Tres días en Capadocia dan para mucho, para explorar ciudades subterráneas y perderse por sus valles, para maravillarse dentro de las iglesias rupestres y disfrutar de su gastronomía, para preguntarse el por qué de ese paisaje tan surrealista y relajarse en sus miradores ¿Nos acompañas?
En este post vamos a contarte cómo organizamos nuestros tres días en esta región de Turquía, pero si lo que quieres saber es qué lugares puedes visitar, así como sus precios y horarios, entra mejor en cómo organizar un viaje a Capadocia.
Del mismo modo, si estás interesado en hacer la actividad más popular en esta área, puedes leer nuestra experiencia volando en globo, qué hacer si te lo cancelan.
Índice
Cuántos días necesito para conocer la Capadocia
La Capadocia abarca un territorio bastante extenso, en el que hay un sinfín de lugares que visitar. Aparte de los más conocidos, puedes perderte en sus valles para explorar cuevas, iglesias rupestres o castillos excavados en la roca. Lo bueno es que muchos de los lugares se encuentran bastante próximos unos a otros y en un día puedes conocer varios.
Aunque en dos días puedes hacerte una idea de lo que la Capadocia tiene para ofrecer y visitar varios puntos de interés, creemos que tres días es un tiempo estupendo para explorar esta área tan interesante. Por supuesto, dedicarle 4 o 5 días te permitiría acercarte a zonas más alejadas y disfrutar de la Capadocia de una manera más relajada.
Nosotros pasamos tres días completos. Además, al viajar en coche de alquiler, pudimos aprovechar el día de llegada y el de salida para visitar alguna cosilla más.
Cómo te puedes imaginar, nos movimos en coche, lo que nos dio mucha libertad, pero también pasamos algún mal momento, pues las carreteras de la Capadocia no son las mejores y, a veces, el GPS nos dirigía por caminos no muy transitables.
Si quieres alquilar un coche, te recomendamos buscarlo usando Rentalcars, donde encontrarás las ofertas de las distintas compañías.
Si no puedes o no te apetece conducir, la Capadocia es una zona muy orientada al turismo y hay muchas agencias que ofrecen tours a los lugares más importantes. Aquí os dejamos ideas de excursiones y actividades para disfrutar de la Capadocia.
Organización de nuestro viaje: qué ver en Capadocia en tres días
Día 1
Llegamos a la Capadocia desde Pamukkale tras un viaje en coche de unas 7 horas.
Caravanserais de Sultanhani y Agzikarahan
Nuestra primera parada fue Sultanhani, en la provincia de Aksaray, donde descubrimos uno de los caravanserais más conocidos e impresionantes de la Capadocia. Fue una visita corta y no coincidimos con mucha gente.
Aparcamos de manera gratuita en una de las calles paralelas al edificio y enseguida atravesamos la puerta del caravanserai, que está bellamente tallada. Pasear por su interior y ver cómo está organizado, aunque no haya mucha información, nos permitió imaginarnos cómo se ordenaban las caravanas en el pasado.
La mayoría de las habitaciones estaban vacías, pero en la sala principal había una exposición de alfombras, las cuales decoraban las columnas con sus bellos diseños. Además, podías ver como un artesano arreglaba alfombras antiguas.
Antes de irnos, aprovechamos para descansar del viaje en una de las muchas tiendas que hay alrededor del caravanserai, tomándonos un té y un zumo de naranja.
Por la carretera, camino a Nevşehir, vimos más caravanserais y paramos en el de Agzikarahan, alrededor del cual sólo había algunas casas a medio derruir. Como estaba cerrado, tuvimos que atisbar su interior a través de los barrotes de la puerta. Este era muy parecido al de Sultanahani, aunque mucho más pequeño.
La visita a los caravanserais nos pareció interesante, pero se encuentran bastante lejos de la zona más visitada, es decir, a unos 130 km de Göreme. Por eso, sólo aconsejamos llegar hasta aquí si vas a pasar más de tres días en la zona.
Como alternativa, cerca de Avanos puedes visitar el caravanserai de Sarihan. Además, también puedes conocer uno durante una excursión para ver una ceremonia Sema y la danza de los Derviche Giróvagos.
