Qué ver en el anillo de kerry

En nuestro cuarto día por Irlanda recorrimos una de las rutas más conocidas del país: el anillo de Kerry, donde aprendimos sobre los fuertes de piedra, nos asomamos a unos acantilados impresionantes, nos relajamos en una playa con ruinas, visitamos la ciudad donde veraneaba Charlie Chaplin y despedimos el día junto a unos ciervos en un mirador de ensueño ¿Nos acompañas? 

Collage de 8 fotos sobre que ver en el anillo de Kerry

Martes, 05-Oct-2021

Cómo visitar el Anillo de Kerry

Esta ruta turística circular de unos 179 km, rodea la península de Iveragh, donde está la cordillera Macgillycuddy’s Reeks y el Carrauntoohil, que, con sus 1039 m, es el monte más alto de Irlanda. 

La carretera es, en general, bastante estrecha y no muy buena, habiendo tramos especialmente angostos y sinuosos.

Puedes recorrer el anillo de Kerry en 2 direcciones: en el sentido de las agujas del reloj, desde Killarney a Kenmare terminando en Killorglin o en el sentido contrario.

Esta ruta es muy popular y existen muchas compañías que la ofertan. Los autobuses realizan la ruta en el sentido contrario a las agujas del reloj, esto es, comenzando en Killorglin. Por ello, se suele recomendar recorrer el anillo en el sentido de las agujas, para evitar encontrarse con ellos y visitar los lugares con menos gente.

Nosotros, que fuimos en temporada baja y en época de COVID, como no nos íbamos a encontrar con muchos turistas, decidimos recorrer el anillo en el sentido de los autobuses, para evitar cruzarnos con ellos en las carretas estrechas del recorrido. Al final, ni vimos muchos turistas, ni autobuses.

El anillo de Kerry lo puedes recorrer fácilmente en un día, o en menos tiempo si no paras en todos los sitios de interés posibles. Sin embargo, si quieres disfrutar de cada parada, dispones de tiempo y decides recorrerlo en 2 días, tampoco vas a tener mucho tiempo para aburrirte.

Si no tienes coche, puedes conocer los lugares que ver en el anillo de Kerry uniéndote a uno de los múltiples tours que lo ofertan. Te dejamos aquí unos cuantos:

Tour por el anillo de Kerry desde Killarney.

Tour por el anillo de Kerry desde Cork.

Tour de tres días por el anillo de Kerry y los acantilados de Moher desde Dublín.

Qué ver en el anillo de Kerry

En el siguiente mapa puedes ver nuestra ruta, en donde incluimos también el anillo de Skellig, que es una extensión de unos 20 km (puntos 7 – 11), que te recomendamos tomar, porque es en esta zona donde obtienes las mejores vistas.

Si le dedicas más tiempo a la ruta, puedes añadir también la visita a la isla Valentia o visitar las islas Skellig

Mapa con los lugares que ver en el anillo de Kerry 

En el mapa hemos indicado también lugares que ver en el anillo de Kerry que consideramos interesantes, pero que nosotros no pudimos visitar. 

Los números siguen el orden de su aparición en el texto.

Mapa con los lugares más interesantes que ver en el anillo de Kerry

El día amaneció nuboso, pero poco a poco se fue despejando hasta quedar un día soleado con una temperatura moderada. Vamos, un día perfecto.

Salimos de Killarney destino Killorglin a eso de las 8:30. De camino pasamos por Aghadoe. Las vistas desde allí de los lagos de Killarney y de la cadena montañosa MacGillycuddy’s Reeks son muy bonitas. No llegamos a parar por falta de coordinación entre conductor y copiloto, pero había sitios para aparcar y disfrutar de las vistas.

Killorglin

Llegamos a Killorglin y aparcamos gratis en un parking nada más cruzar el puente, girando a la izquierda en Annadale Road

Lo primero que hicimos fue buscar un sitio para desayunar y enseguida nos dio a la nariz la panadería Jacks Bakery & Deli, donde cogimos un par de cafés para llevar y, entre la gran selección de bollería que tenían, escogimos un scone, que nos decepcionó, y un bollo de manzana, que estaba muy rico. 

