Salamanca es una ciudad monumental de color dorado, que te permite rememorar grandes obras de la literatura española y seguir los pasos de numerosos personajes célebres que, antes que nosotros, han recorrido sus calles empedradas. Déjate llevar por conchas, ranas y astronautas, y, si te cansas, no dudes en reponer fuerzas con alguno de sus ricos productos, como el embutido, el hornazo o el farinato ¿Nos acompañas?
Salamanca es una ciudad de tamaño medio en Castilla y León, que es perfecta para hacer una escapada de fin de semana.
Aquí podrás visitar bellos monumentos, probar una rica gastronomía, disfrutar de su gran ambiente y, si te queda tiempo, conocer la provincia, que está llena de lugares de interés, como Ciudad Rodrigo, La Alberca o Mogarraz.
No exageramos al decir que Salamanca es una de las ciudades más bonitas de España. Así, en su casco antiguo descubrirás la Universidad, que destaca por su belleza e importancia histórica, dos catedrales, la Plaza Mayor, iglesias monumentales y palacios de sorprendentes fachadas.
Y si no nos crees, sigue leyendo, pues te vamos a mostrar los mejores lugares que ver en Salamanca.
Índice
Cómo llegar a Salamanca
Esta ciudad universitaria se encuentra a unos 200 km del aeropuerto de Madrid. Así, para encontrar el vuelo que mejor se adapte a tus fechas y presupuesto te recomendamos entrar en Skyscanner.
Otra manera de llegar a ella es en autobús o en tren. La estación de autobuses se encuentra a unos 15 minutos de la plaza Mayor y la de trenes a unos 25 minutos.
Si vienes en coche, no lo vas a necesitar más, pues el centro de Salamanca es pequeño y en gran parte peatonal. Por eso, lo mejor es que lo aparques en algún parking o busques alguna calle fuera del centro de la ciudad.
Historia de Salamanca
Orígenes
Su historia comienza en el Cerro de San Vicente, allá por los siglos VII y IV a.C, durante la Edad de Hierro. Hoy en día, hay un yacimiento arqueológico que muestra los restos encontrados en ese área.
En los siglos posteriores, se fueron formando nuevos asentamientos. Uno de ellos, el de San Isidro, llegó a alcanzar un gran tamaño y a tener foso y murallas.
Las valientes mujeres salmantinas
En el año 220 a.C, Aníbal sitió Salamanca y, a cambio de dinero y rehenes, levantó el asedio. Sin embargo, los ciudadanos no cumplieron su palabra y Aníbal les atacó.
Aquí entraron en juego las valientes mujeres salmantinas, que, escondiéndose armas debajo de la ropa, se las pasaron a los hombres en el momento adecuado y ayudaron en el ataque de las tropas del cartaginés. No ganaron, pero su astucia y valentía dejaron tan impresionado a Aníbal que les devolvió la ciudad y el dinero.
Salamanca romana
Salamanca se romanizó, siendo conocida como Helmántica y adquiriendo importancia comercial.
A día de hoy, puedes ver recuerdos tan importantes de esta época como el puente romano, construido en el S. I d. C, y la Ruta de la Plata, una calzada que atraviesa España de norte a sur por su parte oeste.
Tras el Imperio Romano
Tras la caída del Imperio Romano, estas tierras fueron conquistadas sucesivamente por alanos, visigodos y musulmanes. Tras la Reconquista, a finales del S. XI principios del S. XII, nuevos repobladores llegaron a la ciudad. Entre ellos había francos, mozárabes, serranos, portogaleses, judíos y castellanos.
En 1102, se estableció la sede episcopal, siendo su primer obispo Don Jerónimo de Perigeux, obispo de Valencia y compañero del Cid Campeador. Fue entonces cuando se comenzó a construir la Catedral, de la que surgió la importante Universidad de Salamanca, la más antigua en activo de España.
La época de los Reyes Católicos fue un buen periodo para la ciudad, pues no sólo apoyaron a la universidad y a la ciudad, sino que el comercio de la lana fue muy fructífero.
Más tarde, durante la Guerra de la Independencia, Salamanca estuvo ocupada por los franceses, que ocasionaron muchos daños en el Patrimonio. Finalmente, tras la famosa batalla de los Arapiles, que ocurrió cerca de Salamanca, el ejército francés cayó derrotado frente a españoles e ingleses liderados por el duque de Wellington. De esta época hay que destacar la figura salmantina del guerrillero Julián Sánchez el Charro.
Si te interesa esta parte de la historia, puedes participar en este tour por la Salamanca Napoleónica.
Durante la Guerra Civil, Salamanca estuvo en el bando nacional y Franco se instaló aquí por un periodo de tiempo en el palacio Episcopal, hoy museo de la ciudad.
En 1988, Salamanca fue nombrada ciudad patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Salamanca y su color dorado
Un hecho que te puede llamar la atención es el color dorado de su casco histórico, debido a la piedra con la que están construidos sus edificios. Esta viene de las canteras de Villamayor, que están a unos 7 km de la ciudad y, desde 1940, está prohibido construir en el casco antiguo con otra piedra que no sea esta.
Esta piedra arenisca tiene un color amarillo pálido cuando sale de la cantera, pero con el tiempo adquiere su peculiar color dorado debido a la oxidación de las partículas de hierro que tiene. Además, tras ser extraída, es blanda y se talla fácilmente, lo que ha permitido realizar las extraordinarias representaciones del arte plateresco, tan común en Salamanca.
Qué ver en Salamanca
Una buena idea para empezar a descubrir la ciudad es realizar este free tour por Salamanca, que es perfecto para conocer su centro histórico. Sin embargo, como destino popular que es, en Salamanca se ofertan bastantes tours guiados. Así, en base a tus intereses, puede que te apetezca unirte a algún otro:
– Free tour de las leyendas de Salamanca, que las hay muchas y muy interesantes.
– Tour literario por Salamanca, Antonio de Nebrija, Cervantes, Fernando de Rojas, Carmen Martín Gaite ¿Quién da más?
– Free tour teatralizado por Salamanca, una manera diferente de conocer la historia de la ciudad.
– Tour nocturno por Salamanca, porque no puedes dejar de irte sin pasear por sus calles iluminadas. Además, suele haber menos gente visitándola.
Nosotros, para ayudarte a descubrir la ciudad, hemos trazado una ruta circular con los mejores lugares que ver en Salamanca, que, aunque no es muy grande, tiene un gran número de puntos de interés.
Así, puedes visitarla en un día, pero si quieres entrar en sus monumentos y descubrir el centro con calma, dos días están muy bien. Además, su oferta gastronómica es muy amplía, por lo que merece la pena que lo tengas en cuenta.
Este es el mapa de la ruta que te proponemos, donde hemos marcado en negrita los lugares que consideramos imprescindibles.
Y ya, sin más dilación, abre bien los ojos, porque vamos a comenzar un paseo por la ciudad de Salamanca
- 1. Plaza Mayor
- 2. Palacio de Monterrey
- 3. Calle de las Úrsulas
- 4. Colegio del Arzobispo Fonseca
- 5. Iglesia de la Purísima
- 6. Calle de la Compañía, Plaza de San Benito
- 7. Clerecía y Casa de las Conchas
- 8. Patio de Escuelas
- 9. Catedral Vieja y Nueva, Palacio Anaya
- 10. Patio Chico, Casa Lis, Huerto de Calixto y Melibea
- 11. Puente Romano
- 12. Cueva de Salamanca, murallas
- 13,14. Convento de San Esteban y de las Dueñas
- 15, 16. Plaza Colón y palacio de la Salina
- 17. Iglesia de San Martín
- 18. Mercado central
- 19. Iglesia de Sancti Spiritus
- 20. Iglesia en tienda de ropa
- 21. Plaza de los Bandos
- 22. Barrio del Oeste
Plaza Mayor de Salamanca
Comenzamos en la Plaza Mayor, centro y corazón de la ciudad y, por supuesto, uno de los lugares que tienes que ver en Salamanca sí o sí.