Ortahisar
Nuestro alojamiento para las primeras dos noches estaba en Ortahisar y fue Elaa cave hotel, cuya dueña era simpatiquísima y nuestra habitación cueva era muy acogedora. Además, desde la terraza se veía el castillo de esta población.
Salimos a dar una vuelta y a cenar. Paseamos completamente solos por sus calles a medio iluminar, admirando como muchas de las edificaciones se encontraban construidas sobre la roca. Ortahisar nos pareció una villa con mucho encanto.
Acabamos cenando en el Mimik café, donde la comida estuvo muy buena, los camareros fueron super simpáticos y el precio nos pareció muy asequible, tres platos más bebidas 350 LT.
Día 2
El comienzo de este día fue algo amargo, porque se canceló el vuelo en globo a causa del viento. Así que ocupamos las horas antes del desayuno intentando reservar otra plaza. Si quieres más información sobre este tema, te lo contamos todo en viajar en globo en Capadocia.
Tras desayunar en el hotel el típico desayuno turco, estábamos preparados para explorar la Capadocia.
Nuestra ruta fue la siguiente:
- 1. Ortahisar
- 2. Valle de las Palomas
- 3. Uçhisar
- 4. Hisaralti Panorama
- 5. Asmanin alti Panorama
- 6. Museo al aire libre de Göreme
- 7. Mustafapaşa
- 8. Ürgüp, las tres bellezas
- 9. Valle del Amor
Valle de las palomas
Nuestro primer destino era Uçhisar, pero entre Ortahisar y Uçhisar está el valle de las Palomas, llamado así por sus muchos palomares, así que aprovechamos para verlo.
Los valles de la Capadocia puedes disfrutarlos de dos maneras, desde los miradores decorados con columpios, arcos y un montón de objetos más o recorriendo sus caminos, no siempre bien señalizados.
Nosotros habíamos decidido que este valle lo veríamos sólo desde el mirador, ya que nuestro tiempo era limitado, pero cada vez que llegábamos a uno, que son muchos, nos entraban ganas de bajar. Y es que en Capadocia puedes pasarte días explorando.
Desde el mirador del valle de las Palomas tienes unas vistas increíbles, con Uçhisar y su impresionante castillo de fondo.
Aquí tuvimos nuestro primer contacto con los innumerables columpios de la Capadocia. Estos son gratuitos, pero los tenderos, que están siempre al quite, se suelen ofrecer como fotógrafos y ahí ya sí que te cobran. En este caso, aceptamos la oferta y por 10 LT nos sacaron una foto a los tres que estaba muy bien enmarcada y eso no siempre es fácil.
Uçhisar
Enseguida llegamos a Uçhisar y aparcamos el coche de manera gratuita en una plaza a unos 5 minutos andando del famoso castillo. Por el camino vimos las casas del pueblo, donde ya estaban abiertas bastantes tiendas ofreciendo productos de cerámica.
Entramos en el castillo y, tras subir 275 escalones, pudimos disfrutar de una vista maravillosa de los alrededores, que fue lo mejor de la visita. El castillo nos gustó y nos impresionó ver la manera en que vivían, pero, si no fuera por las vistas, hay otros lugares excavados en la roca que nos gustaron más.
Aunque había ya visitantes, en el interior del castillo no nos parecieron demasiados, eso sí, eran las 9 de la mañana de un 8 de octubre.
Tras la visita, fuimos a un mirador que está junto al castillo. Por esta zona vimos varios hoteles con unas terrazas increíbles y pensamos que no estaría mal alojarse allí. Además, descubrimos un par de rincones curiosos. Sin embargo, nos quedamos con la sensación de que Ortahisar nos gustaba más como pueblo, aunque en este había más cafeterías y restaurantes, algunos con vistas y localizaciones espectaculares.
Al acabar la calle, llegamos a las letras de Uçhisar, donde había aparcado un autobús turístico y estaba repleto de gente.
Nos fuimos de Uçhisar y desde el coche vimos varios lugares donde aparcar para disfrutar el paisaje. Y como era el primer día, íbamos parando en la mayoría de ellos.
El primero estaba nada más salir de Uçhisar y ofrecía una vista general de la villa.
Además, estaban también las letras del nombre del pueblo y una de esas figuras de policía hechas de cartón que parecen reales y cuando vas conduciendo te hacen aminorar la velocidad.