La verdad es que nos pareció un buen lugar para comprar comida para llevar y tomártela en algún sitio con buenas vistas, que en esta ruta abundan.

Killorglin, en nuestra opinión, no es una parada imprescindible. La ciudad sigue la estética de otras localidades irlandesas, edificios coloridos y una iglesia de piedra, pero no llega a destacar sobre otras. 

Por otro lado, Killorglin es famoso por la Puck Fair, un festival anual de 3 días que comienza el 10 de agosto con la coronación de una cabra a la que llaman el rey Puck. Puedes ver su estatua cerca del puente.

Glenbeigh, playa de Rossbeigh

De Killorglin nos dirigimos a Glenbeigh, y fue aquí cuando las vistas comenzaron a llamar nuestra atención. Teníamos que estar muy atentos al camino, porque de repente aparecían espacios un poco más grandes en la carretera que te permitían parar. En algunos de ellos vimos pequeños puestos de vendedores.

El pueblo de Glenbeigh en sí no es de gran interés, pero su historia y sus alrededores, playas, ríos, lagos, arte rupestre y rutas de senderismo, lo convierten en un gran destino turístico. De aquí parte una de las 9 etapas de la ruta de montaña Kerry Way, que te conduce por la península de Iveragh. 

Nuestro destino era la playa de Rossbeigh, a unos 4 km de Glenbeigh. Esta playa de 7 km de largo y aguas limpias, está galardonada con la bandera azul, aunque bañarnos no entraba dentro de nuestros objetivos.

Dejamos el coche en el aparcamiento, justo al lado de la entrada a la playa. Al lado del parking había un sitio donde ofrecían café y comidas, pero estaba cerrado. 

Pasear por la playa a esas horas fue un momento de gran tranquilidad; estábamos completamente solos y en los charcos de agua diseminados por la arena se reflejaba el cielo lleno de nubes. 

Disfrutamos de las vistas que teníamos de la península de Dingle y sólo cuando llegó el momento de marchar empezó a llegar alguna persona a pasear a los perros.

Nos pusimos en camino hacia nuestro próximo destino que era Cahirciveen (o Caherciveen, o Cahersiveen). 

Este tramo de carretera lo disfrutamos mucho por las vistas increíbles que teníamos, pero fue de los más estrechos del recorrido, con espacio para un solo coche. Aunque de vez en cuando había ensanchamientos en la carretera que permitían pasar a los coches que venían en sentido contrario. 

Además, vimos varios sitios para parar y disfrutar de las vistas a la playa de Rossbeigh y a la costa de la península de Dingle.

Cahirciveen

Y llegamos a Cahirciveen tras algo más de media hora. En esta parada visitamos varios puntos de interés.

– El centro de la ciudad, donde destaca la iglesia Daniel O’ Connell Memorial, la única en Irlanda llamada en honor a una persona laica.

 Las ruinas del castillo de Ballycarbery, que es privado y no puedes visitar.

Los Fuertes circulares de piedra Cahergal y Leacanabuaile, que son asentamientos fortificados de forma circular construidos entre los años 400 – 900 d. C. por todo el norte de Europa, especialmente en Irlanda. Estos Se construían con piedra o tierra y, en general, presentaban algún edificio en su interior. 

En Irlanda existen a día de hoy más de 40.000, aunque creen que había al menos 50.000, muchos de ellos desaparecidos a causa del desarrollo de la agricultura y la urbanización. 

Hay muchas teorías en cuanto al uso de estos fuertes, por ejemplo, que podían haber sido usados como granjas y para guarecer el ganado, como sitio defensivo, a nivel industrial o como señal de poder y riqueza.

