Irlanda: Parque nacional de Killarney y Península de Dingle

En nuestro quinto día de ruta por Irlanda descubrimos un poco más el Parque Nacional de Killarney, donde pudimos ver un magnifico tejo dentro de un claustro. Además, conocimos la península de Dingle, donde recorrimos el Slea Head Drive, una de las carreteras escénicas más bonitas de Irlanda, y llegamos al punto más occidental de Europa. Asimismo, aprendimos sobre las piedras Ogham, la versión escrita más antigua del irlandés primitivo y terminamos el día viendo atardecer junto al molino de viento más grande de Irlanda aun activo ¿Nos acompañas?

Collage de 8 fotos sobre que ver en la península de Dingle

Miércoles, 06-Oct-2021

Nos despertamos y vimos que había amanecido menos nublado que el día anterior. Recuerdo a mi marido diciendo que el día pintaba bien… como nos reímos de esta frase más tarde.

Visita al Parque Nacional de Killarney

Castillo de Ross

Pusimos rumbo al Parque Nacional de Killarney, donde estaba nuestra primera visita del día: el castillo de Ross.

Aparcamos en el parking que hay muy cerca de este y, tras un pequeño paseo, llegamos al castillo construido en la primera mitad del s. XV y que está situado a los pies del lago Leane. El castillo se puede visitar de Marzo a Octubre.

Dentro del parque nacional se encuentran los lagos de Killarney, que son tres: el lago Leane, el más grande, el lago Muckross, también llamado lago Medio o lago Torc y que es el más profundo de Irlanda, y el lago Superior, el de menor tamaño y que nosotros vimos el día anterior volviendo de Kenmare

Estos lagos están rodeados por las montañas de la cordillera MacGillycuddy’s Reeks.

En el lago Leane puedes visitar la isla de Ross, que en realidad es una península, donde está el castillo del mismo nombre y la que se considera la mina de extracción de cobre más antigua de Irlanda, que comenzó a operar alrededor del 2400 a.C. 

En este lago hay también varias islas boscosas de pequeño tamaño, entre ellas la de Innisfallen, en donde se fundó un monasterio en el s. VII. Hoy puedes visitar las ruinas de esta abadía que datan de los siglos X-XIII.

A Innisfallen puedes llegar en barco desde los muelles de Ross y Reen en temporada alta. El viaje dura unos 10 min.

Viaje en barco a la isla de Innisfallen

Cuando llegamos, los alrededores eran inmejorables, con el castillo a los pies del lago y la niebla que no terminaba de levantar y que le daba a todo el conjunto un aire misterioso. 

Se veían barcas amarradas y supusimos que en temporada alta esa zona estaría bastante animada y la gente las alquilaría para dar un paseo por el lago. Sin embargo, a esa hora de un miércoles de octubre no había nadie.

Con buen tiempo, una buena actividad para hacer desde el castillo de Ross es un paseo en kayak por los lagos de Killarney

Otra opción sería un recorrido en crucero por los lagos, aunque, si quieres caminar un poco por el parque Nacional, puedes unirte a este recorrido a pie y en barco

Abadía de Muckross

Tras pasear un rato por la orilla del lago, nos dirigimos a la abadía de Muckross. 

De camino, nos llamó la atención el Lake hotel, que tiene en sus terrenos las ruinas del castillo McCarthy Mór del s. XII. 

Tras unos 20 minutos en coche, llegamos al aparcamiento que estaba a unos 500 m de las ruinas de la abadía de Muckross

El paseo fue muy corto y enseguida alcanzamos a ver su torre entre los árboles. La abadía está en buen estado de conservación y la visita es gratuita. 

No sabríamos decir si en temporada alta se encuentra uno con muchos visitantes, pero nosotros estuvimos solos en la visita.

Esta Abadía franciscana fue fundada en el s. XV por Daniel McCarthy Mor y, a lo largo de su historia, se destruyó y reconstruyó varias veces, hasta que, en el s. XVII, los monjes fueron expulsados por las tropas británicas. 

Al visitarla, lo que más llama la atención es su claustro, donde hay un tejo milenario que dicen es tan antiguo como el propio edificio.