Anteriormente, aquí estaba la plaza del mercado o de San Martín, llamada así por la iglesia que se encuentra en este lugar desde el S. XII. Este espacio era considerado como “la plaza más grande de la cristiandad”, pues se extendía por lo que, a día de hoy, son cuatro plazas diferentes, la del Corrillo, la del Poeta Iglesias, la del Mercado y la Plaza Mayor, esto es, casi cuatro veces más grande que la actual.
Así, la Plaza Mayor se construyó a mediados del S. XVIII en estilo barroco, siguiendo el estilo de la plaza mayor de Madrid. Su arquitecto fue Alberto Churriguerra, a quien le siguió Andrés García de Quiñones. Sin embargo, la idea original nunca se completó, pues se habían planificado dos torres a ambos lados de la espadaña, que, si quieres saber cómo eran, te tendrás que fijar en la Clerecía, pues el modelo se usó para completar sus torres.
Durante su historia, esta plaza ha tenido en su centro jardines, un quiosco de música, urinarios públicos, ha estado abierta al tráfico y ha servido de plaza de toros. Sin embargo, a día de hoy, es un espacio totalmente diáfano.
Según Miguel de Unamuno, la Plaza Mayor «es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico”, pues ninguno de sus lados mide lo mismo. Estos se conocen como el Real (lado este), el de San Martín (lado sur), el de Petrineros, donde estaban los artesanos del cuero (lado oeste), y el Consistorial, donde se encuentra el ayuntamiento (lado norte).
Hoy día, este cuadrado imperfecto es perfecto para sentarse y contemplar cómo se desarrolla la vida salmantina. Para ello, puedes acomodarte en alguna de sus terrazas o en uno de sus bancos. De este modo, coincidirás con muchos grupos turísticos, pero igual también ves algún salmantino ataviado con la típica capa charra o con alguna tuna tocando serenatas. Y si llueve, no te preocupes, porque los soportales que la rodean te protegerán del agua.
Sobre la Plaza Mayor hay un detalle muy curioso que me contaba mi abuela. Y es que antiguamente, los jóvenes de Salamanca venían aquí a pasear, las chicas la recorrían en un sentido y los chicos en el otro, así sabían quién estaba e iban entablando contacto visual.
Hoy en día, la plaza sigue siendo punto de encuentro. Así, si algún salmantino te dice para quedar debajo del reloj, que sepas que es el del ayuntamiento.
Una buena manera de empezar a conocer Salamanca es desayunando un chocolate con churros en una cafetería de toda la vida como Las Torres. Avisamos que es muy popular y suele estar llena tanto en los desayunos como en las meriendas.
Por eso, si no encuentras sitio, hay otras cafeterías con mucha tradición a las que también puedes ir, como los Escudos o el Casino, y, por supuesto, el Novelty, el café más antiguo de Salamanca, que fue fundado en 1905. Este fue lugar de encuentro de artistas, escritores y políticos, como Miguel de Unamuno, Carmen Martín Gaite o Torrente Ballester, que vivió en Salamanca hasta su muerte y cuya escultura te da la bienvenida desde su rincón favorito del Novelty. Además, aquí se fundó la Unión Deportiva Salamanca y Radio Nacional de España, ahí es nada.
Pero bueno, por cafeterías no va a ser, que hay muchas por esta zona, por ejemplo, para los amantes de Starbucks, en la plaza mayor hay uno.
Dar una vuelta por la plaza es algo obligatorio que hacer en Salamanca. Aquí verás tiendas, bares y restaurantes. Entre los negocios hay uno que te hará la boca agua, la pastelería de Santa Lucía. Nosotros todavía no hemos probado nada que no nos haya gustado y su roscón de Reyes está buenísimo.
Hay, además, un par de joyerías que venden filigrana charra, trabajo de orfebrería típico de esta zona, donde destaca el botón charro, un símbolo muy representativo de la provincia. Tradicionalmente, este tenía una bola principal, que representaba a la ciudad de Salamanca, y 8 más pequeñas, una por cada una de sus comarcas. Sin embargo, a día de hoy hay diferentes modelos.
Su origen es un misterio y hay varias teorías que tratan de explicarlo. Algunas dicen que proviene de un disco solar celtíbero y que pudo usarse en los S. II y I a. C. Otras que proviene de los romanos y visigodos, que utilizaban alguna pieza similar para decorar sus ropajes. Sea como fuere, a partir del S. XVII, los maestros orfebres empezaron a realizarlo de manera frecuente para decorar los típicos trajes charros.
Asimismo, en la Plaza Mayor verás muchas curiosidades, como una pequeña inscripción en el arco junto a la pastelería de Santa Lucía que dice: “Aquí se mató una mujer, rueguen a Dios por ella. Año de 1838”.
Además, no puedes dejar de fijarte en las fachadas de la plaza, donde destacan sus balcones, regularmente dispuestos, y sus más de 60 medallones.
Y es que cada lado de la plaza sigue una temática diferente. Así, en el lado de los petrineros los medallones muestran personajes importantes que han tenido relevancia en Salamanca, como Unamuno, Santa Teresa de Jesús, Cervantes o el duque de Wellington, el pabellón real está reservado para miembros de la realeza, en el de San Martín verás militares y conquistadores, como el Cid, Cristóbal Colón o Hernán Cortes, y el del ayuntamiento se reserva para personalidades relevantes y algún miembro de la realeza. Además, aún quedan más de 20 medallones vacíos que esperan a ser esculpidos.
Sin embargo, del que más se ha hablado ya no está, pues el medallón de Franco, que estaba en la esquina con la calle Toro, se quitó en 2017 en cumplimiento con la ley de la memoria histórica. Aunque es el caso más reciente, no ha sido el único medallón retirado a lo largo de la historia.
Palacio de Monterrey
Salimos de la plaza por la calle del Prior en busca de otro edificio que ver en Salamanca, el palacio de Monterrey, que muestra detalles en estilo plateresco, un estilo que apareció entre el gótico tardío y el Renacimiento y del cual Salamanca es la ciudad por excelencia.
Este palacio, que pertenece a la Casa Ducal de Alba, fue construido en el S. XVI, pero no llegó a completarse, pues sólo se levantó una de las cuatro alas planificadas. Si ya es imponente ¿Cómo hubiera sido totalmente acabado?
Actualmente, lo puedes visitar para conocer sus habitaciones, disfrutar de las vistas desde la terraza y echar un vistazo a las cocinas y las salas de servicio. Información sobre la visita.
A prropósito, puedes reservar con antelación tus entradas al Palacio de Monterrey, uno de los monumentos más emblemáticos que ver en Salamanca.
Calle de las Úrsulas
Tomando la calle Bordadores, llegamos a una zona con muchísimo encanto y a la que no suelen llegar muchos turistas, la calle de las Úrsulas.
Aquí te encontrarás con la estatua de Miguel de Unamuno, que está mirando hacia su casa, la casa del Regidor Ovalle Prieto, donde murió el último día de 1936.
A su lado está la casa de las Muertes, llamada así porque su bella fachada plateresca está decorada por cuatro calaveras. Además, existen varias leyendas que cuentan extraños sucesos que ocurrieron en ella, como un asesinato de cuatro personas en el S. XIX.
Por otro lado, esta calle empedrada, donde los árboles ofrecen una agradable sombra en verano, está llena de conventos. Eso sí, a día de hoy, están todos vacíos, es decir, sin monjas.
Así, el primero es la iglesia de Santa María de los Caballeros, que está cedida a la comunidad Ortodoxa Rumana. Hasta el 2000, formaba parte del convento de las Adoratrices.
El segundo es el que da nombre a la calle y ocupa su mayor parte, el convento de la Anunciación, más conocido como de las Úrsulas. Las últimas monjas se fueron en 2018 y ahora es un museo.
