enseguida se llega a la parte más famosa de la ciudad, el Temple Bar, la última parte de Dublín que mantiene el plano de las calles medievales. Esta zona, de calles estrechas y adoquinadas, va del Banco de Irlanda a la Catedral de la Santísima Trinidad.

Recomendamos pasear por aquí, para descubrir sus diferentes rincones, y pasar tanto de día como de noche, para ver su diferente ambiente. Es un buen lugar para escuchar música en directo.

La zona ha pasado por muchos cambios hasta llegar a convertirse en lo que es a día de hoy, el barrio cultural de Dublín y centro de la vida nocturna. Así, durante la época anglo-normanda, el nombre del barrio era la Parroquia de San Andrés y se encontraba fuera de las murallas. A partir del S. XIV se abandonó, debido a los ataques de los nativos irlandeses. En el S. XVII, el área se saneó y se crearon jardines para las casas de las familias inglesas adineradas. En 1673 ya se conocía como Temple Bar. Se cree que el nombre viene de Sir William Temple, que construyó una casa en la zona a principios del S. XVII. En el S. XVIII, era una zona de prostitución, y en el siglo XX, la zona estaba parcialmente abandonada. Tanto es así, que en la década de 1970, había un plan para demoler los edificios de la zona y construir una estación de autobuses en el área. Sin embargo, los edificios se ocuparon por artistas y galerías, lo que acabó convirtiendo Temple Bar en un barrio cultural. Se pidió su conservación y, finalmente, se abandonaron los planes de construcción. A día de hoy, en esta zona se mezcla el arte y el entretenimiento. Aquí se encuentran galerías y muchos restaurantes y bares, entre ellos el famoso Temple Bar, que atrae a muchos turistas. 

Para conocer los pubs más emblemáticos de Dublín de una manera diferente, puedes hacer este juego para descubrir los pubs del casco antiguo.

Cerca de Temple Bar se encuentra Wood Quay, un área junto al río Liffey, donde hubo un asentamiento vikingo. Aquí, entre 1973 y 1981, se realizaron excavaciones arqueológicas, donde se descubrieron viviendas y objetos que confirmaron que este área fue una de las primeras habitadas de la ciudad. Los descubrimientos están expuestos en el Museo Nacional de Irlanda. A día de hoy la zona está ocupada por Oficinas del Ayuntamiento de Dublín. En una excavación posterior, se descubrieron los restos de una torre siglo XIII. Estas se pueden ver en la calle Lower Exchange. Eso sí, al pasear por la zona no se ven muchos recuerdos de estas excavaciones.

Desde aquí se puede visitar la Iglesia de S. Audeon, que estaba cerrada durante nuestra visita y que actualmente sigue cerrada. Aquí puedes comprobar si ha vuelto a abrir. Esta se encuentra en la antigua ciudad amurallada y es la única iglesia parroquial medieval que queda en Dublín. Fue muy importante en su tiempo. 

Aunque no esté abierta, se puede pasear por los jardines que se encuentran frente a la iglesia. En esta zona se ve el arco de San Audeon, la única entrada que se mantiene de la ciudad antigua. Además, se pueden ver fragmentos restaurados de las murallas del S. XIII en las proximidades. 

Desde aquí se llega enseguida a la Catedral de la Santísima Trinidad. Este es el edificio más antiguo de Dublín. Sus orígenes se remontan al 1030 y ha sufrido varias reconstrucciones, la última en la década de 1870. Pertenece a la Iglesia de Irlanda. El interior de la Catedral es muy bonito, lo que más nos gustó fue su suelo embaldosado. La entrada costaba 10€ por persona. Abre de lunes a sábado de 10:00 a 17:00 y los domingos de 13:00 a 15:00. La última admisión es 45 minutos antes del cierre. Para chequear el horario y precio actual, entra en su página web. También puedes comprar las entradas a la catedral de la Santísima Trinidad desde aquí.

Durante la visita se puede ver la tumba de Strongbow, líder de la invasión anglo-normanda durante la cual se capturó Dublín en 1170. Esta no es la original, ya que en 1562 se derrumbó el techo y quedó destruida. Pero enseguida apareció una nueva tumba, pues este era un lugar importante donde se llevaban a cabo muchos negocios. 