En su cementerio se encuentran enterrados varios jefes de clanes de los siglos XVII y XVIII, incluidos los del clan O’Donoghue, así como importantes poetas gaélicos.

Nosotros paseamos libremente por las diferentes estancias, admirando como el paso del tiempo había ido haciendo de las suyas en el edificio. 

No había información sobre lo que veíamos, pero nos gustó el mapa en el que se indicaban las diferentes estancias y su antigua función, pues lo habían representado en azulejos y, por unos segundos, nos transportamos a Portugal.

Y pasando por puertas y pasajes, llegamos a la joya de la corona: el claustro con el gran tejo milenario. Allí nos quedamos un rato, mirando como el árbol dominaba todo el espacio mientras la pequeña correteaba feliz por el claustro. 

Seguimos explorando la abadía y subimos al piso superior, donde antiguamente estaban la cocina, el refectorio y los dormitorios. 

Y finalizamos la visita paseando por el cementerio, que a estas alturas ya no nos sorprendió que siguiera en uso.

Nosotros pusimos aquí punto y final a nuestra visita al parque nacional de Killarney, pero muy cerca puedes visitar la Muckross house, una mansión construida en estilo Tudor que en un momento de su historia resultó ser un regalo de bodas.

También quitamos de la ruta la cascada de Torc, a la cual puedes llegar desde el aparcamiento que está cerca de ella.

Aunque, si tienes tiempo, siempre puedes ir andando desde la abadía a la casa Muckross y, desde allí, a la cascada de Torc disfrutando del paisaje. 

En realidad, puedes rodear totalmente el lago Muckross siguiendo el Muckross Lake Loop de unos 15 km. 

Aquí encontrarás más información sobre el Parque Nacional de Killarney

El bus turístico de Killarney incluye muchas de estas paradas, como la cascada de Torc y la casa Muckross. Por eso, es una buena opción si no tienes coche. 

Otra manera de descubrir el Parque Nacional es en un tour en bicicleta

Visita a la península de Dingle

Nos pusimos en camino hacia la península de Dingle con la esperanza de que mejorase el tiempo en la hora que teníamos de camino, porque a las 11 de la mañana seguía nublado.

Si no tienes coche, pero quieres visitar esta parte del país, te puedes unir a una excursión a la península de Dingle desde Killarney o a este tour de tres días desde Dublín.

Mapa de la península de Dingle y el Slea Head Drive

Playa de Inch

Llegamos a la gran playa de Inch y aparcamos en el parking que está justo al lado de la arena. Aprovechamos para ir al baño y tomar un café en la tienda a la entrada de la playa. 

A esa hora la luz era muy bonita y se veían las montañas que la rodeaban. 

La playa tiene muchos kilómetros para pasear y también es popular para practicar surf. Nos imaginamos que en verano estará bastante concurrida, pues nos pareció perfecta para pasar un genial día de playa.

El siguiente destino era el pueblo de Ventry, nuestra primera parada en el Slea Head Drive, una carretera escénica de unos 50 km que rodea la península de Dingle. 

Por el camino teníamos apuntadas como posibles paradas alguna playa más y, en especial, las ruinas del castillo de Minard del s. XVI y la torre mirador Eask Tower, desde donde se deben de tener una vistas preciosas. 

Sin embargo, con el día que estaba haciendo, decidimos no hacer ningún desvío. 

Atravesamos la ciudad de Dingle, que es donde empieza y finaliza el Slea Head Drive, y comenzamos la ruta sabiendo que no íbamos a poder disfrutar al 100% de las maravillosas vistas. 

Como ya experimentamos el día anterior en el anillo de Kerry, la carretera era estrecha, de doble sentido y en muchos sitios con espacio para un solo coche.

Ventry

Llegamos al pequeño y colorido pueblo de Ventry y nos dirigimos a su playa, donde estuvimos un buen rato jugando.

El tiempo era frio y lloviznaba, pero había gente paseando al perro y padres con sus hijos jugando en la arena.

Seguimos nuestro camino sabiendo que la carretera iba totalmente pegada al mar, pero sin poder ver absolutamente nada. 

A veces se levantaban jirones de niebla y podíamos vislumbrar que realmente el mar seguía ahí, muy pegadito a nosotros.