Este convento franciscano femenino fue fundado en el S. XV y, en un principio, el edificio era de menor tamaño. Sin embargo, Alonso II de Fonseca, arzobispo de Santiago y sobrino de la fundadora, apoyó su ampliación, pues pensaba convertirla en su capilla funeraria. Así, si entras, podrás ver su imponente sepulcro en mármol hecho por Diego de Siloé.
Por último, está la iglesia de la Vera Cruz, donde, hasta 2018, estuvo el convento de las Esclavas del Santísimo Sacramento.
Esta es una pequeña capilla cuyo interior te va a sorprender por su decoración barroca. Y, si te gusta la Semana Santa, que sepas que aquí están las imágenes de la hermandad más antigua de la ciudad. De hecho, fue esta quien la mandó construir en el S. XVI.
Una curiosidad sobre esta calle es que fue la primera localización de la plaza de toros, que se encontraba en lo que fue el jardín del palacio de Monterrey. Se inauguró en 1840 y no duró mucho, poco más de 20 años.
La calle de las Úrsulas termina en el Campo de San Francisco, que es el parque más antiguo de la ciudad. Recibe el nombre del antiguo convento de San Francisco el Real, cuya huerta se encontraba aquí.
Colegio del Arzobispo Fonseca
Enfrente del Parque se encuentra el Colegio del Arzobispo Fonseca, que fue uno de los cuatro Colegios Mayores de la ciudad y el único que queda. Fue fundado en el S. XVI para los estudiantes gallegos por el arzobispo Alonso III de Fonseca, hijo del que está enterrado en la iglesia de las Úrsulas.
Cerrado a finales del S. XVIII, sirvió de hospital y nuevamente de colegio mayor, pero esta vez ocupado por clérigos irlandeses, pues el suyo había sido destruido durante la ocupación francesa. Es por ello que también se le conoce como colegio de los irlandeses.
Merece la pena que te acerques a visitarlo, pues es una joya del arte renacentista con añadidos platerescos. Además, al estar fuera del centro, no suele estar muy concurrido.
En verano se organizan en su claustro conciertos y representaciones teatrales dentro del programa las noches del Fonseca.
Puedes visitar el claustro bajo y la capilla del Colegio de 10:00h a 13:30h y de 16:00h a 19:00h, y la colección de relojes de 12:00 a 13:30 y de 17:00 a 19:00. La entrada normal cuesta 2€.
Justo enfrente está la iglesia de San Blas, cuyos orígenes se remontan al S. XIII y que actualmente funciona como auditorio. Durante la Guerra de la Independencia se usó como cuartel de las tropas napoleónicas, sufriendo muchos daños. Acabó funcionando como carbonería hasta que recibió su actual uso.
Y es que en la Guerra de la Independencia esta zona fue conocida como el barrio de los Caídos, por los muchos destrozos que se causaron. Si quieres saber más sobre la historia de la ciudad durante este momento histórico, puedes unirte al tour por la Salamanca napoleónica.
Desde aquí disfrutarás de unas buenas vistas a la iglesia de la Clerecía, que es una de las iglesias que ver en Salamanca de la te hablaremos enseguida.
Iglesia de la Purísima
Bajando por la calle Ramón y Cajal regresamos a la plaza de las Agustinas, donde está el palacio de Monterrey y el convento e iglesia de las Agustinas Recoletas, más conocido como la Purísima, que destaca por su bonita cúpula y su gran pórtico.
El convento y la iglesia fueron mandados construir en el S. XVII por Don Manuel de Zúñiga y Fonseca, VI Conde de Monterrey. Según dicen, el origen de su fundación se debió al deseo del Conde de que una de sus hijas, nacida fuera del matrimonio, procesara en él. Sin embargo, aunque es cierto que su hija fue monja en este convento, esto no puede ser cierto, pues la niña nació cinco años después del comienzo de la construcción.
Así, la iglesia es la capilla funeraria del Conde y de su mujer, Leonor María de Guzmán, hermana del Conde duque de Olivares, valido de Felipe IV. Sus sepulcros los verás a ambos lados del altar.
Aunque el convento es de clausura, la iglesia es pública y te recomendamos entrar. Del más puro estilo del Renacimiento italiano, su interior te va a sorprender por su elegancia, donde se nota la mano de los autores italianos que aquí trabajaron.
Del mismo modo, el mármol de sus elementos decorativos recuerda también a las iglesias italianas. De hecho, fueron diseñados y cortados en Nápoles, tras lo cual viajaron en barco hasta Cartagena y de allí, en carros tirados por bueyes, llegaron a Salamanca.
Y estoy dejando lo mejor para el final. Nada más entrar en la iglesia, tus ojos se dirigirán al altar mayor, donde hay un maravilloso retablo de mármol, en cuyo centro destaca el gran lienzo de la Inmaculada de José de Ribera, conocido como el Spagnoletto.
Este está acompañado por tres cuadros de pintores italianos y un cuarto que ha sido atribuido al pintor flamenco Rubens. Es el de San Agustín, que está en la parte inferior derecha. Además, la pintura de La Piedad en la parte superior también es de Ribera. Asimismo, en los laterales de la iglesia hay dos cuadros más de este pintor, San Jenaro y San Agustín.
Algo curioso sobre esta iglesia, es que el cuadro de la Inmaculada y el altar fueron diseñados antes que el edificio, por lo que puede decirse que la Purísima es una iglesia pensada para alojar este cuadro.
Otro dato que te va a gustar sobre esta maravillosa iglesia que ver en Salamanca es que su visita es gratuita, aunque si quieres verla desde otra perspectiva, puedes subir al coro por 1,5€ o pagar 3€ y visitar también la cripta.
Calle de la Compañía
Tomamos ahora la calle de la Compañía, que es una de las más bonitas que ver en Salamanca. El nombre le viene de la orden religiosa que había aquí, la Compañía de Jesús o Jesuitas.
Desde la plaza de las Agustinas tienes una espectacular vista de esta calle, con el colegio del Espíritu Santo y sus múltiples ventanas y las torres de La Clerecía al fondo. También en la otra dirección hay una bonita perspectiva, pues en el otro extremo de la calle está el palacio de Monterrey.
Y aunque la Compañía no sea muy larga, está llena de bellos edificios.
Así, el primero que nos encontramos es el convento de la Madre de Dios, que está en la plaza de San Benito, donde destacan dos casas-palacios con bonitas fachadas, la de Francisco de Solís y la de Diego Maldonado. Además, en el centro verás la iglesia de San Benito, que es de estilo gótico y sustituyó a un templo románico del S. XII. En ella destaca su fachada plateresca.
La parroquia de San Benito fue protagonista de la llamada Guerra de los Bandos, que tuvo lugar en el S. XV y que hizo tambalear la vida en la ciudad. Y es que había dos bandos enfrentados que estaban liderados por familias de la nobleza que luchaban, como no, por el poder. Estos eran los Benitinos, agrupados en torno a la parroquia de San Benito, y los Tomesinos, alrededor de la de Santo Tomé, que ya no existe. Este conflicto acabó gracias a San Juan de Sahagún, actual patrón de Salamanca, que logró traer la Paz a la ciudad.
Y llegamos al final de la calle, su parte más sorprendente, donde se enfrentan dos edificios de gran belleza que ver en Salamanca, la casa de las conchas y la iglesia del Espíritu Santo, más conocida como la Clerecía.
Por cierto, a este tramo se le conoce popularmente como la calle o esquina de los tres coños. Y es que al llegar a este punto uno exclama !coño que bonito!, y al mirar arriba dice !coño que alto!. El tercero viene al sentir el aire gélido que suele soplar por esta zona, !coño que frio!.
Hay otra versión que decía, !coño cuantos curas!, al encontrarse aquí el seminario diocesano.
Casa de las conchas
Este emblemático palacio, mezcla de estilos gótico, mudéjar y renacentista, tiene una fachada preciosa decorada con más de 300 conchas. Además, presenta ventanas góticas protegidas por bellas rejas, escudos nobiliarios y una puerta de entrada bellamente decorada.
