En Potsdam descubrirás extensos parques creados por los monarcas prusianos alrededor de sus bellos palacios. Además, te sentirás en otro país al recorrer las calles del barrio holandés o la colonia rusa. Importantes personajes como Voltaire, Bach, Napoleón o Einstein, ya descubrieron la belleza de esta ciudad, que, en el s. XX, vio como los líderes de las potencias victoriosas de la II Guerra Mundial decidían el nuevo orden de Europa. ¿Nos acompañas?
Visitar Potsdam es siempre una buena idea, ya sea como una excursión desde Berlín o como una escapada de fin de semana.
La antigua residencia de los monarcas prusianos tiene muchos lugares de interés, siendo los más conocidos sus numerosos parques y palacios, que, en 1990, fueron incluidos en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO.
En este post te contamos cómo sacarle el máximo partido a tu visita a Potsdam. Para más información sobre la ciudad, te recomendamos leer cómo visitar Potsdam, donde te explicamos todo lo que necesitas saber para disfrutar de la capital de Brandeburgo.
A lo largo del post iremos incluyendo mapas con los lugares que mencionamos, para que así puedas orientarte mejor.
Índice
Historia de Potsdam
Antes de contarte todo lo que puedes ver en esta ciudad, vamos a darte unas pinceladas sobre su interesante historia, para que sepas como ha llegado a ser lo que es hoy día.
– Su primera mención escrita data del año 993. Entonces era conocida como Poztupimi y una tribu eslava había construido, para dominar el cruce en el río Havel, un castillo en el s. VII.
– En 1150, pasó a formar parte del Sacro Imperio Romano Germánico, al ser conquistada por Alberto el Oso.
– En 1317, es mencionada por primera vez como ciudad. Su nombre era Postamp y era una pequeña ciudad comercial sin mucha importancia que, desde 1416, estuvo en posesión de la poderosa familia Hohenzollern.
– La ciudad tendrá que esperar hasta mediados del s. XVII para ganar en importancia. Es entonces cuando Federico Guillermo, conocido como el Gran Elector, elige a Potsdam como su segunda Residencia junto a Berlín, dando comienzo una época de gran desarrollo. Potsdam, que había quedado desolada tras la Guerra de los Treinta Años, es repoblada gracias al aumento de la inmigración favorecida por el Edicto de Tolerancia de 1685. Muchos de ellos eran hugonotes protestantes franceses. A partir de 1715, con el rey soldado Federico Guillermo I, comenzaron las grandes expansiones de la ciudad. Este monarca hizo de Potsdam una ciudad de guarnición con el traslado de la guardia personal del rey.
– Y llegó Federico el Grande, a quien Potsdam debe su magnífico aspecto. Así, bajo su reinado, se remodelaron las calles y las fachadas de los edificios. Además, mandó construir nuevos, siendo el más conocido de todos el palacio Sanssouci. Como monarca ilustrado que era, promovió la ciencia y el arte, e invitó, en 1750, al gran filósofo Voltaire, quien vivió en Potsdam durante 3 años como chambelán. La ciudad era entonces, junto a Berlín, el centro cultural de Prusia. Federico el Grande murió el 17 de agosto de 1786 en Sanssouci y aunque quiso ser enterrado en la terraza superior del palacio, sus restos acabaron en la cripta de la iglesia de la Guarnición junto a su padre. Tuvo que esperar hasta 1991 para volver a su amado palacio. La tumba, una simple lápida en el suelo, está decorada regularmente con patatas. Porque, según se dice, fue él quien introdujo en Prusia este tubérculo tan querido por los alemanes. Aunque, según los historiadores, no fue así.
– En 1806, Potsdam fue ocupada por las tropas de Napoleón Bonaparte. Fue entonces cuando el emperador francés visitó la tumba de Federico el Grande y, según se cuenta, dijo: «Si él hubiera estado vivo, yo no estaría aquí».
– El dominio de los Hohenzollern y, por lo tanto, el papel de Potsdam como ciudad residencial, terminó en 1918, tras la I Guerra Mundial y la abdicación de su último rey, Guillermo II, que se exilió en Holanda.
– Durante la II Guerra Mundial, un ataque aéreo en abril de 1945 destruyó gran parte del centro de la ciudad. Además, los combates en los últimos días de la guerra dañaron aún más la zona.
– La ciudad ganó fama mundial gracias a la Conferencia de Potsdam, que tuvo lugar del 17 de julio al 2 de agosto de 1945 en el palacio Cecilienhof. En esta, los líderes de las potencias victoriosas, EEUU, Gran Bretaña y la Unión Soviética, firmaron el Acuerdo de Potsdam, que trataba sobre la futura política de Alemania.
– Y llegó la hora de volver a levantar la ciudad. Potsdam formaba parte de Alemania del Este y el gobierno de la RDA prefirió, en muchos casos, demoler los edificios históricos de la época prusiana que reconstruirlos. Así, se construyeron edificios basados en el modelo socialista.
– En 1961, se construyó el Muro de Berlín, lo que provocó que Potsdam perdiera su conexión directa con Berlín Occidental. El puente Glienicke, que formaba parte de la frontera entre Oriente y Occidente, fue utilizado para el intercambio de espías durante la Guerra Fría.
– Tras la Reunificación en 1990, volvió a restablecerse el estado de Brandeburgo y Potsdam se convirtió en su capital. Desde entonces, la ciudad ha visto como su centro histórico volvía a cambiar, puesto que el gobierno abogó por devolver a la ciudad parte del aspecto que tenía antes de la Guerra. Además, se ha convertido en un centro científico en Alemania, con Universidad y muchos institutos de investigación.
Qué ver en Potsdam
Potsdam tiene muchos lugares de interés repartidos en distintas partes de la ciudad. Una manera perfecta para empezar a conocerla es unirte a este free tour por Potsdam, donde te mostrarán algunos de sus sitios más importantes. Si prefieres, puedes reservar esta visita guiada por Potsdam. Y si sois un grupo, igual os interesa este tour privado por Potsdam.