Por el camino iban apareciendo las señales que indicaban los diferentes puntos de interés. 

El primero fue el Dunbeg Fort, un fuerte de la Edad del Hierro cuya entrada costaba 2€. Habíamos leído que lo mejor eran las vistas y, considerando que en ese momento del día la visibilidad era nula, decidimos no parar y seguir hacia delante. 

Muy cerca estaban las famine cottages, unas cabañas construida en el s. XIX que permiten hacerte una idea de cómo vivían las familias en los tiempos de la Gran Hambruna, un episodio muy duro de la historia de Irlanda. 

Decidimos no parar y seguir hacia las siguientes ruinas, el anillo de piedra Cathair na gConchúireach o Caher Conor o Fahan Beehive Huts, que, a día de hoy, mantiene 5 Beehive Huts, casas en forma de colmena o clochan.

Fahan Beehive huts

Aparcamos justo frente a la entrada y decidimos pagar los 3 € que costaba la visita. Queríamos movernos un poco y dejar pasar el tiempo, a ver si el día se iba aclarando. Al pagar, nos dieron algo de información sobre las cabañas y realizamos la visita por libre. 

La niebla no nos abandonó durante la visita, así que no pudimos disfrutar de las vistas. De todas formas, nos pareció interesante pasear por las ruinas y entrar en las casas. 

Estuvimos un rato dentro de una de ellas, imaginándonos cómo era vivir allí, especialmente en invierno.

A lo largo de esta ruta escénica hay varios lugares donde puedes ver las beehive huts, que fueron construidas con piedra sin usar cemento y es su techo abombado lo que les da su forma similar a una colmena. 

No saben con precisión cuando fueron construidas, pero se habrían usado hasta el 1200 d. C. Nosotros ya las habíamos visto en el anillo de Kerry, pues las más famosas se encuentran en Skellig Michael. 

En nuestra opinión, es bueno parar en uno de estos sitios para hacerse una idea de cómo son, aunque todo depende del interés de cada uno y de lo que se haya visto anteriormente. 

Después de la visita, nos dirigimos sin hacer más paradas a Slea Head. Por el camino vimos las señales hacia el Murphy Cashel y hacía las Beehive Huts de Hold ein Baby Lamb. Cuál es el mejor para parar, no lo sabemos.

Slea Head

Esta parte del recorrido tiene muy buenas vistas, pero nosotros no pudimos disfrutarlas. 

Al llegar a Slea Head, que reconocerás fácilmente por el crucero blanco, vimos esto:

Dunmore Head, playa Coumeenoole

Así que continuamos la ruta bastante decepcionados sin parar en el cercano mirador, Radharc na mBlascaodaí, que tiene unas buenas vistas de las islas Blaskets. La Gran isla Blasket puede visitarse en ferry desde el puerto de Dunquin, Ventry y Dingle. 

Y fuimos directamente al parking en Dunmore Head, el punto más occidental del continente europeo, donde se rodó, además, una escena de Star Wars: Episodio VIII. 

Muy cerca de allí vimos la señal del bar más occidental de Europa. No nos acercamos, pero nos pareció una forma bastante curiosa de anunciarse. 

Aparcamos y, para nuestra alegría, la niebla dejó de ser tan espesa. Aprovechando esta parcial visibilidad, bajamos hasta la playa Coumeenoole. Y fue este uno de los mejores momentos del día. Esta playa rodeada por rocas escarpadas y llena de bruma parecía ciertamente sacada de una película de Star Wars. 

Así que, tras disfrutar de la playa para nosotros solos y un poco más animados, continuamos con la ruta.

Nos hubiera gustado hacer el Dunmore Head Loop, de 2,6 km, que comienza donde habíamos aparcado, pero ese día no merecía la pena, así que partimos hacia nuestro siguiente destino: Clogherhead y la playa de Clogher. 

Clogherhead

En días de buena visibilidad, por el camino hay sitios para aparcar y disfrutar de las vistas, pero nosotros fuimos directamente a Clogherhead. 