La segunda parada fue en el Hisaralti panorama y la tercera en Asmanin Alti panorama. Ninguno nos defraudó en cuanto a vistas.
Göreme
Llegamos a Göreme y entendimos todo lo que habíamos leído sobre esta localidad, pues estaba llena de tiendas y restaurantes, había mucha gente y nos costó encontrar aparcamiento. Eso sí, lo buscamos en la calle principal, que es de pago (10 LT la hora).
La razón de entrar en Göreme fue para pagar el vuelo en globo que habíamos reservado por la mañana. La agencia se encontraba aquí y ya aprovechamos para comer algo rápido, un pide y un lahmacun que no nos llamaron la atención, en un lugar que, por lo que hemos visto en internet, han cerrado.
Museo al aire libre de Göreme
Nada más comer nos dirigimos al museo al Aire Libre de Göreme, uno de los lugares más visitados de Capadocia. Dejamos el coche en el aparcamiento de pago que hay junto a la entrada.
De camino a la taquilla pasamos por la iglesia Tokali, una iglesia rupestre con unas pinturas que te dejan maravillado. Además, su visita está incluida con la entrada del museo al Aire Libre. A nosotros fue una de las que más nos gustó.
Para comprar las entradas tuvimos que hacer algo de cola, pues, aunque queríamos llegar temprano, acabamos visitándolo en una hora bastante mala, las dos de la tarde. Lo mejor hubiera sido llegar pronto por la mañana o ya más tarde.
Por cierto, si quieres entrar en la iglesia Oscura, que es la mejor del complejo junto con la iglesia Tokali, tendrás que pagar una entrada extra. Si merece la pena o no dependerá de tus intereses, a nosotros nos encantó. Y ni en esta, ni en el interior de ninguna iglesia se pueden hacer fotos.
Durante tu visita, verás paneles informativos que explican los diferentes frescos y viene bien que les eches un vistazo antes de entrar a las iglesias. Otra opción es reservar una visita guiada por el museo al aire libre de Göreme o pagar por la audio guía.
A nosotros el museo nos gustó mucho. Eso sí, la zona donde se encuentran los monasterios no es tan grande. Así, tardamos alrededor de una hora en completar el recorrido.
Aparte de las iglesias, el paisaje que lo rodea es increíble, aunque es así en gran parte de la Capadocia.
De vuelta al coche comprobamos lo turístico de esta visita, con pequeños globos aerostáticos para sacarse fotos y muchos más lugares donde la gente intentaba ganar dinero. Y en el parking vimos señales hacia otras iglesias, como la Del Nazar.
Si decides no entrar en el museo al aire libre, puedes recorrer los caminos en busca de iglesias menos visitadas, algunas de las cuales son también de pago. Nosotros decidimos no visitar más en ese momento y seguir con nuestro plan.
Mustafapaşa
Así, condujimos hasta Mustafapaşa, una localidad que no recibe tantas visitas. De hecho, nosotros sólo vimos gente del pueblo sentada en la plaza.
El lugar nos gustó mucho, tanto por su tranquilidad, como por sus edificios de piedra bellamente decorados. Además, estuvo bien estar solos recorriendo sus calles y perdiéndonos por ellas.
Por supuesto, Mustafapaşa está rodeado de valles que puedes explorar, pero nosotros no lo hicimos. Así, llegamos hasta el puente viejo y avanzamos un poco más para poder disfrutar del paisaje, siempre seguidos por un perro que debía estar aburrido por la poca actividad del pueblo.
También entramos en la iglesia de Ayios Kostantinos Eleni, que se encuentra en la plaza principal y es de pago. En su interior hay información sobre la villa, pero lo que más nos gustó fue su exterior.
Dada la hora que era, aprovechamos para tomarnos un café muy rico en la cafetería Lokal-Sinasos, que está justo en la plaza. Además, nuestra hija se había quedado dormida y, al viajar sin silla, preferimos sentarnos y esperar a que se despertara.
A unos 20 kilómetros al norte de esta localidad está Avanos, que es muy famosa por su cerámica. Nosotros habíamos decidido no ir, por lo que aprovechamos para comprar algún recuerdo en Mustafapaşa, donde vimos precios razonables. Al final, compramos un escanciador de vino, cuyo diseño proviene de la civilización hitita, que, seguro, vas a ver en casi todas las tiendas.