Una manera de conocer la ciudad si no se tiene mucho tiempo, es utilizar un autobús turístico que recorre los diferentes lugares de Potsdam. También es posible conocerla desde el agua uniéndote a este tour en barco por Potsdam.
Alter Markt o mercado antiguo
Como es probable que llegues a Potsdam en tren desde Berlín, lo primero que verás será la estación principal. Esta se encuentra muy cerca del casco histórico, por lo que comenzaremos nuestra ruta cruzando el puente para llegar al Alter Markt o mercado antiguo, donde encontrarás muchos de los edificios más importantes de la ciudad. La plaza ha sufrido grandes cambios a lo largo de su historia y la mayoría de edificios que ves hoy día se han construido en el s. XXI, eso sí, manteniendo el aspecto que tenían antes de 1945.
El aspecto actual de la plaza proviene, principalmente, del reinado de Federico el Grande a mediados del s. XVIII, quien hizo rediseñar el antiguo mercado como una plaza romana. Durante la II Guerra Mundial, la mayoría de sus edificios resultaron gravemente dañados y muchas de las ruinas acabaron siendo voladas bajo el gobierno de la RDA, que quería crear un nuevo centro urbano socialista, por lo que la plaza perdió totalmente su forma. En el s. XXI, se comenzó a reconstruir la parte sur basándose en modelos históricos. Es probable que, al igual que nosotros, te encuentres la zona en construcción, pues todavía se están llevando trabajos en este área.
El Palacio de la Ciudad fue, desde 1670, la residencia de los electores de Brandeburgo, que llegarían a ser reyes de Prusia. Para encontrar sus orígenes hay que remontarse a una fortaleza a orillas del río Havel, que fue mencionada por primera vez en el 993. Esta ganaría en importancia al ser elegida por el Gran Elector como su segunda residencia. Para ello, a mediados del s. XVII, el castillo se reconstruyó en estilo barroco. A mediados del s. XVIII, bajo el reinado de Federico el Grande, recibió una nueva imagen en el estilo conocido como rococó de Federico. El palacio salió mal parado de la II Guerra Mundial y, tras muchas discusiones, fue finalmente demolido entre 1959 y 1969. A finales de los 80, se comenzó a construir en este lugar un teatro, que, tras la Reunificación, fue demolido. Comenzó entonces la remodelación de la antigua área de la ciudad basándose en su aspecto histórico.
Así, en 2001, se reconstruyó una parte del palacio, el Portal de la Fortuna, gracias a donaciones privadas. Y, finalmente, tras muchos debates, el palacio volvió a levantarse entre 2010 y 2013. Desde entonces, es la sede del parlamento estatal de Brandeburgo. Aunque su exterior coincida con su aspecto histórico, los interiores se diseñaron de manera funcional.
En la esquina sur del palacio, en la calle Humboldt, puedes ver el tilo de petición, donde la gente dejaba sus súplicas a los reyes, especialmente en tiempos de Federico el Grande. El actual fue plantado en 1993, puesto que el original tuvo que ser retirado en 1949.
El antiguo ayuntamiento fue construido en la década de 1750 por encargo de Federico el Grande y se usó como tal hasta 1945. Tras sufrir graves daños durante la Guerra, fue reconstruido y hoy alberga el Museo de Potsdam, que trata sobre la cultura y los más de 1000 años de historia de la ciudad. El museo también ocupa las casas adyacentes, la estrecha Windelbandsche y la Knobelsdorff, ambas destruidas durante la Guerra. La primera no fue reconstruida y ahora es una pasaje con una fachada moderna, pero la segunda, que lleva el nombre del arquitecto de Federico el Grande, Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff, se reconstruyó fiel al original.
La iglesia Evangélica de San Nicolás es el edificio que más destaca de la plaza gracias a su gran cúpula, a la cual puedes subir para admirar las vistas de los alrededores. El edificio de estilo clásico fue construido en la década de 1830 según los planos de Karl Friedrich Schinkel. Tras la Guerra, tuvo que ser reconstruida y fue nuevamente consagrada en 1981.
El museo Barberini se encuentra en el palacio Barberini, cuyo modelo no es otro que el palacio homónimo de la ciudad romana. Aunque el edificio fue construido en la década de 1770, el que ves hoy día es una reconstrucción del s. XXI. Y es que tras sufrir graves daños durante la Guerra, sus ruinas fueron retiradas. Gracias al empresario Hasso Plattner, uno de los fundadores de SAP, se volvió a reconstruir para albergar un museo de arte que fue inaugurado en 2017. Además de interesantes exposiciones temporales, aquí puedes ver su colección permanente, que guarda importantes obras impresionistas, muchas de ellas de Claude Monet.
Si te gusta el arte contemporáneo, puede que te interese visitar la casa Minsk, que no se encuentra en el Alter Markt, sino al otro lado del río, pasada la estación de trenes. El edificio donde se encuentra era el del antiguo restaurante Minsk, construido en la década de 1970, en el estilo modernista de la RDA, como una señal de amistad entre ambas ciudades. Sea como fuere, el edificio alberga hoy un museo de arte centrado en obras de la RDA y artistas contemporáneos. Fue inaugurado en 2022 y, aunque no te interese el museo, puede que quieras visitar la cafetería del piso superior, con vistas panorámicas y algún recuerdo de su pasado.
Junto al museo Barberini está la casa Noacksche, que fue construida en 1777, destruida en 1945 y reconstruida en 2016, y el palacio Pompeya, construido en 1754, destruido en 1945 y reconstruido en 2016. Su nombre recuerda a su modelo arquitectónico, el Palacio Pompeya en Verona.