La playa de arena nos pareció perfecta para sentarse allí y disfrutar del momento, pero como no estaba el tiempo para ello, enseguida nos dirigimos al Oratorio de Gallarus, sin parar en ninguno de los puntos que teníamos apuntados como wine beach.

Oratorio de Gallarus

Este edificio de piedra de unos 1300 años de antigüedad es el único ejemplo perfectamente conservado de este tipo de construcción. 

No saben con exactitud la fecha en que se levantó ni su uso, aunque estiman que data de los siglos VI-IX y alguna teoría lo sitúa en el s. XII. 

En cuanto a su función, se le ha asignado diferentes usos, desde iglesia paleocristiana o iglesia románica, hasta refugio para peregrinos y capilla funeraria. 

Para su construcción, las piedras se superpusieron sin el uso de argamasa, evitando así, la entrada del agua.

La entrada al Oratorio de Gallarus costaba 3€ e incluía un video de unos 10 minutos sobre el lugar. 

El oratorio está a unos 3 minutos andando de la entrada y es muy interesante a nivel histórico. Ahora bien, si ya has visto alguna beehive hutte o el tema no te interesa mucho, es una visita que, bajo nuestra opinión, se puede uno ahorrar.

Como el tiempo había mejorado, desde el oratorio pudimos ver las vistas hacia el océano, lo que nos animó bastante.

Iglesia de Kilmalkedar

Muy cerca del oratorio, a unos 3 km, se encuentra la iglesia de Kilmalkedar. Nos dirigimos hacia allí y aparcamos justo al lado. 

Esta iglesia, que se asocia a San Brendan, fue probablemente fundada por San Maolcethair, que murió en el año 636. Aquí se reunían los peregrinos que recorrían el Camino de los Santos, que va desde Ventry hasta el monte Brandon. 

Se cree que este lugar podría haber sido importante desde el punto de vista religioso desde antes de la llegada del cristianismo y llegó a convertirse en una de las parroquias más ricas de la diócesis de Kerry. 

Sus ruinas datan del s. XII y son un bello ejemplo del románico irlandés. Dicen que la iglesia está inspirada en la Capilla de Cormac en La Roca de Cashel.

Además, aquí puedes ver también interesantes monumentos en piedra:

– Dentro de la iglesia está la Piedra del Alfabeto del s. VI d.C., tallada con el alfabeto latino, las letras DNI, que se refieren a la palabra domini, y una cruz.

– En el cementerio hay una piedra Ogham del s. V-VI. 

Estas piedras de forma perpendicular presentan inscripciones en el alfabeto Irlandés Ogham, que es la versión escrita más antigua del irlandés primitivo. En ellas verás muescas y líneas horizontales o verticales, que representan los sonidos de este lenguaje. 

La mayor parte de estas piedras están en cementerios en Irlanda, aunque también puedes verlas en Gran Bretaña y Gales. Y, en la gran mayoría de los casos, las inscripciones son nombres personales. 

En la piedra de la iglesia de Kilmalkedar se puede leer: ẠṆM MẠỊLE-INBIR MACI BROCANN, que, traducido, sería algo así como: el alma de ‘Mael-Inbir hijo de Brocán. Esta piedra presenta una singularidad, un agujero en la parte superior.

– También es interesante un reloj de sol que está en el cementerio, probablemente de los siglos VIII o IX. Su presencia indica que este lugar ya era bastante rico en este período.

– Además, en el cementerio llama la atención una gran cruz de piedra de más de 2 metros de altura.

Muy cerca de la iglesia está la casa de San Brendan, un edificio medieval que pudo ser la casa del sacerdote, y, además, hay un pozo sagrado conocido como el pozo de San Brendan.

La visita a esta iglesia románica nos gustó más de lo que esperábamos. 

Al llegar, creímos que estaba cerrada, pero pudimos acceder a ella a través del muro que es muy bajo. 

La visita fue gratis y estuvimos un rato paseando por entre las ruinas buscando las bellas decoraciones que aun a día de hoy pueden verse, por ejemplo, en las puertas de la iglesia.

Dingle

Y de aquí nos dirigimos a Dingle, a donde llegamos a eso de las 15:30.

Tras aparcar en el parking de pago que se encuentra en el puerto, nos fuimos a recorrer la ciudad pesquera. Como teníamos bastante hambre, lo primero que hicimos fue buscar un sitio para comer.