La Casa de las Conchas se construyó a finales del S. XV y principios del XVI y fue un encargo de Don Rodrigo Maldonado de Talavera, que fue catedrático de la Universidad y regidor de la ciudad. Debido a su muerte, fue terminado por su hijo, que se casó con Juana de Pimentel, dama de la Reina Isabel la Católica.
Y si el edificio llama la atención, debió de llamarla aún más en sus orígenes, pues tenía dos torres. Sin embargo, en el S. XVIII, se tuvo que derruir una por motivos estructurales y la que actualmente se conserva tuvo que ser rebajada de altura.
A lo largo de su historia, el palacio ha tenido diversos usos. Así, ha servido de cuartel y colegio y sus sótanos llegaron a ser cárcel de la Universidad. A día de hoy, es una biblioteca pública.
Para observar todos sus detalles, te recomendamos sentarte en las escaleras de la Iglesia de la Clerecía. Y, ahora que estás cómodo, vamos a contarte algunas teorías que tratan de explicar el motivo de las conchas en este palacio.
Así, una dice que se debe a que Rodrigo Maldonado pertenecía a la Orden de Santiago; otra, más plausible y romántica, que la concha es el símbolo nobiliario de la familia Pimentel, a la cual pertenecía la mujer de su hijo.
Además, hay varias leyendas en torno a ella. Una dice que debajo de una concha hay una moneda de oro. Otra, más interesante todavía, cuenta que bajo una concha están escondidas las joyas de la familia, y que debe de haber un documento en el que se da su valor. Si quieres buscarlas, tendrás que abonar una fianza igual a esta cantidad y, si encuentras las joya, te devuelven el dinero. ¿Te atreves?
Por último, hay una historia en donde entra en juego la Clerecía, que fue construida después que el palacio. De este modo, los jesuitas intentaron comprarlo, pues estorbaba a la hora de disfrutar de las vistas de su iglesia. Sin embargo, ninguno de sus dueños quiso venderla, por ello, según dicen, los clérigos ofrecieron una moneda de oro por cada concha de la fachada, pero ni con esas consiguieron la propiedad.
Y ya es hora de conocer su interior, cosa que puedes hacer de manera gratuita. Dentro, verás su patio con arcos mixtilíneos, que son muy típicos en Salamanca, su bella escalera, sus múltiples detalles y, desde su piso superior, disfrutarás de unas bonitas vistas de las torres de la Clerecía.
La Clerecía.
Su nombre oficial es Real Colegio del Espíritu Santo y hay que diferenciar los edificios del colegio y de la iglesia. El complejo se comenzó a construir a comienzos del S. XVII por orden de Margarita de Austria, esposa de Felipe III, como principal centro de formación de los jesuitas. La obra duró más de 100 años.
Tras la expulsión de los jesuitas, pasó a pertenecer a la Real Clerecía de San Marcos, de donde le viene su actual nombre. Más tarde, se instaló aquí un seminario y, en 1940, se creó la Universidad Pontificia de Salamanca, que tiene su sede en la Clerecía.
Hay un detalle curioso de su pasado en la fachada de la iglesia. Así, si te fijas en la escultura que hay sobre la puerta del cuerpo central, verás debajo una inscripción que te hará pensar que ver borroso, pero no. Esa imagen representa a San Ignacio de Loyola y la inscripción decía algo así como que los reyes Margarita de Austria y Felipe III daban esta casa a la Compañía de Jesús. Al ser expulsados, este recuerdo de la Orden tenía que ser borrado y no se encontró una mejor manera que escribir otra frase encima, lo que le da a la actual placa un aspecto algo extraño.
Sea como fuere, la iglesia de la Clerecía es de estilo barroco y, como ya hemos dicho, presenta las torres que habían sido diseñadas para la Plaza Mayor.
La iglesia suele estar cerrada, pero si tienes la posibilidad de entrar, no la dejes pasar. Además de su interior en estilo barroco, en ella puedes ver la bella imagen de Jesús Flagelado de Luis Salvador Carmona, un grandísimo escultor del S. XVIII.
Lo que sí puedes hacer es subir a las torres de la Clerecía dentro de la visita Scala Coeli. La iglesia está en el punto más alto de la ciudad y las vistas desde arriba son increíbles. Por eso, merece la pena el esfuerzo de subir las escaleras. Además, durante la subida puedes echar un vistazo al interior de la iglesia con su retablo dorado de estilo barroco. Asimismo, hay una pequeña exposición sobre la historia de la iglesia y su construcción.
Scala Coeli abre todos los días, de 10:00 a 18:00 durante los meses de invierno y el resto hasta las 20:00. La entrada cuesta 3,75€, pero puedes comprar una entrada conjunta por 6€ para visitar también Vita Ignati, donde se ven cuadros que narran la vida de San Ignacio de Loyola, fundador de la Orden. Entre ellos hay dibujos de Rubens. Dentro del Colegio destaca, además, el aula magna, la escalera y el patio barroco.
La Rua
Antes de seguir la ruta, nos tomaremos un descanso para disfrutar de las espectaculares vistas de estos dos edificios desde la fuente del maestro Salinas, organista y catedrático de música de la Universidad del S. XVI.
Seguro que habrá mucho jaleo, pues la calle donde está, la de la Rua, es una de las principales del casco histórico. Esta une la plaza mayor con las catedrales y la universidad, constituyendo la arteria estudiantil más famosa de la ciudad.
Aquí ha habido siempre mucho negocio. En la actualidad, las tiendas antiguas han sido reemplazadas por locales que venden mayoritariamente bocadillos de jamón, hornazo y otras delicias de esta tierra, además de tiendas de regalos con los típicos souvenirs.
Además, en la Rua, muy cerca de la plaza, hay una pastelería de toda la vida, La Industrial, donde puedes probar los dulces típicos de Salamanca.
Podríamos continuar por la Rua para llegar a la catedral Nueva, pero vamos a tomar un camino un poco más largo. Este nos permitirá descubrir el edificio más famoso que ver en Salamanca y que más prestigio ha dado a la ciudad:
La Universidad
Así, tomamos la calle Libreros pasando por la iglesia de san Isidoro, hoy en día aulario de la Universidad.
A mitad de la calle, estamos seguros de que te vas a llevar una grata sorpresa al ver la fachada plateresca de la Universidad, donde poco espacio queda sin estar decorado.
Sin embargo, antes que la fachada seguro que ves a un gran número de personas que, paradas frente a ella, miran para arriba y cuchichean, está ahí, no ahí… y es que están buscando el animal más famoso que ver en Salamanca, la rana de la Universidad.
Pues bien, estás ante la universidad en activo más antigua de España y la tercera de Europa. Y es que sus orígenes se remontan a principios del S. XII, cuando se fundaron las Escuelas Catedralicias.
Así, en 1218, Alfonso IX de León creó las scholas Salamanticae, que, en 1254, obtuvieron el título de Universidad. En sus orígenes se centró en los estudios jurídicos y se impartían asignaturas de Derecho, Medicina, Lógica, Gramática y Música.
La Universidad de Salamanca disfrutó de gran prestigio nacional y, hasta el S. XVII, era la más afamada de España. Durante esta época, asistieron a ella algunas de las que, probablemente, fueron las primeras estudiantes universitarias del mundo, Beatriz Galindo y Luisa de Medrano, primera mujer que dio clases en una Universidad.
Sin embargo, la Universidad perdió fuerza en el S. XIX, reduciendo su número de facultades y perdiendo poder en favor de la de Madrid.
Hasta el S. XV, las clases se impartían en el claustro de la Catedral Vieja, así como en alguna iglesia o en alguna casa alquilada para ello. Esto cambió cuando se construyeron sus propios edificios.