En el mercado hay un obelisco de mármol de casi 25 metros de altura, que fue construido a mediados del s. XVIII. Antiguamente, estaba decorado con cuatro medallones de los electores y reyes prusianos, Federico Guillermo, Federico I, Federico Guillermo II y Federico II. Pero durante la Guerra sufrió graves daños y tuvo que ser reconstruido. Fue entonces cuando se cambiaron los retratos de los monarcas por relieves de importantes arquitectos que participaron en la construcción de la plaza del mercado, Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff, Carl von Gontard, Karl Friedrich Schinkel y Ludwig Persius.
En la plaza, junto al palacio, te llamará la atención los restos de una columnata. Esta es la Ringerkolonnade o columnata de la lucha, llamada así por las esculturas que la decoran. Fue construida a mediados del s. XVIII y unía el palacio con las caballerizas, marcando el límite de la ciudad y el jardín de recreo. Durante la Guerra fue parcialmente destruida y de sus 14 pares de columnas sólo quedan 7.
El edificio más antiguo que se conserva en el centro de Potsdam es el de las antiguas caballerizas reales, que fue construido a finales del s. XVII por orden del Gran Elector como un invernadero de naranjos. Bajo el rey soldado Federico Guillermo I se convirtió en un establo para los caballos del rey. Y, bajo el reinado de Federico el Grande, recibió su forma actual. Aunque sufrió graves daños durante la Guerra, no fue demolido, pues fue elegido para albergar el museo de cine, que funciona ya desde 1981. Este trata sobre el estudio de cine Babelsberg, el más antiguo del mundo. Además, cuenta con un cine que tiene un programa variado con películas infantiles, documentales o cine mudo, el cual se acompaña con música de un órgano histórico.
En la parte trasera de las caballerizas se encuentra el parque más antiguo de Potsdam: el Lustgarten o jardín de recreo. Ya desde finales del s. XVI ha habido en este lugar un jardín, que fue ampliado y rediseñado varias veces a lo largo de su historia. Tras la Guerra, se construyó en esta zona un estadio y un hotel, cuya altura sigue dominando la zona. En 2001, tras la demolición del estadio, se creó el nuevo Lustgarten.
Otro lugar interesante que se está reconstruyendo desde 2017, tras muchas críticas y problemas, es la torre de la iglesia de la Guarnición, de unos 90 metros de altura. Su apertura está prevista para 2024. Aquí habrá una exposición sobre la iglesia militar, un mirador y, además, será un lugar en el que se trabaje por la paz.
La iglesia original fue construida en estilo barroco por orden de Federico Guillermo I en la década de 1730. Cómo te puedes imaginar, durante la Guerra fue gravemente dañada y sus ruinas fueron voladas por orden del gobierno de la RDA en 1968.
Este templo era el lugar de descanso de Federico Guillermo I y de su hijo Federico el Grande, además, fue visitada por importantes personajes, como el zar Alejandro I, Napoleón Bonaparte o Johann Sebastian Bach, que tocó en ella en 1747. También fue usada por los nacionalsocialistas con fines propagandísticos y fue testigo, en 1933, del simbólico apretón de manos entre Paul von Hindenburg y Hitler.
Barrio Holandés
Seguimos paseando por el centro de Potsdam y nos dirigimos al barrio holandés.
El camino pasa por el cementerio de honor soviético, que se encuentra en la plaza Bassin y tiene unas 400 tumbas de soldados soviéticos muertos durante la II Guerra Mundial. Junto a él se encuentra la Iglesia católica de San Pedro y San Pablo, que fue finalizada en 1870. Su elemento más característico es el campanario, que está basado en el de la iglesia de San Zeno en Verona.
Muy cerca está la iglesia más antigua que se conserva en el centro de la ciudad, la Iglesia francesa, obra de Knobelsdorff. El Gran Elector ofreció a los hugonotes, que habían huido de Francia, un nuevo hogar en Prusia y, para esta comunidad se construyó este templo a mediados del s. XVIII. En el siglo XIX, su interior fue rediseñado por Karl Friedrich Schinkel. Tras la II Guerra Mundial, la iglesia permaneció casi intacta.
El Barrio Holandés es una de las zonas más atractivas de Potsdam. Paseando por sus calles te sentirás trasladado a alguna ciudad de los Países Bajos. Y es que aquí verás más de 100 casas de ladrillo construidas al estilo de este país.
¿Y por qué? te preguntarás. Pues bien, a mediados del s. XVIII, para atraer artesanos holandeses a Potsdam, el rey Federico Guillermo I, que tenía preferencia por esta cultura, mandó su construcción. Y es que a finales del s. XVII, Holanda era uno de los países más desarrollados de Europa. Si quieres saber más sobre este barrio, puedes visitar el museo en Mittelstraße 8, que se encuentra en la casa Jan Bouman, el arquitecto que lo diseñó.
En el barrio te llamarán la atención numerosos negocios muy acogedores. Así, hay tiendas, galerías, cafeterías y restaurantes. Nosotros entramos en Lekker Koffie, una pequeña cafetería perfecta para hacer una pausa en tu visita a Potsdam. El café estaba muy bueno, la comida estuvo rica y el ambiente era perfecto para seguir sintiéndose en Holanda.
Un buen momento para conocer este barrio es durante algunas de las fiestas que organizan, y que también hacen referencia a los Países Bajos. Así, en abril se organiza el festival de los tulipanes y en la época de adviento se celebra el mercado navideño holandés, Sinterklaas.
Si te gustan los mercados de navidad, puede que te interese leer nuestro post sobre Alemania en adviento.
Y llegó la hora de dirigirse a la zona más famosa de Potsdam, el parque Sanssouci. Para ello, sólo tienes que recorrer alguna de las calles del centro, por ejemplo, la calle de Brandeburgo, la principal calle comercial que se extiende entre la Iglesia de San Pedro y San Pablo y la puerta de Brandeburgo.
Restos de la muralla aduanera de Potsdam
Antes de ir al parque, puedes pasarte por las tres puertas que aun quedan de la antigua muralla aduanera de Potsdam, que fue construida en el s. XVIII para controlar el área económica y evitar que desertaran los soldados.