Las baldosas, que tanto nos llamaron la atención, son copias de las originales y fueron hechas en el S.XIX. Las antiguas fueron destruidas durante el derrumbamiento del techo. Se puede uno entretener un rato buscando los diferentes diseños, pues hay 64. En la capilla de San Laudo pueden verse las pocas baldosas originales que quedan.

Pero seguramente, lo que más sorprende de la visita se encuentra en la cripta. Esta es la más grande de toda Irlanda y la estructura más antigua, datando del S. XII. Aquí se encuentran los restos momificados de un gato y una rata, encontrados en 1870 dentro de los tubos del órgano. En la cripta hay una tienda y baños.

En el exterior de la catedral se pueden ver los restos de la antigua Sala Capitular.

La catedral se encuentra unida a la exhibición de Dublinia mediante un arco neogótico construido en el S. XIX. Este museo interactivo trata sobre la época vikinga de Dublín y su época medieval. Incluye la subida a la Torre de San Miguel. La entrada cuesta 12€ por adulto, y abre de jueves a domingo de 10:00 a 17:30, siendo la última entrada a las 16:30. 

Si se van a visitar ambos sitios, existe un ticket combinado que se compra en el museo de Dublinia y que cuesta 18€ por adulto. O puedes adquirir la Go City: Dublín Pass, que incluye ambos sitios, el castillo de Dublín y también el siguiente del que vamos a hablar, la Catedral de San Patricio.

Catedral de San Patricio

Según la leyenda, alrededor del 450 d.C, San Patricio bautizaba a los conversos en un pozo. Aquí se construyó una pequeña iglesia de madera. El edificio actual de la catedral data del S. XIII y es la iglesia más grande de Irlanda. Se puede visitar comprando la entrada que costaba 8€ por persona. Abre de lunes a viernes, de 9:30 a 17:00, los sábados, de 9:00 a 18:00, y los domingos de, 9:00 a 10:30, de 12:30 a 14:30 y de 16:30 a 18:00. De noviembre a febrero abre de 9:30 a 17:00 todos los días y los domingos sólo por la mañana. Pertenece a la Iglesia de Irlanda. Para ver los horarios y el precio actual, chequea su página web. Si compras la entrada a la catedral de San Patricio desde aquí, nos estarás ayudando en nuestro proyecto, !gracias!

Durante la visita llama la atención el rincón dedicado a Jonatahn Swift, escritor de los viajes de Gulliver y Dean de la catedral de 1713 a 1745. Se pueden ver varios objetos personales de él, entre los que destaca su máscara funeraria, así como su tumba, cuyo epitafio fue escrito por él mismo.

Antes de llegar se puede pasear por los jardines frente a la catedral.

Muy cerca de la catedral se encuentra la Biblioteca Marsh. Fundada en 1701, es la biblioteca pública más antigua de Irlanda. Se puede visitar de martes a viernes, de 9:30 a 17:00, y los sábados, de 10:00 a 17:00. La entrada cuesta 5€ por persona y los menores de 18 años entran gratis.

Si estás buscando el amor, igual te interesa saber, que los restos de San Valentín descansan en la ciudad de Dublín, desde 1836 tras ser trasladados desde Roma. Estos se encuentran en la cercana iglesia Whitefriar Street Carmelite.

Norte del Liffey

Esta fue la última zona en ser desarrollada durante el S. XVIII.

Comenzamos esta ruta en Temple Bar, cruzando el río Liffey por el puente más popular de Dublín, el puente del medio penique, Ha´penny bridge. El nombre original de este puente peatonal construido en 1816, era puente Wellington, aunque ahora se llama oficialmente puente Liffey. Pero es más conocido por su apodo, que proviene de cuando había que pagar medio penique por cruzar el puente. Este peaje se mantuvo hasta 1919. El dinero iba a William Walsh, que antes de la construcción del puente, era el dueño de los transbordadores que cruzaban el río por esta zona.

Hay una serie de edificios a la orilla del río Liffey, que destacan cuando se observa la ciudad desde sus múltiples puentes.

Uno de ellos es el edificio Four Courts, que se terminó de construir en 1802 y que se distingue por su cúpula rodeada de columnas. Durante la Guerra Civil sufrió grandes daños y tuvo que ser reconstruido. Es la sede principal de varios Tribunales. Su nombre viene de que originalmente albergaba cuatro tribunales superiores. 