El antiguo cuartel, Old Barracks, que fue construido a finales del s. XIX para proteger el enlace de cable telegráfico entre Europa y América, que se había tendido en 1866 desde la isla de Valentia hasta Terranova, en Canadá. 

Durante la guerra civil irlandesa, el edificio fue quemado para evitar que cayera en manos del ejército. Reconstruido entre 1991 y 1996, hoy en día es el centro de patrimonio, donde puedes aprender sobre la historia de Caherciveen y sobre su habitante más famoso, Daniel O´Connell

Daniel O´Connell es una de las figuras políticas y religiosas más importantes del siglo XIX en Irlanda y es conocido en todo el país como el Libertador, gracias a sus éxitos en la lucha en pro de la emancipación católica. Sus ideas y pensamientos han inspirado a líderes de todo el mundo, entre los que se incluyen Mahatma Gandhi y Martin Luther King.

Al llegar a Caherciveen aparcamos al comienzo de la calle principal, donde nos sorprendieron los colores tan llamativos de algunas de las casas. 

Esta calle tenía mucho ambiente y encontramos varios restaurantes. Uno de ellos, The Oratory, nos llamó mucho la atención, pues era una iglesia convertida en pizzería. Hubiera sido un buen lugar para comer, pero como era muy pronto, continuamos con nuestra visita. 

Volvimos al coche y pusimos rumbo al castilo de Ballycarbery. 

En el camino vimos el edificio The old Barracks, cuya  arquitectura atrajo nuestra atención al ser tan diferente a todo lo que lo rodeaba. Nos recordó un poco a las construcciones del rey Luis II de Baviera, pero en miniatura. 

Enseguida llegamos a las ruinas del castillo y aparcamos justo enfrente. Sabíamos que no era visitable, pero lo que no sabíamos es que tampoco te puedes acercar mucho. Aun así, las ruinas y el lugar nos parecieron bonitos.

Paseamos un poco por la zona para estirar las piernas y dejar correr un poco a la pequeña. Se lo pasó pipa viendo vacas y ovejas por todas partes. Además, en Irlanda le cogió el gusto a comer moras silvestres y los alrededores de este castillo estaban llenos de zarzas.

De allí nos fuimos a los fuertes de piedra que se encuentran a escasos 5 min en coche y aparcamos en un pequeño parking. 

Andando llegamos enseguida al fuerte de Cahergall, que ni nos lo esperábamos tan grande y cuidado, ni pensábamos poder caminar por su parte superior, ni sabíamos que la visita nos fuese a gustar tanto. Y es que este fuerte, construido alrededor del año 600 d. C., ha sido reconstruido y está en muy buenas condiciones..

El fuerte de Cahergall tiene un diámetro de unos 25 m, con unas paredes de unos 4 m en su punto más alto y 5 m de grosor. En sus paredes hay escalones que te permiten llegar a la terraza del círculo y recorrer todo su perímetro.

Desde lo alto disfrutamos de las vistas a la bahía, al castillo de Ballycarberry y al fuerte de Leacanabuaile. A nosotros nos parecieron maravillosas, especialmente en un día como el que nos salió, en el que el cielo tenía un precioso color azul. Además, el paisaje era muy verde y aquí y allá se veían ovejas pastando, Vamos, que todo era muy idílico. 

En el centro del fuerte puedes ver los restos de lo que pudo ser la vivienda de alguien importante hará ya unos 1000 años, pero eso a nuestra hija le daba igual, que se lo pasó en grande corriendo por entre las piedras sin saber cuánto tiempo había pasado desde su construcción. 

Durante la visita estuvimos solos y nos pareció que en esa zona de Irlanda se había parado el tiempo. 

Salimos y nos encontramos con un hombre de la zona que se puso a charlar con nosotros. Y es que los irlandeses son especialmente abiertos y simpáticos. Nos preguntó que de dónde veníamos y que qué estábamos viendo y también nos preguntó si habíamos oído algo acerca de ese virus que andaba por toda Irlanda. 