La puerta más antigua que se conserva es la del cazador, Jägertor, de 1733. Su nombre recuerda que el área de Potsdam era un buen coto de caza, una de las razones por la que pudo ser elegida como ciudad residencial por los Hohenzollern.
La puerta Nauen está junto al barrio holandés. Fue construida en 1755 y es el primer edificio neogótico de Prusia. A nosotros nos recordó un poco a un hotel de Las Vegas.
Y la más moderna es la puerta de Brandeburgo, que es también la más llamativa de todas, en parte por su color amarillo brillante. Se llama igual que la de Berlín, pero es unos 20 años más antigua, pues se construyó alrededor de 1770 por orden de Federico el Grande. Simboliza el ascenso de Prusia a gran potencia europea tras la Guerra de los Siete Años y toma como modelo los arcos triunfales romanos. Fíjate que cada lado de la puerta es diferente, pues fueron diseñados por dos arquitectos distintos. El lado de la ciudad es el más sencillo, mientras que el lado del campo, el lado visible para aquellos que entraban a la ciudad, es más elaborado y recuerda al arco romano de Constantino.
En el centro de Potsdam se encuentra el memorial de la calle Linden, que está en un edificio de estilo holandés construido en la década de 1730. Este sirvió de prisión durante el nacionalsocialismo, la ocupación rusa y el tiempo de la RDA. Después, sería usado como Casa de la Democracia y, desde 2017, es un memorial donde puedes visitar las celdas de los prisioneros y aprender sobre sus víctimas.
Una manera de conocer el centro de la ciudad es con este recorrido a pie autoguiado.
Mapa del centro de Potsdam
En este mapa verás localizados todos los lugares de los que te hemos hablado hasta ahora.
- 1. Estación Central
- 2. Mercado Antiguo
- 3. Casa Minsk
- 4. Antiguas Caballerizas
- 5. Jardín de Recreo
- 6. Iglesia de la Guarnición
- 7. Cementerio Soviético
- 8. Iglesia Francesa
- 9. Barrio Holandés
- 10. Puerta del cazador
- 11. Puerta Nauen
- 12. Puerta de Brandeburgo
- 13. Memorial de la calle Linden
Parque Sanssouci
La zona más conocida de la ciudad, aquella que no puede faltar en tu visita a Potsdam, es el parque Sanssouci. El monarca al que debe su importancia y majestuosidad esta extensa zona verde no puede ser otro más que Federico el Grande.
Todo comenzó con un palacio que el rey recibió de su padre en 1734 y que transformó en su querida residencia de verano, el palacio Sanssouci.
Tras su finalización, el rey se centró en los alrededores, comenzando así el parque Sanssouci. Con los años, el sitio se fue ampliando con palacios y pabellones y se construyó una gran avenida recta de unos 2 kilómetros, que comienza en la entrada del obelisco y termina en el impresionante palacio Nuevo.
Antes de entrar al parque, puedes acercarte a la Puerta Triunfal, que está decorada con relieves de terracota y que da entrada a unas terrazas de viñedos coronadas por una villa italiana. Es probable que pienses que esta construcción, basada en el arco Argentario de Roma y construida a mediados del s. XIX, está un poco fuera de lugar. La verdad es que formaba parte de una avenida triunfal, proyectada por Federico Guillermo IV, cuyo objetivo era unir varios de los edificios que se encuentran en el parque Sanssouci, pero que nunca se completó.
Te vamos a proponer una ruta para recorrer el parque, aunque, por supuesto, puedes recorrerlo como tú quieras. Para saber los horarios, precios y la manera de visitar cada uno de los edificios, te aconsejamos que leas nuestro post anterior sobre Potsdam.
Así, entraremos por la entrada del Obelisco, que fue construido a mediados del s. XVIII. No intentes descifrar lo que está escrito en él, pues los caracteres egipcios con los que está decorado no tienen ningún sentido, ya que en aquel entonces todavía no se sabía traducir los jeroglíficos.
Por la avenida principal irás viendo rotondas decoradas con flores, fuentes y estatuas de mármol. Si te desvías un poco, llegarás a un bonito rincón donde se encuentra la Gruta de Neptuno, creada en la década de 1750.
Volviendo a la avenida principal, enseguida llegarás a la Gran Fuente, que está rodeada de esculturas y te da la bienvenida con un chorro de gran altura. Aunque Federico el Grande no pudo ver ni esta, ni ninguna fuente del parque en funcionamiento, pues a pesar de sus esfuerzos económicos, el conocimiento de sus ingenieros no fue suficiente.
Desde aquí podrás ver, en lo alto de la colina en terrazas llenas de viñedos, el palacio que da nombre al parque. Lo que significa, que es hora de subir las escaleras que te llevarán al palacio de Sanssouci, que fue construido por Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff en el estilo rococó de Federico en la década de 1740.
Federico el Grande quería un lugar para él, donde poder retirarse y escapar de la corte real. De hecho, su nombre francés, sans souci, significa sin preocupaciones. El monarca pasó aquí sus veranos y fue este el lugar donde murió en 1786.
Sin embargo, sus sucesores prefirieron otros palacios y Sanssouci quedó prácticamente desocupado, hasta que, a mediados del s. XIX, Federico Guillermo IV lo volvió a convertir en su residencia de verano, restaurándolo y ampliándolo.
El palacio resistió bien tanto la II Guerra Mundial como la época de la RDA y en su interior se conservan muebles de la época del monarca, como su escritorio o el sillón donde murió. La visita al palacio no es muy larga y se hace con audio guía, pero necesitas reservar el ticket con cita previa y ser puntual.
También puedes entrar en las cocinas del palacio, que son de la época de Federico Guillermo IV.
Merece la pena que pasees un rato por la terraza superior del viñedo, donde verás las decoraciones de la fachada del palacio, los cenadores y la sencilla tumba de Federico el Grande, quien, desde 1991, tal y como él quiso, descansa en este lugar.