Otro es la oficina de aduanas, Custom House, que llama la atención por su gran tamaño y su cúpula de color verde. Este edificio neoclásico fue completado en 1791 y se encuentra en los muelles, que antiguamente eran la principal ruta comercial de Irlanda. Cuando su uso original quedó obsoleto, pasó a albergar oficinas del Gobierno. Durante la Guerra de Independencia se incendió y tras el Tratado Anglo-Irlandés fue restaurado. En la actualidad hay un centro de visitantes donde, además de disfrutar del interior del edificio, se aprende sobre su historia. Cuando fuimos estaba en obras y parecía cerrado. Entrar cuesta 6€ por persona sin guía u 8€ con guía. Más información, aquí

Ya en la otra orilla se puede pasear por la avenida O´Connell, donde se encuentran varios puntos de interés. Esta avenida sufrió mucho durante el Alzamiento de Pascua y la Guerra Civil, siendo destruidos muchos de sus antiguos edificios. A día de hoy es una gran avenida muy concurrida, llena de conocidas tiendas de ropa, cadenas de comida rápida y cafeterías. 

Mientras se recorre se pueden ver muchas estatuas de célebres irlandeses. En uno de sus extremos se encuentra la que conmemora a Daniel O´Connell. Pero de todas las esculturas, la que más destaca por su tamaño, es el Spire. Completada en el 2003, esta gran aguja de acero inoxidable de 120 m de altura, se encuentra donde antiguamente estaba un gran pilar con la estatua del almirante británico Nelson. Este fue destruido por una bomba. El Spire se ilumina por la noche y gustará o no, pero no pasa desapercibida.

Justo enfrente del Spyre se encuentra la Oficina General de Correos, que llama la atención debido a su fachada de estilo griego. Fue construida a principios del S. XIX y mantiene su función original como sede de correos. Es un símbolo del Alzamiento de Pascua, pues los rebeldes irlandeses hicieron de este su cuartel general. Debido a los daños sufridos durante la rebelión, tuvo que ser reconstruida, volviendo a abrir en 1929. Sólo la fachada se mantiene del edificio original. En su interior hay una exhibición sobre la historia del Alzamiento. Nosotros queríamos visitarla, pero había mucha gente a la entrada y al final no entramos. Para visitarla, y debido a las restricciones, se aconsejaba reservar con antelación. La entrada cuesta 15€ por adulto. Abre de miércoles a sábado de 10:00 a 17:00, última admisión a las 16:00.

En una calle paralela, Marlborough, se encuentra la Procatedral católica de Santa María, cuya fachada es de estilo griego. Pero ¿Por qué Procatedral? 

Ya hemos hablado de las dos catedrales de Dublín, la de la Santísima Trinidad y la de San Patricio, ambas pertenecientes a la Iglesia de Irlanda. La primera es considerada como la catedral diocesana de Dublín y la segunda como la catedral nacional de la Iglesia de Irlanda. Pero la religión católica romana, mayoritaria en Irlanda, no tiene ninguna catedral en esta ciudad

Esto ha sido así desde la Reforma protestante. En aquella época, como iglesia oficial, la Iglesia de Irlanda tomó posesión de la mayoría de las propiedades de la iglesia católica, entre las que se encontraban las dos catedrales. A día de hoy, la de la Santísima Trinidad, sigue siendo considerada por la Iglesia Católica Romana como la catedral oficial, ya que así fue designada por el Papa en el S. XII. A menos que el Papa revoque esta designación o conceda el estatus de catedral a otra iglesia, la principal iglesia católica romana de Dublín seguirá siendo designada como procatedral, esto es catedral en funciones. Este título le pertenece a la Iglesia de Santa María desde el S. XIX, que se construyó, cuando las Leyes Penales contra el catolicismo y otras religiones que no fueran de la Iglesia de Irlanda, cesaron.

Al norte de esta avenida se encuentra la plaza Parnell, otra de las cinco plazas georgianas de la ciudad. Se encuentra en un lugar menos tranquilo que la plaza Merrion o la de Fitzwiliam. A su alrededor se encuentran varios puntos de interés. Además, muchos de los edificios de la zona tienen una importante conexión con la historia moderna de la ciudad. Es también una buena zona para seguir viendo las bonitas puertas de colores que abundan en Dublín y en toda la isla. 

En el centro de la plaza se encuentra el hospital Rotunda que, fundado en 1745, fue el primer hospital de maternidad de Europa.