Pues igual sí que estaban un poco apartados del mundo.

Nos quedamos con las ganas de visitar el fuerte de Leacanabuaile, pues, a pesar de estas a sólo unos 5 minutos andando, decidimos no acercarnos.

Por lo que hemos leído, se encuentra en un estado un poco menos reconstruido que el de Cahergall y presenta varios edificios en su interior. 

Preparando este post descubrimos un mirador cercano, el Top of the rock viewing platformHay un parking al que se llega, según google maps, en 2 min en coche desde los fuertes y después un camino de 550 metros hasta la cima con vistas a Dingle, la isla Valentia y Caherciveen. En 2021 había que pagar 2,50€.

Nosotros usimos rumbo a Portmagee, que pertenece ya al Skellig Ring. 

Aquí está el puente que une isla Valentia con tierra firme. Nosotros decidimos no visitar esta isla para no saturar el día, pero puedes visitarla por libre o uniéndose a este tour por el anillo de Kerry e isla Valentia.

Portmagee

Al llegar, aparcamos en un parking gratuito a la entrada de Portmagee y aprovechamos para ir a los servicios, que, resulta, fueron subcampeones en la competición de los mejores baños de Irlanda en el año 2002. De lo que se entera uno viajando.

Portmagee es muy pequeño y enseguida llegamos al puerto. Paseamos por él disfrutando del olor a mar y a pescado y viendo los aparejos que usan para pescar langostas. 

En el puerto había paneles informativos sobre el pueblo y leímos sobre la vida del capitán Theobald Magee, de donde le viene el nombre. 

Este era un oficial del ejército del rey Jaime II, que se mudó a esta zona y se dedicó al intercambio de bienes entre Francia, Portugal e Irlanda, convirtiéndose en contrabandista de productos de gran interés, como el brandi, los textiles, el té o el tabaco. Aprovechándose de las numerosas ensenadas de esta zona de la costa desarrolló un trabajo rentable y difícil de controlar. 

Por cierto, para los aficionados al cine, Portmagee aparece en la película the Spirit of St. Louis, que está protagonizada por James Stewart.

Hacía una temperatura perfecta, los pescadores estaban trabajando, el olor a mar era estupendo, había gaviotas y mi hija decidió que ese lugar era perfecto para comer. No hubo más que hablar. 

Mientras le dábamos su puré, vimos a un hombre luchando con las gaviotas para salvar el sándwich que se estaba comiendo. Tenía muy buena pinta, así que tras preguntarle donde lo había comprado, nos fuimos al pequeño supermercado-ultramarinos que estaba a la entrada del pueblo donde los preparan. 

Los ingredientes los elegimos de entre los productos que vendían, embutidos, carnes, latas de conserva…, y luego le añadían vegetales y salsa. Los nuestros fueron de atún con lechuga y salsa agridulce y estaban muy ricos. Ciertamente, las gaviotas sabían muy bien lo que se hacían. 

De paso, aprovechamos para comprar una tableta de chocolate de la marca Skelligs Chocolate, que producen muy cerca de Portmagee.

En el pueblo vimos un par de restaurantes con muy buena pinta para probar el pescado y el marisco de la zona. Sin embargo, la mayor parte de ellos estaban cerrados. De hecho, cuando visitamos Portmagee el pueblo estaba prácticamente vacío. 

Islas Skellig

En temporada alta este pueblo pesquero es muy conocido porque de aquí parten los barcos que van a las islas Skellig, Na Scealaga, que son dos pequeñas islas rocosas a unos 12 km de la costa. Ambas son muy importantes por sus colonias de aves marinas. 

La más pequeña, Little Skellig, tiene la colonia de alcatraces más grande de Irlanda y no puede visitarse. 

La más grande, Great Skellig o Skellig Michael, se eleva más de 230 m sobre el mar y en ella hay un asentamiento monástico del s. VI, que fue nombrado patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1996. 