Desde aquí, podrás ver en la distancia la Montaña de las Ruinas y la Torre Normanda, donde Federico el Grande mandó construir un depósito de agua para alimentar las fuentes del parque. Para mejorar su estética se añadieron ruinas antiguas artificiales, muy al gusto de la época. Pero como ya hemos dicho, el sistema de agua nunca funcionó en época del monarca y, a mediados del s. XIX, se rediseñó la zona y se añadió la torre Normanda, que tiene unos 23 metros de altura y que, actualmente, es un mirador.
Como te estarás preguntando cuándo funcionaron las fuentes del parque, te lo vamos a contar. Federico Guillermo IV mandó construir, en la década de 1840, una casa de bombas que albergaba la máquina de vapor más grande de Alemania en aquellos tiempos. Así, en 1842, el depósito de agua de la colina cumplió su propósito y las fuentes entraron en funcionamiento.
La casa de bombas, que es conocida como la mezquita por su estilo morisco, se puede visitar. Sin embargo, está fuera del parque y sólo abre días específicos.
El palacio de Sanssouci está flanqueado por dos edificios, al este se encuentra la pinacoteca y al oeste las Nuevas Cámaras.
La pinacoteca fue construida específicamente para albergar la colección de pintura de Federico y se finalizó en 1764. Al entrar, además de la decoración dorada de sus techos y su suelo en mármol amarillo y blanco, enseguida te va a llamar la atención la cantidad de cuadros que cuelgan de sus paredes. Entre las más de 140 obras, verás alguna de artistas como Caravaggio, Anton van Dyck o Peter Paul Rubens.
Las Nuevas Cámaras fueron construidos entre 1771 y 1775, transformando un invernadero de naranjos en un palacio para huéspedes. Si lo visitas, pasearás por lujosas habitaciones, siendo la más destacada la Sala Jaspe.
Desde aquí puedes acercarte al molino histórico, un edificio de madera que llama la atención entre tanto palacio. Este es una reconstrucción de 1993 de un molino de viento holandés de finales del s. XVIII que se incendió durante la II Guerra Mundial. Sin embargo, ya había un molino aquí antes de que Federico el Grande construyera su palacio, el cual es el origen de una leyenda sobre el rey y el molinero.
En su interior hay una exposición sobre la historia del molino y, en la planta superior, puedes ver su mecanismo, además de tener unas vistas decentes de los alrededores. También puedes comprar pan hecho con harina de Sanssouci. No te podemos decir si merece la pena, porque cuando llegamos ya se había agotado.
Atravesando los bonitos jardines sicilianos, enseguida llegarás a la Nueva Orangerie, que es el último edificio palaciego construido en el parque y el más grande en extensión. Desde aquí tendrás una amplia vista de los alrededores.
Este palacio fue construido por Federico Guillermo IV, entre 1851 y 1864, en estilo del renacimiento italiano y está decorado con fuentes, esculturas y terrazas. El edificio sobrevivió prácticamente intacto la II Guerra Mundial y en su interior, donde se conservan los muebles de la época, puedes visitar una sala con copias de obras de Raffael, antiguos apartamentos y salas para albergar las plantas exóticas del parque durante el invierno.
Si sigues por el camino superior, llegarás a la Casa del Dragón, construida en la década de 1770 al estilo de una pagoda china y que hoy día alberga un restaurante, y al Belvedere Klausberg, un mirador construido alrededor de 1770 y que fue el último proyecto de Federico el Grande para el parque. Desde este último, que tuvo que ser reconstruido tras la II Guerra Mundial y sólo abre en ocasiones especiales, puedes llegar al impresionante Palacio Nuevo.
Sin embargo, también puedes volver a la avenida principal tras visitar el molino histórico o la Nueva Orangerie. Una vez en la avenida, sólo tendrás que seguirla para llegar al Palacio Nuevo, cuya cúpula verás desde lejos. Este paseo es muy bonito, pues vas viendo al fondo de calles arboladas los distintos edificios que decoran el parque.
Que opción tomar, dependerá del tiempo que tengas, de tus intereses y de si los monumentos están abiertos.
Como ya hemos dicho, puedes encontrar toda la información sobre horarios, precios y estado de las visitas en cómo visitar Potsdam.
El Palacio Nuevo comenzó a construirse en 1763, tras el final de la Guerra de los Siete Años.
Con este imponente edificio barroco, Federico el Grande quería mostrar el éxito y poder de Prusia. De hecho, nunca fue su residencia principal, sino un lugar donde recibía a importantes gobernantes.
Tras su muerte, no se le dio mucho uso, hasta que, a mediados del s. XIX, se convirtió en la residencia de verano del príncipe heredero Federico Guillermo, futuro rey Federico III que gobernaría sólo durante 99 días. También fue la residencia de Guillermo II hasta su abdicación en 1918.
El exterior del Palacio está decorado con más de 400 estatuas y en su interior se conservan muebles y otros objetos del s. XVIII. Entre sus numerosas salas destaca la de la Gruta, cuyas paredes están decoradas con conchas, fósiles, mármol y piedras semipreciosas. También puedes visitar el teatro del palacio, que aún sigue en uso.
No te olvides de acercarte a su parte trasera, donde están las Comunas, que antiguamente albergaba las cocinas y las dependencias domésticas y que ahora pertenece a la Universidad de Potsdam.
Cerca del palacio verás los pequeños Templo de la Amistad, que fue construido alrededor de 1768 en memoria de la hermana de Federico el Grande, Guillermina de Prusia, y el Templo Antiguo, mandado construir en 1768 para albergar obras de arte del monarca y que, desde 1921, es un mausoleo para algunos miembros de la familia Hohenzollern.
Del palacio Nuevo puedes dirigirte al palacio Charlottenhof por senderos poco transitados que te harán aislarte del bullicio del palacio Sanssouci.