Al norte está la Galería Hugh Lane, que se encuentra en la bonita casa Charlemont, del S. XVIII. Sir Hugh Lane tenía una magnífica colección de obras, especialmente impresionistas, que donó a la galería. Sin embargo, al final prefirió donarla a la Galería Nacional de Londres. Pero murió antes de ordenar el traslado y, tras algunas disputas, se acordó que la colección se iba a compartir entre ambos museos. Así, las 8 pinturas, donde hay obras de Renoir, Manet y Degas, fueron divididas y su exhibición se alterna entre ambos museos. Además, entre las colecciones permanentes, se encuentra el estudio del pintor Francis Bacon. También se puede ver la sala de vidrieras, con importantes obras de Harry Clarke. Y también suele albergar exposiciones de artistas irlandeses contemporáneos. La visita es gratuita y aquí se encuentra la información sobre el horario del museo.

Enfrente se encuentra el Jardín del Recuerdo, que conmemora a todos aquellos que murieron para conseguir la libertad irlandesa. El jardín se abrió en 1966, en el 50 aniversario del Alzamiento de Pascua. En este lugar, además, se fundó los Voluntarios Irlandeses en 1913 y varios líderes del Alzamiento de 1916 pasaron aquí la noche, antes de ser llevados a la cárcel de Kilmainham. Es de libre acceso y está abierto de 9:00 a 17:00 (Oct-Mar, 10:00-16:00).

Cerca de la plaza Parnell se encuentra la quinta plaza georgiana de Dublín, la plaza Mountjoy. Esta se construyó a finales del S. XVIII y aquí ha vivido el escritor James Joyce. Se la considera la única plaza verdaderamente georgiana de la ciudad, pues es la única que es un cuadrado totalmente simétrico. Está rodeada por casas adosadas de ladrillo rojizo con sus típicas puertas de colores.

De camino a la Destilería Jameson se pasa por la Abadía de Santa MaríaEsta antigua abadía cisterciense, fundada en el S. XII, fue una de las más grandes e importantes de la Irlanda medieval. A día de hoy queda muy poco de ella. Sus ruinas se encuentran a 2 m bajo el suelo y pueden visitarse, pero están cerradas.

Cerca, puedes hacer una visita un poco macabra, a la Iglesia de San Michan. Esta data del S. XI, periodo vikingo de la ciudad, aunque sufrió grandes modificaciones en el S. XVII. Es conocida por sus criptas, donde puedes ver los cuerpos momificados de antiguos dublineses de los S. XVII-XIX. Se dice que esta cripta sirvió de inspiración a Bram Stoker para su famosa obra, Dracula. También se dice que en su órgano, Händel practicó su famoso Mesias, antes de que se interpretara por primera vez en la ciudad de Dublín. Intentamos verla de camino a la destilería, pero estaba cerrada. Según la información que hemos encontrado en internet, la visita a la cripta cuesta entre 3,5 a 7 €. Y los horarios que hemos encontrado son, de 10:00 a 12:45 y de 14:00 a 16:00. Los sábados sólo abre por la mañana.

Pronto se llega a la destilería Jameson. Nosotros, aunque no hicimos ningún tour, nos acercamos para ver la destilería que se encuentra en la plaza Smithfield. Es el sitio original donde se encontraba la fábrica, que estuvo en funcionamiento de 1780 a 1971. El edificio tiene mucho encanto y aprovechamos para tomarnos en la cafetería un buen café irlandés. 

Nos quedamos con las ganas de realizar alguna de las experiencias que proponían, pero pensamos que igual la pequeña no lo aguantaba bien. La destilería está abierta los 7 días de la semana y hay tours cada 30 minutos, desde las 10:00 hasta las 19:00 (domingos de 12:00 a 18:00). Las opiniones que leímos son bastante buenas. Puedes reservar esta experiencia, que combina la visita a la destilería Jameson y a la Guinness Storehouse.

Y si eres un amante del whiskey, y quieres profundizar en su historia, igual te interesa visitar el museo del Whiskey irlandés, que se encuentra junto al Trinity College. Pero si prefieres visitar otra destilería, tienes la posibilidad de visitar la destilería Teeling Whiskey, donde podrás probar su producto.