Justo a la entrada del pueblo había un par de food tracks que servían fish and chips, café y otros snacks. Además, había mesas y bancos cubiertos. De haber sabido que a esa hora todo estaba cerrado, hubiéramos comido ahí, pero habíamos pasado frio y el tiempo no animaba a comer en la calle. Por lo que continuamos visitando el pueblo.

Paseábamos sin rumbo fijo, maravillándonos de los colores tan llamativos de las casas y del buen ambiente de la ciudad. Había mucho comercio y encontramos una ferretería que era a la vez un pub, cosa que nos hizo bastante gracia ¿Quién no ha necesitado comprar tornillos mientras bebía cerveza?

Sin embargo, el problema era que, a pesar de que encontrábamos muchos restaurantes con muy buena pinta, las cocinas estaban cerradas. 

Al final, acabamos en el restaurante con la decoración más llamativa de toda la ciudad: The Dingle Pub, con las paredes pintadas en blanco con tréboles verdes, muy irlandés. 

Aunque nosotros no entramos por la decoración, sino porque fue el único lugar que nos ofreció comida antes de las 17:00. 

Esta fue bastante decente, fish and chips y chowder, más una cerveza y una pinta, todo por 34€. Sin embargo, nos quedamos con las ganas de probar otros restaurantes que habíamos visto.

Antes de irnos, entramos en la iglesia de St. Mary y, junto a ella, está la Capilla del Sagrado Corazón, que alberga las bellas vidrieras del artista irlandés Harry Clarke

Esta forma parte del centro Diseart de espiritualidad y cultura irlandesa, aunque anteriormente fue el convento de las Hermanas de la Presentación. En el centro hay más exposiciones y un jardín donde relajarse. Quisimos entrar, pero estaba cerrado.

Dingle nos gustó mucho. La ciudad nos pareció agradable y disfrutamos paseando por sus calles llenas de colores. Creemos que podría ser una buena opción para pasar una noche mientras descubres la península de Dingle.

Connor Pass

Sin embargo, nosotros teníamos que continuar hasta Adare, uno de los pueblos más bonitos de Irlanda, donde íbamos a hacer noche y que estaba a 2 horas en coche desde Dingle. 

Nuestra intención era hacerlo a través del Connor pass, uno de los pasos de montaña más altos de Irlanda. 

La estrecha carretera de unos 12 km va de Dingle a Kilmore y las vistas que se obtienen son, según dicen, espectaculares.

Nosotros no podemos asegurarlo, porque cuando llegamos al aparcamiento que hay en el punto más alto, la visibilidad era nula. 

Como ya habíamos experimentado ese mismo día el conducir por una carretera sinuosa y estrecha rodeados completamente por la niebla, decidimos darnos la vuelta e ir a Adare por el camino más rápido.

Si el tiempo nos hubiera acompañado, teníamos pensado parar en un segundo aparcamiento del Connor Pass, donde hay una cascada. Desde allí nos hubiésemos acercado al lago Peddlar.

Tralee y el molino de Blennerville

El camino hacia Adare pasaba por Tralee, capital del condado de Kerry. 

No teníamos intención de visitar la ciudad, pero al entrar vimos el molino de Blennerville, que fue construido en 1800 y es el mayor molino de viento del país todavía en activo. 

Paramos para verlo más de cerca y disfrutar, además, del bonito color que tenía el cielo en ese momento. Se puede visitar.

Llegamos a Adare ya de noche y cenamos en el apartamento que se encontraba en el centro. 

Estábamos muy cansados, pero decidimos dar una pequeña vuelta para hacernos una idea de cómo era el pueblo.

Cuando estamos de viaje, miramos siempre el tiempo que va a hacer al día siguiente antes de acostarnos, especialmente después de haber sufrido un día tan nublado y teniendo en cuenta que íbamos a visitar los famosos acantilados de Moher. 

La predicción del tiempo era bastante mala y daba muy nublado en Moher a partir de las 12 del mediodía. Por lo que modificamos la ruta del día siguiente y adelantamos un poco el despertador antes de irnos, por fin, a dormir.

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