Charlottenhof fue la residencia de verano del príncipe heredero Federico Guillermo, futuro rey Federico Guillermo IV, quien, en la década de 1920, encargó a Karl Friedrich Schinkel la transformación de una casa de campo. El resultado fue este pequeño palacio de estilo clásico que está inspirado en las villas romanas.
En su interior, donde se mantiene gran parte del mobiliario original, puedes ver varias salas, siendo la más original una habitación decorada como una tienda de campaña de un general romano. En la parte exterior hay fuentes, estatuas, columnas y un pequeño jardín. La verdad es que es un bonito rincón del parque, donde nosotros estuvimos prácticamente solos.
Charlottenhof está muy cerca de los Baños romanos, que, a pesar de su nombre, nunca se utilizaron como termas. Estas fueron una idea del rey Federico Guillermo IV, que era un amante de Italia e incluso aportó ideas y dibujos para su diseño. Los distintos edificios de este complejo se construyeron entre 1829-1840 por Karl Friedrich Schinkel.
Pasando por el último árbol que sobrevive del vivero real fundado en 1790, llegamos a la casa china, un pabellón de mediados del s. XVIII que mandó construir Federico el Grande. Este pertenece al entonces popular estilo de Chinoiserie, vamos, a lo chino, o lo que los europeos consideraban chino. En su parte exterior destacan las figuras doradas a tamaño real vestidas con ropas orientales.
Y volviendo a la avenida principal, nos dirigimos a la salida disfrutando de las vistas de la Nueva Orangerie y del palacio Sanssouci.
Antes de volver al centro de la ciudad, puedes pasarte por la iglesia de la Paz, que está inspirada en modelos italianos. Fue mandada construir por Federico Guillermo IV y se completó en 1850.
En su interior, el ábside está decorado con un mosaico del s. XIII procedente de una iglesia de Murano. También funciona de mausoleo para miembros de la familia Hohenzollern, como Federico Guillermo I, el padre de Federico el Grande, y Federico Guillermo IV.
Una manera de conocer el parque Sanssouci es con esta audioguía de los jardines del parque Sanssouci.
Mapa del Parque Sanssouci
En este mapa verás localizados todos los lugares de los que hemos hablado.
- 1. Entrada del Obelisco
- 2. Gruta de Neptuno
- 3. Gran Fuente
- 4. Palacio Sanssouci
- 5. Montaña de las Ruinas
- 6. Casa de Bombas
- 7. Pinacoteca
- 8. Nuevas Cámaras
- 9. Molino Histórico
- 10. Nueva Orangerie
- 11. Casa del Dragón
- 12. Belvedere Klausberg
- 13. Palacio Nuevo
- 14. Templo Antiguo
- 15. Templo Antiguo
- 16. Hipódromo
- 17. Charlottenhof
- 18. Baños Romanos
- 19. Casa China
- 20. Iglesia de la Paz
Colonia Rusa Alexandrowka
Si todavía tienes tiempo para seguir visitando Potsdam, te aconsejamos que te acerques a la pequeña colonia rusa Alexandrowka. Si vas caminando, por el camino verás villas muy elegantes.
Te preguntarás qué hace una colonia rusa en esta ciudad. Pues bien, cuando en 1806 Prusia cayó derrotada contra el ejército de Napoleón, tuvo que pactar con Francia en contra de Rusia en 1812. Fue entonces cuando 62 soldados rusos capturados se quedaron en Potsdam y acabaron formando parte del ejército prusiano. Al morir el zar Alejandro I en 1825, 12 de estos soldados aun vivían y, en su memoria, Federico Guillermo III mandó construir esta colonia para ellos.
Merece la pena que pasees por las calles donde se van alternando bonitas casas de madera. Además, una de ellas alberga un museo sobre la historia de la colonia y otra un restaurante.
Muy cerca, a 5 minutos caminando, está la bonita iglesia Ortodoxa Rusa memorial Alexander Nevsky, que fue consagrada en 1829.
Belvedere en Pfingstberg
Desde aquí te puedes dirigir al Belvedere en Pfingstberg, que es un palacio situado a 76 metros de altura. Fue construido a mediados del s. XIX en un lugar con unas vistas perfectas de los alrededores, de las que puedes disfrutar si lo visitas.
Además del Belvedere, aquí se encuentra el pequeño Templo de Pomona, considerado el primer edificio construido por Karl Friedrich Schinkel en 1800 como un pabellón de té.
Ambos edificios se deterioraron tras la II Guerra Mundial, debido a que el personal militar soviético se mudó a esta zona en la década de 1950. Además, con la construcción del Muro en 1961, el Belvedere quedó cerrado a la vista. No fue hasta 1987, que se comenzó a restaurar el edificio en ruinas.
El Belvedere está muy cerca del Nuevo Jardín, donde se encuentra uno de los palacios que le ha dado fama mundial a Potsdam, el de Cecilienhof, lugar donde tuvo lugar la Conferencia de Potsdam.
De camino pasarás por elegantes villas, como Villa Quandt o villa Lepsius, y verás información sobre el uso del distrito por el servicio secreto, hasta puedes ver algún resto del Muro en la calle Langhans. Y es que aquí estuvo uno de los lugares de inteligencia más importantes de los soviéticos durante la Guerra Fría.
También puedes visitar de manera gratuita el memorial y lugar de encuentro calle Leistikow, donde, desde 1945, estuvo el centro de detención de la KGB. Aquí se cuenta la historia del lugar y el destino de sus prisioneros. Las celdas dan idea de la situación de los presos.
Nuevo Jardín
Y llegamos al Nuevo Jardín, que Federico Guillermo II, sobrino y sucesor de Federico el Grande, hizo construir a partir de 1787 como contraste al de Sanssouci.
También mandó edificar un nuevo palacio, el Palacio de Mármol, una obra al estilo del clasicismo temprano que se convirtió en su palacio de verano y donde murió en 1797.