Junto a la destilería Jameson, está la torre mirador Smithfield, a la cual se puede subir. Queríamos haberlo hecho, pero creemos que estaba cerrada debido a la pandemia. Por lo que hemos leído, hay que subir a pie las escaleras, pero las vistas desde arriba hacen que el esfuerzo merezca la pena, nosotros no podemos confirmarlo. La entrada costaba 5€ y se compra en la recepción del cercano Hostal Generator.

 

Fuera del centro hay otras visitas que pueden ser interesantes.

Los muelles, The Docklands, es una de las zonas más modernas de Dublín, pues se regeneró en la década de los 90 y la década de los 2000. Puedes llegar andando desde el centro y por el camino ver el memorial a la Gran Hambruna, una escultura que no deja indiferente. 

La Gran Hambruna es un capitulo muy triste de la historia de Irlanda. Duró de 1845 a 1852 y se calcula, que alrededor de 1 millón de personas murieron y otro emigró del país en busca de nuevas oportunidades. Todo se desencadenó por una plaga de la patata proveniente de América, que destrozó los cultivos de toda Europa.

En esta zona se pueden ver edificios modernos y el puente de Samuel Beckett, diseñado por Calatrava. Es un paseo muy agradable por la orilla del río Liffey.

Además, aquí se encuentra el museo EPIC, el museo de la emigración. Las opiniones eran muy buenas y parece un museo interactivo y bastante ameno, donde se trata la vida de los muchos irlandeses que tuvieron que emigrar. Queríamos haber entrado, pero la pequeña estaba muy cansada y sólo quería jugar y correr por la calle, así que decidimos no entrar. Puedes comprar las entradas al museo Epic con antelación.

También se puede visitar el barco Jeanie Johnston, que explica el viaje de las muchas personas que se fueron del país durante la Gran Hambruna. También es posible comprar las entradas al barco con antelación.

Para llegar a los siguientes puntos de interés se puede utilizar el servicio público. Aquí puedes saber cual es la mejor forma de llegar a cada uno de ellos. 

Parque Phoenix, uno de los parques urbanos más grandes de Europa. Mientras paseas por él descubrirás muchos puntos de interés, incluido una manada de gamos. Entre los puntos a visitar se encuentra la residencia del presidente de Irlanda; la cruz papal de 27 metros erigida en 1979 cuando el Papa Juan Pablo II visitó Irlanda; el monumento a Wellington, un obelisco de 67 metros que lo hace el más alto de Europa y el castillo de Ashtown, la construcción más antigua del parque, una torre que data del S. XVII y que se encuentra al lado del centro de visitantes.

Guinnes Storehouse. Una de las actividades más populares de Dublín es visitar la fábrica de cerveza Guinness. Nosotros, por falta de previsión, nos quedamos sin entradas. Abren de 10:00 a 18:00 o hasta las 17:00, dependiendo del día de la semana. Hay diferentes tours en los que se puede visitar la fábrica, aprender a servir una Guinness y, por supuesto, saborearla. Es mejor comprar las entradas a la Storehouse con antelación.

La prisión de Kilmainham, fue abierta en 1796 y cerró en 1924. Aquí estuvieron presos muchas personas relacionadas con las diferentes luchas por la independencia del país. Entre estas paredes fueron ejecutados los 14 líderes del Alzamiento de Pascua. Se puede visitar dentro de un tour guiado, en donde se cuentan las tristes historias que aquí han ocurrido. Dura aproximadamente 1 hora. La prisión abre de 9:30 a 18:15 durante los meses de verano. De octubre a abril cierra a las 17:15, de abril a mayo y septiembre a las 17:45. 

Entre la prisión y la fábrica de cerveza, está el museo irlandés de arte moderno, que ocupa el antiguo Hospital real Kilmainham. Abre de 10:00 a 17:30, los domingos abre a las 12:00 y los miércoles a las 11:30. Cierra los lunes. La visita es gratuita.

Una buena manera de continuar con la visita de la prisión es el cementerio de Glasnevin, aunque se encuentra bastante alejado de ella. Este fue abierto en 1832 gracias a una campaña de Daniel O´Connell, donde pedía un cementerio donde enterrar dignamente tanto a católicos como a protestantes. Aquí se encuentran las tumbas de importantes nacionalistas irlandeses como Daniel O’Connell, Charles Stewart Parnell, Michael Collins o Éamon de Valera.