El más conocido es el de las Escuelas Mayores con su imponente fachada plateresca. Este se construyó en 1411 por orden del Papa Benedicto XIII, más conocido como Papa Luna, y se finalizó en 1533. En su interior destaca el Paraninfo, la Biblioteca antigua y la Capilla, así como las diferentes aulas donde han dado clase célebres personajes como Miguel de Unamuno o Fray Luis de León. Asimismo, no puedes dejar de admirar la escalera renacentista que lleva al patio superior y en el centro del claustro verás una sequoia roja.
Las Escuelas Mayores se encuentran en el patio de Escuelas, donde también están las Escuelas Menores y el Hospital del Estudio, así como una estatua de Fray Luís de León.
Las Escuelas Menores se llaman así porque aquí se impartían las clases para obtener el título menor de los estudios universitarios, el de bachiller. Se comenzó a construir en el S. XV y actualmente aloja dependencias de la Universidad.
No dejes de entrar en su patio de arcos mixtilíneos, donde, en una de sus aulas, puedes visitar el Cielo de Salamanca, una obra pictórica del S. XV con temas astronómicos y astrológicos de Fernando Gallego. Este decoraba originalmente el techo de la antigua biblioteca de la Universidad, pero permaneció oculto bajo una bóveda y fue descubierto en el S. XX. Sólo una tercera parte de él ha sobrevivido, pues el techo debió de derrumbarse en algún momento.
El Hospital del Estudio, del S. XV, ofrecía alojamiento a estudiantes con poco dinero. Más tarde, actuó de hospital y se impartieron aquí clases de medicina. Hoy es sede del Rectorado.
Precios y horarios para visitar los diferentes monumentos del Patio de Escuelas
Fachada de las Escuelas Mayores: la rana
Como ya hemos dicho, las Escuelas Mayores se encuentran en el patio de Escuelas, pero en el momento de su construcción este no existía, sino que había una calle estrecha. Por eso, esta fachada del S. XVI se construyó para ser vista de cerca y puedes estar horas observándola.
Y no nos referimos al tiempo que tardes en encontrar la rana, pues no debes quedarte sólo con buscar al famoso animal, aunque seas estudiante y te creas la leyenda que dice que, si la encuentras, tendrás éxito en los estudios. Y es que la fachada tiene mucha más que ofrecer, ya lo decía Unamuno «Lo malo no es que vean la rana, sino que no vean más que la rana».
De manera resumida, te diremos que la fachada está dividida en tres calles. En la superior se ve a un papa conversando con cardenales y dos medallones de Venus y Hércules; en la central se representa al emperador Carlos V, rey en el momento de su construcción, además de un gran escudo central donde están los reinos de España por aquel entonces; y en la inferior se encuentra el medallón de los Reyes Católicos sosteniendo el cetro real.
Y llegamos a la rana, un pequeño batracio que está apoyado sobre un cráneo en la parte izquierda de la fachada y cuyo significado ha originado varias suposiciones.
Así, puede ser el sello del cantero, una representación de los pecados, pues la rana representa la lujuria y sería un toque de atención para los estudiantes para que la evitaran y se dedicasen al estudio, evitando enfermedades y la muerte, o una burla a la Inquisición, pues podría representar al príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos que murió en Salamanca con unos 20 años. La rana vendría a decir que la Resurrección llegará cuando las ranas críen pelo.
Aparte de la rana, en el patio de Escuelas puedes ver otro detalle curioso. En este caso te tienes que fijar en la hermosa crestería del Hospital del Estudio, donde, entre las múltiples figuras, verás a un hombre con gafas, que, ajeno al bullicio de la plaza, se dedica a darse placer.
Retomamos la ruta continuando por Libreros. Al lado de las Escuelas Mayores se encuentra la Casa Rectoral que acoge la Casa-museo de Miguel de Unamuno, que vivió aquí cuando era rector de la universidad.
Girando por la calle Calderón de la Barca, tendrás ante ti la fachada principal de la Catedral Nueva, otra joya del plateresco. Además, aquí está el vítor de Antonio de Nebrija, el autor de la primera gramática española y estudiante y docente de la universidad.
No será el único que veas, pues en Salamanca hay muchos pintados en rojo por sus paredes. Y es que el vítor es un símbolo que conmemora a los estudiantes que obtienen el título de doctor. Antiguamente, si el estudiante lograba el título, daba una fiesta de toros y con la sangre del ganado, mezclada con algunos pigmentos, se pintaba el vítor en los muros universitarios como señal de victoria.
Las Catedrales de Salamanca
La mayoría de las ciudades tienen una sola catedral, pero Salamanca tiene dos. ¿Por qué? porque la vieja se quedó pequeña debido al crecimiento de la ciudad, especialmente gracias al auge de la Universidad.
Catedral Vieja
La Catedral Vieja, o Santa María de la Sede, es de estilo románico, aunque durante su construcción se fueron añadiendo elementos de transición al gótico.
Esta se levantó entre los siglos XII y XIII y fue promovida por el primer obispo de Salamanca, Jeronimo de Perigueux. En sus orígenes tenía carácter defensivo y, aunque ha ido perdiendo estos elementos, aun puedes ver muros almenados desde la calle de Tentenecio y la plaza Juan XXIII.
Por otra parte, su fachada principal estaba originalmente flanqueada por dos torres, pero una quedó bajo la torre de la catedral nueva y la otra, inacabada, es la torre mocha. Su parte más destacable es el cimborrio del S. XII, conocido como la Torre del Gallo por su veleta. Este pertenece al grupo de cúpulas del Duero, junto con las de Zamora Toro y Plasencia.
Su interior es muy interesante y en él destaca el retablo mayor, que está compuesto por 53 tablas sobre la vida de la Virgen María y Jesús pintadas en el S. XV por varios artistas italianos, entre ellos Nicolás Florentino, que también pintó el fresco del Juicio Final que lo corona. En el retablo verás la talla de la Virgen de la Vega, que es la patrona de Salamanca.
Además, en la capilla de San Martín o del aceite puedes ver pinturas murales, algunas del S. XIII.
El claustro, donde se encuentra el origen de la Universidad de Salamanca, sufrió bastantes daños durante el terremoto de Lisboa de 1755 y tuvo que ser reconstruido. Alrededor de él se disponen varias capillas entre las que destacan:
– La capilla de Talavera, que es la más antigua y tiene influencia islámica. Aquí se mantiene el rito mozárabe durante las celebraciones.
– La capilla de Santa Bárbara, donde antiguamente se realizaban los exámenes finales de la Universidad. Así, el estudiante que iba a examinarse pasaba encerrado la noche anterior en esta capilla. A la mañana llegaban los profesores y se llevaba a cabo la discusión del trabajo. Si aprobaba, salía por la puerta principal, donde le esperaban sus compañeros para celebrarlo. Si no, salía por la puerta conocida como la de los carros. Tras su restauración en 2020, salió a la luz que tras el retablo gótico había otro más antiguo. Ahora puedes ver los dos gracias a una estructura móvil.
– La capilla de los Anaya, donde verás el sepulcro en alabastro de Diego de Anaya, así como uno de los órganos más antiguos de Europa.
Catedral Nueva de Salamanca
La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción se encuentra adosada a la Catedral Vieja. Esta se construyó entre 1513 y 1733, en un principio con apoyo de los Reyes Católicos. La idea era derruir la Vieja, pero se mantuvo abierta durante las obras para disponer de un templo y, como duraron tanto tiempo, al final se cambió de opinión.
Esta catedral es de estilo gótico, aunque presenta también elementos barrocos, y su estructura se vio afectada por el terremoto de Lisboa de 1755. Así, la torre del reloj presenta desde entonces algo de inclinación. Además, tuvo que reforzarse con cadenas y revestirse en piedra para evitar su desplome. El terremoto también dañó el cimborrio barroco, que fue reemplazado por la cúpula actual.
Este hecho sigue recordándose y cada 31 de octubre, día del terremoto, el Mariquelo, que era un miembro de la familia de los campaneros catedralicios, sube a la torre para recordar aquel día, en el que el primer Mariquelo subió para agradecer a Dios que el terremoto no causara muertes ni grandes daños tocando las campanas. Aunque ya no quedan auténticos Mariquelos, esta tradición continúa.