Aquí vivían, con gran austeridad, un pequeño grupo de monjes de S. Fionan en chozas de piedra, que estaban construidas en forma de colmena, bee hive huts, para que el agua de la lluvia no pudiera entrar. En el s. XIII, los monjes se mudaron a Ballinskelligs y la isla se convirtió en lugar de peregrinaje. 

Hoy en día, se ha hecho muy famosa por haber sido utilizada como escenario en películas de la saga de La guerra de las galaxias, donde los restos del monasterio son un antiguo templo Jedi.

Existen muchas compañías que ofertan tours para visitar la isla, pero sólo de marzo a octubre y hay que reservar con antelación, pues las plazas están bastante limitadas.

Como curiosidad, decir que existe una tercera isla Skellig, Lemon Rock, que es mucho más pequeña que las otras 2, pues sólo se eleva unos 20 m sobre el nivel del mar. 

Pues bien, esta es, junto a los Acantilados de Moher, la única localización fuera del Reino Unido que ha sido usada para las películas de Harry Potter. Más específicamente, Lemon Rock aparece en la película Harry Potter y el príncipe mestizo, cuando Harry y Dumbledore van en busca de un Horrocrux escondido en una cueva

Acantilados de Kerry

Tras visitar Portmagee, nos dirigimos hacía los acantilados de Kerry, Kerry cliffs, y, en apenas 10 min, ya habíamos llegado. 

A la entrada hay un amplio aparcamiento y un camión/caseta donde puedes comprar bebidas, cafés y algo para comer. Si hace bueno, lo mejor es que comas disfrutando de las vistas, pero si hace viento o frío, puedes tomarte lo que compres en un viejo autobús que han convertido en comedor. 

Visitar estos acantilados nos costó 4€ por persona y desde ellos tuvimos una de las mejores vistas de las islas Skellig y de la isla Puffin. También hay aseos y el precio de la entrada ha subido, pues en el verano de 2023 costaba 5€.

Para llegar a ellos, tienes que recorrer un pequeño paseo donde hay réplicas de las cabañas con forma de colmena donde vivían los monjes de las islas Skellig. Y al llegar al final, verás los tres miradores en los que querrás pasarte horas observando el paisaje. 

Bajo nuestro punto de vista, merece mucho la pena visitar estos acantilados de 300 m de altura que se formaron hace más de 400 millones de años. Las vistas que se obtienen son increíbles, con el contraste entre el azul del mar, el verde y el marrón de las montañas y el contorno irregular de las islas Skellig en el horizonte. 

Nosotros tuvimos muy buen tiempo y una gran visibilidad, lo que hizo que disfrutáramos mucho de esta visita. 

Puede que te interese saber que puedes acampar aquí. Para más información, te puedes poner en contacto con ellos a través de su página web. La verdad es que despertarte con estas vistas debe ser maravilloso.

Comparar estos acantilados con los de Moher nos resulta muy difícil.

Las visitas son siempre una mezcla de sensaciones y en los acantilados de Moher tuvimos peor tiempo y visibilidad y, al ser más conocidos, había más gente. De todas formas, no creemos que ninguno sustituya al otro y las vistas son, en ambos casos, espectaculares. 

De camino a la región de Ballinskelligs, muy cerca de los acantilados, hay un mirador, Cúm an Easpaig, con unas vistas impresionantes a estos y a los alrededores.

Y comenzamos aquí otro de los tramos de la ruta con vistas para quitar el sentido. 

Por supuesto, la carretera es muy estrecha y, a veces, para poder pasar 2 coches, uno tiene que retroceder hasta un punto donde haya más espacio. El camino dura unos 30 min, pero para el copiloto, que puede disfrutar de las vistas con total tranquilidad, se pasa volando.

Antes de llegar a Ballinskelligs, pasamos por la bahía de San Finians, donde puedes ver al fondo la isla Puffin y las islas Skellig. 

Nosotros paramos para ver su pequeña playa, que, según leímos, es muy conocida para practicar surf y otros deportes acuáticos. 