Además, se puede visitar la Torre O’Connell, terminada en 1855 y en cuya base se encuentra la tumba del Libertador. La torre mide unos 55 metros. La entrada costaba 9€ e incluía la exposición Experience Glasnevin. Abre de miércoles a domingo a las 11:00 y el último ascenso es a las 16.30.

El cementerio abre todos los días de 9:00 a 17:00, el centro de visitantes abre de miércoles a domingo de 10:00 a 17:00. Hay tours guiados de miércoles a domingos a horas especificas. Para más información aquí

Otra opción para hacer en Dublín, es un paseo en barco por el rio Liffey, para ver la ciudad desde otra perspectiva.

Malahide castle. A 14km del centro de Dublín se encuentra este castillo, cuyos orígenes se remontan al S.XII. Se visita dentro de un tour guiado. Abre de 9:30 a 17:30, último tour 16:30 (15:30 de nov a mar). La entrada al castillo que incluye los jardines costaba 14€ por adulto. También se puede llegar hasta él con esta excursión a Howth y al castillo de Malahide.

Si vas a estar varios días en Dublín, puedes aprovechar para descubrir algunos sitios costeros cercanos, como Dun Laoghaire, a 14 km; Howth, a 18km; Dalkey, a 17 km o Killiney, a 18 km. Hay muchas excursiones propuestas a estos lugares, donde además se incluyen actividades como probar el marisco de la zona.

– Recorrido por la costa de Howth de medio día.

– Ruta por la costa con cerveza artesanal y marisco.

Tour en bicicleta eléctrica por Howth.

Senderismo por la península de Howth.

Howth: senderismo por la costa y pintas de cerveza.

Excursión por los alrededores de Dublín: colina de Killiney y castillo de Dalkey.

Viaje en barco de Dun Laoghaire a Howth.

Qué comer:

Estos son los sitios donde nosotros comimos durante nuestra visita a Dublín. Aunque hablamos más de ellos en el post qué ver en Dublín en 3 días: nuestra ruta.

Queen of tarts: si te gustan las tartas, debes ir a este lugar. Todo un acierto, la nata que nos pusieron estaba buenísima. Se encuentra en Cow´s Lane.

Pub O´donoghue´s: aquí probamos el desayuno irlandés, Calle Suffolk, en uno de los extremos de la calle Grafton.

Eathos: un sitio perfecto cerca de la plaza Merrion para comer algo ligero, calle Lower Baggot.

The old Storehouse: pub irlandés donde cenamos con música en directo. En Temple Bar, Crown Alley 3.

Black sheep: un bar con mucho ambiente. Buen lugar para tomar una cerveza. Capel street 61

Y tomamos una cerveza en un pub muy original, pues se encuentra dentro de una iglesia, de ahí su nombre: the Church pub. Es más, aquí se casó hace unos 200 años Arthur Guinness.

En Dublín hay muchísimos pubs en los que querrás entrar. Y si quieres disfrutar de la noche dublinesa, igual te interesa este tour por los pubs de Dublín.

Y por supuesto, desde Dublín salen excursiones a los sitios más populares de la isla, sobre los cuales hemos escrito ya en en nuestro blog.

Excursión a los acantilados de Moher y Galway.

Excursión a Belfast y la Calzada del Gigante.

Excursión a Wiclow y Glendalough.

Excursión a Kilkenny.

Excursión a Cork.

Excursión al Valle del Boyne.

Excursión a los estudios de Juego de Tronos.

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Nos gusta mucho sacar fotografías en nuestros viajes. Para ello llevamos la cámara Nikon D3400 con objetivo Tamron 18-200. En los viajes largos llevamos también nuestra antigua cámara, la Canon Powershot G5x, por si tenemos problemas con la primera. Además, esta sigue siendo nuestra primera opción si vamos a la montaña, pues es pequeña y ligera. Siempre llevamos varias tarjetas de memoria. La mochila que usamos para llevar las cámaras es esta.

Nuestra guías favoritas para preparar nuestro viajes son la DK y la Lonely Planet.

2 comentarios en “Lo mejor de Dublín, Una guia para no perderse nada”

  1. Me ha traído muchos recuerdos esta entrada, ¡aunque estos se remontan al siglo pasado! 🙈 Aun así, recuerdo Dublín con mucho cariño, ¡me han entrado unas ganas enormes de volver!

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