En el interior de la Catedral Nueva destaca el coro y la capilla de Todos los Santos o Capilla Dorada, que está decorada con un gran número de estatuas del Antiguo y Nuevo Testamento. Así como obras de importantes escultores, como Luis Salvador Carmona, Mariano Benlliure, Luis de Morales o La Roldana. Asimismo, alberga la imagen románica del Cristo de las Batallas, que era llevado por Jerónimo de Periqueux, capellán del Cid Campeador, cuando le acompañaba en las batallas.
Eso sí, puede sorprenderte la falta de retablo, pues el proyecto que se quería, un tabernáculo en mármol, excedía el presupuesto.
Las puertas de entrada más bellas de la Catedral Nueva son la de Ramos y la Fachada Principal. De estas, la más impresionante por lo recargado de su decoración es la segunda. Aquí, un Calvario, San Pedro, San Pablo, medallones, la Epifanía, el Nacimiento, escudos y diversas figuras harán que te pases un rato mirando hacia arriba.
Sin embargo, la más conocida es la de Ramos, especialmente tras su restauración de 1993, cuando se le añadieron algunos detalles contemporáneos, que la han convertido en uno de los lugares que ver en Salamanca.
Nos referimos al famoso astronauta de Salamanca, que está acompañado por un toro, un lince y un dragón con un helado. Junto a ellos, verás una cigüeña, una liebre y un cangrejo de río que representan cielo, tierra y agua de Salamanca o bien la fauna de esta tierra.
La visita a la catedral Nueva incluye la de la Vieja y estos son los horarios y precios.
Además de admirar el exterior de las catedrales y visitar su interior, también puedes subir arriba dentro de la exposición Ieronimus, para disfrutar de unas vistas maravillosas de la ciudad.
En el recorrido visitarás varias salas con información sobre los edificios, verás el interior de la Catedral Vieja y pasearás por las pasarelas superiores de la Catedral Nueva, desde donde tendrás una perspectiva diferente del templo.
Puedes hacer esta visita de día o de noche y, en nuestra opinión, es uno de los lugares que hay que ver en Salamanca.
Si tuviéramos que decidirnos entre subir a la Clerecía o a las catedrales, diríamos que para nosotros las vistas son algo mejores desde la Clerecía, pero que el conjunto de vistas más visita a las Catedrales es más completo.
Desde aquí arriba tienes una muy buena vista de la plaza de Anaya, la que se abre justo frente a la Catedral Nueva. Esta se levantó durante la ocupación francesa en 1811, derribándose las casas que se encontraban entre la catedral y el actual palacio de Anaya.
Este palacio neoclásico, que antiguamente era el Colegio Mayor de San Bartolomé y que ahora aloja la facultad de Filología, fue fundado en 1401 por Don Diego de Anaya y Maldonado, siendo el primer Colegio Mayor de España. Debido al terremoto de Lisboa, tuvo que ser reconstruido.
A su lado está San Sebastián, que era la antigua iglesia del colegio, y la Hospedería del mismo, construida a comienzos del S. XVIII. Aquí se alojaban los estudiantes menos pudientes que pagaban sus estudios sirviendo a los estudiantes más ricos que estaban alojados en el Colegio Mayor. En la actualidad alberga el aulario de la Facultad de Filología y desde su patio tendrás una bonita vista de la Catedral Nueva.
Tomaremos ahora la calle Tentenecio, cuyo nombre hace referencia a uno de los milagros asignados a San Juan de Sahagún.
Según este, el fraile se encontró aquí con un toro que corría salvajemente tras haberse escapado. A la voz de, Tente necio, el toro se paró.
Giraremos por la calle Gibraltar, para descubrir tres rincones que tienes que ver en Salamanca y que a nosotros nos encantan.
Casa Lis
El primero es la Casa Lis, un palacio modernista del S. XIX situado sobre las murallas de la ciudad, que alberga el Museo de Art Nouveau y Art Decó,
Su visita es muy recomendable, pues su colección permanente es muy interesante, con pinturas, muebles, esculturas, elementos decorativos en vidrio, muñecas y juguetes antiguos, y, además, organiza buenas exposiciones temporales.
Aparte, el edificio en sí es ya una maravilla, con su techo acristalado de colores y su también acristalada galería con vistas a la ribera del río. Dentro, hay una cafetería decorada en estilo modernista con una terraza muy especial.
Si decides no entrar, puedes admirar su fachada desde el puente romano.
Horarios y tarifas de la casa Lis. Los jueves de 11:00 a 14:00 la visita es gratuita.
Patio Chico
El segundo rincón es el patio Chico, un lugar perfecto para ver el conjunto arquitectónico de las dos catedrales.
Este está constituido por una mezcla de estilos: el ábside románico de la catedral Vieja, la bizantina torre del gallo, la estructura gótica de la catedral Nueva, la plateresca fachada sur del crucero de esta, su cúpula barroca y el edificio renacentista adosado a la misma que aloja la sacristía catedralicia. ¿Quién da más?
Huerto de Calixto y Melibea
El tercero es el huerto de Calixto y Melibea, que está justo al lado del Patio Chico, rodeado por las antiguas murallas.
Recibe este nombre, porque se cree que era el lugar donde se encontraban los protagonistas de la Celestina, escrita por Fernando de Rojas, estudiante de la Universidad de Salamanca.
Este agradable jardín es uno de los lugares románticos que ver en Salamanca y en su pozo cuelgan ya los típicos candados del amor, que no pueden faltar en ninguna ciudad.
Además, desde aquí hay vistas a las catedrales y a la rivera del Tormes.
De vuelta a la Calle Tentenecio, nos dirigimos al Puente Romano, otro de los monumentos más emblemáticos que ver en Salamanca.
Antes de cruzarlo, hay dos esculturas que merecen tu atención.
Una es el monumento al Lazarillo de Tormes y la otra el verraco de piedra.
Por un lado, Lázaro es el protagonista de la famosa novela que habría nacido en Salamanca y en compañía del ciego habría estado en este lado del puente romano, donde ambos se habrían parado frente al verraco de piedra. Es aquí donde Lázaro habría recibido un cabezazo contra el animal y aprendido la siguiente lección: «Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber más que el diablo”.
Por otro lado, el verraco es la estatua más antigua de Salamanca, del tiempo en que los vettones, alrededor del IV a.C, ocupaban esta tierra.
Esta ha pasado por muchas vicisitudes. Así, en el S. XIX, fue arrojada al río, pues el gobernador de entonces creía que habían sido colocadas por Carlos I como afrenta. Tras un tiempo en el agua y rota en tres pedazos fue rescatada.
Se desconoce su función original y se cree que podía delimitar áreas, proteger al ganado o ser un símbolo totémico. Sea como fuere, forma parte del escudo de Salamanca, apareciendo en él sobre el puente romano.
Y ha llegado la hora de cruzar el puente para disfrutar de las vistas de la ciudad desde el otro lado.
Puente Romano
El puente romano fue construido por Trajano alrededor del S. I d.C, aunque ha sufrido muchas restauraciones a lo largo de los años y, a día de hoy, sólo la parte más cercana a la ciudad es de origen romano. De los 26 arcos, sólo los 15 primeros datan de esta época.
Su construcción vino de la necesidad de crear un paso al río Tormes, que se encontraba en la importante Vía de la Plata que unía Mérida con Astorga.
En este punto te recomendamos pasear por la otra orilla para disfrutar de las vistas de la ciudad sobre el río Tormes. Sin embargo, si no tienes mucho tiempo, lo mejor es que vuelvas por el puente romano y sigas con la visita a la ciudad.
Si has decidido hacer el camino más largo, volverás al centro cruzando el puente Enrique Esteban. De aquí puedes ir recto hasta los restos de la antigua muralla, junto a las ruinas de la Iglesia de San Polo, o desviarte para pasar por el museo de la Automoción, desde donde hay buenas vistas de la Casa Lis, y de ahí, dirigirte ya a los restos de la Antigua muralla.