Si merece la pena el desvío a Mustafapaşa depende de tus prioridades. Nosotros fuimos porque es una villa que no suele entrar en los itinerarios, que tiene mucho encanto y es algo diferente gracias a sus edificios de piedra. Sin embargo, igual no merece la pena si vas con poco tiempo.
Ürgüp: las tres bellezas
El siguiente destino estaba muy cerca, pues era el mirador desde donde puedes ver una curiosa formación rocosa conocida como las tres bellezas.
Esta se encuentra en las afueras de Ürgüp y para llegar tuvimos que atravesarla en coche. Aunque no llegamos a pasear por sus calles, nos pareció que tenía mucho ambiente y vimos bonitas calles y rincones con encanto.
Además, pasamos por la bodega Turasan, que, a juzgar por los autobuses que vimos aparcados frente a ella, es bastante conocida. Sin embargo, esta no fue la única bodega que vimos en la Capadocia, y es que el tiempo y el suelo volcánico permiten obtener una buena calidad de uva.
Y llegamos al mirador, donde aparcamos de manera gratuita. Tras pasar una hilera de tiendas y cafeterías, alcanzamos las escaleras desde donde tienes una vista excelente de estas chimeneas de hadas.
Además, la luz era perfecta para disfrutar también de la vista de los alrededores. Eso sí, estaba lleno de gente.
Valle del Amor
Y para ver atardecer nos dirigimos al Valle del Amor, que es uno de los más conocidos gracias al aspecto de sus formaciones rocosas. Nosotros te dejamos unas fotos para que te imagines lo que quieras.
A pesar de no disfrutar de muy buen tiempo en Capadocia, ni de atardeceres espectaculares, la luz era bonita y daba un color especial a las formaciones rocosas que íbamos viendo a través del coche.
Al llegar a la altura del Museo al Aire Libre de Göreme, vimos un sitio con buenas vistas y varias personas disfrutando ya de la luz del atardecer. Valoramos parar, pero decidimos seguir con nuestro plan.
Así, llegamos al valle del Amor y dejamos el coche en el aparcamiento de pago. Aquí hay un gran número de columpios y elementos decorativos. Además, en las tiendas de souvenirs venden pequeñas vasijas de barro donde puedes escribir tus deseos y colgarlos de los columpios.
Estuvimos disfrutando de las vistas hasta que oscureció y volvimos a Ortahisar.
Aunque el restaurante de la noche anterior nos había gustado mucho, para probar algo nuevo fuimos al Tandir restaurant, que es algo más caro, pero con unas vistas espectaculares de Ortahisar. Por eso, si vas y no hace mucho frío, aprovecha para comer en su terraza.
Aquí probamos el Testi Kebab, que se cocina dentro de una vasija de barro. Y, aunque la comida estuvo buena, nos quedamos con la del día anterior.
Por cierto, hemos escrito un post sobre gastronomía turca que te puede venir bien a la hora de elegir qué comer.
Día 2:
La ruta que hicimos este día fue la siguiente:
- 1. Ortahisar
- 2. Ortahisar: Panorama Lavanta Café
- 3. Ortahisar: Monasterio de Hallacdere
- 4. Valle Rojo
- 5. Iglesia Ainaly
- 6. Valle Rosa
- 7. Çavuşin
- 8. Valle de Passabag
- 9. Museo al Aire Libre de Zelve
- 10. Valle de Devrent
- 11. Göreme
Ortahisar
Al ser nuestro último día en Ortahisar, aprovechamos para conocerlo un poco más antes de desayunar.
De día nos gustó tanto como de noche. Además, era domingo y no había nadie, sólo unos trabajadores arreglando una de las calles del pueblo.
Sin rumbo fijo, llegamos a varias terrazas que hay cerca de la plaza y desde donde tuvimos una vista general de la villa y sus alrededores. Y nos dirigimos al castillo pasando por una bodega y por un rincón donde nos esperaba un gran mural de la chica de la perla de Vermeer.
El castillo aun no había abierto, aunque ya habíamos decidido que no lo íbamos a visitar, pues es muy parecido al de Uçhisar, pero ofrece un aspecto algo más descuidado y recibe menos visitas.
Nosotros nos decidimos por el otro porque leímos que en el de Ortahisar el ascenso se hace por escaleras de mano y pensamos que sería más sencillo subir al otro castillo con una niña pequeña.