Muy cerca de esta parada, a unos 400 m, se encuentra la fábrica de chocolates Skellig, donde hay una cafetería que sólo abre de Semana Santa a Septiembre y donde puedes probar su chocolate y sus tartas. Además, puedes visitar la fábrica y ver como se produce el chocolate de manera gratuita.

Ballinskelligs

Y llegamos a Ballinskelligs, Baile an Sceilg en irlandés, que significa la ciudad de la roca escarpada, nombre que hace referencia a las islas Skellig. 

Por cierto, Ballinskelligs no es sólo un pequeño pueblo, sino una región de habla mayoritariamente gaélica.

Nosotros visitamos la playa de Ballinskelligs, que se llama Ba na Scealg, tras aparcar en el parking que hay junto a ella.

Estuvimos un rato paseando por la playa, que destaca por sus vistas a las ruinas de la Abadía Ballinskelligs y a las del Castillo Ballinskelligs.

El castillo es posiblemente del s. XVI y se le conoce también como el castillo de McCarthy Mór. Por su parte, la abadía se dice que fue construida en el s. XII por los monjes que salieron de Skellig Michael. Esta se dedicó a San Miguel y los monjes adoptaron la regla agustiniana.

Nos hubiera gustado dedicar más tiempo a esta parada y poder visitar las ruinas de la abadía. Sin embargo, decidimos seguir nuestro camino, pues íbamos a visitar más abadías durante el viaje. No obstante, el camino hasta ella y las vistas que desde allí se tendrán, tienen que ser bonitos.

La verdad es que a  nosotros nos hizo un día estupendo que llamaba a disfrutar de cada parada más tranquilamente. Suponemos que, si el día que se recorre el anillo de Kerry el tiempo no es bueno, no apetecerá quedarse más en cada parada y estas serán más cortas

Waterville

Conduciendo hasta la siguiente parada, pasamos por varias playas, como la de Inny. Y, enseguida, volvimos a la ruta oficial del anillo de Kerry para visitar el pueblo de Waterville.

Este es un lugar que, sobre el papel y mirando fotos, no parece muy interesante, pero tiene un paseo junto al mar muy agradable. Aun así, si dispones de poco tiempo, en nuestra opinión te la puedes saltar. 

Es un destino popular para veranear, siendo su veraneante más famoso el actor Charles Chaplin, que vino aquí con su familia durante más de 10 años.

Este hecho se conmemora con una escultura del cómico en mitad del paseo y la celebración en agosto del Festival de cine de comedia Charlie Chaplin.

Al llegar a Waterville, aparcamos en la calle principal. 

El día era perfecto y se notaba una gran tranquilidad. Entraban ganas de sentarse en un banco frente al mar y dejar pasar el día viendo como los niños volaban las cometas. 

Había un restaurante que nos llamó la atención al tener una langosta gigante agarrando una Guinnes, se llamaba, como no, The Lobster, y servían pescado y marisco. De haberle dedicado más tiempo, hubiéramos barajado comer aquí. 

Sin embargo, nuestros siguientes destinos nos estaban esperando así que nos pusimos en marcha enseguida

De camino a Caherdaniel, paramos en un parking de gran tamaño, Com An Chiste, que es un mirador con unas vistas espectaculares. Nos repetimos, lo sabemos, pero es que las vistas al mar durante gran parte del camino, en especial en esta zona, fueron espectaculares.

Al ser una costa escarpada, cada mirador ofrece vistas diferentes. En este caso, tuvimos bonitas vistas de las islas Scariff y Deenish y vimos la península de Beara. 

Según el panel informativo del mirador, esta zona, Kerry international dark sky reserve, es uno de los mejores lugares del planeta para observar las estrellas.

Antes de llegar a este mirador puedes visitar el fuerte de Loher del s. IX. Es a esto a lo que nos referimos, cuando decimos que al anillo de Kerry le puedes dedicar más o menos tiempo, en función de los intereses de cada uno. 