Al llegar a la Cuesta de Carvajal, encontrarás un par de curiosidades que ver en Salamanca:
– La Cueva de Salamanca, donde, según la leyenda, impartía clases el Diablo.
Esta se corresponde a la cripta de la iglesia desaparecida de San Cebrián y ha pasado a la historia gracias a varios autores, entre ellos Miguel de Cervantes, que habla de ella en su entremés La Cueva de Salamanca.
Si quieres conocer un poco mejor la historia de Salamanca y su unión con la literatura española, puedes unirte al tour literario por Salamanca.
– El pequeño museo gratuito Salmantica Sedes Antiqua Castrorum, donde se muestran los restos más antiguos de la muralla, fechados en el S. IV a.C.
Aquí aprenderás sobre las fortificaciones de Salamanca, que ha tenido cuatro murallas a lo largo de su historia.
Iglesia de San Esteban
Y de aquí nos dirigimos al Convento dominico de San Esteban, otra joya plateresca que ver en Salamanca con mucha historia a sus espaldas.
Y es que los dominicos llegaron a esta ciudad a mediados del S. XIII, aunque la actual iglesia y convento se construyeron durante los siglos XVI y XVII. De estilo plateresco, muestran también detalles góticos y barrocos.
Su fachada plateresca es una maravilla y en el centro se representa el martirio de San Esteban. Su interior es también muy bello, con un retablo totalmente barroco. La parte históricamente más interesante es el claustro y los Capítulos, donde se reunían los domínicos a discutir temas de la Orden.
Y es que este convento jugó un papel importante en el descubrimiento de América. Así, Cristóbal Colón se alojó aquí, en el antiguo edificio, en sus viajes a Salamanca, donde se reunía con Fray Diego de Deza, prior del convento y confesor de Isabel la Católica. Este quería que el dominico le ayudara a convencer a la reina para que financiase su viaje. Colón también pasó por la Universidad, donde defendió sus ideas frente a los geógrafos.
Por aquí han pasado también importantes dominicos que fundaron la Escuela de Salamanca. Uno de sus fundadores, Francisco de Vitoria, es considerado el padre del derecho internacional moderno y el principal defensor de los derechos humanos de los indios americanos.
A la visita se entra desde el convento, que se encuentra debajo del pórtico al lado de la iglesia. Información de la visita.
Convento de las Dueñas
Si te sitúas en el atrio de la Iglesia, de espaldas a la fachada, tendrás frente a ti, además de unas bonitas vistas de la catedral, el convento dominico de Santa María, más conocido como el de las Dueñas.
Este es bastante amplio, pues cubre todo un lado de la plaza del Concilio de Trento y, aunque el edificio pase desapercibido, su interior esconde una auténtica joya que lo convierte en uno de los lugares que ver en Salamanca.
Para entrar, dirígete a una pequeña puerta que hay junto a la fachada plateresca de su iglesia. Esta da paso a un jardincillo y a la entrada al convento de clausura, donde está la taquilla para visitar su maravilloso claustro. La entrada cuesta 2€ y su horario es de lunes a sábado de 10:30 a 12:45 y de 16:30 a 19:00. También está el torno, donde puedes comprar los dulces que hacen las monjas.
El convento se fundó a principios del S. XV por Doña Juana Rodríguez Maldonado en su palacio mudéjar del S. XIV. De ahí que puedas ver todavía restos mudéjares en el convento. Su deseo era fundar un lugar donde pudieran retirarse las nobles señoras, de ahí su sobrenombre.
El claustro, su parte más bella, se construyó en el S. XVI y su curiosa forma de pentágono irregular se debe a que tuvo que amoldarse a la estructura del palacio.
No sabemos dónde decirte que centres tu atención, si en sus maravillosos medallones o en sus increíbles capiteles, donde el escultor vertió toda su imaginación y fantasía.
Aquí te dejamos unas fotografías del claustro para que juzgues por ti mismo.
Y vamos llegando al final de nuestro recorrido, aunque todavía queda alguna maravilla que ver en Salamanca antes de llegar de nuevo a la cercana plaza Mayor, punto de inicio y final de esta ruta.
Plaza de Colón
Del convento de las Dueñas nos dirigimos a la plaza de Colón, en cuyo centro está la estatua del Navegante. Un dicho popular en la ciudad es ¿A dónde apunta Colón? A la calle pan y carbón.
Alrededor de esta plaza verás varios edificios interesantes, como la iglesia de San Pablo, la torre de los Anaya, que alberga una sala de exposiciones, el palacio de Orellana y la bonita torre del Clavero, con su característica forma octogonal del S. XV.
Continuando por la calle San Pablo, llegamos enseguida al palacio de la Salina o de Fonseca, que, si lo encuentras abierto, merece la pena que entres para admirar su patio, uno de los más bonitos que ver en Salamanca. De no ser así, puedes observar los medallones que decoran su fachada y el patio desde las rejas.
Este palacio plateresco del S. XVI se conoce como el de la Salina, ya que aquí se almacenaba la sal hasta finales del S. XIX y, actualmente, es la sede de la Diputación provincial.
Existe una leyenda sobre este edificio que está ligada al arzobispo Alonso de Fonseca y a su amante gallega, Juana Pimentel, conocida como La Salina.
Así, según esta, durante una visita del Arzobispo a la ciudad en compañía de su amante, las familias de noble apellido no quisieron darle cobijo. Se dice que, enfadado, mandó construir el palacio de La Salina, mandando decorar el patio con figuras monstruosas que representaban a los nobles de Salamanca.
Sin embargo, esta historia no es cierta, pues el arzobispo murió unos años antes de la edificación del palacio y el dueño, aunque Fonseca, no era este.
Si te interesan las leyendas sobre la ciudad de Salamanca, puedes unirte a este free tour de las leyendas de Salamanca.
Y llegamos de nuevo a la plaza Mayor, al lugar donde está el monumento a Alberto de Churriguera, arquitecto de la Plaza Mayor, y al Conde Francos.
Iglesia de San Martín
Justo al lado, verás la iglesia románica de San Martín, que está parcialmente escondida detrás de varias casas. Quizá por esto, pasa un poco desapercibida, pero, créenos, merece la pena que la visites.
La iglesia fue construida a principios del S. XII, pero ha pasado por muchas reformas desde entonces. Y es que ha sufrido problemas estructurales, un incendio en el S. XIX y, en sus orígenes, estaba situada en el centro de la inmensa plaza del mercado, que estaba considerada como la más grande de la cristiandad y a la cual dio nombre: la plaza de San Martín.
Así, originalmente tenía tres entradas románicas. Una es la que da a la plaza Mayor, la segunda está oculta tras la puerta renacentista que da a la calle de la Rúa y la tercera ya no existe, pues se construyó sobre ella una capilla.
Puedes visitar parte de la iglesia de manera gratuita entrando por la calle de la Rúa. De esta forma, descubrirás unos bellos sepulcros góticos.
Sin embargo, hay un pequeño museo al que se entra por la fachada románica que da a la plaza Mayor. En este, además de aprender sobre la larga historia del templo, verás los restos de la tercera entrada románica aun con algo de policromía.
Y llegamos al final del recorrido, aunque, por supuesto, quedan más cosas que ver en Salamanca.
Por eso, si dispones de más tiempo, aquí te dejamos algunas ideas.
Otros lugares que ver en Salamanca
Mercado de abastos
Justo al lado de la plaza Mayor se encuentra el mercado, que es el lugar perfecto para comprar el famoso embutido de Salamanca.
En una de sus entradas verás la estatua de una turronera de la Alberca, uno de los pueblos más bellos de España. Estas mujeres, durante las fechas previas a la Navidad, se colocan en los soportales de la plaza para vender sus ricos productos, como turrones, frutos secos o miel.