Finalmente, volvimos al hotel para desayunar en la terraza con las impresionantes vistas del castillo. Nos acompañaron varios gatos que fueron muy bien alimentados por nuestra hija.
Al terminar, aun nos quedaban un par de lugares por ver de Ortahisar.
El primero fue un mirador cuyas vistas nos encantaron. Para encontrarlo pusimos Lavanta panorama café en el GPS y, cuando llegamos, había bastante gente para la hora que era, pero había suficientes columpios y letras de Ortahisar y Capadocia para todos.
El segundo fue el monasterio de Hallacdere, que no sabemos como será en temporada alta, pero nosotros estuvimos completamente solos, aunque , la verdad, no creemos que reciba muchas visitas.
Al llegar donde nos indicaba el navegador aparcamos el coche. Los alrededores eran bonitos, pero no más especiales que lo que ya habíamos visto. Cerca, un pastor guiaba a sus ovejas a unas cuevas cercanas.
Nos pusimos a andar y el monasterio nos sorprendió tras una curva. Las entradas a las cuevas estaban pintadas y en el interior nos esperaban columnas, alguna figura y frescos.
Valle Rojo
Tras disfrutar mucho de esta visita, nos dirigimos al Valle Rojo, donde tuvimos que pagar para aparcar el coche.
Las vistas desde este valle eran increíbles y comprendimos el porqué de su nombre. Nos hubiera encantado bajar para caminar entre las formaciones de color rojizo, pero habíamos decidido hacer una ruta por el Valle Rosa.
Aunque la ruta que nos hubiera gustado hacer es la que une el Valle Rojo con el Rosa. Así, leímos que duraba unas 3 horas, pero como el tiempo estaba algo inestable y la ruta no era circular, optamos por caminar sólo por el valle Rosa.
Además, este valle es un buen lugar para disfrutar del atardecer y vimos unas mesas perfectas para sentarse a ver acabar el día.
Iglesia Ainaly
Y con pena por no bajar al valle Rojo, nos dirigimos al Rosa.
Pusimos en el GPS las coordenadas y salimos. Habíamos leído que encontrar la entrada no era fácil y lo comprobamos. El camino incluía carreteras poco transitables para un coche, así que improvisábamos y esperábamos a que el GPS volviera a encontrarse.
Al final la ruta pasó por el museo al are libre de Göreme, por lo que aprovechamos para visitar la iglesia Ainaly.
Aparcamos a unos 3 minutos andando de la entrada, aunque, si quieres, puedes bajar en coche hasta la iglesia, pero no creemos que merezca la pena.
Las vistas volvían a ser muy buenas, con el castillo de Uçhisar al fondo. Al entrar, nos dieron una linterna, ya que para llegar a alguna de las salas había que cruzar pasillos completamente oscuros y muy estrechos, teniendo que ir a gatas. La iglesia no tenía apenas frescos y no nos pareció una parada imprescindible, pero nuestra hija se lo pasó en grande guiándonos con la linterna.
Valle Rosa
Seguimos nuestro camino en busca del Valle Rosa, pasando por lugares muy bonitos, y, finalmente, llegamos a un aparcamiento con indicaciones hacia él. Además, vimos una empresa de caballos que se llamaba Rose Valley, por lo que pensamos que no podíamos estar muy equivocados.
El cielo estaba empeorando, así que decidimos echar a andar lo antes posible. Caminamos alrededor de una hora, entramos en alguna cueva, vimos formaciones de un color rosáceo que nos encantó y cuando empezó a llover, nos volvimos. Y menos mal, porque al poco de llegar al coche empezó a caer, pero bien.
Aunque estuvimos bastante solos, nos cruzamos con un par de grupos con guía y con gente montando a caballo. Y es que el paisaje era bien bonito.
Tras nuestra experiencia y tras leer que las indicaciones de los valles no son siempre las mejores, creemos que, para no perder tiempo y evitar perderse, reservar un tour con una persona que conoce los caminos y los lugares más destacables es una gran idea. Por ejemplo, este tour por los valles Rojo y Rosa.
Çavuşin
El valle Rosa está muy cerca de Çavuşin, por lo que aprovechamos a comer allí.