Nosotros, por ejemplo, decidimos no parar más que en los fuertes de Cahersiveen.

Playa de Derrynane

Desde aquí nos dirigimos a la playa de Derrynane. La carretera para bajar nos pareció nuevamente muy estrecha. 

Un desvío lleva a la casa de Daniel O,Connell, a la cual nosotros no fuimos, pero es un museo y se puede visitar.

En la playa había muy buen ambiente. Vimos a una pareja bañándose, cosa que nos dio mucho frio, y niños jugando en la arena. 

Desde aquí hay vistas a las ruinas de la abadía de Derrynane, que está situada en la isla abadía. 

Se cree que esta se construyó en el s. VI y sólo es accesible cuando la marea está baja. Ahora funciona como cementerio y los ataúdes son transportados a través de la playa. En él está enterrada la mujer de Daniel O,Connell.

De camino a nuestra siguiente parada, Sneem, pasamos por varios puntos en los cuales nosotros ya no paramos. 

Entre ellos está el fuerte de piedra de Caherdaniel, en la localidad que lleva su mismo nombre. Además, por el camino hay varias opciones para parar y disfrutar de las vistas. 

Hay también varias playas, como la de Brackaharagh, a la cual llegas muy fácilmente desde un parking en la carretera, o varias en Castlecove, para las cuales tendrás que desviarte. A

demás, en esta localidad se encuentra el fuerte de piedra Staigue, que, según leímos, puede ser el más impresionante de la zona.

Sneem

En Sneem paramos y dimos una vuelta por esta localidad de coloridas casas que llama la atención por estar dividida por un puente de piedra. 

Nos acercamos a este para disfrutar de las vistas y nos dieron ganas de bajar por unas escaleras para seguir investigando la ciudad, especialmente la zona del rio, pero el día se iba acabando y nos tuvimos que ir.

Kenmare

Y llegamos a nuestra última parada del anillo de Kerry, Kenmare, donde aparcamos en la calle principal y salimos a dar una vuelta. 

Esta localidad, de tamaño más grande que las anteriores, fue la que menos nos gustó. Y no porque fuera fea, sino porque llevábamos todo el día visitando pequeños pueblos con unos alrededores preciosos. 

La mayoría de los puntos de interés se concentran en el centro y se recorre en poco tiempo. Nosotros visitamos un círculo megalítico de gran tamaño tras pagar 2€.

Estos círculos de piedras fueron construidos en el 2200-200 a.C, se cree que con fines rituales y ceremoniales y parece que están orientados en relación a algún evento lunar o solar. 

El de Kenmare está orientado a la puesta de sol y las piedras del circulo rodean el Boulder dolmen, un monumento funerario. 

Parque nacional de Killarney

Y una vez completado el anillo de Kerry, pusimos rumbo de vuelta a Killarney. Nuestra idea era ver atardecer en el mirador Ladies view, en el parque nacional de Killarney. 

Enseguida llegamos al paso de montaña Moll´s Gap, desde donde puedes disfrutar de las vistas a la cordillera  Reeks de MacGillycuddy. 

Aquí hay una cafetería-tienda de la cadena Avoca, que encontrarás en otros muchos puntos de Irlanda. Nosotros la teníamos apuntado para desayunar allí, si haces la ruta en el sentido contrario al nuestro, aprovechando las espectaculares vistas. 

Cuando llegamos, como ya esperábamos, estaba cerrada. Esta cafetería sólo abre de abril a octubre.

Y nos sumergimos en un paisaje que, a esas horas cercanas al atardecer y completamente solos en la carretera, tenía un aspecto mágico: montañas de tonalidades marrones, lagos y alguna que otra cascada cayendo por las laderas.

A veces es difícil describir las sensaciones que uno tiene al visitar ciertos lugares. Y adjetivos como bonito o impresionante se quedan cortos. Seguramente, cada persona disfrutará del mismo lugar de manera completamente diferente, pues hay muchos factores que influyen en una visita: el tiempo, la gente, la hora del día o el propio cansancio.