El palacio, que está a orillas del lago Sagrado, debe su nombre a los elementos decorativos de mármol en la fachada. Tras la II Guerra Mundial, fue utilizado como comedor para los oficiales del Ejército Rojo y, más tarde, como museo del ejército militar.
Junto a él se ve la antigua cocina del palacio, que fue construida alrededor de 1790 en forma de ruinas artificiales. Un pasaje subterráneo lo conectaba con el palacio.
Cerca hay una pirámide, que fue construida en 1791 como bodega de hielo para mantener frescos los alimentos. En invierno se tomaba hielo del lago y se almacenaba en ella.
Y no muy lejos está la Orangerie, que tiene un portal egipcio custodiado por una esfinge. Terminada en 1793, aquí se celebraban conciertos públicos en los que el propio rey tocaba el violonchelo.
Junto a la entrada principal del parque, hay una hilera de casas de ladrillo que pertenecen al establecimiento holandés que servía de residencia para los sirvientes.
El edificio más famoso del parque es el Palacio Cecilienhof, que fue construido en estilo Tudor en la década de 1910.
El último palacio Hohenzollern fue construido bajo el emperador Guillermo II para su hijo Guillermo y su esposa Cecilie, que la usaron de residencia hasta 1945. En su parte exterior fíjate en sus chimeneas, que están bellamente decoradas y son todas diferentes.
Este palacio saltó a la fama por ser el lugar donde tuvo lugar la Conferencia de Potsdam. Desde entonces, una estrella hecha de flores rojas decora el césped del patio principal.
Durante esta reunión, la sala residencial se convirtió en una sala de conferencias, cuya mesa redonda fue hecha especialmente para la negociación. Sentados en ella estaban los jefes de estado y de gobierno de las potencias aliadas que salieron victoriosas de la II Guerra Mundial: Truman por EEUU, Churchill y Clement Attlee por Gran Bretaña y Stalin por la URSS. Durante esta, Truman ordenó lanzar la bomba atómica sobre Hiroshima.
Además de las habitaciones donde se llevó a cabo la Conferencia, también puedes visitar las antiguas viviendas del príncipe heredero.
Cerca del palacio, hay una gruta de cristal y conchas que fue construida en 1792. El objetivo de este lugar, utilizado para fiestas de té y cenas, era que, vista desde el exterior, pareciera creada por la naturaleza. Con la construcción del Muro de Berlín, la cueva quedó en la franja fronteriza y acabó deteriorándose.
Desde aquí puedes llegar al Meierei, una cervecería en la orilla del lago. El edificio fue creado como lechería para abastecer a la corte y, más tarde, se instaló en ella una casa de bombas para regar el parque.
Además, en la orilla sur del lago se encuentra la Biblioteca gótica, que albergaba la colección de libros de Federico Guillermo II. Esta torre de dos pisos fue construida en la década de 1790, pero durante la II Guerra Mundial sufrió graves daños y tuvo que ser reconstruida en la década de 1990. Puedes ver su interior a través de la ventana.
Mapa del Jardín Nuevo
En este mapa verás localizados todos los lugares de los que hemos hablado.
- 1. Colonia Alexandrowka
- 3. Belvedere
- 4. Villas italianas
- 5. Memorial calle Leistikow
- 6. Palacio de Mármol
- 7. Cocina del palacio
- 8. Pirámide
- 9. Orangerie
- 10. Establecimiento Holandés
- 11. Palacio Cecilienhof
- 12. Gruta de Concha y Cristal
- 13. Meierei
- 14. Biblioteca Gótica
Zonas interesantes para visitar si le dedicas más de un día a Potsdam
Parque Babelsberg
Este parque está ubicado a orillas del río Havel y se desarrolló alrededor del Palacio de Babelsberg, que fue construido en 1834 en estilo neogótico como residencia de verano del emperador Guillermo I y su esposa Augusta.
El castillo ha sido testigo de importantes eventos históricos, como el nombramiento de Otto von Bismarck como Primer Ministro de Prusia en 1862. Al norte del palacio corría la frontera entre Berlín Occidental y la República Democrática Alemana durante la división del país.
Si vas a este parque podrás ver otros monumentos aparte del palacio: la Columna de la Victoria, que conmemora la victoria en 1866 de la guerra austro-prusiana y se encuentra en el punto más alto, lo que la convierte en un buen mirador; la sala de máquinas, que permitía el funcionamiento del sistema de fuentes del parque; el pequeño castillo, que fue la residencia del hijo mayor del emperador Federico III; el antiguo palacio de justicia de Berlín, que fue reconstruido en 1871 utilizando partes originales del edificio del siglo XIII, que fue desmantelado a mediados del s. XIX tras la construcción del ayuntamiento Rojo; la Torre Flatow, de 46 metros de altura, que se construyó en la década de 1850.
Una manera de conocer el parque Babelsberg es con este recorrido a pie autoguiado.
Desde el parque tienes vistas al puente Glienicke, que conecta Berlín y Potsdam y que se hizo muy conocido durante la Guerra Fría gracias al intercambio de espías entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Este fue construido a principios del s. XX y por su centro pasa la frontera estatal entre Brandeburgo y Berlín. Durante la división del país, esta era la frontera entre Berlín Occidental y la República Democrática Alemana, convirtiéndose en un puesto de control. El puente presenta dos colores, siendo la parte de Berlín un poco más oscura.
Torre Einstein
Esta torre es un observatorio construido en la década de 1920 para confirmar experimentalmente la teoría de la relatividad. De hecho, este fue diseñado por el astrofísico Finlay Freundlich en colaboración con el ganador del premio Nobel, Albert Einstein.
Schifffbauergasse
Este lugar cultural y comercial es perfecto para relajarse a orillas del lago Profundo al final del día.