Una iglesia convertida en tienda de ropa
Si crees que has visto pocas iglesia, puedes ir a comprar ropa en una de ellas. Esta se encuentra en la Calle Toro, muy cerca de la plaza Mayor, en lo que fue la iglesia del convento de San Antonio el Real.
Justo enfrente verás la escultura del seleccionador nacional Vicente del Bosque, nacido en esta ciudad.
Plaza de los Bandos
Sin embargo, si te ha llamado la atención la Guerra de los Bandos, te vamos a dejar aquí otro rincón que ver en Salamanca: la plaza de los Bandos. Esta se encuentra junto a la plaza Mayor y era el lugar donde estaba la desaparecida Iglesia de Santo Tomé, a la cual pertenecía uno de los bandos.
Aparte, aquí está la casa de Doña María la Brava, protagonista de uno de los episodios más sangrientos y vengativos de esta guerra.
Así, dos hijos de esta mujer fueron asesinados por los hermanos Manzano, que eran miembros del otro bando. En venganza, los persiguió hasta darles caza en Portugal, los mató, les cortó la cabeza y las arrojó sobre las tumbas de sus hijos en la iglesia de Santo Tomé.
¿Entiendes ahora su sobrenombre?
Iglesia de Sancti Spiritus
Si lo que más te ha gustado de Salamanca son sus fachadas platerescas, acércate entonces a la iglesia de Sancti Spiritus, que está en una perpendicular a la Gran Vía.
Además, en su interior, en la capilla del venerado Cristo de los Milagros, verás un precioso techo mudéjar.
Barrio del Oeste: el barrio alternativo de la ciudad
Y si lo que te apetece es dejar de ver iglesias y monumentos, entonces te proponemos ir al barrio del Oeste, donde hay numerosos murales y bares donde tomarte algo en sus terrazas.
Eso sí, es probable que en el camino veas la iglesia de San Marcos, un templo románico de finales del S. XI-principios del XII con una curiosa forma circular.
Por otro lado, Salamanca no es atractiva sólo de día. Como ciudad universitaria que es, tiene una gran vida nocturna.
Por eso, si quieres salir de fiesta, puedes probar en alguna de estas zonas que tienen un gran número de bares, como Gran Vía o la zona cercana a la plaza de las Úrsulas.
También puedes ver la ciudad desde otra perspectiva dando un paseo en globo por Salamanca.
Y ahora que ya te hemos mostrado los lugares que ver en Salamanca, esperamos que entiendas mejor las palabras que Cervantes escribió sobre ella en El Licenciado Vidriera:
«Salamanca, que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado”.
Qué ver en los alrededores de Salamanca
Si te vas a quedar varios días en Salamanca, puedes realizar también alguna excursión por su provincia.
La más famosa es visitar la Alberca, uno de los pueblos más bonitos de España. Sin embargo, no hay que olvidarse de Ciudad Rodrigo, Mogarraz, Alba de Tormes, donde murió Santa Teresa de Jesús, o Candelario.
También puedes descubrir bonitos rincones naturales, como el meandro del Melero, la Sierra de Francia, los Arribes del Duero o las Batuecas.
Además, Salamanca está cerca de otras ciudades de Castilla y León tan bonitas como Zamora, 67 km, Ávila, 110 km, o Segovia, 160 km.
Qué comer en Salamanca
Los productos más típicos de Salamanca son:
– Hornazo y empanada, siendo el primero el más contundente.
Así, el relleno del hornazo lleva, entre otros ingredientes, chorizo, carne de cerdo y huevo. Por su lado, la empanada original es la de bonito, aunque ahora las hay de todos los sabores, incluso dulces.
Puedes probar ambos productos en la calle de la Rúa, en alguna de las tiendas donde venden trozos sueltos, o comprarlos en alguna pastelería y comerlos después, por ejemplo, en la ribera del río.
Un hornazo un poco diferente, pero que a nosotros también nos gusta, es el de la pastelería la Madrileña de Alba de Tormes, que está en la plaza de la Libertad junto a la Plaza Mayor. Por cierto, el resto de sus productos son también de gran calidad.
A propósito, comer hornazo es muy típico el lunes de Aguas, una fiesta muy popular que se celebra el lunes siguiente al de Pascua.
– Embutido. ¿Quién no ha oído hablar del embutido de Salamanca? No sólo el jamón de Guijuelo, también el chorizo, salchichón o lomo son exquisitos.
Si quieres saborear el jamón de Guijuelo, puedes unirte a esta visita a Alma de Ibérico.
– Chanfaina. Un guiso de arroz que lleva cordero, sangre cocida y huevo.
– Patatas revolconas o meneás. Patatas machacadas con mucho pimentón y torreznos.
– Farinato. Embutido elaborado con manteca de cerdo, pan y pimentón, entre otros. Podría decirse que recuerda a la morcilla, pero de color naranja, o al chorizo, pero este hay que cocinarlo. La mejor manera de comerlo es con pan y huevos fritos.
Hay quien lo adora y hay quien no entiende porque se elabora.
– Carne de morucha, que es una raza bovina propia de esta zona.
Y entre los dulces típicos se encuentran:
– Rosquillas de Ledesma, que son de pequeño tamaño y es difícil tomarse sólo una.
– Bollo maimon, un bizcocho muy esponjoso.
– Obleas.
Dónde comer en Salamanca
Comer en Salamanca no es ningún problema, pues la ciudad está llena de bares y restaurantes de gran calidad.
– La opción más económica es comprar un trozo de hornazo o empanada, o algún bocadillo de embutido, en alguna tienda de la calle de la Rúa.
– También sale rentable ir de tapas. Y es que la mayoría de los bares incluyen, con cada consumición, una pequeña tapa, que, a veces, no es tan pequeña. Por ejemplo, el abuelo sirve huevos con farinato.
Bares de tapas los hay a patadas. Una zona famosa es Van Dick, en la calle de este nombre.
Y si, por ejemplo, te quieres tomar un buen vermut, no dudes en ir al LiliCook vermutería, en la plaza Sexmeros, donde te va a costar elegir cual quieres y con qué espuma lo acompañas. Además, tiene buenas raciones. Eso sí, suele estar lleno.
– Por supuesto, está la opción de ir a un restaurante, que los hay muchos y muy buenos. Por ejemplo, está la Vaca vieja para comer carne, el O´Pazo Couñago, el Río de la Plata o el restaurante Isidro. De todas maneras, hay un montón y de todos los precios.
Uno muy bueno es el Consentido, donde se mezcla tradición y modernidad. Se encuentra muy cerca de la Plaza Mayor.
Dónde dormir en Salamanca
Salamanca tiene una gran oferta hotelera para todos los presupuestos, por lo que no te va a ser difícil encontrar un alojamiento. Para buscarlo, te recomendamos usar Booking o quehoteles, donde puedes encontrar ofertas muy interesantes.
Entre los alojamientos más especiales, que no son los más económicos, llaman la atención:
– Sercotel las Torres, que está en la misma plaza Mayor.
– El parador de Salamanca, que está alejado del centro pero tiene unas vistas increíbles a la ciudad.
– El Hotel San Polo, que se encuentra en las ruinas de esta iglesia.
– El elegante hotel Palacio de san Esteban, ubicado en el antiguo convento de los Dominicos.
– El Hotel NH Collection Salamanca Palacio de Castellanos justo enfrente del Convento de los Dominicos.
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¡Una ruta súper completa por la ciudad! No conocía algunos detalles, como lo de la plaza más grande de la cristiandad antes de la construcción de la Plaza Mayor. O se me había olvidado… 🙈
Me alegro que te guste. Con tanta historia uno no puede recordarlo todo
Pocas veces he visto una narración tan preciosa.
Fui estudiante allí y sigo enamorado de esta ciudad y de tantos amigos que hicimos
Gracias
Muchas gracias! Nos alegramos mucho de que te haya gustado. Salamanca es una ciudad muy especial para nosotros
Que artículo más completo! nuestras felicitaciones! 😉 Saludos!
Muchas gracias!!