A nosotros se nos hace complicado intentar transmitir la belleza de los paisajes irlandeses, pero ese día, a esa hora cercana al atardecer y totalmente solos, disfrutamos muchísimo del paisaje del parque nacional de Killarney.

Antes de llegar al mirador, hicimos una parada en un lago, en el Looscnaugh Lough viewpoint.

Y enseguida llegamos al ladies view. El nombre le viene de una visita de la reina Victoria en 1861, cuando sus damas se quedaron totalmente enamoradas de las vistas. 

Paramos en el primer parking que vimos, que era relativamente grande y tenía unas vistas maravillosas. Además, había un cartel anunciando el mirador y pensamos que ya habíamos llegado. 

Sin embargo, el mirador en el que aparcamos estaba a 1km de la tienda-cafetería Ladies view y del mirador principal. Os animamos a parar en ambos y decidir que vistas son mejores.

Desde donde estábamos teníamos unas vistas maravillosas de los lagos y del valle. Además tuvimos una grata sorpresa. Y es que a esa hora había muchos ciervos correteando libremente por la zona. 

Nuestra hija andaba un poco que no sabía muy bien que hacían por ahí esos perros tan extraños.

Después de disfrutar de las vistas junto con los ciervos durante un largo rato, volvimos a subir al coche. 

Hicimos nuestra última parada del día en el lago Superior, ya con las últimas luces del día. Y nos quedamos con ganas de disfrutar más de la zona, pero sin luz ya no tenía sentido. 

Sin embargo, no nos fuimos con pena, ya que al día siguiente volveríamos al parque nacional de Killarney. 

Si quieres saber más sobre esta visita, puedes leer nuestro post sobre el parque nacional de Killarney y la península de Dingle.

Llegamos a Killarney y aparcamos en el mismo sitio del día anterior, que era gratis a partir de las 18:30. 

Paseamos por la New street, observando los escaparates, pubs, restaurantes y los distintos colores de los negocios, hasta llegar a la catedral de Santa María que, por supuesto, estaba cerrada a esas horas. 

Volviendo sobre nuestros pasos, entramos en un restaurante que nos llamó la atención el día anterior: el Old Caragh, donde comimos estupendamente un Chowder y un Sheperds pie. Puedes encontrar más información sobre Killarney en nuestro post anterior

Y ya, contentos después de cenar, nos fuimos a nuestro alojamiento, no sin antes hacer una parada técnica en un supermercado para renovar existencias. 

Nosotros intentamos ir a los supermercados cuando ya ha oscurecido, para así no perder horas de luz comprando. Y, aunque tratamos de no comer mucha comida basura mientras vamos en coche, en Irlanda no podíamos evitar comprar las galletas de mantequilla típicas de Escocia.

Otros lugares interesantes que ver en el anillo de Kerry

Lugares que ver en el anillo de Kerry que nos llamaron la atención, pero que en un solo día nos fue imposible hacerlos:

– Visitar las Islas Skellig.

– Explorar la isla Valentia. A esta isla, de unos 11 km de largo, puedes llegar en coche, cruzando el puente que está en Portmagee, o en Ferry desde Renard Point de marzo a octubre. 

– Visitar Kells, un pueblo de pescadores entre Glenbeigh y Caherciveen. Aquí está Kells Bay Gardens, un antiguo jardín victoriano con una gran colección de plantas subtropicales. Tiene varias rutas y el Sky Walk Rope Bridge más largo de Irlanda. La visita es de pago.

– La iglesia de la isla, en el lago Currane (Lough Currane) cerca de Waterville. A las ruinas de esta iglesia románica del s. XII sólo puedes llegar en bote. 

Por lo que hemos leído, el bote se alquila a los locales. Es uno de los lugares menos visitados de Waterville y no sabemos cómo de difícil será alquilarlo.

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