Para llegar a ser lo que es hoy día, este área ha pasado por diversas funciones. Así, en 1817, fue un astillero donde se construían barcos de vapor. Más tarde, se convertiría en un cuartel militar. Asimismo, se pondría en funcionamiento una fábrica de gas y un molino de achicoria, y también se desarrollaría la piscicultura.
La mayoría de los edificios se usarían a lo largo de los años para fines militares por el ejército alemán, el ejército Ruso y el ejército Nacional Popular de la RDA. Tras la Reunificación, se cerraron las fábricas de gas y las tropas militares se retiraron.
Poco a poco, el lugar fue llenándose de arte y cultura y se abrió al público. Para ello, los edificios industriales se renovaron, como el Schinkelhalle, uno de los más antiguos del lugar, que fue diseñado por Karl Friedrich Schinkel en 1822 como caballerizas y que ahora es una sala para conciertos y otros eventos.
Hoy, entre antiguos edificios industriales y militares, barcos y arquitectura moderna, se encuentran numerosas asociaciones culturales, como el teatro Hans Otto, la Fabrik Potsdam, el T-Werk o el Kunstraum, que organizan exposiciones de arte contemporáneo, espectáculos de teatro y danza o conciertos al aire libre. Asimismo, encontrarás diversos lugares para comer y tomar algo.
Si te apetece conocer la ciudad de una manera diferente puedes participar en este juego de escape autoguíado al aire libre.
En este mapa encontrarás las distintas zonas de las que hemos hablado, para que te hagas una idea de las distancias.
- 1. Parque Babelsberg
- 2. Parque de atracciones Filmpark Babelsberg
- 3. Puente Glienicke
- 4. Torre Einstein
- 5. Schifffbauergasse
- 6. Centro histórico de Potsdam
- 7. Parque Sanssouci
- 8. Jardín Nuevo
Dónde comer en Potsdam
No vas a tener ningún problema para comer en Potsdam.
Alrededor de la Puerta de Nauen encontrarás una zona muy animada y popular con una gran variedad de restaurantes, bares y cafeterías. Aquí intentamos entrar en el Pauline, un restaurante de comida francesa con buena pinta. Sin embargo, era sábado y estaba a tope, por lo que hubiéramos tenido que esperar una hora para que nos sirvieran.
El barrio holandés es otra buena zona para comer, con restaurantes y pequeñas cafeterías. Nosotros estuvimos en Lekker Koffie, una cafetería cuya decoración te hace sentir en Holanda. El café estaba muy bueno y también la comida, eso sí, no es el sitio más económico.
Si quieres comer algo rápido y más barato, seguro que encuentras algo en la principal calle comercial de Potsdam, la calle de Brandeburgo.
Una buena manera de comer en Alemania cuando se tiene poco tiempo es entrar en una panadería. Aquí suelen tener una gran variedad de bocadillos y del famoso pan alemán, el bretzel, que, además, lo rellenan con distintos ingredientes. Es muy típico el bretzel con mantequilla.
Si buscas un sitio con historia, puedes acercarte a la calle Schopenhauer 33, cerca de la puerta de Brandeburgo. Aquí hay un restaurante alemán, Alter Stadtwächter, en un antiguo cuartel junto a los restos de la antigua muralla de la ciudad.
Otro restaurante situado en un edificio histórico es el que se encuentra en la colonia Alexandrowka, en una de las casas de madera de la colonia. Aquí podrás probar comida rusa y disfrutar de su jardín. Nosotros intentamos ir, pero su horario no nos encajó. Así que acabamos en un restaurante cercano, Café Matschke am Nuen Garten, donde también pudimos probar platos rusos. Acabamos muy satisfechos.
Otro edificio peculiar donde comer es la Drachenhaus, en el parque Sanssouci, que fue mandada construir por Federico el Grande.
También puedes acercarte a tomar algo a Schifffbauergasse, donde podrás comer hasta en un barco.
¿Te han entrado ganas de conocer Potsdam?
Pues puedes venir hasta aquí fácilmente desde Berlín. Para ello puedes unirte a esta excursión guiada a Potsdam, donde un guía te acompañará y te explicará el interés de cada lugar, o con esta excursión a Potsdam y Sachsenhausen, una manera de hacerte una idea de ambos lugares si no tienes mucho tiempo.
Si te gusta pedalear, puedes unirte a esta excursión por los palacios y jardines de Potsdam en bicicleta desde Berlín.
Como es muy probable que visites Potsdam desde Berlín, aquí te dejamos, por si te sirven de ayuda, los posts que tenemos sobre esta ciudad.
– Un breve resumen de la historia de Berlín
– Berlín: todo lo que necesitas saber para visitarla. Cómo moverte por la capital de Alemania
– Qué ver en Berlín: un paseo por sus barrios
– Isla de los Museos y Kulturforum, un paraíso para los amantes del arte
– Imprescindibles de Berlín, qué ver si se tiene poco tiempo
– Qué ver en Mitte, el corazón de Berlín
– Qué ver en el barrio de San Nicolás, donde recordar el Berlín medieval
– Qué ver en el barrio judío de Berlín
– Qué ver en Kreuzberg-Friedrichshain, arte, historia y mucho ambiente
¿Vas a viajar a Alemania?
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wow! que completo, nos encantó, queda guardado! 😉 Saludos! 🙋♂️🙋♀️
Muchas gracias por el comentario 🙂
«Parques creados por los monarcas prusianos alrededor de sus bellos palacios». Con ese comienzo se haces irresistible leer tu post. Ser residencia de reyes, como es el caso de Federico Gullermo, es garantía de prosperidad para una ciudad no cabe duda. Con Federico el Grande y el chambelán Voltaire, no me extraña que Potsdam fuera el centro cultural de Prusia (compartido con Berlin).
Felicidades por este buen post. Os invito a visitarme y comentar. Vuestra opinión es valiosa para mí.
Saludos
Muchas gracias por tu comentario. Nos alegra saber que te ha gustado. Para nosotros Potsdam fue una gran sorpresa a la que le debemos una segunda visita