Aunque vimos muchos restaurantes en la carretera, decidimos buscar alguno dentro del pueblo. Usando Google maps, encontramos el Konak café. Aparcamos de manera gratuita justo enfrente y, al salir, vimos al fondo las antiguas casas cueva de Çavuşin, que tuvieron que ser abandonadas a causa de la erosión.
El Konak café es uno de los lugares más típicos en los que estuvimos durante este viaje. Al entrar en el restaurante, que parecía más la sala de estar de una casa, vimos a los dueños sentados en un rincón preparado con cojines y alfombras. Nos atendieron muy amablemente y la comida estaba muy rica. Las mesas cubiertas con hules me recordaron a mi abuela y el baño era de los de agujero en el suelo.
Valle de Pasabag
Al salir ya había parado de llover, así que nos acercamos al cercano valle de Pasabag, que es más bien otro museo al aire libre con entrada y caminos pavimentados.
Este valle es perfecto para ver las chimeneas de hadas, esas formaciones que tienen un «sombrerito» encima de una piedra más dura que protege a la parte inferior de la erosión. Aquí hay, incluso, una comisaria en el interior de una de estas formaciones.
Tras cruzar la antigua carretera que atravesaba el valle, llegas a la zona donde están las chimeneas de hadas, algunas con iglesias en su interior, aunque nosotros encontramos la mayoría cerradas. Algunas de estas iglesias tienen pisos superiores a los que puedes acceder, pero no siempre es fácil.
También puedes subir a una especie de colina, desde donde tienes una visión general del valle.
Museo al Aire Libre de Zelve
Y tras algo mas de una hora paseando por las chimeneas de hadas y explorando sus iglesias, nos dirigimos al museo al aire libre de Zelve, que resultó ser más grande de lo que imaginábamos.
Este museo es un monasterio/ciudad abandonada en los años 50 por problemas de erosión y, al comienzo, hay un mapa que indica la ruta a seguir. Nosotros nos equivocamos y lo recorrimos al revés, pero no fue un gran problema.
Zelve está dividido en tres valles y es diferente al museo al aire libre de Göreme en cuanto a que tienes más libertad durante la vista y, al menos nosotros, nos encontramos con muy poca gente. Eso sí, apenas hay frescos en las iglesias. Sin embrago, aquí puedes adentrarte en las cuevas, que no hace tanto estuvieron habitadas, ver la plaza del antiguo pueblo, el molino o la bodega. Y, cómo en muchos lugares en Capadocia, subir bastantes escaleras para pasar a cada valle.
Además, las vistas son espectaculares, con una piedra de colores rojizos que hace que el paisaje parezca de otro planeta.
Valle de Drevent
Tras hora y media descubriendo Zelve, estábamos bastante cansados. Aun así, nos dirigimos a la última visita del día que era el cercano valle de Devrent.
En este hay varias formaciones rocosas que se asemejan a animales u objetos, por eso se le conoce también como el valle de la Imaginación. La más conocida, o al menos una de las más fotografiadas, es la del camello, que se encuentra a la entrada del valle.
Göreme
Ya era hora de ir a nuestro siguiente hotel en la Capadocia, esta vez en Göreme, Göreme Valley Cave House. El coche lo aparcamos de manera gratuita frente al hotel.
No hubo atardecer, esa mañana tampoco habían salido los globos, así que nos conformamos con ver la poca luz que había desde la terraza del hotel y salimos a cenar.
El ambiente era completamente diferente al de Ortahisar, pues había gente y muchas tiendas y restaurantes. Pasamos por la galería Ikman, que es una tienda de alfombras con un rincón lleno alfombras y cojines, donde ofrecen reportajes fotográficos. También pasamos por el castillo excavado en la piedra de Göreme, que casi pasa inadvertido entre tanta tienda.
Finalmente, entre los numerosos restaurantes escogimos el Gurme kebab, que tenía muy buenas opiniones. Quedamos super satisfechos y comprobamos que los precios en Göreme eran algo más elevados.
Día 3
Nuestro último día completo en Capadocia lo utilizamos para hacer lo que llaman el tour verde. Y es que las agencias ofrecen diferentes rutas, la roja, la verde y la azul, que abarcan diferentes zonas y son muy populares.
– Tour por el sur de Capadocia
- 1. Göreme
- 2. Ciudad subterránea de Kaymakli
- 3. Monasterio de Selime
- 4. Valle de Ihlara
Comenzamos el día muy pronto, en la terraza de nuestro hotel, viendo, por fin, volar los globos sobre la Capadocia.
Decidimos quedarnos en el hotel por la pequeña, porque ya la estábamos llevando de aquí para acá, como para hacerla madrugar para ir a un valle a verlos.
Sin embargo, muchos valles, como el del amor, el de las espadas o el rojo, son buenos lugares para verlos volar. Eso sí, los lugares de salida cambian según el día y las condiciones meteorológicas, por eso, lo mejor es que preguntes en alguna agencia, o en tu propio hotel, por alguna recomendación.
Nosotros desde la terraza pudimos ver a muchísima gente disfrutando del amanecer lleno de globos en los valles de enfrente.
Otra opción es que reserves un tour que te lleve a los mejores lugares para ver el despegue, como este recorrido en coche clásico con sesión de fotos o esta ruta de observación de globos al amanecer en diferentes localizaciones.
Comenzamos la ruta tras desayunar, siendo la primera parada el Göreme panoramic view point, desde donde tienes una bonita perspectiva de esta localidad y que es también un buen lugar para ver los globos. Cuando nosotros llegamos, a eso de las 9:15 de la mañana, todavía había alguno en el cielo.
Y da igual donde pares, pues en ese tramo de la carretera, dirección Kaymakli, hay un montón de cafeterías con miradores.
Ciudad subterránea de Kaymakli
Y de allí nos dirigimos a la ciudad subterránea de Kaymakli, donde dejamos el coche en el aparcamiento de pago.
La visita fue muy interesante, pues es impresionante ver esa gran ciudad construida bajo tierra, con sus sistemas defensivos y sus diferentes habitaciones.
A la entrada se nos acercó una persona para hacernos de guía, que no nos hubiera venido mal, porque en el interior no hay paneles informativos. Sin embargo, le dijimos que no por la niña, porque no nos veíamos capaces de correr tras ella y escuchar al guía.
Y la verdad es que teníamos algo miedo por la pequeña, por si se agobiaba por la oscuridad y lo estrecho del lugar, pero no lo pasó mal, de hecho, fue la más exploradora metiéndose por todos los pasillos. Y es que, en cierta medida, puedes salirte del recorrido y descubrir diferentes salas.
Lo único malo es que es un lugar muy visitado y los pasillos son estrechos. Por eso, a veces teníamos que esperar a que los de adelante se fueran moviendo para poder avanzar, especialmente en los lugares con escaleras.
A la salida, frente al parking, hay unas cafeterías donde aprovechamos para tomarnos un té y un café turco, todo por 25 LT. El dueño no sabía inglés, pero se las ingenió para hacerse entender y explicarnos como beberlo.
Monasterio de Selime
Salimos hacia el monasterio de Selime y por el camino nos sorprendió el elevado número de huertos de calabaza que había.
Al llegar, el aparcamiento era de pago y había bastante gente, la mayoría grupos organizados. De todas formas, pudimos estar solos en la mayoría de las habitaciones.
El monasterio es grande y puedes ver sus diferentes salas, como la bodega, el almacén o la cocina. Además, entramos en iglesias que estaban bellamente decoradas.
Para llegar a las cuevas hay que subir la colina, pero el premio son las vistas al valle del Ihlara.
Valle de Ihlara
Este valle comienza en Selime, pero nosotros nos dirigimos en coche a Belisirma, otra de sus entradas. Para más información, te recomendamos leer cómo organizar un viaje a la Capadocia.
Antes de comenzar la ruta, decidimos comer en uno de los restaurantes que hay a la entrada, cuyas mesas se encuentran sobre el río Melendiz.
Al llegar, antes incluso de bajar del coche, el dueño del primero ya nos dijo que comiéramos en su restaurante. A nosotros no nos gustan que los camareros intenten atraer a la gente, de hecho, solemos huir de ellos, pero estaba todo vacío y no vimos más gente. Además, nos dijo que podíamos dejar el coche en el aparcamiento y usar los baños de manera gratuita porque eran suyos.
Así que nos sentamos en una de las mesas sobre el río. El lugar era perfecto, estábamos solos y el agua corría debajo nuestro. Y, para nuestra sorpresa, la comida no estuvo mal. Pedimos un Gözleme, un plato de carne y uno de pescado. Fueron rápidos y amables.
Al acabar de comer, comenzamos la ruta que va junto al río. Las iglesias se encuentran en lo alto, por lo que, de vez en cuando, tienes que subir escaleras que van a las iglesias rupestres, muchas de las cuales tenían unos frescos muy bonitos. Por el camino, verás mapas con la localización de las diferentes iglesias.
El paseo por el valle nos lo tomamos con calma y a la vuelta nos tomamos unos zumos en el jardín del té, una especie de cafetería a mitad de camino, cuyas mesas también están sobre el río.
Este valle nos resultó diferente a los demás, gracias a su verdor y al río que te acompaña todo el camino. Además, no vimos mucha gente, aunque nos cruzamos con algún grupo organizado.
En el camino de vuelta a Göreme, que duró alrededor de una hora, nos acompañó un cielo anaranjado precioso.
Día 4
Vuelo en globo
!Y volamos!, pero para no alargar más este post, te contamos cómo fue la experiencia en volar en globo en la Capadocia.
Aunque escribimos en plural, la actividad la realizó sólo uno de nosotros, el otro se quedó con la pequeña, puesto que, en general, no aceptan niños menores de 6 años.
Para que el otro pudiera disfrutar también de las vistas, realizamos una llamada con cámara durante una parte del viaje.
Y tras desayunar, salimos dirección Estambul, donde, a eso de las 7 de la tarde, teníamos que devolver el coche.
Sin embargo, aprovechamos para hacer un par de paradas todavía en la Capadocia
Gülşehir
La primera fue Gülşehir, donde visitamos un gran complejo de cuevas llamado Acik Saray o Palacio Abierto. Completamente solos, paseamos por él y entramos en sus diferentes cuevas. Aunque su interior no está tan bellamente decorado, presentan unas fachadas que nos impresionaron.
Tambiém entramos en la iglesia de San Juan, que destaca por su interior dividido en dos plantas. La superior guarda unos frescos maravillosos que te hacen estar un rato con la cabeza mirando hacia arriba.
No es un lugar muy visitado, pero nosotros coincidimos justo con un grupo.
Lago Tuz
Y nuestra última parada fue el lago Tuz, que está unas dos horas en coche al norte de Göreme y es el segundo lago salado más grande de Turquía. Así, destaca por su alta concentración de sal y por el precioso color rosa que puede llegar a tener.
Nosotros queríamos acceder al lago por un lugar donde se apreciara bien su color rosa y que no fuera muy turístico, pero aunque intentamos buscar información sobre los diferentes puntos de entrada y localizarlos sobre el mapa, no encontramos nada que nos convenciera. Suponemos que la mejor manera para encontrarlos es ir recorriendo el lago.
Como andábamos algo mal de tiempo, porque teníamos que entregar el coche de alquiler, decidimos entrar por el lado más turístico, que, además, nos pillaba de paso y estaba perfectamente indicado en la carretera.
Al llegar, aparcamos justo al lado de la gran tienda que hay que atravesar para acceder al lago. Enseguida se nos acercó un vendedor de productos que tenían como componente la sal del lago. Los dependientes están perfectamente preparados y te dan a probar alguna crema y te explican, en tu propio idioma, sus beneficios.
Una vez logramos pasar la barrera de los vendedores, llegamos al lago cubierto de sal, que no es nada profundo, vamos, nosotros prácticamente no vimos agua, por lo que nos quitamos los zapatos y estuvimos un rato caminando sobre la sal y mojándonos los pies en un charco que había.
Tras disfrutar del paisaje de colores rosáceos y anaranjados, salimos del lago y como no íbamos bien preparados, nos tuvimos que quitar la capa blanca de nuestros pies secos con los calcetines. Por eso, si vas a pasear sin zapatos por el lago, llévate una toalla.
Otra manera de llegar hasta aquí, es unirte a esta visita al lago Tüz, ciudad subterránea y caravanserai, que te permite disfrutar del atardecer en este lugar.
Y aquí terminaron nuestros días en la Capadocia, una región que nos enamor
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¡Que región tan impresionante! Una maravilla, no me extraña que os enamorara. Alucinantes esas cuevas y templos abiertos en la piedra, y esos frescos… ¡Fascinante!